Influencia de la Cultura Popular en la Lima del siglo XXI
José DíazDocumentos de Investigación17 de Febrero de 2016
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ESTADO DE LA CUESTIÓN ACERCA DE LA INFLUENCIA DE LA CULTURA POPULAR EN LA LIMA DEL SIGLO XXI
La cultura popular en Lima es una ficción hecha realidad, ya que en las últimas décadas, Lima se está consolidando como la capital de todos los peruanos.
Muy por el contrario a mediados del siglo pasado y con la llegada incontenible de migrantes a la ciudad, surgió el encuentro de distintas culturas que generaron una transformación en la capital.
Vargas Llosa describe perfectamente a la Lima de los años setenta:
“Al salir de la Biblioteca Nacional, a eso del mediodía, bajaba a pie por la avenida Abancay, que comenzaba a convertirse en un enorme mercado de vendedores ambulantes. En sus veredas, una apretada muchedumbre de hombres y mujeres, muchos de ellos con ponchos y polleras serranas, vendía, sobre mantas extendidas en el suelo, sobre periódicos o en quioscos improvisados con cajas, latas y toldos, todas las baratijas imaginables, desde alfileres y horquillas hasta vestidos y ternos, y, por supuesto, toda clase de comidas preparadas en el sitio, en pequeños braseros. Era uno de los lugares de Lima que más había cambiado, esa avenida Abancay, ahora atestada y andina, en la que no era raro, entre el fortísimo olor a fritura y condimentos, oír hablar quechua. No se parecía en nada a la ancha, severa avenida de oficinistas y alguno que otro mendigo por la que, diez años atrás, cuando era cachimbo universitario, solía caminar en dirección a la misma Biblioteca Nacional.” (Vargas Llosa 1973: 432)
Esta mezcla de las costumbres de los migrantes provenientes de distintas partes del Perú fue bautizada en un inicio como cultura “chicha”. Y a pesar de que en un inicio esta palabra fue usada como un adjetivo despectivo, hoy por hoy esta actitud ha cambiado, pues estamos viviendo un periodo de revalorización hacia este estilo, que parte de la influencia artística hasta la económica.
También, podemos agregar que la convivencia de estos grupos emergentes con sus propias costumbres y gustos, ha logrado que con el paso de los años sean tolerados y aceptados poco a poco por la sociedad. Además, es considerable el aporte de esfuerzo y trabajo de este grupo emergente para que la economía peruana haya mejorado sustancialmente. Parte de esto se revela en el cambio de la estructura social en la capital y el país, pues según el Estudio Nacional del Consumidor Peruano 2013 de la consultora Arellano Marketing, el 57% de los peruanos pertenece a la clase media urbana. De esta cifra, el 39%, es decir 9 millones de peruanos, provienen de la clase emergente.
Tomando en cuenta el proceso de transformación que sufrió la cultura limeña en los últimos años, este trabajo tiene como objetivo encontrar las posibles respuestas a la pregunta: ¿cómo influyeron los grupos emergentes en la cultura limeña de siglo XXI?
Para tener una idea clara de las posibles razones y/o respuestas, compartiremos los estudios y comentarios de autores como Rolando Arellano , Arturo Quispe , Alex Huerta , Jorge Thieroldt , Natalia Vela , Jaime Bailón , Alberto Nicoli , David Mayorga y Humberto Eco . Quienes son estudiosos de temas referidos con nuestra investigación como lo son la cultura de masas, la música, las costumbres, la comunicación, etc.
Para hablar de cultura popular en Lima, debemos mencionar que esta se origina de la confluencia de muchas culturas oriundas del Perú, que llegaron a la capital a mediados del siglo pasado con la ilusión de encontrar mejores oportunidades para el desarrollo personal y familiar. Y pese a la resistencia de los limeños de antaño, este grupo social está logrado influir en la cultura limeña actual.
Umberto Eco hace una referencia sobre las discrepancias en el concepto de Cultura:
“Y no carece ciertamente de motivos buscar en la base de todo acto de intolerancia hacia la cultura de masas una raíz aristocrática, un desprecio que sólo aparentemente se dirige a la cultura de masas, pero que en realidad apunta a toda la masa. Un desprecio que sólo aparentemente distingue entre masa como grupo gregario y comunidad de individuos auto-responsables, sustraídos a la masificación y a la absorción gregaria; porque en el fondo existe siempre la nostalgia por una época en que los valores culturales era un privilegio de clases y no eran puestos a disposición de todos indiscriminadamente.” (Eco 1984: 42)
La cultura chicha y en sí esta palabra “chicha” engloba un significado abstracto, ya que ha sido tomada para definir situaciones, acciones, costumbres, gustos, etc. que los limeños tradicionales denotaron como vulgar y/o chabacano. Por ello, Jaime Bailón y Alberto Nicoli describen lo siguiente:
“En el Perú, “chicha” es un término que señala el mal gusto y la improvisación. Puede significar incompetencia pero también creatividad. Se habla por ejemplo, de políticos chicha (gente sin preparación, advenedizos), decoración chicha, economía chicha (informal) (…)” (Bailón y Nicoli 2009: 72)
En la cita los autores describen a lo “chicha” con un carácter ambivalente. Por un lado, se le enmarcan todos los antivalores que son reprochados por los limeños más conservadores. Por otro lado, sorprenden a propios y extraños, por sus habilidades creativas para auto-emplearse y salir adelante. Sin embargo, por muchos años los medios de comunicación (prensa) utilizaron el estilo “chicha negativo”, ya que los editores apostaron por lo más barato e ínfimo de valor informativo. Convirtiéndose en un modelo de negocio muy lucrativo. Tal como lo cita Thieroldt en el siguiente párrafo:
“Denominar chicha a la prensa popular consolidó la difusión del término en cuanto a su carga despectiva; pero al mismo tiempo permitió que se consolidara su dimensión de nosotros nacional. Consolidó su carga despectiva porque con ella se manifestó el rechazo que causaba su contenido en oposición a una prensa sobria y decente. En términos de Elías, se rechazaba el descontrol: el enorme contenido violento y erótico de sus páginas, los escabrosos textos policiales, las sangrientas fotos de asesinatos y las violaciones narradas al detalle, las semi-calatas a todo color en posters y fotonovelas coleccionables.
Con el uso del término chicha se reprueba el poco control tanto de quienes elaboran esos diarios como de quienes los leen. Se trata de lo que lee el sello popular; así como la música criolla permitió la posibilidad de imaginar un nosotros costeño al unísono, denominar chicha a la prensa de bajo costo permite la imaginación de un sellos que disfruta de esa prensa (…)” (Thieroldt 2000: 203)
Estos contenidos mostrados por los medios, estaban estructurados para captar la atención de un gran grupo de consumidores disponibles para el entretenimiento descarnado mostrado a diario. Medios que, quizá sin proponérselo, influenciaban y se retroalimentaban de las vivencias de un inconsciente colectivo que día a día se iba mermando. Alex Huerta expone lo siguiente:
“Hemos dicho que la manifestaciones culturales conocidas como parte de la cultura chicha se hacen en tono festivo, donde el humor y las formas contribuyen a un espacio de aparente apertura. También hemos mencionado al humor como un vehículo a través del cual contenidos socialmente censurables pueden aparecer publicables. En el caso de las imágenes de las vedettes ambos elementos entran en juego añadiendo, a su vez, el uso estratégico de las imágenes en tanto fotografía e historia que la acompaña” “Las vedettes, al mismo tiempo que afirman la idea de “mujer objeto” confirmando el rol del machismo (que aparentemente vincula a la cultura formal y a la popular), también son un vehículo de lo que es percibido como lo “moderno” o lo “contestatario.” (Huerta 2004: 145)
Hay un cambio muy marcado, y que si nos ponemos a pensar, es muy cierto, pues antes que íbamos a ver con tal libertad como se ven ahora vedettes en la televisión, o programas a horas no prudentes, hoy eso es lo de todos los días, en diarios, televisión etc. Pero si tenemos que enfocarnos en las influencias que provocaron los grupos emergentes, podemos identificar diversos cambios.
La Lima de hoy definitivamente no es la de antes, pues ha nacido una nueva cultura popular a la que Alex Huerta ha encontrado diversos cambios y que a continuación menciona algunos:
“La televisión pasa de ser de blanco y negro a color, y proyecta la imagen de programas cómicos o programas de chisme haciendo que un sector pudiente del público huya hacia el cable. El tiempo sigue pasando y las cantantes folklóricas han logrado, al menos en los gustos, unificar la diversidad de lo que se había llamado “lo andino” y ahora son ellas quienes, con hermosos trajes, elogian la belleza de los ojos masculinos. Durante todo este contexto la piratería también progresa: ahora lo hacen muy bien con las computadoras.” (Huerta 2004: 132)
Como lo venimos mencionando, la palabra chicha fue usada como un adjetivo despectivo; sin embargo, ésta situación ha cambiado y poco a poco está siendo aceptada por la sociedad. Un ejemplo de ello es presentado a continuación:
“Por un lado, se observa que la empresa tradicional está aceptando que existe un Perú nuevo y diferente, que sigue cánones distintos de comportamiento y tiene estilos de vida propios. Más aún, esta empresa tradicional empieza a entender que no todos los peruanos buscan ser blancos europeizados, a pesar de lo que durante tiempo sostenían muchos publicistas –no todos– y de lo que expresaban en sus comerciales supuestamente
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