Aproximación al Curriculum: Concepciones Curriculares y Fuentes
LuisaChacoaEnsayo3 de Febrero de 2022
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Universidad Nacional Abierta
Dirección de Investigaciones y Postgrado
Maestría en Educación Abierta y a Distancia
Unidad Curricular: Diseño Curricular
Ensayo n°1
Aproximación al Curriculum: Concepciones Curriculares y Fuentes.
Alumna: Psic. Luisa Chacoa
C.I: 18.073.679
Telf: 0416-6810821
Email:luisachacoa04@gmail.com
Puerto La Cruz, Enero 2022
Para comprender el curriculum es obligatorio hacer una consideración de índole etiológico, proviene del latín currere que quiere decir “caminar” y que según (Aebli, 1991, como se citó en Casarini, 1999) la expresión currículo, hablando simbólicamente significa que los alumnos se dirigen a su objetivo, esto quiere decir que los currículos son los caminos del aprendizaje, un proceso que permite avanzar de manera dinámica hacia el logro de un o varios objetivos de aprendizaje (intencionalidad).
El curriculum abarca desde una visión restringida asociada a un programa estructurado de contenidos disciplinares, al conjunto de experiencias provistas principalmente por la escuela, hasta una visión más amplia que señala que el curriculum es construido por los sujetos en un contexto sociocultural determinado. Por su parte, Soto (2002) señala que el curriculum no es neutro y debe ser considerado a partir de la tríada profesor, contenido cultural y alumno conforme a los tipos de hombre y sociedad deseados por la sociedad organizada, y de los enfoques teóricos y las correspondientes prácticas concordantes con ellos que orientan esa interrelación.
Debido a la diversidad y complejidad del constructo en discusión se podría resumir el curriculum como una propuesta o hipótesis educativa que invita a una respuesta crítica de quienes lo ponen en práctica por medio de procesos estratégicos de planificación, mediante el cual se pueda lograr los aprendizajes esperados para formar el talento humano que una sociedad, país o región requiere en un momento histórico específico; sabiendo que no hay relación directa, unidireccional ni unicausal en la construcción de los aprendizajes.
Pero como plantea Casarini (1999) el problema de la comprensión del curriculum es entre teoría y práctica, es decir, el currículo debe reflejar algo más que intenciones, debe indicar cuál es el modo de llevar a cabo dichos propósitos a la práctica y debe
especificar los criterios que presiden el modo de hacerlo, así como también considero necesario que el currículo debe garantizar que el profesor aprenda sobre la naturaleza de los alumnos y la naturaleza del conocimiento que imparte, es decir, para que pueda aprender de su práctica y esto le exija y estimule pensar y repensar las cuestiones curriculares de manera continua y permanente, así como generar pensamiento crítico, de reflexión y debate en su alumnos y que estos puedan responder de manera anticipada y eficaz a ciertos cambios e imprevistos sociales, económicos y culturales de un país o sociedad.
Casarini (1999) afirma que detrás de todo curriculum existe, en forma más o menos explícita, una filosofía curricular o una orientación teórica que resume un conjunto de posiciones filosóficas, epistemológicas, científicas, socioculturales, y pedagógicas. Si bien la realidad de la práctica se impone en la toma de decisiones cotidianas sobre la enseñanza y el aprendizaje (curriculum real), es también cierto que las formas que utilizamos para otorgarle racionalidad a esas decisiones condicionan a administrativos y maestros, de modo tal que se convierten en útiles orientaciones y herramientas ordenadoras del curriculum formal, es decir, planes y programas de estudios (intencionalidad).
Siguiendo con este mismo orden de ideas, no podemos pasar por alto un concepto casi imperceptible del currículo pero que goza de una gran importancia en el proceso de enseñanza- aprendizaje y éste es el curriculum oculto que a mi parecer abre un camino de estudio y debate en el acontecer curricular, ya que brinda relevante información al ser una herramienta de socialización provechosa e interpretativa que permite registrar el modo de operar de las instituciones educativas a lo que podemos llamar “cultura escolar” como concepto espejo de lo que conocemos como “cultura organizacional” en el ámbito industrial y empresarial. Ver lo que acontece en las
instituciones educativas como institución social detrás de un curriculum oculto como nos dice (Arcienagas, 1982, como se citó en Casarini, 1999) nos provee de enseñanzas encubiertas, latentes, enseñanzas institucionales no explicitas, brindadas en el espacio educativo a través de los lenguajes implícitos verbales y no verbales de los actores que hacen vida en dichos espacios, que según mi reflexión se pueden traducir en un mundo simbólico que vinculan entre sí a los seres humanos (sueños, deseos y valores) con un lenguaje y códigos propios, símbolos compartidos que generan sistemas propios de pensamientos y acción.
Antes de elaborar un diseño curricular es importante definir un enfoque, concepción o teoría curricular porque una concreción específica de una teoría educativa marca una pauta, siendo la teoría una idea de cómo hacer la educación, un marco de referencia (de aquí deriva su importancia y utilidad) que supone un punto de vista filosófico, antropológico, social, científico, epistemológico, psicológico, ético y axiológico que traducen una concepción o visión de la realidad que constituyen marcos o guías ordenadores que orientan el proceso de diseño curricular. Es imperante precisar que a finales del siglo XX según Díaz (1993) en materia de teorías, enfoque y concepciones curriculares, se perfilaban diferentes formas de abordar la problemática, que a pesar de ofrecer visiones interesantes y profundas aún son debatibles y fragmentarias, pues difícilmente podemos hablar de la existencia de un solo enfoque, concepción o metodología curricular capaz de dar una respuesta integral a la diversidad de problemas que plantea el currículum y su praxis.
Por su parte, la profesora Aura Rodríguez (2021) vía correo electrónico enviado a sus alumnos con el asunto denominado diseño curricular, afirma que el curriculum tiene dos funciones básicas: la de hacer explícita las intenciones del sistema educativo y la de servir de guía para orientar la práctica educativa, por tanto, es completamente obligatorio
antes de desarrollar un diseño curricular tomar postura sobre una teoría, enfoque y/o concepciones a fin de establecer una pauta en el modelo a seguir en el diseño.
A continuación se esbozan de manera breve algunos de los enfoques o concepciones más representativas en el diseño curricular. Dichos enfoques se consolidan hacia las décadas de los años 60 y 70, y que en los años 80 se vieron sometidos a fuertes críticas. Se describen las siguientes según Díaz (1993) y Casarini (1999).
- 1. El curriculum como suma de exigencias académicas o estructura organizada de conocimientos: Entre los autores más relevantes de este enfoque encontramos a Schwab, Phenix y Belth hacen énfasis en lo académico y la organización curricular. Desde esta perspectiva, el curriculum es una planeación de conocimientos verdaderos, permanentes y esenciales que la escuela debe trasmitir para que el alumno desarrolle su inteligencia. Es la función trasmisora y formadora de la escuela, frecuentemente con base en una concepción disciplinar del conocimiento científico.
De esta manera, la elaboración del curriculum se centraría en la expresión de la estructura sustantiva y sintáctica de las disciplinas que lo fundamentan, por medio de la integración equilibrada de contenidos y procesos, de conceptos y métodos; así como el desarrollo de modos peculiares y genuinos de pensamiento. Históricamente esto ha significado concebir el curriculum como el conocimiento por trasmitir, por enseñar, donde el docente es poseedor del conocimiento, de la verdad; por ello, con frecuencia se asocia currículum a las materias o asignaturas, a las disciplinas científicas, humanistas, entre otros. Siendo su mayor desventaja desde mi punto de vista la imposibilidad de darle valor a los conocimientos y experiencias previas del que aprende y la importancia de que los discentes desarrollen habilidades de pensamiento crítico, reflexivo y
adquieran estrategias de resolución de problemas, pues, su orientación es desarrollar modos de pensamiento sin reflexión acerca de la naturaleza, siendo el que aprende un mero reproductor del conocimiento.
- 2. El curriculum como sistema tecnológico de producción: John Franklin Bobbitt fue el precursor de esta tendencia y es considerado el padre del currículum en la época moderna; más adelante, surgen Mager, Gagné ,Tyler, Johnson y Taba con un enfoque más sofisticado que el primero con una posición curricular fundada en la racionalidad tecnológica medios-fines donde el curriculum se elabora desde una concepción tecnológica de la educación, es decir, ponen su interés en los resultados y no les interesa los medios para alcanzar dichas metas. Se concibe a la escuela como un sistema de producción en donde la eficiencia y calidad de los resultados deben ser visibles en el conocimiento de los que aprenden, resultados traducidos en conductas observables y medibles definidas operacionalmente, siendo éste el mejor parámetro para evaluar un curriculum.
De lo anterior se derivaría una teoría curricular que diferencia curriculum de instrucción y ofrece una visión muy estructurada del curriculum concibiendo al curriculum y su diseño como una declaración y/o formulación estructurada de objetivos de aprendizaje y especificación de intenciones, más que a lo delimitación de medios o estrategias particulares.
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