Psicología del desarrollo y del aprendizaje
EnneasApuntes19 de Agosto de 2021
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Psicología del desarrollo y del aprendizaje
CONSTITUCION SUBJETIVA- NARCISISMO
El COMPLEJO DE EDIPO COMO MOVIMIENTO PSIQUICO ESTRUCTURANTE
ORGANIXZACION SEXUAL INFANTIL
BOWLBY: DE LAS RELACIONES TEMPRANAS A LAS RELACIONES INTERPERSONALES. LA TEORIA DEL APEGO.
Buenos días, en la clase anterior nos familiarizamos con los conceptos básicos de la teoría psicoanalítica. Los mismos nos servirán de base para empezar a recorrer algunas cuestiones más abstractas aun, que suceden a nivel de lo simbólico y que tienen como finalidad que podamos comprender el proceso que atraviesa una persona desde su nacimiento para constituirse en sujeto.
Constitución de un sujeto
Freud hará énfasis en lo complejo e impredecible que resulta el proceso de constitución de un “sujeto”.
Como el planteo del problema lo indica, el sujeto no será alguien que viene dado, sino que deberá constituirse en tal.
El recién nacido deberá atravesar un difícil proceso psíquico por el cual se transformará en sujeto y su organismo en un cuerpo.
En 1895 Freud afirmaba con relación al niño recién nacido que, frente a la tensión, el cuerpo tiende a la descarga. Se trata, decía, de “una urgencia que se libera hacia la vertiente de la movilidad” (Freud, 1895). En este intento de liberarse de la tensión, la primera vía que es recorrida es la que conduce a la alteración interna.
Para intentar echar luz a este asunto les voy a dar un ejemplo: cuando él bebe nace experimenta una tensión interna, una sensación de malestar que se relaciona con la necesidad de alimentarse. La respuesta a estos estímulos es el grito. El llanto.
Pero el llanto no lo calmara, ni eliminara la necesidad, los estímulos endógenos persisten (la señal de hambre) y la tensión se reestablece.
La tensión solo se eliminará, sostenía Freud, por medio de una intervención que suspenda transitoriamente el disparo de estímulos desde el interior del cuerpo y, una intervención de esta índole requiere una alteración en el mundo exterior, por ejemplo, el aporte de alimento.
Esta acción, llamada acción específica, en un principio no puede realizarla el mismo niño necesita indefectiblemente de otro, nacemos sumamente dependientes de la asistencia del otro. Siguiendo con el ejemplo anterior el niño lograra a través del llanto llamar la atención del otro. Naturalmente que este llamado de atención no es intencional por parte del niño sino una asignación de sentido por parte del adulto.
El bebe grita en un intento de hacer desaparecer la tensión y el adulto “interpreta”,
“significa” lo que al niño le pasa: la tensión se transforma en “el bebé tiene hambre”, tras lo cual ese adulto (en general la madre), ofrece su pecho, o la mamadera.
Una vez que el individuo asistente (quien realiza la función de maternaje) ha realizado la acción específica en el mundo exterior (ofrecer el pecho-mamadera), el niño, por medio de dispositivos reflejos (la succión, por ejemplo) puede cumplir sin dilación la función que en el interior de su cuerpo es necesaria para eliminar el estímulo endógeno.
Todo este proceso por el cual la tensión se ha descargado, representa una vivencia de satisfacción y posee importantes implicancias en la constitución del sujeto. Será esta nuestra primera experiencia de satisfacción sexual.
En primer lugar, se instaura una huella mnémica, es decir un recuerdo, ligado a la percepción del objeto que satisface su necesidad.
Esta huella se graba en el territorio de lo inconsciente y desde allí nos enviara señales. ¿Recuerdan?
De este modo, ante el recuerdo, por ejemplo, el pecho de la madre, aparecería el recuerdo, de las sensaciones que se asociaron a esa percepción en aquel momento.
Tenemos entonces: hambre (estímulo interno) -------grito ------acción específica ------
acto reflejo -------experiencia de satisfacción.
La vivencia de satisfacción conduce a una ‘facilitación’ entre las dos imágenes mnémicas -la del objeto deseado (pecho) y la del movimiento reflejo (succión)-y el estado de tensión.
Por esa ‘facilitación’, cuando surge el estado de urgencia, se activan también los dos recuerdos. Cuando reaparece la tensión, el registro de las vivencias de satisfacción pone en marcha el deseo pues pone al bebé en la búsqueda de aquello que le da placer. Este proceso, tiene importantes implicancias en la constitución subjetiva pues pone en marcha el deseo (búsqueda de la experiencia de satisfacción).
Todo este proceso, además de poner en marcha el deseo instaura en el individuo una posibilidad de comunicación, la necesidad (de alimento) se transforma en demanda (de satisfacción), el organismo se hace cuerpo por la intervención de la madre. Por eso decimos que los bebés no existen, sino que deben constituirse.
Es la madre entonces quien le otorga un sentido, significa, lo inespecífico del grito, de la urgencia, de la necesidad y le da un significado al grito, desde su propia historia, es decir, acude a satisfacer la necesidad, aporta el objeto específico que cancela la tensión, desde su propia interpretación. La madre lee ese llanto. Le pone palabras, y es así como introduce al niño en el campo del lenguaje.
La madre se convierte en todo poderosa en el sentido de que provee la satisfacción a las necesidades del niño, pero aportando un plus más allá de la satisfacción de las necesidades propiamente dichas más allá del organismo. Lo acuna, le habla, lo acaricia.
Desearía que quedara claro que aquí se instala otra cuestión y es la diferencia entre la necesidad y el deseo. El niño se alimenta por necesidad, pero es allí apoyado en la necesidad de la alimentación que descubrirá un Plus de placer, algo de otro orden. Del orden del deseo.
Ese plus se inscribirá como ya dijimos anteriormente como nuestra primera experiencia de satisfacción sexual. El niño acude al otro por necesidad, necesita del otro para sobrevivir, y en ese encuentro aparece un plus, un plus de placer. No es extraño observar como el niño sigue “chupeteando” a pesar de haber saciado su necesidad de hambre.
Freud afirma que toda búsqueda de placer estará ligada al deseo de reencontrar esa satisfacción originaria por siempre perdida. Esa primera experiencia de satisfacción sexual en el encuentro con el pecho materno que nunca más recuperaremos. El deseo es el movimiento que reanima la rememoración de una satisfacción ilusoria, por lo tanto, estará siempre insatisfecho.
De este modo algo que empezó siendo puramente biológico, en el que se satisface la necesidad de alimentación será también un encuentro simbólico, dará comienzo a la comunicación del niño con la madre (o cuidador), es decir, escuchando un pedido allí donde hay sólo grito, la madre con su respuesta da significación a lo que le sucede al bebe, demanda que es siempre demanda de amor.
La demanda es entonces, algo más que una necesidad. Es el organismo el que necesita y la madre transforma la necesidad en demanda haciendo cuerpo de ese organismo.
El sujeto se constituye a partir de la palabra de esa madre. A través del deseo de ella.
Podemos inferir a esta altura la importancia de la función del otro en la constitución de un sujeto.
El bebe en este encuentro se encuentra con su madre y con el deseo de esta, y ese grito, ese llanto se significa y se conjuga en una doble demanda: la del niño y la de la madre.
De este modo el deseo del niño se constituye desde el deseo de la madre y, por lo tanto, es algo que lo precede, es anterior a él. Ese niño viene a ocupar un lugar creado por otros, creado a partir del deseo de otros. Otros pensaron un nombre para él , desearon un color para su cuarto , unos padrinos, un jardín de infantes , inclusive muchas veces todo esto esta deseado desde antes de su existencia. Por eso es que diremos que el deseo del otro antecede al sujeto.
Es absolutamente necesario que ese deseo lo anteceda, es necesario que exista antes de su existencia para que pueda ser ocupado por ese niño que llega.
Todo este primer tiempo el bebe y la mama no están discriminados, ambos se viven como una extensión del otro. La constitución del sujeto implica pensar diferentes movimientos por los que debe pasar ese bebe, que lo llevarán a desprenderse de la madre y constituir una estructura singular que le permita ubicarse en el mundo en tanto sujeto independiente, discriminado. En estos movimientos es importante la función de los otros.
Es fundamental hacer una aclaración a tiempo. Cuando hablamos de “otro”, de función materna, función paterna, no hablamos de personas puntuales, biológicas, sino de la función que cumple.
En el proceso de constitución subjetiva son fundamentales la función materna que consiste en sostener al pequeño, física y amorosamente y la función paterna que consiste en sostener y cuidar la diada madre-hijo.
La madre será el primer espejo donde el bebé se mira y se identifica con eso que ve, es a partir del cuerpo de la madre que podrá unificarse. La madre lo contiene, lo acuna, lo acaricia, otorgándole seguridad, respondiendo a sus necesidades, marcando los límites de su cuerpito, garantizando su vida. Siendo hasta acá uno solo, la díada, la célula narcisista.
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