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Sujeto Del Aprendizaje

anacmaza10 de Mayo de 2015

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INSTITUTO DE FORMACIÓN DOCENTE

N° 6001

“GENERAL MANUEL BELGRANO”

CARRERA DE PROFESORADO DE TECNOLOGÍA

MATERIA: SUJETO DEL APRENDIZAJE

PROFESORA: CAROLINA MAZA

ALUMNOS:

PEREZ SERGIO

PUCA PABLO

“EL SUJETO DEL DESEO. RELACIONES SOCIALES EN LA ADOLESCENCIA: COMPAÑERISMO, AMISTAD Y SEXUALIDAD”

AÑO: 2014

INTRODUCCIÓN

Vivimos en una sociedad tecnológica, industrial y de la información, en la que priman los intereses mercantiles y la escasa transmisión de valores éticos, morales y humanísticos. Teniendo en cuenta que en la adolescencia son características la rebeldía y la escasa percepción del riesgo, la familia se enfrenta a serias preocupaciones ante la conducta de algunos adolescentes que hacen un uso inadecuado de su tiempo libre, o caen en conductas de riesgo respecto a sustancias tóxicas o en la sexualidad.

La relación entre los jóvenes esfundamental para la socialización y desarrollo normal, aunque, en ocasiones, practican la violencia sobre algún compañero, o en grupo, o inducen a conductas de riesgo. La familia es la entidad idónea para transmitir factores protectores en colaboración con los docentes y deberá ejercer una autoridad afectiva, compartida y responsable.

En este trabajo se trataran los temas relacionados con el adolescente tanto en sus relaciones sociales como en el desarrollo de su sexualidad.

Para ello explicaremos que los autores estudiaron sobre estos temas.

MARCO TEÓRICO.

La adolescencia tiempo de cambios

La adolescencia es principalmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, es un período de transición que tiene características peculiares. Se llama adolescencia, porque sus protagonistas son jóvenes que aún no son adultos pero que ya no son niños. Es una etapa de descubrimiento de la propia identidad (identidad psicológica, identidad sexual...) así como la de autonomía individual.

En el aspecto emocional, la llegada de la adolescencia significa la eclosión de la capacidad afectiva para sentir y desarrollar emociones que se identifican o tiene relación con el amor. El adolescente puede hacer uso de su autonomía y comenzar a elegir a sus amigos y a las personas que va a querer. Hasta entonces no ha escogido a sus seres queridos. Al nacer conoció a sus padres y tal vez a algunos hermanos y el resto de sus familiares. Después, de alguna manera, sus padres fueron eligiendo sus compañeros de clase y amigos. Pero al llegar a la adolescencia, puede hacer uso de cierta capacidad de elección para poner en marcha uno de los mecanismos más significativos de esta etapa. Llevando implícita la capacidad para discriminar sus afectos: querer de diferente manera a cada persona que le rodea y personalizar sus afectos. Esto debido a la llegada del pensamiento abstracto que le permite desarrollar su capacidad para relativizar. La discriminación de afectos, a través del establecimiento de diferencias en el tipo y la profundidad de sentimientos, le permite la personalización de sus afectos. El adolescente está en un camino medio entre la edad adulta y la infancia, en lo que hace referencia a la vivencia de sus emociones, estando presente una mezcla singular de sus comportamientos. Todavía tiene una forma de manifestar sus deseos mediante una emotividad exacerbada o con la espontaneidad propia de la infancia, pero ya empieza a actuar de una manera sutil en las interacciones, o con una cierta represión relativa de sus emociones, tal como hace el adulto.

Pero, ¿En que se “apoya” durante este proceso?

Según la autora Huljich Elsa, el adolescente se apoya en el grupo de pares y en figuras de adultos que se “presenten” como adultos.

El grupo de pares cumple con este periodo una importante función de sostén, de contención. Como una estructura intermedia e intermediaria entre la estructura familiar y la manoestructura social, “ofrece” una pertenencia mientras no sienten pertenecientes acabadamente a ninguna de las otras dos.

El primer grupo al que se pertenece es la familia. Luego, llega el colegio, donde los niños conocen a nuevos compañeros y adultos. Ya en la adolescencia, la referencia de la familia se debilita, al mismo tiempo que los jóvenes intercambian experiencias e interaccionan socialmente en multitud de espacios. A continuación detallamos cómo se desarrolla este cambio.

La emancipación respecto a la familia es lo más característico de la nueva situación social que vive una persona en su etapa adolescente. Sin embargo, esto no quiere decir que durante esa época los padres dejen de influir en él o ella ni que la autoridad de sus iguales sea más fuerte que la de los progenitores. Se trata de un proceso de adquisición de autonomía personal, que debe abordarse desde tres ángulos distintos:

1.- El adolescente desarrolla una nueva comprensión de sí mismo. Adopta una nueva perspectiva de su persona, además de cambiar su relación con los demás.

Esto incide en los siguientes aspectos:

• Independencia: Tiene que ver con la toma de decisiones personales y la capacidad de actuar con pensamiento y criterio propios. En el proceso, aprenderá a resolver sus problemas sin intervención externa. Aumentan sus capacidades cognitivas e intuitivas y empieza a enfrentarse a nuevas responsabilidades y a disfrutar la independencia de pensamiento y acción.

• Identidad: Es la percepción que tiene de sí mismo. Durante la adolescencia, debe lograr un sentido de identidad y solidez personal. Cuando aparecen dificultades para definir sus conflictos acerca de su personalidad, independencia o sexualidad, el adolescente ve frustrado el desarrollo de su identidad o del concepto de sí mismo.

• Autoestima: Son los sentimientos que una persona tiene hacia sí misma. Es frecuente que los adolescentes vean mermada su autoestima al mismo tiempo que tienen lugar los cambios físicos y que surgen pensamientos y reflexiones sobre cuestiones que les empiezan a preocupar.

• Comportamiento: Los adolescentes pueden pasar por etapas de incomodidad por su apariencia. También experimentan dificultades en lo referente a la movilidad y a la coordinación física a causa de los cambios físicos que experimenta el cuerpo.

• Seguridad: La fuerza y la agilidad se desarrollan en los adolescentes antes de que adquieran las destrezas para tomar decisiones acertadas. Esto les puede empujar a intentar actos que implican riesgo: conducción, ciertos deportes, consumo de sustancias adictivas, etc.

2.- El adolescente cambia su manera de relacionarse con la familia.

A medida que el adolescente se convierte en un adulto joven e independiente, se irá emancipando de su familia. Los padres no deben preocuparse si los jóvenes demuestran necesidad de separarse y establecer su propia identidad. En concreto, la relación con la madre tiende a cambiar más que la que mantienen con el padre. A pesar de esto, con el paso del tiempo, los adolescentes buscan el consejo de la figura adulta de su mismo sexo. Cuando consigan la emancipación psíquica, pueden sentir nostalgia de la protección de sus padres.

3.- El adolescente desarrolla nuevas relaciones con el grupo de iguales.

En la infancia, la amistad se basaba en las actividades comunes. En la adolescencia, esto se amplía y también se incluyen las actitudes, los valores, la lealtad y la intimidad en el sustento de la amistad, además de un mismo nivel de compromiso en relación a los intereses académicos y educativos. Sin embargo, las amistades de los chicos adolescentes no suelen ser tan íntimas como las de las chicas, ya que desarrollan la intimidad interpersonal más despacio y más tarde. Además, hay que tener en cuenta que en la adolescencia tienen lugar los primeros enamoramientos, que tanto ellos como ellas suelen magnificar debido a que no tienen pasado afectivo y no pueden relativizar sus propias vivencias.

Las identificaciones con el grupo posibilitan un “nosotros” que permite oponerse al “nosotros” familiar en los primeros intentos de diferenciación y elaboración de la salida de este último territorio. Oposición que por proyección se extenderá hacia otros “nosotros” institucionales cuyas “cabezas” son adultas (al modo de los padres).

En el interior del grupo, protegido por él para oponerse, podrá poner a jugar sus ideas, sus afectos y sentimientos, hasta crear una cultura con sus propias normas y códigos.

En cuanto al papel de los adultos como posibles apoyos, podríamos decir con palabras que los chicos, necesitan que “estén” pero que “no se metan”. ¿Qué quieren decir con esto? Que necesitan de la presencia que muestra lo que es un adulto, que necesitan de la oferta de protección y ayuda, así como la demanda de “crecer”. Pero, al mismo tiempo, que le dejen su espacio, que le respeten los modos de construir/se, que soporten el ser cuestionados, que no se coloquen en la omnipotencia del que todo los sabe mejor, que no les exijan confidencias intimas en un momento en que están tratando de construir esa intimidad.

Encontrar su propio lugar, exige, de alguna manera. Renunciar a ser únicamente el “hijo de…”, renunciar a la protección incondicional, aceptar la debilidad y el envejecimiento de los padres, y reconocerse como deseoso y capaz de la autonomía para un proyecto singular.

La posición de los padres será fundamental para poder hacerlo y esta no es sencilla para ellos ya que también deben hacer su propio duelo por el hijo infantil aceptar su “salida”,

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