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Estudio De Caso

lanxerlot26 de Mayo de 2015

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Estudio de caso: Pérdida o degradación de los valores.

La expresión "ser bien educado", que significa tener urbanidad, mostrar una conducta cívica, había caído en desuso e incluso sonaba algo retrógrada. La actual generación de padres y profesores estaba convencida de que bastaba con educar a buenas personas, al margen de las buenas maneras. Y ahora se descubre con estupefacción que todos tienen grandes problemas de convivencia porque son unos maleducados. ¿Qué ha ocurrido? Salvador Cardús, rehuyendo los sermones apocalípticos sobre la crisis de valores y las sospechosas llamadas al rearme moral, propone un modo alternativo de pensar el civismo y pone de relieve que la creciente informalidad permite imponer con mayor facilidad los gustos del mercado de consumo.

1. Fundamentación teórica.

Todos los días, a cualquier hora, en todas partes, vivimos, sabemos, o nos cuentan algún hecho que evidencia la crisis de valores que padecemos. Sin medir las consecuencias; los divorcios van en aumento, las familias se separan y se desintegran las familias; falta de conciencia moral. Pareciera que las personas ya no distinguen entre el bien y el mal. Ante esta grave situación nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer a favor de los jóvenes para generar condiciones en las que vivan socialmente respetando las normas morales de ésta? ¿Qué podemos hacer para fortalecer en los jóvenes su responsabilidad individual y orientarlos a que construyan su proyecto de vida?

FOMENTO DE LOS VALORES

Se entiende por valor moral todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona. El valor moral conduce al bien moral. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa.

El valor moral perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en su razón. Se puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin embargo vivir en la mentira, el hacer uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, vivir la verdad, actuar con honestidad, el buscar la justicia, le perfeccionan.

Para lograr comprender plenamente los valores morales debemos analizar la relación que éstos guardan con otro tipo de valores. Siendo el ser humano el punto de referencia para los valores, cabe ordenarlos de acuerdo con su capacidad para perfeccionar al hombre. Un valor cobrará mayor importancia en cuanto logre perfeccionar al hombre en un aspecto más íntimamente humano.

Los valores morales surgen primordialmente en el individuo por influjo y en el seno de la familia, y son valores como el respeto, la tolerancia, la honestidad, la lealtad, el trabajo.

Las escuelas pueden también enseñar a los jóvenes valores al mismo tiempo que enseñan matemáticas, lengua y las otras materias.

A medida que se incrementan los problemas sociales y disminuye la capacidad educativa de la familia y otras instancias socializadoras, más se acude y demanda a la escuela que contribuya a intentar solucionar los problemas que afectan a los jóvenes. De este modo, una “ola” de educación en valores ha recorrido las últimas reformas educativas y los nuevos temarios educativos.

Graham Haydon, en su libro Enseñar valores: un nuevo enfoque, contribuye a repensar qué se debe hacer en la educación cívico-moral de los estudiantes y señala que “reflexionar sobre los valores es una forma de conseguir un cuadro más claro de lo que estamos tratando de hacer y de lo que define en qué consiste hacerlo bien”.

Los tiempos de la globalización traen avances que no se pueden desdeñar, pero también han contribuido a la pérdida de valores cívicos que dañan a la identidad nacional, asuntos a los que el sector educativo debe de poner más atención para no acumular más generaciones perdidas de mexicanos.

Desde que se dejó de impartir como tal la clase de educación cívica en las escuelas, el fenómeno se empezó a acrecentar generando a su vez actitudes de individualismo y aislamiento de los escolares tanto en sus relaciones sociales como familiares.

Autoridades de educación básica, media superior y superior de Baja California, así como representantes de Organismos No Gubernamentales, investigadores, profesores y estudiantes coinciden en que nos encontramos en una situación de pérdida de valores cívicos y en que esto se debe de reforzar, incluso en retomar la materia de educación cívica, y fomentar el servicio social hacia las comunidades y la vida democrática.

El secretario de Educación de Baja California Óscar Vega Marín dijo que se tiene que insistir en la enseñanza de los valores en los pequeños, tales como la tolerancia, el respeto a la ley y la cultura de la legalidad para que cuando sean adultos sepan vivir en sociedad y cumplan con ciertas reglas de convivencia.

Hay un reto adicional para las familias y para el sistema educativo, luego del avance tecnológico que hemos alcanzado, el consumismo el crecimiento de la población en algunas zonas urbanas en donde no se les alcanza a dar todos los servicios públicos adecuados, propicio para que la gente que se dedique a las cuestiones delictivas", refirió.

Vega Marín consideró que se tiene que contrarrestar esta forma de vida a través de los valores y con un llamado insistente a los padres de familia y a los maestros para observar más a los niños y acompañarlos mayormente en su proceso de socialización.

Aseguró que en esto hay asignaturas pendientes que resolver por lo que se ha vuelto a tener una materia de civismo como una asignatura concreta ya que antes estaba distribuida en otras materias.

"Hoy se vuelve a tener esta asignatura. Creo que es un reto importante que tenemos todavía. Tenemos una gran responsabilidad como familias y como autoridades en ese tema".

• Educar es, en definitiva, promover el desarrollo de los valores humanos. La educación procura formar personas valiosas en ideas y actos, y por tal se entiende aquellas que encarnan muchos valores y virtudes.

• El desarrollo humano en sentido natural es consecuencia del desarrollo armónico de las virtudes o valores. En esta línea de reflexión, la finalidad de la educación sería dotar al alumno del sistema de valores necesarios para su perfeccionamiento personal. En la promoción de los valores cabe diferenciar, a nuestro entender, tres campos propios del quehacer educativo: la formación de criterios para la acción, la ayuda a encontrar satisfacción en su práctica y la formación de hábitos. Partiendo siempre del nivel de capacidad individual, pues cada persona es siempre el punto de partida del proceso educativo. Llegados a este punto, nos gustaría resaltar que la meta de la formación en valores es el cambio de comportamiento. Y para que este cambio sea eficaz debe cumplir tres condiciones imprescindibles: ser operativo (convertirse en acción), cuantificable y transitivo (beneficiar a su entorno).

La sociedad actual reclama con insistencia una educación de los valores para la juventud. La respuesta de la escuela debe ser la promoción de los valores propios de la dignidad del ser humano, pero la sistematización didáctica para la promoción de los valores morales plantea ciertas dificultades al profesorado. De forma intuitiva se venía suponiendo que la práctica deportiva formaba en valores de por sí, pero esto no goza del apoyo de la investigación científica.

Los valores son cualidades abstractas que se manifiestan objetivamente en las obras, y la virtud es un conjunto de hábitos que nos permite obrar bien; luego, la educación moral podría resumirse en la promoción de disposiciones estables (hábitos) que permitan obrar bien. La actividad físico-deportiva, por sus especiales implicaciones, constituye un buen medio para la creación de hábitos que forjen al alumno en los valores y las virtudes morales.

El problema de la formación de los valores tiene mucha actualidad por las propias necesidades del desarrollo social en este mundo globalizado.

Variados son los enfoques que tratan de buscar una explicación a tan complejo problema, el cual puede ser conceptualizado desde diferentes ciencias al ser concebido desde el paradigma de la complejidad, pues todo intento de simplificarlo corre el peligro de desnaturalizar su propia esencia.

En el trabajo se intenta ofrecer diferentes criterios teóricos y metodológicos sobre la investigación y la práctica educativa en la formación de valores en la escuela con un enfoque psicopedagógico planteado por Emilio Ortiz, de Cuba.

El problema de la formación o la educación de valores o en los valores preocupa y ocupa a la comunidad educativa en el mundo.

La entrada vertiginosa en un nuevo milenio exige de una mayor eficiencia, eficacia y pertinencia de los procesos formativos, no solo en cuanto a la elevación del nivel intelectual de sus egresados, sino también en sus cualidades morales.

De los valores se viene hablando bastante desde hace tiempo por parte de diferentes especialistas, con disímiles puntos de vista y enfoques, lo cual resulta lógico, pues constituye un tema muy complejo que puede ser abordado desde diferentes enfoques y desde los diferentes campos del saber que integran, por ejemplo, las Ciencias de la Educación: la Psicología, la Pedagogía, la Filosofía, la Sociología y la Historia, entre otras.

Un objeto de investigación educativa tan complejo como los valores no puede ser aprehendido con rigor solo desde la Pedagogía, de ahí la importancia de hacerlo

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