Evaluación Formativa

A lo largo de los años, la evaluación ha sido trasformada, de manera que en la actualidad muchos docentes se han sumado a la gran cantidad de alternativas existentes, para así darle un enfoque distinto a lo que anteriormente se conocía como las evaluaciones que establecen diferencias entre los mismos estudiantes, un ejemplo de esto es la evaluación formativa una propuesta que según diferentes autores, permiten tanto al estudiante como al docente sacarle un grado sustancial a las intervenciones educativas que los profesionales proponen en este tipo de evaluación, ya que esta era una forma efectiva de mejorar el aprendizaje de los alumnos.

Díaz J. (2005) menciona, que la evaluación orientada a la comparación entre resultados y los objetivos planteados previamente comporta una evaluación centrada exclusivamente en el producto final y no ejerce ninguna clase de acción sobre el proceso de enseñanza – aprendizaje, en definitiva la evaluación consiste en la emisión de un juicio de valor de los aprendizajes de los alumnos.

Es por esta razón que la evaluación formativa ha venido ganando terreno con el paso del tiempo, ya que los docentes buscan la manera de que este tipo de modelo cambie a medida que los estudiantes puedan tener un aprendizaje significativo de los conocimientos brindados sin que esto tenga un sinónimo de exámenes o pruebas que se centren en el rendimiento académico de cada párvulo sino que más bien estos tengan una participación activa con el docente y sus compañeros en cada lección, donde estos intercambien sus conocimiento, están en constante actualización y de la misma manera es como los profesores ajustan los procedimientos de la enseñanza donde se evidencie el proceso del aprendizaje.

Díaz J. (2005) plantea que los retos de futuro que establezca la evaluación formativa como instrumento relevante e imprescindible dentro del proceso de enseñanza- aprendizaje. El aprendizaje significativo y la adquisición de capacidades por parte del alumno requieren un proceso en el que se procese y adquiera la información que un futuro le servirán para determinar objetivos que esperamos conseguir de nuestros alumnos.

En este modelo se utilizan diferentes estrategias que implican que los estudiantes se involucren con el proceso de aprendizaje y en el desarrollo de un trabajo colaborativo, por lo que se lo ofrece al alumnado una educación de calidad donde ellos y los docentes adquieren conocimientos y habilidades como parte del ejercicio profesional, y que el mismo sirve como constante actualización con diferentes generaciones.

López V. (2007) comparte lo siguiente, en la actualidad existe una fuerte preocupación entre el profesorado universitario a la hora de avanzar hacia modelos y sistemas de evaluación mas formativos, mismas que han permitido analizar intervenciones y diálogos surgidos en actividades en los últimos años (jornadas, congresos, cursos, seminarios y grupos de trabajo).

Comparto con el autor anterior que como futuros docentes, es importante aclarar dudas con respecto a cómo sería adecuado poner en práctica la evaluación formativa, ya que es fácil plantear trasformar la manera en cómo se evaluaba anteriormente, método que muchos aún tenemos presente en varios cursos, por lo que se convierte en contradictorio plantear un cambio en nuestras aulas, pero no se nos enseña a cómo es posible llevar a cabo este cambio, es decir, la decisión de implementar evaluación formativa está en nuestras manos, pero si bien es cierto esta no puede ser permisiva ya que lo que se busca con este modelo es que los estudiantes adquieran conocimientos según sus intereses y necesidades, así también como el docente pueda mejorar la forma en la que enseña, por lo que se está en constante búsqueda para lograr una mejora formativa.

Cabrera F. (2001) dice: podemos hallar en las aulas de centros educativos y de formación estrategias de aprendizajes muy innovadoras acompañadas de sistemas de evaluación tradicionales. Llama la atención la distancia que existe entre la realidad de las prácticas evaluativas y los avances teóricos y metodológicos que hoy nos presenta la literatura de la evaluación. ¿No será que la evaluación implica además de un cambio teórico, un cambio de actitud?

La anterior anotación de la autora Cabrera F (2001), es a mi parecer bastante acertada, ya que para poder llevar a cabo un cambio de metodología en como evaluamos estamos acostumbrados a basar nuestro concepto a partir de bases teóricas, pero es importante que los docentes tomen el riesgo de querer realizar un cambio, y analicen el verdadero sentido para poder lograrlo. ¿Qué es lo que queremos lograr? Una pregunta bastante interesante, ya que queremos avanzar implementando la evaluación formativa, pero en realidad solo se están repitiendo patrones del pasado solo que nombrándolo de manera distinta, y lo que se busca realmente es que el docente cree es estrategias alternativas

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