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Estrategias De Gestión Territorial Y Cultural

WilmanAuz6 de Octubre de 2013

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ESTRATEGIAS DE GESTIÓN TERRITORIAL CON ENFOQUE CULTURAL

AUTOR: Wilman Auz Imbaquingo

Cuenca, diciembre del 2012

Introducción

Hablar de gestión territorial desde un enfoque cultural es adentrarse en los complejos ámbitos de la antropología y el territorio, es escudriñar una amplia gama de conceptos u puntos de vista de como llevar un proceso adecuado de desarrollo dentro de un territorio; en ella convergen dos grandes visiones; la primera desde lo global y lo segunda desde lo local. Hay un tercer elemento que influye o participa dando matices diferentes a estos enfoque ésta es la cultura.

¿Qué es y desde qué punto la analizamos? Esta tarea se verá envuelta en su sincronización de elementos explicativos y enfoques de análisis.

En la tarea de explicar la importancia de la cultura para un desarrollo territorial nos valimos de elementos como: la espacialidad, temporalidad y sentido. Estos conceptos nos permitirán hacer una lectura holística y sistemática de las diversidades socioculturales y sus respectivas influencias e incrustaciones en la constitución del territorio donde se ubican. Su aplicación nos lleva a considerar grandes variables que son abordadas por la antropología tales como: la organización social, la organización sociopolítica, la organización económica y el mundo de las representaciones.

Partimos del hecho de que las culturas tienen que ser vistas en su historicidad, como construcciones dialécticas, pues han estado en contacto y cambiando a lo largo de la historia, mucho más ahora en el actual proceso de globalización que vive la humanidad.

Pero antes, es de primordial importancia echar una ojeada a dos miradas teóricas, metodológicas, éticas y políticamente distinta, que han orientado el análisis de la realidad y de la vida social. Una mirada positivista, racionalista, esencialmente cuantitativa y otra fenomenológica, de carácter fundamentalmente cualitativo.

“Metodológicamente, para comprender el mundo y a la realidad social, Occidente solo priorizó el lenguaje racional experimental. Para el racionalismo cualquier postulado que no pueda ser asimilado por la lógica de la razón, resulta irrelevante y no merece consideración alguna. El empirismo positivista buscó construir la ciencia social en igual término que las ciencias naturales, partiendo de la experimentación de los fenómenos, cualquier hecho, fenómeno o proceso que no puede ser tratado como cosa, que no responda a las leyes experimentales, marcadas por el número y la tabulación, no posee validez, solo aquello que es demostrable, observable, comprobable empíricamente, podría entrara en la categoría de fenómeno científico. Esta cientificidad permite llegar a la formulación de leyes con validez universal y encontrar las constantes universales culturales; postura que termina siendo fundamentalista. En este enfoque las dimensiones subjetivas de los actores sociales no pueden, ni deben ser consideradas. Su visión instrumental que se erigió como el método único y hegemónico de conocimiento.” (Guerrero Arias, Patricio:, 2002).

En la pretendida búsqueda de la “objetividad científica” se plantea una irreal “neutralidad” de la ciencia y del científico, cuando históricamente se ha demostrado su utilización ideológica e instrumental al servicio del poder y la dominación.

“La mirada fenomenológica, en contra posición a la racionalista positivista, trata de entender la realidad, los procesos y fenómenos sociales desde las perspectivas de las lógicas y racionalidades de los propios actores societales. Lo que interesa es llegar a entender las tramas de sentido, los significados y significaciones que dichos actores dan a su vida”. (IBIDEM)

PALABRAS CLAVE: Territorio, espacio, poder, cultura, globalización, desarrollo local.

ESTRATEGIAS DE GESTIÓN TERRITORIAL

Reconocer que la interrelación entre sociedad, cultura y territorio es dinámica, que se encuentra en permanentes procesos de cambio y continuidad, constituyendo parte fundamental de un proceso de desarrollo local, nos lleva a procesar una propuesta de antropología del desarrollo y del territorio.

Si en un proceso de elaboración de un Plan de Ordenamiento Territorial como estrategia de desarrollo de un territorio determinado, nos preguntáramos Qué es más importante, el ordenamiento territorial o el tema de la inclusión de la cultural y lo social.

Este cuestionamiento nos lleva a dos explicaciones una desde que punto de vista lo estamos viendo el ordenamiento territorial.

1. Puede ser visualizado como un proceso o estrategia de apropiación del territorio y

2. Como estrategia de desarrollo integral entre población, cultura y territorio.

Desde el primer enfoque a la población se la ve como “necesidad de equipamiento”, necesidad de cuadricular el territorio y sus usos con fines exclusivamente de apropiación.

El segundo enfoque tratará de valorizar fundamentalmente a la población dentro de sus expresiones culturales y la construcción de su espacio-territorio de vida, reconociendo que ninguno de los procesos históricos y de desarrollo vividos no son homogéneos o lineales.

En este punto el análisis nos invita a que debemos hacer una ruptura epistemológica con quienes hacen pensar en una solo cultura, en una solo dirección, en un solo desarrollo y en esto nos ayuda la antropología.

El sustantivo de la antropología es la cultural

Cultura sociedad

Ambiente

La cultura indica una forma particular de vida, expresa la especificidad de una sociedad resultado de una permanente relación dialéctica entre cultura, sociedad y ambiente.

El interés por la forma de vida, de organización y “construcción” de un determinado territorio no aproxima a la lectura del sentido, de los significados y de las significaciones de las construcciones culturales de las diversidades sociales, acercándonos al análisis de la diversidad, pluralidad y diferencias que caracterizan nuestras realidades culturales y territoriales locales.

“Todo aquello que el ser humano es capaz de construir, de conocer o transformar, tiene como fuente ineludible la realidad, que es el espacio donde se desarrolla su práxis vital. La realidad es la fuente de todo conocimiento y de toda práxis.

La realidad se muestra a nosotros a través de signos, estos son la parte externa, material observable, de la realidad por lo tanto pertenece al mundo físico. Pero la realidad no solo es lo que aparece ser, lo que de ella percibimos, externamente, la realidad tiene, también, una dimensión que está más allá de lo materialmente perceptible, Hay un nivel profundo interno, inefable de la realidad que pertenece al mundo de lo simbólico, que no puede ser captado por la observación” (Guerrero Arias, Patricio:, 2002)

El signo pertenece al mundo físico, el símbolo pertenece al mundo de la cultura, es una construcción cultural y por lo tanto una producción Social resultante de la producción humana. “El símbolo es una construcción cultural que hace posible a su vez la construcción de los sentidos de la existencia de los individuos y de las sociedades: el símbolo esta conformado por tres niveles: el significante, que corresponde a la realidad externa o sígnica de la realidad; por el nivel del significado que corresponde a la dimensión oculta, al contenido, y por el nivel de la significación que se refiere al uso social que se hace de dicho símbolo, que nos permite saber qué es lo que la gente hace con sus construcciones simbólicas: estas tres dimensiones son las que construyen el sentido.

Entonces, para poder entender los significados, las significaciones y sentidos de lo simbólico, como pretende la antropología, la observación ya no resulta ser la técnica más idónea. Una lectura connotativa, un análisis hermenéutico de la realidad, requiere el contacto directo con los sujetos sociales a través de un proceso que es eminentemente dialógico. Es ese encuentro dialogal el que nos permitirá acercarnos a los universos simbólicos del ser humano, de sus cosmovisiones, de sus imaginarios al nivel de las representaciones de la cultura”. (IBIDEM)

¿Cómo podemos aplicar el análisis cultural en el territorio?

Creemos que lo podemos hacer desde tres perspectivas:

1. Espacialidad: toda manifestación de la cultura no se produce en el vacío, sino en un espacio concreto. Tanto desde sus dimensiones macro como microespaciales. Este enfoque nos permite hacer diagnósticos del espacio sobre: localización, ubicación, características del territorio, tanto ancestrales como actuales, características ecológicas, condiciones topográficas y suelos, orografía, hidrografía, climatología, zoografía, fitogeografía. Recursos humano, recursos naturales tierras cultivables y de pastura, geografía humana: tamaño, densidad, distribución, composición, flujos migratorios, población rural, urbano, nacionalidades y pueblos, etc., patrón de poblamiento y asentamiento humano; Toponimias; Diagnósticos de infraestructuras y servicios e inclusivo construcción de un mapa por la propia comunidad, señalado algunos de los aspecto en el espacio concreto.

2. Temporalidad:- captar el sentido histórico del territorio y de su población, ya sea que se refiere a un tiempo histórico, o “mítico”, al pasado o presente, lo temporal a traviesa todas las dimensiones de la realidad y por lo tanto de la vida social. Desde la visión holística de la antropología nos permite conocer un hecho cultural en el tiempo desde dos perspectivas: diacrónico (pasado histórico) y sincrónico

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