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PROBLEMAS DE INDISCIPLINA Y FALTA DE CONVIVENCIA MÁS FRECUENTES EN EL AULA

miriamfernandezd23 de Octubre de 2012

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1.- DESCRIPCIÓN DE PROBLEMAS DE INDISCIPLINA Y FALTA DE CONVIVENCIA MÁS FRECUENTES EN EL AULA

La disciplina en la clase se puede definir como el conjunto de actitudes desarrolladas por el profesor, dirigidas a conseguir que el alumno esté ocupado y trabajando en las tareas instruccionales y a minimizar los comportamientos disruptivos en el grupo. En fin, es el conjunto de actividades planificadas y destinadas a conseguir la disciplina en el aula.

El objetivo de la disciplina no consiste en que el profesor imponga su autoridad sobre los alumnos sino en facilitar la evolución hacia una situación en la que el ejercicio efectivo de ese control, que lleva implícito toda gestión, vaya haciéndose cada vez menos necesario. A medida que los alumnos vayan dándose cuenta de la necesidad de estructurar sus conductas personales y someterlas a ciertas restricciones, van mejorando sus posibilidades de integrar esos principios y restricciones en sus propias vidas.

La disciplina es útil para controlar los problemas de conductas de los alumnos que interfieren o dificultan la actividad normal del profesor en el aula. También es un instrumento eficaz para lograr que el alumno sea capaz de controlar su propia conducta, desarrollar el sentido de autocontrol, incrementar su autoestima, promoviendo de esta manera, su sentimiento de seguridad personal.

Los problemas de indisciplina y falta de convivencia más frecuentes en contextos escolares pueden ir dirigidos hacia alumnos, profesores o propiedades. Estos actos tienen lugar en las instalaciones escolares (aulas, patios, lavabos, etc.), en los alrededores del centro y en las actividades extraescolares.

Los problemas de indisciplina más graves son el maltrato físico, el psicológico y el abuso sexual que se definen como:

- Maltrato físico: uso de la violencia, propositiva, repetitiva y cuya finalidad es causar dolor físico.

- Maltrato psicológico: es más sutil pero no menos doloroso, su característica principal es provocar malestar emocional, a través de la humillación y degradación a otra persona produciéndole sentimientos de desesperanza, inseguridad, y pobre autoestima, esta se manifiesta por insultos o apodos.

- Abuso sexual: se produce cuando el maltratador fuerza a la víctima a mantener relaciones sexuales o le obliga a realizar conductas sexuales en contra de su voluntad. O bien abusa de su estado de conciencia.

De estos tres problemas el que se produce con menos frecuencia, sólo en ocasiones puntuales es el abuso sexual, mientras que el maltrato físico y sobre todo el psicológico se producen cada vez con más frecuencia.

El acoso escolar o bullying, se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros, es decir, cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.

Es una palabra que desgraciadamente está de moda debido a los innúmeros casos de persecución y de agresiones que se están detectando en las escuelas y colegios, y que están llevando a muchos escolares a vivir situaciones verdaderamente aterradoras.

El que ejerce el bullying lo hace para imponer su poder sobre el otro, a través de constantes amenazas, insultos, agresiones, vejaciones, etc., y así tenerlo bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años. La víctima sufre callada en la mayoría de los casos generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas. El maltrato intimidatorio le hará sentir dolor, angustia, miedo, a tal punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras como el suicidio.

Otros problemas que alteran el ritmo normal de la vida escolar son los derivados de la llamada disrupción, o sea problemas de convivencia entre profesores y alumnos, normalmente en el ámbito del aula.

Los comportamientos que agrupamos bajo la denominación de disrupción no son propiamente violentos, ni tan siquiera agresivos. Se trata de conductas aisladas y al mismo tiempo muy persistentes, que manifiestan consistentemente algunos alumnos en el aula, en ocasiones una mayoría, y que, en su conjunto, podrían calificarse de boicot permanente al trabajo del profesor, al desarrollo de la actividad del aula, y al trabajo de los demás alumnos: faltas de puntualidad, cuchicheos, risas, provocaciones constantes al profesor, comentarios hirientes en voz alta acerca del profesor, de un compañero o de la propia tarea, insultos, pequeñas peleas y robos, y en definitiva desafíos de todo tipo a las normas de convivencia dentro del aula. Dicho en breve, la disrupción agrupa lo que en lenguaje escolar suele entenderse por disciplina en el aula. Por poco frecuente y grave que sea, la disrupción distorsiona el flujo normal de las tareas que se desarrollan en el aula y fuerza al profesor a invertir buena parte del tiempo de enseñanza en hacerle frente.

La causa de las actitudes conflictivas o violentas se deben a múltiples factores:

- Características individuales del alumno que se clasifican en que podemos clasificar en: causas afectivas (inseguridad, falta de cariño, rechazo...), causas de adaptación (dificultad de integración en el grupo clase, aislamiento, agresividad, no aceptar los valores educativos, marginación...) y causas académicas (dificultades de aprendizaje, rendimiento bajo, fracaso escolar continuado...).

- Comportamiento del profesor: aspectos que pueden generarlas:

o Vulnerabilidad psicológica: Algunos profesores por su estructura de personalidad son incapaces de enfrentarse a las situaciones conflictivas desarrollando niveles de ansiedad elevados que conlleva sentimientos de inseguridad y falta de control de sus emociones negativas (nerviosismo, miedo, agresividad, etc.) y de esta forma se enturbian y dificultan las relaciones con sus alumnos.

o Modelo de liderazgo: Los profesores autoritarios establecen reglas y normas de forma impositiva y no están dispuestos a la negociación o explicación sobre su necesidad; los profesores liberales no establecen normas, actúan de forma permisiva y carecen de control del grupo y los profesores democráticos establecen las normas a través de la negociación, se basan en la explicación de su necesidad y en el diálogo, logrando de esta forma una mayor implicación personal de los alumnos en su cumplimiento.

- Características de la institución escolar: La propia institución escolar puede ser responsable de generar niveles altos de ansiedad en los alumnos y actitudes de rechazo ante cualquier normativa disciplinaria como sería en caso de implantar normas inadecuadas o incoherentes, falta de coordinación entre los profesores del centro en temas referentes a la disciplina, infracciones de los propios docentes en el ejercicio de su actividad (retrasos, absentismo, falta de interés o dedicación, etc.) o sistemas de evaluación inadecuados. Sin olvidar la carencia de recursos humanos (profesores de apoyo, psicopedagogos, etc) y/o recursos materiales (falta de espacio o mala distribución del mismo, falta de material, etc.), además de la insuficiente comunicación entre la familia y la escuela.

- Factores extraescolares o sociales:

En muchos casos las causas de los conflictos se deben a factores sociales externos al propio ámbito escolar como la situación socioeconómica familiar, las condiciones del barrio, los grupos de amigos (pandillas adolescentes), los medios de comunicación, marginación, droga, etc.

La importancia que genera los distintos problemas de indisciplina que sufren los estudiantes y el fenómeno bullying, no permite darnos cuenta de las agresiones sufridas por los profesores en los centros educativos, que aunque son más infrecuentes son igual de importantes. Lo cierto es que, aunque las agresiones verbales sean las manifestaciones más comunes del acoso ejercido contra los docentes, la incidencia de las mismas sobre la salud no puede menospreciarse, en la actualidad, el síndrome del profesor quemado, empieza a convertirse en un problema muy preocupante.

Varios son los factores que influyen en este síndrome de desgaste del profesorado pero sin duda una variable nada despreciable es el tener que padecer, en ocasiones, burlas continúas de los alumnos en un contexto de pérdida de respeto y autoridad. Es probable que no exista un temor real de sufrir una agresión física, pero los insultos, amenazas y pérdida de respeto hacia ellos, les afectan emocional y psicológicamente pudiendo provocar cuadro de ansiedad, estrés, fatiga y una gran frustración que puede conllevar al padecimiento de una depresión.

La indisciplina, la falta de interés por aprender y el acoso hacia los maestros por parte de alumnos y padres, conduce al aumento de las bajas por depresión y las jubilaciones anticipadas, provocando que el ser profesor deje de ser una profesión idílica para convertirse en una de las carreras con más carga de presión y estrés.

La fascinación que concibe la violencia en nuestra sociedad se ceba, últimamente, en los episodios relacionados con la violencia escolar y el maltrato entre compañeros; se trata de un fenómeno nada despreciable y que, sin duda alguna, merece una intervención clara y contundente. Sin embargo, no todos los males de la escuela pueden atribuirse a este tipo de relación injusta entre alumnos, ni la violencia ha de servir de tapadera a otros problemas igualmente preocupantes: desmotivación de alumnos y profesores; debilidad educativa de la familia; disolución de la autoridad de los adultos en general y del profesorado en particular; falta de conciliación

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