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Caracterización tradicional de la escuela

Gabriela VelazquezResumen21 de Noviembre de 2016

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Caracterización tradicional de la escuela       Jaume Trilla Prof. HORACIO

Se entiende que la escuela es una institución específicamente educativa, es decir, un medio creado expresamente para cumplir alguna función pedagógica. Esta caracterización es, insuficiente.

 Lo que distingue verdaderamente a la escuela no son tanto los fines y las funciones cuanto la manera de conseguirlos. Es por esto que más nos interesa aquí caracterizar a la escuela tal y como formalmente se nos presenta, que desentrañar las funciones que cumple.

Aspectos a partir de los cuales caracterizamos a la escuela

 • Realidad colectiva

 • Ubicación en un espacio específico

 • Actuación en unos límites temporales determinados

 •Definición de los roles de docente y discente

 •Predeterminación y sistematización de contenidos

 • Forma de aprendizaje descontextualizado

REALIDAD COLECTIVA:

Aparte y por debajo de las virtudes educativas que el hecho colectivo comporta, es también un principio de economía el que da lugar a la escuela.   La escuela como mecanismo minuciosamente diseñado para hacer eficaz la enseñanza conjunta de muchos a la vez.   Tales técnicas, a la par que posibilitan la eficacia instructiva, permitirán, según el análisis de M. Foucault, la economía en el ejercicio del poder disciplinario

UBICACIÓN EN UN ESPACIO ESPECIFICO:

La escuela tiende siempre a identificarse con lugares y edificios.   La escuela concreta el aprendizaje en lugares que han de ser adecuados a tal función: se crea una arquitectura, escolar.   El lugar escolar, dependiendo también de las diversas pedagogías, tenderá a ser más o menos denso o difuso, centrípeto o centrífugo.  

ACTUACIÓN EN LOS LIMITES TEMPORALES DETERMINADOS: 

La escuela es un lugar al que no se puede ir en cualquier momento del día, ni cualquier día, ni en cualquier época del año.    La escuela tácitamente define a ciertos momentos, días y épocas, como más aptos para la enseñanza: la dosifica en el tiempo y le señala ritmos y alternancias. (cronosistema escolar) Pero la escuela además de privilegiar a unos momentos para el aprendizaje, segmenta, por añadidura, la vida social. Los efectos del tiempo escolar repercuten en la cotidianeidad.   Igual que con el espacio, el tratamiento que cada escuela da al tiempo está en función, por un lado, de factores digamos objetivos (climatología, edad de los escolares, etc.) y, por otro lado, de la pedagogía que asuma, del modelo de escuela en que pretenda encuadrarse

DEFINICION DE LOS ROLES DOCENTE Y DISCIENTE:

La colectividad que es la escuela está formada por dos totalidades: la de quienes van a aprender y la de quienes van a enseñar.  

Los roles de docente y discente son, inseparables: no puede darse el uno sin el otro, se definen mutuamente.

 La escuela es el lugar institucionalizado del encuentro entre maestro y alumnos. (aula “estándar”). La relación docente-alumno se da en un marco instituido que preexiste a los sujetos concretos que la han de encarnar y así, está ella también predeterminada, al menos parcialmente.

PREDETERMINACION Y SISTEMATIZACION DE CONTENIDOS:

Una serie de términos, se refieren al carácter selectivo y sistemático de los contenidos escolares: programa, currículum, plan de estudios, materia de estudios, grados, asignaturas..

 Son dos los aspectos remarcables en este sentido: el que se refiere a la selección de los contenidos que han de transmitirse en la escuela, y el de la sistematización y ordenación de los mismos.

Los contenidos escolares son una selección (siempre previa al acto de enseñanza), realizada con criterios que pueden ser diversos,  Al mecanismo de selección de los contenidos le sigue una ordenación secuencial   tanto los objetivos como la selección y sistematización de los contenidos, son variables que dependen del tipo de escuela, del lugar y de la época.

FOMA DE APRENDIZAJE DESCONTEXTUALIZADO

La escuela genera un aprendizaje descontextualizado; transmite un saber desconectado del ámbito donde éste se produce y se aplica.  

La escuela no crea conocimientos  ni es lugar para su utilización.  Igual que ocurría con las características anteriores, la forma de asumir esta descontextualización del aprendizaje es algo que puede variar según los diferentes modelos o proyectos escolares

Video con ejemplos de diferentes escuelas

https://prezi.com/28cx7ywwx1ql/ensayo-sobre-la-escuela-jaume-trilla-cap-1/

El discurso sobre la escuela podría ser inacabable: la pedagogía ha hecho de ella su objeto privilegiado. Sin embargo, más allá de tendencias, metodologías y teorías escolares, lo que nos interesa ahora es únicamente ver a qué podemos llamar «escuela», sin forzar demasiado la palabra.

Por de pronto, se entiende que la escuela es una institución específicamente educativa, es decir, un medio creado expresamente para cumplir alguna función pedagógica. Esta caracterización es, no obstante, insuficiente. Habría que precisar, de entrada, qué tipo de función o de finalidad educativa se propone; a qué aspecto -o aspectos- del proceso educativo general atiende preferentemente. Se suele decir -entendemos que con razón- que la escuela debe proporcionar una educación integral, que no sólo debe ser instructiva sino también formativa, que no ha de ocuparse sólo de lo intelectual sino atender también a las demás dimensiones del ser humano (estéticas, morales, afectivas, físicas, sociales). A pesar de todo ello, consideramos que la función pedagógica más directa y específica para la que la escuela ha sido creada hace referencia, sobre todo, a lo instructivo e intelectual; es decir, a la transmisión de conocimientos y a la adqui­sición de habilidades y aptitudes intelectuales. Esto, sin embargo, no niega que la escuela pueda atender a otros aspectos formativos o no deba pretender una educación armónica e integral.

En cualquier caso, no es nuestra intención proseguir en esta clásica discusión sobre los cometidos de la escuela, ni queremos caracterizar a la misma a partir de su dimensión funcional e ideológica. Y no porque ello no sea importante, sino porque lo que caracteriza preferentemen­te a la escuela creemos que está en otra línea. Lo que distingue verdaderamente a la escuela no son tanto los fines y las funciones cuanto la manera de conseguirlos. Es por esto que más nos interesa aquí caracterizar a la escuela tal y como formalmente se nos presenta, que de­sentrañar las funciones que cumple.

Así pues, partiendo de considerar a la escuela como una institución intencional y específicamente educativa, intentaremos una aproximación fenoménica a la misma que permita diferenciarla de otros medios educativos que puedan ser también intencionales y específicos. Se trata de ensayar una caracterización de la escuela en sí misma; esto es, que incluya sus diferentes tipos, modelos y variantes.

Quizás una de las mejores definiciones de escuela, en la línea descriptiva que proponemos, sea aún la de Alfonso X el Sabio en sus Partidas: «Estudio es ayunta­miento de maestros et de escolares que es fecho en algunt logar con voluntad et con entendimiento de aprender los saberes».3 En esta definición están, implícitos o explícitos, casi todos los aspectos a partir de los cuales caracteriza­mos a la escuela, a saber:

«Realidad colectiva»; «Ubicación en un espacio específico»; «Actuación en unos límites temporales determinados»; «Definición de los roles de docente y discente»; «Predeterminación y sistematización de contenidos»; «Forma de aprendizaje descontextualizado.»

Realidad Colectiva

Decía Comenio de la escuela que era un «educatorio común de la juventud», y la defendía como tal por la ejemplaridad, la emulación y la ayuda mutua que la situación colectiva posibilita como recursos para la enseñanza. 4 Mucho antes que él, Quintiliano había ya resaltado las ventajas de la enseñanza en común. 5 Pero aparte y por debajo de las virtudes educativas que el hecho colectivo comporta, es también un principio de economía el que da lugar a la escuela; a la escuela como mecanismo que permite enseñar a muchos a la vez. Para que «pueda instruise toda la juventud (a no ser aquella a quien Dios negó el entendimiento)», 6 es por lo que Comenio se propone resolver el problema de «cómo un solo preceptor puede ser suficiente para cualquier número de discípulos».  El modelo del preceptor, ayo o pedagogo doméstico no sirve cuan­do dejan de ser muy pocos quienes han de instruirse.

La historia de la pedagogía escolar (a nivel técnico: organizativo y didáctico) es la historia de cómo se va organizando el espacio, las relaciones, los roles, el material... para hacer eficaz la enseñanza colectiva. Aquellas «escuelas» tipo corral, que muestran algunas pinturas de los siglos xvi y xvii, en las que el maestro sólo enseña a un alumno a la vez, mientras los demás vagan y alborotan por el «aula» sin rendimiento instructivo ninguno, 8 serán transformadas por la técnica pedagógico-escolar de Comenio, Demiá, Juan Bautista de la Salle y otros, en mecanismos minuciosamente diseñados para hacer eficaz la enseñanza conjunta de muchos. Tales técnicas, a la par que posibilitan la eficacia instructiva, permitirán, según el análisis de M. Foucault, la economía en el ejercicio del poder disciplinario. 9 El sistema de enseñanza mutua, ideado por Lancaster y Bell, que tuvo una expansión notable en el siglo pasado, sería el ejemplo más idóneo de la preocupación para lograr la enseñanza eficaz de muchos alumnos con el mínimo de personal docente.

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