Una mirada psicoeducativa al aprendizaje: qué sabemos y hacia dónde vamos
egddTesis14 de Junio de 2014
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Una mirada psicoeducativa al aprendizaje: qué sabemos y hacia dónde vamos
Gerardo Hernández Rojas. Doctor en Psicología por la UNAM. Profesor en la Facultad de Psicología de la misma universidad. Sus líneas de investigación versan sobre constructivismo y educación; comprensión y composición de textos; procesos cognitivos y metacognitivos; aplicaciones TIC a la educación; y epistemología de la psicología de la educación.
Frida Díaz Barriga. Doctora en Pedagogía, profesora titular de tiempo completo de la Facultad de Psicología de la UNAM. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Especialista en modelos curriculares e instruccionales, en evaluación docente y constructivismo.
Recibido: 2 de diciembre de 2012. Aceptado para su publicación: 14 de marzo de 2013.
Cómo citar este artículo: Hernández, G.,Díaz, F. (enero - junio, 2013) Una mirada psicoeducativa al aprendizaje: qué sabemos y hacia dónde vamos. Sinéctica, 40. Recuperado de http://www.sinectica.iteso.mx/?seccion=articulo&lang=es&id=600_una_mirada_psicoeducativa_al_aprendizaje_que_sabemos_y_hacia_donde_vamos
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Resumen
Se analiza la relevancia del tema del aprendizaje desde una mirada psicoeducativa. Se realiza un breve recorrido sobre el modo en que el aprendizaje ha sido estudiado por los psicólogos en el siglo anterior y lo que va del presente y se toma postura por una perspectiva constructivista-integracionista cognitiva y sociocultural. Se presentan los principios relevantes del tema de aprendizaje a los que se ha logrado acceder después de años de trabajo de teorización, investigación y reflexión psicológica. También se abordan tres problemas importantes en la actualidad para el tema del aprendizaje: el análisis del triángulo didáctico en la educación escolar, el problema de aprender a aprender y el papel que pueden desempeñar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el aprendizaje. Por último, se reconoce que el estudio más promisorio del aprendizaje en los próximos años se derivará del abordaje interdisciplinario dentro de contextos y escenarios educativos naturales.
Palabras clave: Aprender a aprender, Aprendizaje, Constructivismo, Psicología de la educación, TIC y educación
Introducción
Una de las piedras de toque centrales en la disciplina psicológica es el aprendizaje, uno de los temas más investigados por los psicólogos. ¿Por qué este gremio lo ha abordado de forma tan reiterada y a veces obsesiva? ¿Cuáles son las razones que se esgrimen para seguir colocando el tema como una de sus prioridades de investigación y teorización? Hay varios argumentos que explican lo anterior. El primero, y más obvio, consiste en estudiarlo por su interés intrínseco, es decir, conocer la naturaleza del aprendizaje humano y con ello sus características, su funcionamiento, sus rasgos universales y locales, sus dificultades y restricciones.
Al respecto, después de décadas de investigación ha quedado claro que el tema del aprendizaje es más complejo de lo que suponíamos y que aún hace falta comprender muchos aspectos psicológicos (cognitivos, motivacionales, afectivos) y contextuales (en lo social, cultural e institucional), así como las relaciones entre unos y otros.
Junto con esta razón se señala otra: estudiar el aprendizaje para saber cómo crear situaciones o entornos apropiados para su promoción u optimización, sobre todo cuando se trata de los contextos escolares, aunque también de otros entornos en donde ocurre el aprendizaje, como los de educación informal (contextos familiares, escenarios museísticos, web social y redes sociales, por citar sólo algunos).
Quizá las dos razones anteriores hayan sido las más mencionadas para justificar el estudio del tema y que se resumirían en la siguiente expresión: se estudia el aprendizaje en distintos entornos y escenarios para comprender su naturaleza, con la propósito de intentar mejorar su ocurrencia, puesto que el aprendizaje es una actividad humana fundamental para vivir, que no se hace a determinadas ocasiones, sino durante toda la vida (Claxton, 2001).
En nuestros días, los psicólogos de la educación hemos añadido dos argumentos que nos parecen igualmente relevantes acerca de por qué estudiar el aprendizaje. El primero de ellos proviene de la dimensión educativa y consigna de diversas maneras lo que algunos autores han llamado la situación del deterioro del aprendizaje (Pozo, 2008) y que se expresa por distintos síntomas y problemáticas. De entre ellas, se señala que no es raro encontrar informes nacionales en los países (sobre todo en nuestros países latinoamericanos) que hagan constar que, a pesar de la gran inversión de esfuerzos en didáctica, infraestructura, innovaciones y desarrollo de políticas educativas, no se muestra un reflejo correspondiente en el logro de objetivos educativos y en la consecución de resultados positivos de aprendizaje de los estudiantes. Incluso, se llega a admitir que los alumnos en los distintos niveles de escolaridad están aprendiendo demasiado poco los contenidos curriculares y con escaso nivel de significatividad y sentido. De hecho, se acepta y se critica que los alumnos en la educación formal escolarizada están adquiriendo demasiados aprendizajes inertes, superficiales, mecánicos, artificiales, fragmentarios, con escaso sentido y descontextualizados (Ausubel, 2002; Darling-Hammond, 2001; Perkins, 2010).
El otro argumento se debe al signo tecnológico de los tiempos en el que vivimos inmersos dentro de la sociedad de la información y que ha dado lugar a una nueva cultura del aprendizaje (Pozo, 2008). Dentro de esta cultura del aprendizaje, estamos obligados a lidiar con grandes cantidades de información para transformarlas en conocimiento útil, valioso y relevante; sin embargo, paradójicamente estamos poco preparados para ello, porque, cómo se ha dicho con ironía, mientras vivimos en una sociedad en la que estamos inundados por información (la cual, por cierto, se presenta de forma no filtrada y se entremezcla lo valioso con lo trivial y lo injurioso), al mismo tiempo vivimos una educación desfasada, que se basa en prácticas educativas de sabor añejo que poco preparan al estudiante para que éste adquiera la caja de herramientas necesaria que les permita aprender de forma inteligente, reflexiva y crítica. Ante esta situación, revisitar el tema del aprendizaje y contextualizarlo dentro de esta problemática se hace una tarea imprescindible e impostergable.
Estos y otros argumentos han llevado a los psicólogos de la educación a estudiar con renovadas expectativas el tema del aprendizaje, sin perder de vista que nuestro interés actual en éste parte de la premisa de rebasar las antiguas posturas aplicacionistas e ingenuas que avanzaban de forma unidireccional desde la disciplina hacia las prácticas y los escenarios educativos, las cuales prevalecieron y fueron hegemónicas durante más de la mitad del siglo anterior. La tendencia psicologizante y de desdén por las realidades educativas que le ha caracterizado a esta postura ha producido consecuencias diversas dentro del discurso psicoeducativo; entre ellas, destacan, sin duda, dos: la generación de propuestas de baja relevancia ecológica y su poca efectividad cuando éstas se ponían en marcha en los contextos educativos. Sin que esta postura haya desaparecido por completo, algunos psicólogos educativos con orientación crítica defendemos en la actualidad una propuesta que reconoce la complejidad de los procesos y las prácticas educativas (sean o no escolares) y el diálogo necesario e interpelación entre éstas y el saber teórico-práctico psicoeducativo (Díaz Barriga et al., 2006; Hernández, 2007), y a partir de ella, buscamos desarrollar nuevas teorizaciones y una problematización más apropiada del tema del aprendizaje preferentemente desde dentro de las situaciones educativas, cualesquiera que éstas sean, atendiendo la complejidad que les caracteriza.
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Los constructivismos, el aprendizaje y la integración de posturas
Durante todo el siglo anterior y en lo que llevamos transcurrido del presente, las concepciones psicológicas del aprendizaje han variado de manera significativa como producto del advenimiento e influjo de las distintas posturas teóricas. Sin duda, detrás de cada concepción del aprendizaje se encuentra una postura epistemológica que le origina y le permite un singular modo de estudiarlo y proyectarlo hacia una determinada interpretación educativa. Sin intentar hacer una descripción exhaustiva de todas las posturas teóricas psicológicas, se hace un breve recorrido de las tres tradiciones de investigación más relevantes de la última centuria, en especial para el tema del aprendizaje en los contextos escolares.
En primer término, podemos identificar la postura conductista como una de las tradiciones pioneras dentro de la disciplina durante la primera mitad del siglo XX. Con sus distintas variantes, esta aproximación entendió el aprendizaje como un cambio en la dimensión conductual determinado por los influjos físico-ambientales inmediatos; en términos generales, desde esta perspectiva el sujeto que aprende se vuelve un receptáculo pasivo de estímulos controladores externos y un simple reproductor de hábitos planificados desde el exterior. Con ciertas semejanzas a ella, la aproximación cognitiva dura del procesamiento de la información -predominante en la década de los sesenta y los setenta- muy apegada a la idea de la metáfora de la mente como sistema artificial
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