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Conversaciones Didácticas. La enseñanza como puente a la vida


Enviado por   •  24 de Febrero de 2019  •  Ensayos  •  8.983 Palabras (36 Páginas)  •  218 Visitas

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Conversaciones Didácticas.

La enseñanza como puente a la vida.

ESTELA BEATRÍZ QUINTAR

Quintar, Estela Beatriz. (1998), “Planeación Didáctica” en Conversaciones Didácticas, La enseñanza como puente a la vida, Argentina, EDUCO, pp. 59 - 79.

        

PLANIFICACION DIDACTICA

«La vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes...» John Lennon

1.- Algunas consideraciones previas : - ¿Qué es planificar? Planificar es, en nuestra versión didáctica, una forma de organizar todo aque- llo que necesite de un cierto ordenamiento temporo-espacial de y en las ac- ciones cotidianas, En este sentido uno planifica su vida, planifica la vida de los otros, a veces se la planifican a uno - haciéndonos creer que es uno el que la planifica, y en realidad es el mundo y su sistema de relaciones quien lo hace por uno - y más aún en los tiempos actuales de gran invación tecnológica del sí mismo y de ampliación de la cultura del mass-media; el tema es que siempre, en el deve- nir de la cotidianeidad, hay una organización mínima, vital y necesaria del tiempo. Es la presencia del tiempo y de lo que en-ello deviene, lo que hace a una cierta «racionalidad» de su , que es histórico: El tiempo se «vive», es lo que contiene la vivencia y la experiencia del existir. Esto es importante a tener en cuenta. Por qué? Porque a veces la planificación se tecniífica a tal grado, que pasa a ser una organización alejada de quién la usa, perdiéndose su «sentido subjetivo». El sentido de la planificación - como ordenamiento cotidiano - está dado en la necesidad vital que genera la conciencia, por un lado, de la fluidez de la temporalidad y por el otro, de los múltiples tiempos que habitan, simultánea- mente, en esa fluidez; es decir, el tiempo de los que intervienen en «esas» situaciónes de vida. A modo de ejemplo podríamos observar que, el tiempo de los hijos, no es el tiempo de los padres; el tiempo del dinero y el tiempo de satisfacción de necesidades; el tiempo de los tiempos naturales; el día, la noche; el tiempo que imponen los medios de comunicación, el tiempo que impone la TV, son todos tiempos que de alguna manera necesitan ser visualizados, de lo contra- rio uno se puede perder, «alienar» en el tiempo, que se vuelve demanda, del mundo que nos rodea, mas que «articular» tiempos simultáneos en diálogo con el mundo. Siguiendo en esta línea de pensamiento, podríamos tomar en cuenta la importancia de la noción de las «nueve lunas» que necesita un bebé en el vientre materno, lo que nos lleva a considerar el tiempo del ser humano en su crecimiento intrauterino para nacer.

En este caso, evoco el significado de las nueve lunas en la época en que no existía el calendario que hoy conocemos en Occidente; la naturaleza contri- buía a señalar «el tiempo» de espera, de la llegada; luego el tiempo del pecho y la satisfacción del hambre del bebé, el tiempo de la caricia y la necesidad de la caricia, es decir, con menor o mayor grado de conciencia, va construyéndo- se un «sentido» de la multiplicidad del tiempo y objetos que tienen tiempos de proximidad y de alejamientos, lo que implica una construcción objetual que permite «vivir» de lo presente y lo ausente sin angustia de «muerte». Cuando el objeto no está presente, cuando por ejemplo, con los niños se juega a que la mamá se esconde, se transitan distintas etapas de angustia y disfrute del juego presente-ausente simbolizado.

Cuando se construye el objeto, éste tiene una pertenencia a-temporal porque es un objeto simbólico, construído internamente, y se tolera el tiempo de au- sencia extema.

Esto es importante recordar para visualizar cuál es el «sentido» que tiene la planificación en la cotidianeidad del sujeto, por cuya sujeción se determina el tiempo «vivido», vital.

En ésta línea de pensamiento, el «tiempo intemo», se constituye subjetiva e intersubjetivamente y en relación al mundo y sus objetos, lo que implica una determinada vinculación con el tiempo, y por lo tanto, implica la organización racional de esta multitemporalidad del presente, y de un presente que, por ser tal, es situado, tiene un sitio, una estancia, un espacio propio de acción, una territorialidad.

Esto compromete y complica un ángulo de mirada, de razonamiento y de construcción de vínculos, de sentido y de significado de lo real, del mundo, puesto que los tiempos son también diferentes en función de lo que cada uno construye como temporalidad y en relación territorial, situacional o contextual. El tiempo de espera para unos puede ser breve, para otros puede ser una situación tremendamente compleja, y para otros puede ser causante de muer- te. La cuestión de la «racionalidad en la organicidad del tiempo» es parte de un sostén epistémico y existencial, es decir, responde a un ángulo de «cons- trucción del conocimiento» y a una situación de vida particular.

En nuestro caso, este sostén epistémico de construcción de conocimiento de lo real, está dado en los supuestos planteados y desarrollados por el Dr. Hugo Zemelman en su propuesta que denominamos del «Presente Potencial». Desde esta propuesta se hace referencia a la «conciencia histórica» en térmi- nos de construcción subjetiva e intersubjetiva del presente dándose como posibilidad transtormadora de futuro, construcción que se corporiza en el co- nocimiento, cada vez mas complejo, de los sentidos y significados que permi- ten darse y dar cuenta de la propia situacionalidad, con todo lo que ello impli- ca. En este sentido es indagar-se en el saber de donde se está, cómo se está y porque se está donde se está subjetiva y colectivamente, lo que compromete al sujeto concreto en su acción político-económica y cultural en la emergencia que reedita al presente como permanentemente coyuntural , inédita y potencial en su «estar siendo».

En éste marco de reflexión activa, es imperativa la percepción y el diálogo con el tiempo interno y lo que se objetiva de la realidad, estoy haciendo refe- rencia al tiempo experienciado y vivido, donde el tiempo es el tiempo que se actúa en una situación.

En esta línea de pensamiento, podría decirse, que la con-ciencia del tiempo y su organización es una vivencia de «sentido común» que se actua, por ejem- plo en el diálogo con la naturaleza.

Este diálogo, contribuye a ordenar el mundo y su tiempo de acciones produc- tivas - lo que implica a la díada espacio-tiempo - mas aún en «otros tiempos» de la história dada en que el desarrollo de la técnica no era tan avasallador, el tiempo del sol, el tiempo de la luna, el tiempo de las estaciones, y en cada tiempo natual se realizan tareas que puedan dar un sentido a ese tiempo.

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