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PSICODIAGNOSTICO


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2013  •  4.906 Palabras (20 Páginas)  •  222 Visitas

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EL DIAGNOSTICO DINAMICO Y LA DINAMICA DEL DIAGNOSTICO

Lo que viene entendiéndose como diagnóstico dinámico, puede considerarse como un saber aislado, cuando quien lo elabora limita su interés a las dimensiones que el calificativo supone o integrado en una actitud diagnóstica más amplia como pretende ser la del médico que busca conocer la enfermedad individualizada en todos los niveles del hombre que la padece. En nuestra opinión, el ideal diagnóstico es un conocimiento ambicioso acerca de la realidad del paciente en el momento del encuentro médico-enfermo y a lo largo de la relación que le sigue, alcanzado desde la realidad del médico. Si por diagnóstico médico entendemos el que hace el médico, sería ingenuo pretender que en él, como acción, y como efecto o resultado, el contenido, que es un complejo juicio, se refiriese únicamente a la realidad del paciente con y en su enfermedad, pues ello supondría una negación de elementos procedentes de la realidad del médico. Una orientación estructuralista de la realidad del enfermo (que es lo que con el diagnóstico se pretende conocer), al servicio de la enfermedad como estado, buscaría la experiencia (de la enfermedad) inmediata en la conciencia (del enfermo). Si fuera fenomenológica, se preocuparía por el conocimiento de lo que la enfermedad es, pero si se adopta una actitud existencial lo que atrae al conocedor es que la enfermedad es como una forma de existir del ser-ahí, con lo que lo afable se hace inefable.

Independientemente de que el diagnóstico dinámico sea el único, o se encuentre integrado con otros diagnósticos parciales, su meta es la misma: el conocimiento de los aspectos psicodinámicos de la realidad del paciente. El limitado conocimiento que tenemos de su extensión es uno de los determinantes de la variedad de dimensiones con las que se propone y propugna por quienes han tratado de esquematizarlo. No parece cuestión fundamental en este trabajo, dada su finalidad, el establecimiento de un modelo o la defensa de alguno de los existentes, pero sí es conveniente lo que en nuestro que hacer diagnóstico intentamos conocer, que es, de acuerdo con lo expuesto en otro lugar (16):

• 1) El equilibrio entre las funciones psíquicas conscientes y los factores inconscientes de la personalidad orientados hacia el conocimiento de la personalidad total, sus conflictos y posibilidades de adaptación.

• 2) Lo peculiar de las relaciones objétales.

• 3) El desarrollo de las funciones del yo y grado de vulnerabilidad yoica.

• 4) El tipo caracterial.

• 5) La frecuencia y cualidad de las conductas regresivas.

• 6) Los tipos y la frecuencia de los mecanismos de defensa del yo contra la angustia.

• 7) Las defensas frente a la enfermedad y médico.

Si de lo dinámico hacemos criterio, nuestra intención siguiente es aplicarlo en tres apartados, el de la enfermedad, el del enfermo y el de la relación médico-enfermo; tras apartados interdependientes que se relacionan con aspectos diferentes de la realidad: la realidad conceptual, la realidad física en un momento de su evolución y la realidad social.

Por otro lado, pensando ahora en el diagnóstico nosológico y partiendo de su fidelidad al positivismo, surge el siguiente planteamiento: cuando expresamos, tras haberlo elaborado, un diagnóstico concreto, debemos aspirar a que guarde una relación perfecta de designación (de acuerdo con las ideas de BUNGE, 2) con la enfermedad que es un concepto, y ambos, diagnóstico y enfermedad, de referencia con el problema que se da en la realidad bio-psico-personal y social que es el enfermo, que es observado, y de la que en la observación se recogen datos empíricos que serán el punto de partida de la construcción judicativa científica. Cuando lo que se pretende alcanzar es el diagnóstico dinámico, de la realidad mencionada sólo interesa lo psíquico, o, si se prefiere, lo psicológico, con algunas ramificaciones en lo personal y en lo social y delimitado según la personal aceptación por parte del observador, de una doctrina psicodinámica determinada. Diagnóstico, enfermedad diagnosticada y problema en y del enfermo, pertenecen a tres planos o niveles distintos y de diferente ubicación en el tiempo y espacio reales y virtuales: el diagnóstico, el lingüístico, que una vez expresado en la comunicación es común a paciente y médico; la enfermedad, al conceptual y al médico por considerarse en él la nosología y la patología como conjuntos de saber (conceptos, proposiciones y teorías); el problema designado, al nivel físico del enfermo (entendido como complejo de cosas, hechos, propiedades, conexiones, etc.)

Veamos ahora, según modelos harto diferentes, una aproximación a la dinámica del diagnóstico, entendido éste como conocimiento del problema que se da en el nivel físico del paciente.

Si se sigue el racionalismo cartesiano, el enfermo, en su existencia independiente, posee propiedades inmanentes que constituyen la base del perceptum que en el médico determinan una impronta y, consecuentemente, una conciencia del enfermo. Enfermo y diagnóstico pertenecen a dos espacios distintos y separados (res extensa y res cogitans) y, por lo tanto, hay entre ellos solución de continuidad.

Al aplicar al conocimiento que es el diagnóstico el idealismo trascendental, podríamos decir que sí comprende lo procedente de los objetos (enfermo), pero ordenado en un espacio y en un tiempo que no se hallan en el mundo objetivo (res extensa, nivel físico, problema del enfermo), sino que constituyen un a priori dado, independiente de la experiencia, inherente a la mente del médico (10), en la que además del espacio y del tiempo, hay otras categorías como la causalidad, la modalidad, la cantidad, la cualidad, etc. El diagnóstico que hace el médico será, pues, no información sobre la realidad de los problemas del enfermo, sino sobre su apariencia percibida a través del funcionamiento de nuestra mente y modelada según nuestros elementos cognoscitivos.

¿Cuáles son los elementos cognoscitivos? En dos obras fundamentales, FREUD (6 y 7) nos proporciona material que nos permite acercarnos a ellos. Cuando el médico, que se encuentra en ese estado de reposo que es equilibrio inestable, es estimulado por el enfermo, pasa a encontrarse en una situación de tensión para la que busca una salida que le lleve de nuevo a la situación anterior. El problema planteado por el enfermo es, en el fondo, una tensión semejante a la que se ocasiona en el médico (principios de la energía y de la constancia) y que en éste tiende a calmarse mediante la actividad diagnóstica.

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