ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Tp caso de psicosis puberal


Enviado por   •  29 de Enero de 2019  •  Trabajos  •  3.221 Palabras (13 Páginas)  •  192 Visitas

Página 1 de 13

“CASO JUAN”

Juan tiene 16 años y llega al Hospital con un diagnóstico de anorexia nerviosa quedando internado desde hace un mes. La familia se sorprende tras la decisión de los profesionales.

Es hijo único y vive con sus padres quienes lo tienen de muy jóvenes. Siempre se caracterizó por ser “buen alumno” y sociable. Tiene un grupo de amigos de fútbol y un mejor amigo llamado Tomás, el único que conoce de la internación de Juan.

En entrevistas, sale a la luz la escena de una paliza sucedida meses atrás, cuando saliendo de un partido con sus amigos, Juan recibe un golpe en su nariz por parte de unos desconocidos, quedando su nariz fracturada y debiendo ser operado tiempo después. Tras la cirugía, manifesta que “aquella no es su nariz”. Luego de esto dice a sus padres querer cambiar sus hábitos, comer sano y hacer ejercicio. Quiere estar más flaco, tener abdominales marcados y los cachetes de la cara hundidos. Tras esto, la familia empieza a notar que saltea comidas y es en un viaje familiar donde lo notan muy delgado y angustiado luego de vomitar tras una comida. La madre consulta con una pediatra que entre otras, lo deriva a una consulta psicológica de donde Juan sale muy angustiado  porque allí  se le dice que era “un loquito flaquito” y que si seguía así se podía morir.

El equipo de internación detectan en Juan: Enlentecimiento del habla, comunicación casi monosílaba, timidez, no hace contacto visual, fallas en la memoria, pensamiento dicotómico e ideaciones delirantes paranoides. Algunos de dichos síntomas compartidos con su madre. A quien nombra en todas las entrevistas. Dice “no podría vivir sin ella”.  Ella expresa en entrevistas haber tenido a Juan de muy joven y no haber sabido cómo cuidarlo. El padre está preocupado ante la situación de su hijo pero se mantiene pasivo. Dice no interferir en la relación madre-hijo que según él es de mucho apego.

El equipo dice que el joven presenta una psicosis aguda con pronóstico incierto. La supervisión sugiere seguir con tratamiento medicamentoso, y seguir acompañándolo con el tratamiento psicológico en donde se trata de enfatizar el análisis en quién es, en su imagen especular necesitando siempre la mirada del Otro, en aquella necesidad de que alguien lo reconozca como tal cosa que  pregunta constantemente a los profesionales.

Introducción

Resulta pertinente al tratarse de un joven de 16 años,  comenzar por ubicar los procesos y trabajos propios de esos tiempos. Considerando pubertad y adolescencia no como sinónimos o como procesos que necesariamente están atravesados en función de una edad cronológica, sino que se irán dando escalonadamente, en un ida y vuelta a partir del desarrollo puberal. Refiriéndonos a lo puberal y lo adolescente, como procesos donde se juegan tanto una estructuración narcisista como así también el investimento libidinal. (G.Manrique, 2002). No se trata entonces de ubicar al joven, en uno de dichos procesos sino más bien pensarlos como trama sobre la que se apoya su padecimiento actual.

Será parte del presente escrito el poder ensayar alguna/s inferencia/s respecto a dichos procesos en Juan y cómo en relación a estos, se encuentra parado este joven a quien sobreviene cual  trompada (nunca más real) algo que parece encadenar-desencadenar su padecer actual. Por último arribar a una hipótesis diagnóstica a partir de los datos con que se cuenta, en articulación con conceptualizaciones de distintos autores y por supuesto las inferencias que han surgido tanto en el espacio de re trabajo como las de quien escribe.  

                             “De la crisis al conflicto o de la ruptura al fallo”

El arribo de la pubertad impone al joven ciertos trabajos que requieren entre otras cosas, un restablecimiento del equilibrio  narcisista amenazado en ese momento por la pérdida del cuerpo infantil. Todo un trabajo el reinscripción de un cuerpo ahora genitalizado, verdadero trabajo de lo originario, que inscribe un nuevo cuerpo antes inexistente y que ante los embates pulsionales, es vivido en principio, como extraño para el púber. Este trabajo de metabolización impone una de-construcción-construcción de lo edípico que da lugar a toda una revolución intrapsíquica que debe ser tramitada. A diferencia del Edipo infantil aquí ya no se trata de pulsiones de fin inhibido, el niño ahora se hace capaz de un contacto sexual completo y avizora sus consecuencias. Es esta la razón por la que la pubertad puede ser considerada en sí misma traumática. Al decir de R.Rodulfo (1999), se trata de aposentarse en un nuevo espacio psíquico, abandonando el cuerpo infantil y sus modos de vincularse libidinalmente con el otro.

Para ello, es importante la función de los padres, el púber necesita que su mirada le confirme que es “el mismo pero está cambiando”. El joven necesita un piso firme donde aposentarse, cuestión que Winnicott caracterizaría como ambiente facilitador. Pero ¿Qué pasa cuando el yo del púber y/o la posibilidad de acompañar ese proceso por parte de sus padres, se quiebran frente a este trabajo psíquico? Diremos que cuando el conflicto que presenta lo puberal, se niega, se evita, o no logra atravesarse saludablemente, generalmente aparece la patología. Al respecto, el caso no ofrece información. Si se sabe de una madre que actualmente pide insistentemente le devuelvan al hijo sano que tenía antes, achacando a la internación, la culpa de lo que acontece al mismo. Y un padre que aunque preocupado por lo que vive su hijo, permanece pasivo, sin interferir en la relación madre –hijo que él mismo define como dependiente y de mucho apego. Cobrando significancia al respecto la inscripción “Juan sos la razón de mi existir y el motivo de mi vida”que lleva el tatuaje de la madre y el decir del propio joven , quien en todas las entrevistas la nombra y dice que sin la madre él, no podría vivir.

Gutton (1993) contestaría que si preexiste a estos trabajos, una fragilidad yoica puede producirse una “fractura de la historia”, que hace que algo de toda esta recomposición que debe realizarse no puede llevarse a cabo rompiéndose la continuidad narcisista, dando lugar a patologías como la psicosis, que en caso de presentarse durante estos años, puede dar como efecto un borramiento de la experiencia puberal. El mismo autor señala tres características semiológicamente importantes que pueden aparecer :

-Aparición de depresividad por no poder elaborar el duelo por la pérdida de los padres de la infancia y por el cuerpo infantil. Esto lleva a sensaciones de vacío y pérdida de sí impidiendo la vinculación libidinal con los objetos y con las personas. Se trata de una estructura antinarcisista y antiobjetal. Si bien el equipo no utiliza tal expresión, si destacan en Juan rasgos que podrían emparentarse a una depresividad.  Ellos son:

Enlentecimiento del habla, retraimiento, timidez, mostrarse poco comunicativo, casi monosílabo, falta de conciencia de la enfermedad y no mantener el  contacto visual. Además presenta fallas en la memoria y un tipo de pensamiento dicotómico.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (20.2 Kb)   pdf (175.6 Kb)   docx (17.9 Kb)  
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com