LA FORMACION DOCENTE
rubens22707 de Abril de 2013
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EL FUTURO DE LA FORMACION DOCENTE
INTRODUCCIÓN
Hoy en día, la formación docente compete a todas las personas que trabajan en educación, a docentes, a quienes los forman en esa área diferenciada de la educación denominada «formación docente», que debe ser entendida como una actividad permanente, orientada a la conservación y al mejoramiento del nivel de la enseñanza de los docentes, tema controvertido, dada la diversidad de profesionales que intervienen en los procesos educativos a nivel medio superior y superior, por lo cual en la presente investigación se hablará de la formación de los docentes de nivel medio superior, quienes en su mayoría sin tener un conocimiento pedagógico y didáctico fungen como profesionales de la educación, lo cual debe analizarse por el impacto en el aprendizaje del alumno.
Es así que la educación “tiene como objeto suscitar y desarrollar en el niño determinado número de estados físicos, intelectuales y morales que reclaman de él, por un lado la sociedad política en su conjunto y por otro lado el medio especial al que está particularmente destinado” (Panzsa, 2007:23). En esta referencia se definirán algunos conceptos para adentrarse al tema de investigación como son formación docente, didáctica y modelos de formación docente, también se plantean cuatro conceptos ordenadores: docentes, formación docente, educación permanente y programa de formación, aunque sólo se desarrollará el concepto de formación docente, siendo el aspecto que se investiga.
El término docentes, hace referencia a los profesores, que se consideran como: los trabajadores académicos que realizan funciones de docencia, promueven y desarrollan el proceso educativo en relación a una currícula determinada, teniendo a su cargo una o varias materias, quienes realizan trabajos de investigación cuyos resultados se manifiestan a través de la producción o sistematización de nuevos conocimientos, invenciones, mejoras y la formación de recursos humanos especializados.
Para Bernard Honoré (1980), "la formación concierne al porvenir del hombre", porque, ya sea como producto, proceso o elemento articulador de otros conceptos y prácticas, tiene relación con la globalidad de experiencias obtenidas del sujeto.
Para Díaz Barriga, la formación docente es una actividad en permanente perfeccionamiento y búsqueda de estrategias para avanzar en la conceptualización y en la definición de los lineamientos concretos para el desarrollo, comprensión y transformación del proceso docente, afirma que “la formación hace referencia a un proceso más amplio que debe insertarse en lo reflexivo, en el conocimiento de campos del saber que dan cuenta de lo educativo: la filosofía, psicología, pedagogía, etcétera” (Díaz Barriga, A., 1988:176).
Se puede decir que en una acepción amplia, la formación se refiere al proceso permanente de adquisición, estructuración y reestructuración de conductas o competencias, lo cual incluye conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores para el desempeño de la función docente. Además, entendida como el conjunto de experiencias (formales e informales) de aprendizaje, involucra los conceptos como profesionalización, capacitación y actualización.
Es así que la formación docente implica la posibilidad de recuperar las historias silenciadas de los sujetos y las historias institucionales que se alejan, igualmente, del relato oficial, la investigación en formación docente se presenta como doblemente relevante, ya que permitiría no sólo dar cuenta de lo que sucede en este campo sino transformarlo y contribuir a una revisión de la teoría educativa y de la práctica pedagógica y de una manera de hacer y de vivir la educación, la formación docente es una función articulada con procesos de investigación-acción, implica procesos institucionales de cambio, de aprendizaje entre pares y de aprendizaje individual; sin embargo, existe una tendencia a atribuir la responsabilidad de la formación a los profesores, como si fuera una tarea individual asociada con esfuerzo y mérito; en consecuencia, para muchos hablar de la formación docente es hablar de la falta de formación docente, de sus faltas y sus carencias.
Todo ello ha contribuido a que avancemos en la adquisición de un mejor conocimiento del rol del profesor, se nos aparece hoy no como un actor cuya misión se agota en la transmisión de conocimientos, sino que se perfila como el conductor de un complejo proceso de enseñanza/aprendizaje; “la complejidad y la situación sumamente crítica a la que ha llegado en el mundo el “problema docente”, del cual la formación profesional es apenas un aspecto” (Torres,1998:1); desde esta perspectiva, los planes de estudio de la formación inicial y de la formación continua tradicionales están en crisis, no basta ya con reforzar los conocimientos del profesor; hay que suministrarle también un conjunto de capacidades, competencias, destrezas, habilidades y actitudes que le permitan asumir el papel de guía de ese proceso interactivo que constituyen hoy la enseñanza y el aprendizaje.
Es así que la formación y actualización constante del docente, es una herramienta que busca la formación del docente a la par del desarrollo del alumno; este tipo de ejercicio de actualización docente se fomenta mediante dos vías, la primera, se da en base a programas de Especialización Docente diseñados de forma directiva y participativa integrando todos los perfiles profesionales y normalistas al uso y aplicación de todas las mecánicas estructurales de un programa de intervención pedagógica aplicada a la función docente; la otra vía, es el fomento del nivel de investigación y la generación de ideas que satisfagan las necesidades cognitivas y formativas, así como las actitudinales, todas ellas que logren el perfil ideal del docente que trabaje con calidad y en pro de lograr la calidad en el desarrollo de los sujetos con los que se involucra de manera cotidiana, sin perder de vista que el docente interviene, influye y modifica el proceso de pensamiento, la conducta y en muchos casos la vocación del propio alumno convirtiéndose (de forma ideal) en un modelo a seguir.
DESARROLLO
La educación media superior (EMS) en México comprende el conjunto de modalidades institucionales que ofrecen enseñanza formal al término de la secundaria, los procesos de reforma, diversificación y especialización en ese contexto, apuntan a una de las deficiencias que han impedido su desarrollo, es justamente la falta de propuestas adecuadas de formación de docentes.
Aspectos de esa problemática, son la falta de requisitos académicos claros para la contratación, promoción y permanencia del profesorado, situación en la que prevalecen categorías burocráticas y sindicales, y la atención remedial a la formación, caracterizada porque cada modalidad de educación de este nivel ofrece a sus profesores cursos de actualización que, en general, resultan breves y desarticulados.
Respecto de la formación y actualización de los docentes, se han realizado varias acciones, que van desde: ofrecer cursos de inducción al Bachillerato General y a los Programas de Asignatura, diplomados (PROFORDEMS), cursos y talleres. Hace falta el establecimiento de una política específica, y la elaboración de un programa que articule las acciones, para que le den sentido y pertinencia a los programas de formación y actualización.
Por lo anterior, se considera importante contar con proyectos colectivos que nos den un diagnóstico preciso que detecte las necesidades de formación y actualización del docente, pues es un elemento indispensable para llevar a cabo cualquier acción en torno a las políticas de formación docente.
ANTECEDENTES Y DESARROLLO DE LA FORMACIÓN DOCENTE
La Educación Media Superior (EMS), su primer antecedente formal lo constituye la Escuela Nacional Preparatoria creada en 1867, como un vínculo entre la educación básica y la superior. Actualmente, existen tres tipos de programa de EMS: el bachillerato general, cuyo propósito principal es preparar a los alumnos para ingresar a instituciones de educación superior, el profesional técnico, que proporciona una formación para el trabajo, y el bivalente o bachillerato tecnológico, que es una combinación de ambas.
En la década de los sesenta del siglo XX, se entra en un proceso de modernización educativa, en la que los docentes se presentan como un eje determinante en la educación escolarizada, se contribuiría al desarrollo nacional que se planteaba en los planes de gobierno, y era también una forma de resarcir la inconformidad social mostrada al final de la década los 60, drásticamente manifestada en el movimiento del 68.
Díaz-Barriga F. (2002) considera que en la formación docente para bachillerato es trascendental una capacitación en métodos y técnicas docentes, que debe conducir a una reflexión crítica sobre la propia práctica, la formación de profesores necesita de un cambio didáctico justificado en un análisis crítico y un despliegue de habilidades específicas de dominio docente.
Un proceso formativo innovador contribuye a forjar, en los participantes, un conjunto de capacidades, destrezas y actitudes, con fundamentos axiológicos para alternar, recrear y reconvertir continua y lúcidamente sus habilidades y competencias, según los requerimientos de los contextos culturales, sociales y escolares en que les toque ejercer.
FORMACIÓN DOCENTE
La formación docente ha sido abordada por la pedagogía y la psicología a lo largo de
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