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LA ESCUELA INTELIGENTE

PRECIOUS1423 de Septiembre de 2013

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La escuela inteligente

La idea esencial de metacurrículum es muy simple. Dice que lo que entendemos comúnmente por contenido de una asignatura no incluye el conocimiento de orden superior.

El conocimiento de orden superior se refiere a cómo se organizan los conocimientos en la asignatura ordinaria y cómo pensamos y aprendemos. Gran parte de este conocimiento incumbe específicamente a las disciplinas particulares y constituye un factor esencial para la comprensión de las mismas.

No todo conocimiento de orden superior es conocimiento acerca de disciplinas particulares. En gran medida, incumbe al conocimiento que tienen las personas sobre su manera de pensar y aprender, con frecuencia llamado también “conocimiento metacognitivo”.

Rober Swartz divide en cuatro niveles la metacognición: el tácito, que incluye a aquellos que no tienen conciencia de su conocimiento metacognitivo; el conciente, incluye a aquellos que conocen algunas de las categorías de pensamiento que usa; el estratégico, incluye a aquellos que organizan su pensamiento mediante la solución de problemas, la toma de decisiones, la búsqueda de pruebas y otros métodos; finalmente, el nivel reflexivo incluye a aquellos individuos que no sólo son estratégicos respecto al pensar sino que meditan sobre la evolución del propio pensamiento y revisan y evalúan sus propias estrategias.

El currículum ordinario se ocupa del contenido convencional y raras veces toca el metacurrículum, que es otra clase de contenido en el cual el alumno y las asignaturas son tratados desde una perspectiva superior. En particular el metacurrículum incluye la habilidad para memorizar, de modo que se ocupa directamente de la retención del conocimiento. Atiende a la organización conceptual de las asignaturas y del pensamiento, de modo que se ocupa directamente de la comprensión. Y al incluir además la transferencia del aprendizaje, se ocupa directamente del uso activo del conocimiento.

En pocas palabras, al metacurrículum le interesa la organización conceptual de las asignaturas, incluye imágenes mentales integradoras y enseña a transferir el conocimiento. Asimismo, el metacurrículum se inspira en las tendencias actuales que promuevan la enseñanza de las habilidades del pensamiento.

Los lenguajes del pensamiento

La enseñanza de las habilidades del pensamiento es parte inherente del metacurrículum y constituye una empresa que ha generado una actividad y una polémica considerables en el campo de la pedagogía durante las últimas décadas.

Hay un lenguaje del pensamiento que es inherente al idioma ordinario, de tal modo que es necesario que los docentes lo promuevan:

• Es aconsejable que los maestros utilicen un vocabulario del pensamiento.

• Los maestros deben manejar la conducta de los alumnos ene. Aula de una manera que estimule el pensamiento.

• Es conveniente que los maestros hagan preguntas en lugar de ofrecer soluciones.

• Es conveniente que los maestros exijan precisión.

A partir de estas simples variaciones los maestros pueden modificar su lenguaje y usarlo con más ingenio, transformando el aula en un lugar más propicio para la reflexión. Finalmente, los alumnos comenzarán a seleccionar y a interiorizar el idioma, como lo hacen los niños en cualquier entorno lingüístico.

El lenguaje de las estrategias

Además del lenguaje cotidiano, existe un lenguaje de las estrategias del pensamiento. Las tentativas de perfeccionar ciertas clases específicas de pensamiento como la solución de problemas, toma de decisiones, razonamiento causal, entre otras, que incluyen conceptos y estrategias que permiten a los alumno manipular mejor la clase de pensamiento de que se trata.

El razonamiento causal es un “buen lenguaje” y vale la pena cultivarlo en los estudiantes, ya que tiene numerosas aplicaciones en el currículum. Los conceptos, palabras y estrategias del lenguaje causal incluyen ideas cotidianas como las de causa y efecto pero también algunas que son más técnicas. Hasta cierto punto, éstas no forman parte de nuestro patrimonio lingüístico común, pero es conveniente recordarlas si se desea razonar bien sobre las causas y los efectos.

Volcar el pensamiento en papel

La expresión “lenguajes del pensamiento” alude, inevitablemente, a los lenguajes verbales. Pero esto es un tanto engañoso, ya que algunos programas y experimentos interesantes utilizan, en realidad símbolos visuales. Jopseph Novak ha dirigido estudios sobre el hémelo, por parte de los alumnos, de “la representación gráfica de los conceptos” como una forma de diagramar las relaciones conceptuales complejas.

Los mapas conceptuales representan, para el alumno, un medio eficaz de resumir y afianzar la comprensión de los contenidos de la asignatura. Los lenguajes pictóricos tienen una ventaja: “descargan” en el papel el peso inherente a toda pauta compleja de pensamiento.

Por otra parte, uno de los problemas que se suscitan cuando se trascienden intelectualmente los típicos niveles del aula, es el peso cognitivo adicional que recae sobre el alumno. Otro problema es que las clases en gran medida orales que imparte el docente, brindan pocas oportunidades para retomar y examinar los argumentos de la disertación. Estos problemas se solucionan volcando el pensamiento en papel. Los estudiantes no necesitan recordar toda la información de inmediato, sino que pueden echar mano de lo que han escrito para representarla y revisarla cuantas veces lo juzguen oportuno.

A su vez, dos formas textuales tradicionales que constituyen poderosos recursos: el ensayo y el relato. Ambos pueden ser medios muy eficaces para concebir y organizar ideas. No ocupan el lugar de otros recursos menos formales y más flexibles como la representación gráfica, pero ofrecen modalidades que se prestan apara dar forma a las ideas y expresarlas en un lenguaje depurado.

La conexión cultural

La idea de los lenguajes del pensamiento tiene otra ventaja sobre el concepto de “habilidades”: su sesgo cultural. La primera sugiere que la educación es tanto un proceso de transculturación como de aprendizaje de conocimientos particulares. Nos se puede acceder a un aprendizaje reflexivo si al mismo tiempo no se crea una cultura del aprendizaje reflexivo en las aulas. Ello depende de la manera en que los maestros les hablan a los alumnos, los alumnos les hablan a los maestros y los alumnos se hablan entre sí. Y hablar significa, en este contexto, no sólo emplear un vocabulario, sino tener en cuenta el estilo y la finalidad de ese vocabulario.

De acuerdo con la enseñanza del lenguaje integral, que es una perspectiva teórica y no un método o un paquete de medidas, la habilidad para leer y escribir se desarrolla en virtud de un interés auténtico por las actividades propias de la escritura y la lectura. La perspectiva del lenguaje integral subraya el carácter instrumental del aprendizaje de la lengua materna. Los maestros suelen encontrarse con algunos obstáculos cuando tratan de insertar a los estudiantes en la cultura del aprendizaje reflexivo. Por su parte, los alumnos que pertenecen a la clase obrera, que se han esforzado por alcanzar una posición más encumbrada el “juego intelectual” les parece absurdo e incluso amenazador, en pocas palabras ¿por qué perder el tiempo en fantasías y proyectos extravagantes? Ellos preferirían tomar un camino directo y seguro para alcanzar metas materiales.

En síntesis, el área general de los lenguajes del pensamiento ofrece al metacurrículum un corpus más importante de contenidos, que incluye:

1. La reinstauración en las aulas de los términos del vocabulario común que aluden al pensar.

2. El cultivo de conceptos y estrategias aplicables a la toma de decisiones, a la resolución de problemas y a las clases de pensamiento relacionadas a éstas.

3. La incorporación de nuevas maneras de volcar el pensamiento en el papel y el empleo de las formas tradicionales del texto, a fin de aliviar la carga cognitiva y proporcionar más oportunidades para aprehender los pensamientos y reflexionar sobre ellos.

4. Fomentar, genéricamente una cultura del aula reflexiva.

Pasiones intelectuales

Anteriormente se ha dicho que la cultura era una cuestión de lenguaje y de comunicación. Pero también es una cuestión de pasiones. En su impaciencia por mejorar la calidad de la enseñanza, el movimiento ha descuidado el elemento humano de la crisis de la educación pública.

Ciertamente, todo pensamiento de calidad es vigoroso y apasionado. Los filósofos más que los psicólogos, han

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