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CASO HIPOTÉTICO.

kelizaldiEnsayo9 de Diciembre de 2016

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SIMULACRO JUICIO ORAL PENAL

CASO HIPOTÉTICO

Declaración de Jose Joel Hernández Jiménez

Tengo 21 años, actualmente me encuentro cursando la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Precisamente en la Universidad conocí hace aproximadamente tres años a la hoy occisa Elena Gómez Beltrán, quien estudiaba Filosofía y Letras en la misma universidad y a la que conocí por algunos amigos en común.

Siempre mantuvimos una muy buena amistad, con el paso del tiempo me fui ganando su confianza y ella la mía. Compartíamos muchos gustos en común por el cine, la literatura, el arte, y pasábamos mucho tiempo juntos platicando de distintos temas, contándonos nuestros problemas y dándonos consejos.

A pesar de ello, nuestra amistad nunca paso a otra cosa. Creo que ni ella ni yo nos enamoramos el uno del otro y simplemente tuvimos una amistad sana. Yo sabía que ella tenía un novio, el hoy imputado Olivert Oziel Bautista Treviño, desde que estaban en la secundaria. Lo vi varias veces en casa de Elena, estando yo ahí con ella de repente de llegaba y siempre me causó mucha desconfianza, se portaba con ella y conmigo en forma déspota, intimidante. Yo me daba cuenta que ella le tenía miedo y por lo poco que me platicaba de su relación, me daba cuenta que él siempre la hacía menos, le decía que no servía para nada, que por ser “vieja” no podía confiar totalmente en ella, porque según él las mujeres no eran de confiar. Nuca entendí porque ella seguía con él, supongo que porque tenía miedo de dejarlo.

El día de los hechos estaba con Elena en su casa. Estábamos sólo ella y yo y nos encontrábamos en el segundo piso de su casa, porque me estaba dando unas películas que me quería prestar. Como a eso de las 4pm, escuchamos que se abría la puerta principal de la casa y entraba Olivert gritando “donde estás pinche puta”, “te voy a madrear”; subió corriendo al segundo piso y nos encontró en la sala de estar que se encuentra afuera de las recámaras, donde Elena tenía sus películas. Al vernos se puso muy violento, la tomó del brazo y comenzó a preguntarnos que qué estábamos haciendo, que por qué estábamos solos en el segundo piso de la casa. Por más que tratamos de explicarle no entendía razones, estaba muy alterado y le gritaba a Elena “ahora sí ya te cargó la chingada pinche vieja”.

Acto seguido la jaló del brazo y le dijo “acompañe” y a mí me dijo “y tú te quedas aquí pendejo”. Me asusté mucho, así es que no me moví de ahí y sólo vi como la jalaba y bajaban las escaleras. Escuché que abrían y cerraban la puerta principal de la casa, como si salieran de ella y acto seguido comencé a escuchar gritos entre varias personas, al menos dos hombres y una mujer, que se escuchaban desde afuera de la casa. No alcanzaba a escuchar lo que decían pero supongo que se trataba de Olivert y Elena y alguien más. Después se dejaron de escuchar los gritos por un momento, pasaron aproximadamente cinco minutos sin que se escuchara nada, yo no me moví de donde estaba por temor, y en eso escuche un disparo, como de una pistola.

Me asusté aún más y tardé varios minutos en animarme a salir de la casa, aunque antes de salir le grité varias veces a Elena si estaba bien y no obtuve respuesta. Cuando finalmente me animé a salir de la casa la encontré tirada en la cochera de la casa sangrando de la cabeza y aparentemente ya en ese momento sin vida. No alcancé a ver nadie cerca, corriendo o en actitud sospechosa, pero obviamente me imagino que quien le disparó fue Olivert.

Declaración de Olivert Oziel Bautista Treviño

Tengo 22 años, soy mexicano, originario de Monterrey, Nuevo León, me dedico a la profesión de agente de ventas de una empresa farmacéutica. Conocí a Elena Gómez Beltrán en la secundaria y desde entonces habíamos tenido una relación sentimental, éramos novios. Nuestra relación siempre estuvo muy bien, a veces sí nos peleábamos como todas las parejas, pero creo que los pleitos eran porque ella a veces malentendía que yo la quisiera proteger. A veces me molestaba porque ella era muy independiente y hacía muchas cosas que yo creo que no es necesario que haga una mujer que tiene a un hombre que la cuida y que ve por su bienestar, como por ejemplo estudiar una carrera o tener un trabajo.

Me molestaba también que tuviera tantos amigos hombres, me daba celos que conviviera tanto con ellos, especialmente con José Joel con quien tenía una relación más cercana y medio rara. A veces pienso que le tenía más confianza a él que a mí y que a él le contaba cosas que a mí no. Nunca me cayó bien esa persona.

El día de su muerte efectivamente había llegado en su casa por la tarde, después de la comida, deberían ser como a eso de las 3:30pm, aunque no recuerdo la hora exacta. Me enteré por un amigo que estaba sola en su casa con José Joel y fui a ver qué pasaba. Sí llegué a su casa gritándole, la saqué de la casa, le exigí a José Joel que se quedara adentro para poder hablar nosotros solos y le comencé a reclamar que estuviera sola en su casa con él. Le cuestioné qué estaban haciendo, que cuáles eran las intenciones de esta persona y le repetí lo que acabo de mencionar: que no me gustaba que estudiara una carrera porque no la iba a necesitar ni ejercer cuando nos casáramos porque se iba a dedicar al hogar, que no me gustaba que tuviera tantos amigos hombres y especialmente que no me gustaba la relación tan cercana que tenía con José Joel. La llegué a tomar y jalar del brazo, pero nada más, no le hice ningún daño físico.

Al final de la discusión ella me dijo que quería terminar conmigo. Me molesté más y levanté un poco más la voz, pero no la agredí físicamente. Al contrario para contenerme de hacerlo, mejor decidí irme de su casa. La última vez que la vi estaba parada en la cochera de su casa, llorando. En la calle me estaba esperando mi amigo Cesar Serna García con quien había llegado en su coche tsuro color blanco y que me había esperado todo el rato. Subí a su coche y nos fuimos a un bar a tomar unas cervezas. De ahí nos fuimos a una finca campestre que tiene la familia de Cesar en Allende. Es una casa que se encuentra lejos de la ciudad  y alejada de cualquier otra vivienda, solo rodeada por monte. Nos pusimos muy borrachos y ya por la noche sacamos un arma que habíamos encontrado dentro de la casa y disparamos al aire. Yo disparé 2 ó 3 tiros y mi amigo otros 2 ó 3. No se qué calibre sería la pistola, no conozco nada de armas, pero seguramente esa es la razón por la que salí positivo en la prueba de radizonato de sodio que me practicaron cuando me detuvieron.

Después de que hicimos los disparos escuchamos a lo lejos algunas sirenas, como de patrullas y nos asustamos, así que aventamos la pistola hacia fuera de la propiedad, en el monte que colinda con la parte de atrás de la propiedad.

Nos quedamos a dormir en aquella finca y al día siguiente como a eso de las 9am nos regresamos a Monterrey. Manuel me dejó en mi casa, al llegar vi que estaban unos ministeriales afuera, al principio me asusté por qué creí que algo le había pasado a mi madre, pero al bajarme del coche se acercaron conmigo, me enseñaron una orden de detención firmada por un juez y me dijeron que estaba detenido como probable responsable del asesinato de Elena. Yo no entendía nada, en el traslado los policías medio me explicaron lo que había pasado, pero no me querían decir mucho porque decían que yo mejor que nadie sabía lo que había sucedido, pero no es así, yo no sabía nada. Después en el Ministerio Público me enseñaron algunas fotos del cadáver de Elena y de adentro y afuera de su casa. Después me llevaron a un lugar donde me practicaron una prueba que me dijeron era la de radizonato de sodio para saber si había disparado un arma de fuego. Yo les había explicado que sí, que el día anterior por la noche había hecho unos disparos en la finca campestre de un amigo y posteriormente me dijeron que la prueba había resultado positiva.

Declaración de Cesar Serna García

Mi nombre es Cesar Serna García, tengo 22 años, soy cajero en una sucursal bancaria que se encuentra en el centro de la ciudad. Conozco a Olivert Oziel Bautista Treviño y conocí a Elena Gómez Beltrán desde que estábamos en la secundaria. Siempre fuimos muy amigos los tres y un día ellos se hicieron novios, pero seguimos conviviendo mucho los tres.

Su relación como novios siempre me pareció buena, de repente tenían algunas peleas y Olivert era muy celoso, así es que con frecuencia se enojaba por ella por ese motivo. Nunca me constó que ella le pusiera el cuerno o algo sí, pero el muchas veces sospechaba y no le gustaba que Elena tuviera tantos amigos y que se viera con ellos frecuentemente, incluso en su casa. Por otro lado, nunca me constó que él la maltratara físicamente, aunque cuando se peleaban el sí levantaba la voz y en ocasiones la tomaba fuertemente de los brazos, pero nada más. El siempre me decía que la quería mucho y que ya estaba ahorrando para que se pudieran casar pronto, que en cuanto terminará ella la carrera lo harían.

El día de los hechos, comí con Olivert y ahí recibió una llamada de alguien que no me dijo quien era y se puso muy molesto, me dijo que lo llevara inmediatamente a casa de Elena. Lo lleve y me dijo que lo esperara afuera, yo le dije que lo dejaba ahí y que iba a ir a un Oxxo a comprar unos cigarros y unas cervezas para esperarlo, pues imaginé que se iba a tardar mucho. Al llegar se bajó del coche, el abrió el portón de la cochera que por lo visto no tenía ningún candado y abrió la puerta principal sin tocar y entró. Según recuerdo haber visto en el reloj eran como las 4pm. Después de que entró yo me fui a un Oxxo que queda como a cinco cuadras de casa de Elena. Al llegar al Oxxo recibí una llamada telefónica de una amiga y me quedé platicando con ella un rato, después compré los cigarros y las cervezas y regresé a casa de Elena, deben haber pasado como unos 20 minutos. Sin embargo, a una cuadra y media antes de llegar a casa de Elena me encuentro a Olivert que viene corriendo en la dirección en la que yo me encontraba. Paré el coche y el se subió, estaba muy alterado, como molesto y me dijo “vámonos a la chingada de aquí”. Le pregunté que qué había pasado y sólo me dijo “nada, le di una lección a esta pendeja”.

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