ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Bitacora


Enviado por   •  5 de Junio de 2014  •  Tesis  •  3.079 Palabras (13 Páginas)  •  221 Visitas

Página 1 de 13

INTRODUCCIÓN

Hubo una época, en que nuestro continente americano estuvo plagado de historias, mitos, leyendas. Uno de estos mitos fue especialmente difundido y que perduró en el tiempo, uno tras el que corrieron infinidad de hombres, creyendo férreamente en su veracidad: esa fue la de La ciudad de los Césares.

Se creyó por mucho tiempo que en el extremo sur de América Latina, en terrenos ya sea de Argentina o Chile, existía una ciudad escondida, ciudad que tenía la particularidad de ser riquísima, de haberse desarrollado culturalmente separada de cualquier otra civilización, con un vasto conocimiento del mundo y, por si fuera poco, donde no solo sus edificaciones sino que hasta sus calles eran de oro. El misterio principal: su ubicación. El motor de tantos hombres que corrieron en su búsqueda: la codicia.

AUTOR

En la ciudad de Buenos Aires nació el 8 de enero de 1896, Manuel Rojas Sepúlveda, novelista, cuentista e hijo de emigrantes chilenos. Sin embargo, al fallecer su progenitor, su madre decidió volver a Chile y la familia cruzó la cordillera en 1912. Como la familia no contaba con recursos, Rojas desde muy joven desempeñó diversos oficios. Fue peón en la cordillera, electricista, pintor de brocha gorda, artista circense, obrero en la construcción del ferrocarril transandino, linotipista del diario El Mercurio, empleado de la Biblioteca Nacional y actor teatral.

Además, fue redactor en varias publicaciones, trabajando en los diarios “Los Tiempos", y “Las últimas Noticias", bajo el seudónimo de Pedro Norte. También hizo crítica literaria en “Noticias de última Hora". En esas circunstancias conoció a sus promotores literarios y más importantes amigos, José Domingo Gómez Rojas y José Santos González Vera, y también a quienes fueron sus camaradas políticos, los anarquistas. Cabe señalar que, a los 22 años de edad, en 1918, el “Grupo de los Diez"; insertó su soneto “Gusano” en una pequeña antología. Once años más tarde, en 1929, recibió el premio “Marcial Martínez"; y el de “Atenea"; por el cuento “El Delincuente". A los 35 años de edad, en 1931, ganó el concurso literario del diario “La Nación"; con su novela “Lanchas en la bahía".

A partir de 1938, dejó el oficio periodístico para dedicarse por completo a la escritura de “Hijo de ladrón", que fue editado en 1951. Esta novela introdujo importantes innovaciones en la narrativa chilena, es uno de los primeros relatos donde el argumento no se presenta de manera lineal, la obra está seccionada de tal manera, que es casi un rompecabezas que el lector debe armar. Sin duda que esta fue su obra más importante, aunque destacan también “Hombres del Sur", “Travesía", “La Ciudad de los Césares", “Antología Autobiográfica", “Historia Breve de la Literatura Chilena” y “Viaje al País de los Profetas", entre otras.

Todos estos trabajos le fueron finalmente reconocidos, cuando se le otorgó el Premio Nacional de Literatura en 1957, a los 61 años de edad. Al año siguiente, con la obra “Mejor que el Vino” obtuvo el premio “Mauricio Fabry", de la Cámara Chilena del Libro.

Durante su vida viajó por Cuba, Puerto Rico, Panamá Venezuela, México, Europa y Medio Oriente, dictando conferencias, y durante un año estuvo en una universidad en Estados Unidos, como profesor de literatura. También y por dos años fue presidente de la Sociedad de Escritores de Chile y profesor en la escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Rojas que obtuvo dos segundos premios en concursos argentinos con sus cuentos “Laguna” y “El Hombre de los Ojos Azules", falleció en la ciudad de Santiago el 11 de marzo de 1973, a los 77 años de edad.

PERTENECIO A LA GENERACION DEL 27

Titulo: La ciudad de los césares

Autor: Manuel rojas

Categoría: Infantil y juvenil

Tema: Juvenil

Colección: Viento joven

Idioma: Español

LA CIUDAD DE LOS CÉSARES

El Indio y su Perro

Tarde de noviembre. Río Sin Nombre, cerca de la desembocadura del Pacífico. El perro y el amo parecían vigilar las entradas de los estrechos que allí forman las islas de los archipiélagos. Atrás hay cerros nevados y tierras vírgenes. Viento y soledad. Hombre: alto, rostro moreno, cara color aceituna pálido, pelo negro lacio y recio, ojos negros, nariz ancha, pómulos salientes, boca y labios gruesos. Uno de los últimos onas (raza que antiguamente pobló la Tierra del Fuego). Lleva pantalón y chaqueta pana amarilla, altas botas, pañuelo en cabeza, carabina al hombro y machete. Perro: parecía un lobo y un zorro… esa es la raza de los perros fueguinos (ya casi extinguidos). El perro se llama Indio.

La Infancia de Onaisín

Nació una mañana de enero en Onayusha (que queda en la costa de los onas, en Tierra del Fuego, en los márgenes del canal Beagle). Su padre, Tlescaia (casi 2 metros, musculoso, agilísimo, muy mal carácter), estaba cazando al interior cuando nació Onaisín. La madre es una mujer obscura y flaca. Viven en una choza miserable. A Tlescaia no le hizo gracia el nacimiento de un nuevo hijo porque ya tenía 3 hijos, 4 perros y una mujer que alimentar. La caza cada día era más difícil porque los hombres blancos aumentaban y se apoderaban de tierras y animales, robaban al indio (incluso a mujeres e hijos) y los empujaban más allá del Canal Beagle, hacia las islas cercanas Cabo de Hornos o a las desoladas islas de la salida oeste del Cabo de Hornos.

A los 15 días: Tlescaia sumergió a la guagua desnuda en el agua (ceremonia purificadora en que Onaisín queda incorporado a la vida social de la isla). La madre y las amigas leenseñan la lengua ona. Niño 5 años: creencia ona: por el hecho de ser hombre es muy superior a la propia madre. Empezó a aprender de la dura vida indígena a cargo del abuelomanejo arco y flecha. Después de matar su primera avutarda, viene la 2ª fase de aprendizaje: acompañar hombres por veredas del bosque y senderos de la costa

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (18.9 Kb)  
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com