PARADIGMA CONDUCTISTA A LA EDUCACIÓN
prechiochi2 de Diciembre de 2013
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UNIVERSIDAD DE CUAUTITLAN IZCALLI
MAESTRIA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
SEMINARIO DE PSICOLOGIA DE LA EDUCACIÓN
DOCTOR AROLDO DAMIÁN ROMERO
PROYECCIONES DE APLICACION DEL PARADIGMA CONDUCTISTA A LA EDUCACIÓN
MAESTRANTE: MAGALY ZAMORA ZAMORA
MATRICULA: 1410387
GRUPO I
20 DE NOVIEMBRE DE 2013
INTRODUCCIÓN
Dentro del ámbito educativo es importante retomar las implicaciones del paradigma psicopedagógico denominado conductista la cual tiene su origen en la metodología científica empirista ubicando una relación de este paradigma dentro del proceso educativo es decir como se aplica en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Dentro de los paradigmas psicoeducativos, el conductista es uno de los que cuentan con mayor tradición dentro de la disciplina. Está regulado básicamente por la hipótesis de extrapolación-traducción de acuerdo con los principios y leyes empíricas de la investigación básica del análisis experimental de la conducta. La problemática del paradigma es el estudio y descripción de los procesos conductuales observables. Su epistemología es de tipo empirista-positivista. Las explicaciones teóricas del conductismo están reducidas al esquema E-R, y se da especial énfasis a las contingencias ambientales externas para la determinación de las conductas del sujeto. Utiliza las leyes asociativas de Hume (XVIII) para dar cuenta de la incorporación de los conocimientos y el aprendizaje, así como al conductismo operante por Skinner.
Se retoman algunos de los principios descubiertos a través de los estudios realizados entre los hechos ambientales y conductuales son el principio de reforzamiento, principio de control de estímulos, principio de los programas de reforzamiento, principio de complejidad acumulativa. La metodología mediante la cual han desarrollado sus principios conductuales está fundamentada en el uso de la metodología experimental. Los conductistas consideran a la enseñanza como un arreglo simple de las contingencias de reforzamiento, y como son supuestamente eficientes en el arreglo, se puede enseñar cualquier tipo de conducta. El alumno es visto como un ser pasivo, aislado, cuya participación se encuentra demasiado restringida por programas estructurados a niveles elevados y controles ambientales-escolares complejos. El maestro a su vez se concibe como un ingeniero conductual que realiza arreglos contingenciales para incrementar conductas deseables y decrementar las indeseables. Una de las aportaciones del paradigma a la educación es la enseñanza programada, basada en el arreglo sistemático del entorno, el cual se apoya en la aplicación de los principios conductuales para lograr la conducta deseada. Finalmente la evaluación psicoeducativa que realizan los conductistas, se basa en el uso de instrumentos para medir objetivamente las conductas.
El paradigma conductista es de los paradigmas que se ha proyectado dentro de la psicología de la educación por ello se ha analizado su técnico-práctica. Este paradigma psicoeducativo está basado en la hipótesis de extrapolación-traducción. El paradigma conductual aplicado a la educación, se fundamenta en los principios de la investigación básica conductista. Dichos principios son extraídos y traspolados a las distintas situaciones educativas. Para caracterizar el paradigma conductista y sus aplicaciones educativas se retomaran los componentes las cuales proyectan en el campo educativo.
El conductismo desde sus antecedentes de la Psicología con Pavlov y Thorndike, fueron tomados por los conductistas como base para su trabajo teórico-metodológico, la propuesta de Watson se diversificó, con el cual se contó por esos años de un numeroso grupo de escuelas disímbolas entre sí, algunos años después creció el movimiento neoconductista con cuatro derivaciones que disputaban la supremacía académica. Estos cuatro nuevos planteamientos fueron el conductismo asociacionista de E. Guthrie, el conductismo metodológico de
C. L Hull, el conductismo intencional de E. L. Tolman y finalmente el conductismo operante de B. F. Skinner.
La propuesta skinneriana, también llamada análisis experimental de la conducta (AEC), se ha caracterizado por hacer una feroz defensa de los aspectos más relevantes de la corriente conductista (el antimentalismo y el ambientalismo extremo). Según el autor estadounidense, la conducta de los organismos puede ser explicada mediante las contingencias ambientales, sin tomar en cuenta toda posibilidad causal-explicativa a los procesos internos de naturaleza mental.
La corriente skinneriana, es el conductismo por antonomasia. Una variante del AEC lo constituye el Análisis Conductual Aplicado (ACA), el cual se refiere a las aplicaciones de las leyes y principios encontrados en la investigación básica con organismos infrahumanos en escenarios reales (Baer, Woolf y Risley, 1974). Dentro de ellos, el campo de la educación ha sido uno de los preferidos por los conductistas, donde sin lugar a dudas se han realizado un sin número de trabajos de intervención.
Al estudiar a la conducta de los organismos, debemos aseguramos de definirlas en términos observables, medibles y cuantificables. El estudio de la conducta ha de realizarse por métodos experimentales y los fines del trabajo "teórico" y de investigación son el descubrir los principios y leyes, por los cuales el ambiente controla el comportamiento de los organismos (Reynolds, 1977).
De la corriente empirista, el conductismo ha heredado tres de sus características definitorias: el ambientalismo, el asociacionismo y el anticonstructivismo.
En el esquema del condicionamiento operante,* las conductas que más interesan son las llamadas operantes o instrumentales, las cuales no son evocadas en forma automática por los estímulos antecedentes sino que tienen la facultad de ocurrir en forma deliberada. Los estímulos antecedentes a las conductas operantes son denominados estímulos discriminativos (ED), mientras que los estímulos consecuentes a dichas conductas son denominados estímulos reforzadores (ER). De manera especial, a los conductistas skinnerianos les interesa el estudio detallado de las contingencias de reforzamiento, esto es, la ocasión donde se da la respuesta (ED), la ocurrencia de las conductas operantes y sus relaciones funcionales con los estímulos consecuentes o reforzadores (ER).
Para los principios de reforzamiento se analiza si, una conducta incrementa su frecuencia de ocurrencia, si está influenciada por las consecuencias positivas que produce. Si la aparición de un estímulo consecuente fortalece la ocurrencia de una respuesta, le denominamos reforzador. Los reforzadores pueden ser de dos tipos: positivos (ER+) o negativos (ER-), empero, ambos tienen la facultad de incrementar la ocurrencia de las conductas que anteceden. El reforzamiento positivo es generalmente "placentero" (por ejemplo un halago, buenas calificaciones, dinero, etc.) y produce una alta probabilidad de que la conducta vuelva a ocurrir. Mientras que el reforzamiento negativo, es algo aversivo o "desagradable", y la conducta se incrementa ante su presencia, porque lo suprime.
Otro procedimiento en relación con el no-reforzamiento es la denominada extinción, el cual consiste en dejar de presentar el estímulo reforzante positivo, y por tanto producirá que la conducta disminuya en su ocurrencia. Por último un principio parcialmente asociado al anterior es el castigo, tanto produce que la conducta disminuya en su frecuencia de ocurrir; dicho principio consiste en la presencia de un estímulo aversivo posterior a una conducta.
Según Reynolds, el Principio de control de estímulos se establece cuando cada reforzamiento, además de incrementar la ocurrencia de una operante a la cual sigue, también contribuye a que ésta esté bajo el control de estímulos presentes cuando la operante es reforzada. Por tanto, estos estímulos llamados discriminativos (ED), pueden alcanzar a controlar la conducta toda vez que se cumplan las condiciones antes mencionadas. De hecho, lo que el sujeto hace cuando se deja guiar por un ED para emitir sus conductas es discriminar a dicho estímulo de entre otros similares y diferentes. Un ejemplo de control de estímulos sería cuando se utilizan ciertos señalamientos y no otros por parte del maestro, para que los alumnos realicen ciertas conductas como jugar, estudiar, etcétera.
Un programa de reforzamiento puede definirse como el arreglo determinado en que son proporcionados los estímulos reforzadores a las conductas de los organismos. Cuando se refuerzan todas las conductas operantes emitidas
Según e principio de complejidad acumulativa este principio, todas las conductas complejas son producto del encadenamiento acumulativo de una serie de respuestas. Las conductas complejas, como leer, escribir, hablar, etc., se supone están sujetas al mismo proceso de aprendizaje de encadenamiento de respuestas. De estos principios conductuales, y de otros que nos resulta difícil exponer aquí por razones de espacio, se ha derivado una multiplicidad de procedimientos y técnicas conductuales, las cuales han sido utilizadas en forma extensiva, para enseñar, mantener, incrementar, controlar y decrementar conductas
Debemos considerar que el conductismo aplicado a la educación ha conformado una fuerte tradición dentro de la psicología educativa, desde los primeros escritos de Skinner. De acuerdo con este enfoque el proceso instruccional consiste básicamente en el arreglo adecuado de las contingencias de reforzamiento, con el fin de promover en
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