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WETTENGEL Y PROL - “Tratamiento de los problemas de aprendizaje; actualizaciones en clínica psicopedagógica”

Palomeque1Ensayo16 de Diciembre de 2016

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WETTENGEL Y PROL - “Tratamiento de los problemas de aprendizaje; actualizaciones en clínica psicopedagógica” (UNIDAD 5)

CAPÍTULO 3: INTERVENCIONES (Teresita BO)

¿Qué hace un terapeuta de niños en el interior de un grupo de tratamiento en la clínica psicopedagógica?

Se consideran intervenciones clínicas las operaciones que el terapeuta realiza en el interior de grupo de tratamiento y que se orienta a producir modificaciones en los aspectos vinculados a la problemática específica de cada niño.

Un grupo terapéutico está conformado por varios niños coordinados por dos terapeutas, apto para el despliegue de transferencias por las cuales repiten aspectos parciales de su historia libidinal.

Es importante entender lo que ocurre dentro de cada grupo, lo que aparece en cada sesión, y ubicarlo en un entramado que vincule los aspectos histórico-libidinales de cada niño con los elementos actuales.

Hay una constante que unifica la presencia de cada uno de los niños en el grupo: la problemática del aprendizaje, las dificultades que tienen para aprender. Esta problemática se visibiliza desde el primer momento, enfrentando al niño con el sufrimiento (el terapeuta interroga ¿por qué estás aquí?).

Uno de los puntos del proceso terapéutico es lograr que un niño se interrogue a partir de su sufrimiento. Preguntarse qué le pasa, qué tiene que ver con él esto que le pasa y qué puede hacer. Esto dará lugar a un despliegue de la subjetividad del niño.

El tratamiento psicopedagógico focaliza las intervenciones en la producción simbólica al considerar que los niños con problemas de aprendizaje presentan dificultades en aspectos específicos de dicha producción.

Al ser una actividad sustitutiva, la producción simbólica hunde sus raíces en la sexualidad del sujeto, por eso porta en sí aspectos vinculados con los contenidos libidinales.

Entonces, los ejes de las intervenciones terapéuticas serán las formas particulares de modalidad sustitutiva, las características de la producción simbólica, los estilos propios de incorporación de novedades y también las dificultades y los quiebres que se producen en estos procesos.

-Modalidades de intervención:

En los momentos iniciales de cada sesión, es donde aparecen los relatos más espontáneos, ya que se invita a los niños a que hablen de lo que quieran. En la narrativa de cada niño, aparecen marcas vinculadas con su problemática, por ejemplo: en el contenido del relato, o irrupciones pulsionales que puedan tomar forma de tartamudeos, olvidos, mutismo, etc. Las resignificaciones que cada niño va produciendo con relación a sí mismo, su discurso y su producto, van conllevando cambios significativos en su posición subjetiva que promueven modificaciones en su relación con los objetos de aprendizaje.

Lo grupal puede favorecer la relación con los otros, fomentar vínculos más placenteros, ayudar al reconocimiento de las diferencias. Pero este proceso no se da necesariamente en forma espontanea, sino como consecuencia de las transformaciones que se producen a partir de las intervenciones terapéuticas.

Formulación de la consigna, constituye una intervención porque se orienta a realzar aspectos significativos de la problemática de los niños del grupo, a la vez que se los convoca a producir simbólicamente sobre esos aspectos.

Se invita a los niños a reflexionar y escribir o dibujar sobre aquellos aspectos no resueltos: miedos, conflictos, deseos y expectativas. Mediante lo cual se articulan aspectos históricos-libidinales con los recursos simbolicos disponibles.

Este momento de producción individual requiere de la constitución de un espacio propicio para que cada niño pueda desplegar su producto sin interferencias exteriores. Para eso se requiere que las intervenciones no tomen forma de correcciones, juicios valorativos, ni de censuras.

Una misma consigna resuena en cada uno de manera diferente. Cada niño produce de acuerdo con sus particularidades. El terapeuta interviene sobre las producciones de cada niño, señalando, realzando, contraponiendo, preguntando, invitando a que el cuaderno sea un espacio valioso donde pueda documentar lo que le pasa, lo que siente, lo que teme.

El momento de compartir, se invita a los niños a leer o mostrar lo escrito o dibujado en el cuaderno.

Conectar al niño con su producto y con la forma particular de presentarlo constituirá también una intervención de importancia, destinada a facilitar la reflexión y a promover la productividad simbólica.

CAPÍTULO 4: EL CUADERNO, UN DOCUMENTO DE LA HISTORIA (Eriza Hamuy)

-El cuaderno en la clínica psicopedagógica:

El cuaderno es, por un lado, un soporte instrumental de nuestra técnica y por otro, lugar de registro de los procesos psíquicos que despliega cada uno de los niños a medida que avanza su proceso terapéutico.

Aquello que hace el niño en su cuaderno, se realiza a partir de una consigna general. Cada uno la interpretará desde lo que ésta le convoca en su mundo interno, transformándola en producciones.

Se recupera todo lo que el niño imprime en las hojas: errores, tachaduras, grafitis, dibujos, palabras diversas.

En esta instancia terapéutica se trabaja sobre la complejidad psíquica que acompaña los procesos de producción simbólica.

El cuaderno permanece en la caja de trabajo, sin exponerlo a los ojos de ninguna otra persona que no sea del grupo. La mirada de los padres queda excluida.

-El niño y su cuaderno:

La forma en que los niños invisten y se vinculan con el cuaderno puede ir variando a lo largo del proceso terapéutico.

Las características que adquieren sus procesos de investimiento y la relación que se establece entre las experiencias libidinales ayudarán a entender la forma singular que ese niño tiene de operar con los objetos de conocimiento. Puede que, en ocasiones, el cuaderno sea investido a partir del placer que experimenta por lo que ha escrito, dibujado; y en otro momento, el mismo cuaderno puede ser objeto de retiro libidinal, porque algún elemento situacional convocó aspectos temidos o peligrosos para ese niño.

-Los “usos” del cuaderno:

Lederman define dos tipos de uso del cuaderno, el uso manipulatorio y el productivo. El primero está referido a las impulsiones motrices en el momento de la producción: manipulación del lápiz, dar vueltas, o a las anulaciones: borrar, rayar. El segundo se relaciona con la posibilidad de autocorrección, de leer espontáneamente su producción, de confrontarla y ampliarla. Poder trabajar hacia el uso productivo del cuaderno es un proceso y un camino hacia el cual nos dirigimos en la tarea terapéutica.

Winnicot describe y diferencia el uso del objeto, de la relación de objeto. Refiere que en la relación de objeto actúan mecanismos de proyección e identificación. A través de estos mecanismos, el objeto se vuelve subjetivo, mientras que el uso del objeto es objetivo, no es un conjunto de proyecciones y forma parte de la realidad del exterior. La proyección, mecanismo que opera en la relación de objeto, es un concepto definido como: “la operación por medio de la cual expulsa de sí y localiza en el otro (persona o cosa) cualidades, sentimientos, deseos, incluso objetos, que no reconoce o que rechaza en sí mismo”.                                                        En la relación  de objeto también actúa el mecanismo de identificación, definido como el “proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma total o parcialmente sobre el modelo de éste”. Los mecanismos de proyección e identificación colocan al objeto en una zona de control omnipotente. Por ejemplo: Carlos ejercía cierto control al romper lo que escribía, no leyendo o enfureciéndose cuando alguien le tocaba su cuaderno y se interesaba por sus producciones.                         Luego de un tiempo de tratamiento, Carlos puede leer y confrontar con sus compañeros sus escritos sin enfurecerse cuando alguien se acerca u opina sobre su producto. Sus producciones empiezan a formar parte del mundo exterior sin quedar sometidas a su control omnipotente. Carlos, en su transitar por el grupo, puede pasar de la relación de objeto a hacer uso del objeto. Para ello, Winnicot describe que es necesario atravesar previamente momentos donde el sujeto destruya al objeto y que el objeto sobreviva a la destrucción. Carlos, luego de haber pasado por destruir su cuaderno, situación que en el espacio terapéutico fue permitida, trabajaba sin ser sancionado, puede escribir “mi cuaderno nuevo”.

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