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La Educación Y La Intervención Educativa


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2013  •  9.197 Palabras (37 Páginas)  •  422 Visitas

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EL DOCENTE Y SU RESPONSABILIDAD EN LA INVESTIGACIÓN Y LA INTERVENCIÓN EDUCATIVA PARA LA MEJORA EN LA EDUCACIÓN MUNICIPAL

Estamos hoy en presencia de una época que dista mucho de ser una estructura plana en donde todos sus acontecimientos podríamos experimentarlos como algo lógico y natural. La verdad de las cosa es que estamos insertos en una sociedad dinámica, cambiante, compleja, que transforma nuestra vida a tal velocidad que no nos da tregua para asimilarla y hacerle frente. Los avatares económicos de los pueblos, la inestabilidad del poder de la iglesia, los grandes cambios culturales y morales, la irrupción de las tecnologías en nuestras vidas, son algunos de los ámbitos que ha generado esta vorágine de cambios en nuestras sociedades y que ha repercutido en la forma de concebir las organizaciones, las instituciones, las que han debido reformular y cambiar sus dinámicas de comportamientos desde sus bases mismas, inclusive las formas de relacionarse entre sus miembro ha debido de reestructurarse para poder sobrevivir. Estos continuos cambios que experimentan nuestras sociedades se ven expresados en el comportamiento de sus individuos y de todas sus redes.

Con estos nuevos escenarios sociales, la institución escolar posiblemente sea la más afectada por este dinamismo social, ya que ella absorbe y alberga toda la diversidad y complejidad del sistema social. Tenemos un sistema educativo que tiene la gran responsabilidad de rehacerse para hacer frente a esta vorágine de cambios y así dar respuesta a las nuevas demandas sociales y culturales que se nos presentan.

La educación municipal, hoy por hoy se encuentra entre las más cuestionadas en cuanto a la gestión de todos sus recursos, la calidad profesional de sus miembros y sobre todo por los resultados académicos alcanzados que no son los esperados por el ministerio, quien los mide a través de instrumentos estandarizados en la enseñanza básica y media (SIMCE). Los bajos resultados que ha arrojado esta mediación, se han mantenido casi inalterables año a año a pesar de las estrategias implementadas por los gobiernos de turno, como evaluar la calidad de los profesores a través de la “Evaluación Docente”, la implementación de la Ley SEP, que obliga a los establecimientos a ponerse metas, cumplirlas y mejorar sus resultados en un plazo de cuatro años. Junto con estas medidas, se encuentra en discusión parlamentaria un proyecto de ley que crea una superintendencia de educación (encargada de fiscalizar el cumplimiento de normas) y una agencia de calidad (cuya función será evaluar y monitorear la calidad del sistema educativo y sus agentes).

Pero aún así los puntajes obtenidos en el sistema municipal, que promedia los 240 puntos, en comparación con los obtenidos en el sector privado que promedian 270 puntos en el sector particular subvencionado y 335 puntos en el sector particular pagado, distan mucho de eliminar la brecha del nivel de la calidad de la educación que se ha mantenido casi por tradición entre ambos sectores, a tal punto que parece “misión imposible” de nivelar.

La labor docente se ha remitido a un trabajo regular y estático dentro del aula, en donde las dinámicas y estrategias pedagógicas se han mantenido inalterables por décadas, sin ser adecuadas a los tiempos y requerimientos de nuestra nueva sociedad. El trabajo pedagógico del profesor se caracteriza por ser una labor en solitario, sin sustento teórico que respalde su práctica, un trabajo que no posee una contextualización y una innovación de sus estrategias ya desgastadas, poco atractivas para los alumnos y alumnas y nada de motivadoras.

El informe Mckinsey, realizado por la compañía McKinsey&Compañy quien investigó un grupo importante de sistemas educativos alrededor del mundo, con el objeto de comprender cómo éstos habían alcanzado altos estándares de la calidad de los aprendizajes de sus alumnos, a pesar de sus diferencias sociales y culturales. Este informe apunta que, entre los tres factores identificados, el de mayor relevancia, para alcanzar resultados satisfactorios de desempeño, es el factor docente. Los sistemas educativos más eficaces tenían en común la implementación de medidas enfocadas a mejorar principalmente la calidad de sus docentes. Partían por la reclutación de los mejores estudiantes para la carrera de pedagogía; segundo, la formación de éstos estaba en total conexión entre la preparación que recibían en las universidades y lo que se iba a exigir de ellos en un aula; tercero, elevaban el estatus de la profesión en dos niveles, el social y el económico, y por último, la desvinculación del sistema del profesor si éste no cumple con las exigencias de buen desempeño profesional. Pero la más importante de todas estas medidas era la formación, y en segundo lugar de importancia para asegurar la calidad de la educación estaba en las competencias de liderazgo y gestión que tenían los equipos directivos.

Si bien en Chile se han estado implementando varias medidas en dirección a alcanzar mayores estándares de calidad de nuestra educación ( nombradas anteriormente), junto a otras, todavía en estudio, creo que la más importante, ha sido un aspecto débilmente abordado como política de educación, como es la formación docente que ofrecen las universidades e institutos. En nuestro país los docentes egresados, al ingresar a un aula se encuentran con que no solamente tienen que implementar estrategias para realizar una clase y enseñar ciertos contenidos a un grupo de estudiantes, sino que al poco andar cae en la cuenta de que cada uno de esos estudiantes tiene sus propia historia, su propia construcción sicológica, su propia verdad, que gatillarán en la adquisición de los aprendizajes. A partir de esto, los docentes deben entender rápidamente que cada uno de sus estudiantes es un pequeño mundo que debe descubrir e internarse en él. Para esta realidad es la que las universidades deben preparar los futuros profesionales de la educación, y por ello, creo que su formación debe tener un fuerte componente del desarrollo de habilidades investigativas, con lo cual se le estarían entregando al docente, potentes herramientas para conocer, entender e intervenir las distintas realidades que experimenta con su trabajo en aula y así transformarlas. Por lo tanto, creo que debemos pensar que la actividad investigativa es una estrategia importante para de resolver los problemas de calidad de la educación, porque se da solución inmediata a los problemas que se manifiestan en la formación de los estudiantes.

Las características de los estudiantes del siglo XXI que han nacido en una sociedad fluctuante, que exigen otras dinámicas pedagógicas, otros saberes, otras habilidades para enfrentar y responder a las exigencias sociales en las que están insertos, requieren necesariamente que éstas se innoven y que se adapten a sus particularidades. En este sentido la crítica de Jiménez es en los siguientes términos:

Las formas aisladas de realizar el trabajo, sin fundamentos claros, con formas arbitrarias de organización, realización y seguimiento, han ido creando un abismo entre los propósitos educativos y los alcances logrados cada vez más distantes de las expectativas de una educación de equidad, igualdad y calidad. Frente a esta realidad, es urgente e imperioso que el docente se empodere de su labor pedagógica, de su espacio, de las realidades de sus alumnos y alumnas generadas por esta sociedad que cambia constantemente, y se responsabilice además por las formas de las estrategias que implementa en el aula para estas trasciendan.

El docente debe poner su foco en la investigación de las dificultades con las que se encuentra en sus prácticas pedagógicas, de tal modo de conocer las situaciones de educación que obstaculizan lo que se propone conseguir, y con este conocimiento tomar las decisiones de cómo actuar y cómo mejorarlas. Cuando el docente asume su quehacer pedagógico como un objeto de reflexión y utiliza en este acto las herramientas propias de la investigación, le otorga a sus prácticas un nivel de calidad superior, que convertirá el aula en un espacio de aprendizaje real y no de tedio que solo genera infructuosidad, la institución educativa se verá beneficiada por estas decisiones de innovación y transformación de su labor pedagógica, lo que necesariamente repercutirán en la función educativa de nuestra sociedad.

Tal es la importancia que juegan los docentes en la obtención de una mayor calidad en educación a través de la investigación que es imperioso contar con profesores comprometidos con los procesos de cambio, los que se concretarán en el aula en donde se ven enfrentados a una diversidad de situaciones que deben resolver, como el qué y el cómo enseñar, hasta dificultades que tienen que ver con aspectos contextuales de los estudiantes, de la institución y del mismo profesor.

Normalmente el profesor intenta resolver situaciones problemática de acuerdo a la preparación recibida durante su paso por la universidad, o según recomendaciones de solución de algún colega, o a partir de lo hallado en alguna lectura, y muchas veces interviene apelando a sus instintos, omitiendo con estas decisiones toda referencia y justificaciones teóricas. Por otra parte, también, no se puede desconocer que existen realidades propias de los alumnos (as), como sus contextos familiares, muchas veces con experiencias de abandono, sus particularidades sicológicas, sus experiencias de vida, en muchos casos traumáticas, que generan situaciones que sobrepasan todos los recursos y herramientas de conocimiento de las que puede disponer el profesor para abordarlas, quedando así en un estado de incompetencia.

Observando este panorama vemos la tremenda necesidad de que el profesor adquiera las competencias para investigar en su entorno cercano la realidad con la que se enfrenta y con ello hacerle frente de manera efectiva, logrando dar respuestas satisfactorias a las necesidades en ella detectadas, y a partir de esta intervención avanzar hacia lo global. Resumiendo la importancia que adquiere la investigación en el ámbito de la educación y el gran aporte que puede significar para la tan anhelada equidad, igualdad y calidad en la educación municipal, revisaremos las diferentes acciones que ella facilita realizar:

La investigación educativa y las acciones que facilita realizar

1. Dar respuesta a la necesidad de conocer y mejorar una determinada realidad educativa.

2. Innovar en educación y analizar los resultados y eficacia de dichas innovaciones para avanzar en la mejora de los resultados educativos.

3. Formular juicios de valor sobre la situación estudiada (evaluación), y establecer las causas que inciden sobre ella (diagnóstico). Esto facilita poder intervenir para potenciar, modificar y mejorar las situaciones educativas.

4. Tomar decisiones y, en su caso, generalizar conclusiones que puedan estar afectando por igual a muchos sujetos o situaciones, lo que amplía la posibilidad de actuar sobre ellas y de rentabilizar los recursos y las inversiones que se hacen en tiempo, esfuerzo y presupuesto al investigar.

5. Valorar el grado en que se alcanzan determinados objetivos educativos.

Fuente: Raquel Amaya Martínez González.

Debemos ser conscientes de que el sistema educativo municipal alberga los estudiantes de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad y los acoge con toda su fragilidad de un ser humano que no ha tenido las oportunidades para desarrollarse de una manera integral, sino que ha sobrevivido en ambientes carentes de todo tipo, como puede ser privaciones en el ámbito afectivo, económico, cultural, lo que genera un amplio espectro de limitantes que dificultarían el desarrollo de sus potencialidades, actitudes y habilidades necesarias para la armonía y equilibrio de un ser humano.

Este es el contexto de realidad del que los docentes deben hacerse cargo y responsabilizarse por conseguir los mejores resultados que estén a un nivel competitivo, para lo cual no solo deben procurar intervenir de la mejor manera en el ámbito académico con sus diversas estrategias, sino que debe intervenir, además, en todos esos espacios de sus vida que han sido dañados por innumerables factores provocados por experiencias desafortunadas que les ha tocado vivir. Es así como el profesor también debe investigar para conocer a su alumno, a su grupo, en sus aspectos intelectual, sicológico, emocional, familiar, etc., que por supuesto, si estos aspectos no están en equilibrio o son deficitarios y débiles, afectaría negativamente en los resultados académicos de los alumnos, deseado tanto por la institución educativa como por el ministerio mismo.

A diferencia de lo que sucede con el profesor del sector privado, el profesor del sector público tiene una tarea mucho más ardua, un mayor compromiso, una mayor responsabilidad, debido a las características de vulnerabilidad y fragilidad de sus alumnos y alumnas en todas sus áreas, y por lo mismo debe existir en el docente un mayor profesionalismo.

Gloria Calvo en su artículo “El docente, responsable de la investigación pedagógica” recoge el concepto que han acuñado algunos teóricos, “reflexión en la acción” el cual explica la autora diciendo que alude al hecho de volver a pensar sobre alguna parte de nuestro conocimiento, en la inmersión consciente del hombre en el mundo de su experiencia. Reflexionar en la acción permite al profesor analizar los pasos que ha dado en su trabajo pedagógico, advirtiendo sus aciertos y sus falencias, de tal modo de que puede reorganizar lo que está haciendo para soslayar lo fallido, aún mientras está realizando la acción, sin que necesariamente tenga que llegar a interrumpirlo, transformando con su intervención la realidad, logrando un mejor funcionamiento y obtener los productos deseado.

Este es un punto bien interesante, pues vemos que la reflexión sobre la acción pedagógica que se lleva a cabo dentro del aula, no se limita solamente a realizarla en el momento en que ésta ha terminado, sino que el docente puede detenerse a pensar sobre la acción en el momento en que está en pleno desarrollo sin necesidad de detener el proceso, dando la oportunidad de cambiar ciertos aspectos que estarían obstaculizando el objetivo deseado.

Concretamente, estas acciones de intervención se traducen en la mejora de las prácticas educativas, de aprendizaje, de enseñanza, en las dinámicas de interacción en las familias, en las aulas, en los rendimientos de los alumnos y en la calidad de la educación a nivel local, regional y nacional. De ahí la importancia de que el docente se sumerja en el campo de la investigación y la aborde profesionalmente en paralelo con su labor pedagógica en el aula, entendiéndose como un complemento de ésta. Investigar, los aspectos que ocurren al interior y fuera del aula, le permitiría al docente tener una visión más amplia y profunda de las diversas situaciones educativas que en estos espacios ocurren, analizándolos con rigurosidad y objetividad.

El amplio abanico de situaciones educativas que se pueden investigar, abarcan desde los sujetos individualmente considerados hasta los efectos de las acciones e intervenciones educativas. Algunos de los aspectos que pueden ser analizados en una investigación educativa son:

• Un sujeto: alumno(a), docente, director, padre, madre, etc.

• Un Grupo de sujetos: un grupo concreto de personas, de alumnos(a), de docentes, de padres y madres, un equipo directivo, etc.

• Un método: de enseñanza, de aprendizaje, de dirección de centro, de convivencia, de disciplina, etc.

• Un programa: docente, de centro, de desarrollo de habilidades y competencias, de política educativa, etc.

• Un recurso: docente, tecnológico, personal, económico, institucional, etc.

• Un contexto ambiental educativo: un aula, un centro o institución educativa, una familia, una biblioteca, un centro social, un entorno comunitario, etc.

• Un cambio observado, espontáneo o como resultado de una intervención o innovación educativa: en el comportamiento de un alumno o de un grupo de alumnos(a), en el profesorado, en la dirección del centro, en el funcionamiento del centro, en las familias, en los padres y madres de los alumnos, etc.

• Relaciones y combinaciones de factores que operan en una situación educativa: por ejemplo, la relación entre el estilo directivo en un centro y la calidad de convivencia en el mismo, la relación entre los métodos docentes y los rendimientos académicos de los alumnos, la relación entre la organización del centro y la calidad de la participación de los agentes de la comunidad educativa en el mismo, etc.

• Los efectos a los que dichas combinaciones de efectos dan lugar: por ejemplo, grado de satisfacción en un centro por parte del profesorado, del alumnado y de los padres y madres, grado de conflictividad, niveles de rendimiento académico, etc.

Fuente: Raquel Amaya Martínez González.

Como se puede observar, el amplio espectro de posibilidades que poseen los docentes para investigar es variada y les permite abordar problemáticas específicas desde distintos frentes y adquirir así los elementos necesarios y fundamentados para tomar las mejores decisiones y con ello cambiar realidades poco favorables para el ejercicio docente y el logro de los objetivos, institucionales, locales y nacionales.

Los docentes que se comprometen en el ejercicio investigativo, además de necesitar cierta formación, requieren de ciertas habilidades para interpretar adecuadamente los datos y resultados de su investigación, así como mostrar una actitud investigadora, creativa, basada en la curiosidad, la persistencia, el gusto por aprender, descubrir e innovar, y caracterizada por la búsqueda del conocimiento con rigor, objetividad y precisión, pero, a la vez, con la convicción de que no es posible llegar a conocerlo todo de aquello que se investiga y que, por tanto, siempre existe un cierto margen para el error y la duda, lo que lleva implícita la idea y necesidad de seguir investigando. (Martínez, Raquel. 22).

Las nuevas realidades educativas requieren de un docente con un nuevo perfil profesional con las habilidades y competencia antes mencionada, por supuesto todas deseables en un profesional de la educación que pretenda investigar e intervenir en su ámbito. Muchos pensarán quizás que en este proceso investigativo, el docente pudiera descuidar y perjudicar su labor en el aula, pero la verdad es que se debe comprender que este proceso se lleva a cabo íntegramente en el interior del aula, porque el laboratorio de investigación está en él y sus alumnos, esos son los recursos fundamentales.

Con este proceso de investigación de la acción educativa se busca revisar, detectar las problemáticas, evaluar, definir posibilidades de cambio, transformar la práctica educativa desde la visión desde quienes intervienen en ella. Así, podemos ver que la intervención educativa es un proceso que responde básicamente a estrategias de cambio por parte del docente y que parte con la investigación de la práctica educativa. Recalquemos que la intencionalidad de la investigación de las acciones educativas tiene como primera finalidad establecer significaciones de las acciones del proceso y resignificar la práctica docente.

La intervención debe ser producto de la reflexión por parte del docente de sus propias acciones educativas; del resultado de la investigación sistemática de acciones y motivos para descubrir, explorar e interpretar críticamente los propios motivos, comprometiéndose en la búsqueda de la mejora educativa. Entenderemos por tanto que, la intervención educativa es un proceso muy ligado a la investigación, a la reflexión sistemática de las acciones, relaciones y significaciones de la práctica educativa y que tiene por objetivo principal detectar problemas propios del quehacer educativo, explicar las causas y encontrar las formas de transformarlas bajo una perspectiva innovadora.

El docente es el principal protagonista de las acciones que se desarrollan en el interior del aula, es él el que tiene que comprender sus complejidades para el análisis reflexivo de ellas y a partir de este resultado generar modelos de intervención escolar. Es por ello que el docente debe enfrentarse a la acción de su práctica bajo una actitud crítica, reflexiva y profesionalizante, lo que le permitirá ser competente en el dominio de conocimientos, habilidades y actitudes que le facilitarán el acceso a la comprensión y su análisis, de las situaciones desarrolladas en el aula y la institución de la que forma parte para generar una eficaz intervención educativa basada en la concepción teórica y la observación experencial de la práctica.

El docente requiere de ciertas competencias para llevar a cabo la decisión de intervenir en educación. En el artículo “Metodología de la intervención educativa….” de las autoras, Silvia Leonor Con Gómez y Virginia de los Ángeles Chávez Martínez, entregan una propuesta relacionada con las competencias que debe adquirir el docente que pretenda intervenir en educación para mejorar e innovar en sus prácticas educativas, las cuales deben estar en concordancia con una serie de conocimientos, habilidades y actitudes, que a continuación pasamos a revisar.

Competencias Genéricas

a) Identifica necesidades o problemáticas educativas en la práctica, formación, gestión e investigación educativa.

b) Describe situaciones y las caracteriza.

c) Reflexiona en torno de sus hallazgos a partir de sus esquemas mentales.

d) Hace uso crítico de la teoría.

e) Construye marcos interpretativos de su realidad.

f) Construye argumentaciones de la teoría educativa.

g) Interactúa con otras subjetividades.

h) Diseña método de intervención.

Competencias específicas

a) Manejo de la teoría educativa acorde a la problemática a intervenir.

b) Moldea la realidad para intervenirla.

c) Aplica sus propias construcciones teóricas.

d) Redefine a la luz de otras prácticas sus acciones.

e) Resignifica sus esquemas mentales y sus acciones.

f) Reconstruye su propia subjetividad.

Al mismo tiempo ellas exponen que estas competencias se desarrollan con base a un método específico de intervención que contempla una secuencia compuesta de:

planeación, diseño, aplicación, valoración, ajustes, re-aplicación, resultados, evaluación y aporte. Las autoras explican esta secuencia del siguiente modo:

La planeación consiste en identificar y describir el problema que se intervendrá; el diseño comprende la reflexión, interpretación y teorización del modelo de intervención; la aplicación abarca la interacción y reconstrucción de subjetividades y el modelamiento de la realidad que se interviene; la valoración es en torno de las propias construcciones teóricas y de las intencionalidades en las acciones; los ajustes incluyen la redefinición de lo realizado; la re- aplicación es el re-remodelamiento de lo inicialmente aplicado; los resultados son las resignificaciones logradas o bien los problemas resueltos; la evaluación la comparación entre los resultados y las fases iniciales del proceso de intervención; y el aporte la contribución a la teoría educativa.

(Gómez,S. Chávez Martínez M.)

De acuerdo a todo lo señalado podemos decir que el docente que investiga e interviene, y que relaciona la teoría con la práctica, deja de hacer un trabajo basado en el conocimiento de otros, y adquiere autonomía intelectual con la búsqueda de sus propios conocimientos. A partir de la reflexión de sus propias prácticas pedagógicas, el docente desarrolla habilidades investigativas, logra competencias y autonomía profesional, cuestiona y estudia su propio modo de enseñar e intercambia experiencias. Con el empleo de un enfoque etnográfico, observa diversas realidades para reconstruirlas y significarlas. Utiliza la investigación participativa, mira sus propias prácticas para generar procesos de transformación y de elaboración conceptual de ellas.

Para graficar lo importante que es la calidad investigativa de un profesor de aula y lo importante que son las competencias que debe adquirir para intervenir en educación, y en consecuencia todo el aporte que podría significar par un estudiante, el grupo, la institución y la educación en general, asimismo, todo lo nefasto y dañino que podría significar su presencia en el sistema si no ha adquirido las competencias de conocimiento, habilidades y actitudes que se requiere para realizar un trabajo eficaz que parte en el aula, es que quiero entregar una breve historia que me pareció muy interesante poder compartir, la cual lleva por nombre “El corcho” y que pertenece a Enrique Mariscal.

"EL CORCHO".

Cuando el maestro es bruto es bruto y cuando no tiene vocación o alma de maestro, nunca encuentra el corcho!!!! EXCELENTE!!!

Un Supervisor visitó una escuela primaria.

En su recorrida observó algo que le llamó la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio,los alumnos hacían un gran desorden; el cuadro era caótico.

Decidió presentarse:

-"Permiso, soy el Supervisor... ¿Algún problema?"

-"Estoy abrumada señor, no sé qué hacer con estos chicos...No tengo láminas, no tengo libros, el ministerio no me manda material didáctico, no tengo recursos electrónicos, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles..."

El inspector que era un "Docente de Alma", vio un corcho en el desordenado escritorio, lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:

-¿Qué es esto?

-“Un corcho señor "....gritaron los alumnos sorprendidos.

-"Bien, ¿De dónde sale el corcho?".

-"De la botella señor. Lo coloca una máquina...", "del alcornoque... de un árbol"... "de la madera...",respondían animosos los niños.

-"¿Y qué se puede hacer con madera?", continuaba entusiasta el docente.

-"Sillas...", "una mesa...", "un barco! ". Bien, tenemos un barco.

-¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito?

Escriban a qué provincia argentina pertenece.

¿Y cuál es el otro puerto más cercano?

¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región?

¿Alguien recuerda una canción de este lugar?

Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.

La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:

-"Señor nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias."

Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra.

Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...

-"Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?

-Sí señor ¡Cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?".

Enrique Mariscal

CONCLUSIÓN

Estamos insertos en una sociedad dinámica, cambiante, compleja, que transforma nuestra vida a tal velocidad que no nos da tregua para asimilarla y hacerle frente. Las organizaciones y las instituciones han debido cambiar sus estructuras y métodos para enfrentarse a las nuevas realidades de sus sistemas y sus individuos. El sistema educacional es una de los más afectados por esta vorágine de cambios, ya que él alberga toda la diversidad y complejidad que contiene el sistema social, por lo tanto el docente a debido y debe responsabilizarse por transformar sus formas de concebir la educación y lo que entregan en el aula, hacia un enfoque que considera la investigación de sus prácticas educativas y la intervención para transformar sus propias prácticas pedagógicas, elevando con ello la calidad de la educación y la calidad de sus trabajo profesional. Este nuevo escenario educativo hace necesario que el profesor adquiera las competencias para investigar e intervenir las prácticas educativas.

El sistema municipal de educación alberga a los alumnos más vulnerables de la sociedad, por lo tanto la realidad educativa se vuelve más compleja en este sector, en consecuencia el docente no debe intervenir solo a nivel académico e intelectual del alumno(a) y del grupo, sino que trasciende hasta la realidad psicológica de ellos, familiar y todas sus redes. Así la investigación permite al docente conocer su propio campo de acción dentro y fuera del aula y que la intervención educativa es un proceso que responde básicamente a estrategias de cambio por parte del docente y que parte con la investigación de la práctica educativa, considerándose todo este proceso como un alternativa viable para la mejora de la calidad de la educación del sector municipal, entendiéndose así que, quizás no se eliminará la brecha existente entre la calidad de educación del sector privado y la del sector municipal pero se apuesta a que por lo menos se volverá difusa.

BIBLIOGRAFÍA

Calvo, G. El Docente: Responsable de la investigación pedagógica. Recuperado el 20 de julio de 2013 en: http://www.banrepcultural.org.blaavirtual/educacion/expedocen/expedocen5c.htm

Gómez, S. Chávez M. V. Metodología de la intervención educativa en la práctica del docente del Nivel Medio Superior. Recuperado el 20 de julio de 2013 de: http:/e_cademic.sens.udg.mx/formación_docente_e_investigacion/

Jiménez, D. La intervención Educativa: Una visión holística de los problemas sociales. Recuperado el 15 de julio de 2013 de: www.upd291.edu.mx/revista_electronica/DanielIntervencion.pdf

Mariscal, E. El corcho. Recuperado el 20 de julio de 2013 de http://www.elrincondelpoeta.com.ar/cuentos/elcorcho.htm

Ministerio de Educación, MINEDUC. Resultados simce avances

Muñoz, G. (2009) El informa McKinsey y Chile. En educarchile. Recuperado el 25 de julio de 2013 de: http:/www.educarchile.cl/Portal.Base/

Rodríguez E, A. (2011). La calidad de la educación. Odiseo, Revista electrónica de educación, 8 (16) Recuperado de: http://www.odiseo.com.mx/bitacora-educativa/2011/04/competencia-docente-investigacion-educativa-calidad-educacion-como-se-rel#sthash.tFtoIgdb.dpuf

www.chicureo.com. Comunas con igual gasto en educación tienen grandes diferencias en resultados Simce. Recuperado el 25 de julio de 2013 de: http:/chicureo.com/taller/2012/09/21/comunas-con-igual-gasto-en-educacion

EL DOCENTE Y SU RESPONSABILIDAD EN LA INVESTIGACIÓN Y LA INTERVENCIÓN EDUCATIVA PARA LA MEJORA EN LA EDUCACIÓN MUNICIPAL

Estamos hoy en presencia de una época que dista mucho de ser una estructura plana en donde todos sus acontecimientos podríamos experimentarlos como algo lógico y natural. La verdad de las cosa es que estamos insertos en una sociedad dinámica, cambiante, compleja, que transforma nuestra vida a tal velocidad que no nos da tregua para asimilarla y hacerle frente. Los avatares económicos de los pueblos, la inestabilidad del poder de la iglesia, los grandes cambios culturales y morales, la irrupción de las tecnologías en nuestras vidas, son algunos de los ámbitos que ha generado esta vorágine de cambios en nuestras sociedades y que ha repercutido en la forma de concebir las organizaciones, las instituciones, las que han debido reformular y cambiar sus dinámicas de comportamientos desde sus bases mismas, inclusive las formas de relacionarse entre sus miembro ha debido de reestructurarse para poder sobrevivir. Estos continuos cambios que experimentan nuestras sociedades se ven expresados en el comportamiento de sus individuos y de todas sus redes.

Con estos nuevos escenarios sociales, la institución escolar posiblemente sea la más afectada por este dinamismo social, ya que ella absorbe y alberga toda la diversidad y complejidad del sistema social. Tenemos un sistema educativo que tiene la gran responsabilidad de rehacerse para hacer frente a esta vorágine de cambios y así dar respuesta a las nuevas demandas sociales y culturales que se nos presentan.

La educación municipal, hoy por hoy se encuentra entre las más cuestionadas en cuanto a la gestión de todos sus recursos, la calidad profesional de sus miembros y sobre todo por los resultados académicos alcanzados que no son los esperados por el ministerio, quien los mide a través de instrumentos estandarizados en la enseñanza básica y media (SIMCE). Los bajos resultados que ha arrojado esta mediación, se han mantenido casi inalterables año a año a pesar de las estrategias implementadas por los gobiernos de turno, como evaluar la calidad de los profesores a través de la “Evaluación Docente”, la implementación de la Ley SEP, que obliga a los establecimientos a ponerse metas, cumplirlas y mejorar sus resultados en un plazo de cuatro años. Junto con estas medidas, se encuentra en discusión parlamentaria un proyecto de ley que crea una superintendencia de educación (encargada de fiscalizar el cumplimiento de normas) y una agencia de calidad (cuya función será evaluar y monitorear la calidad del sistema educativo y sus agentes).

Pero aún así los puntajes obtenidos en el sistema municipal, que promedia los 240 puntos, en comparación con los obtenidos en el sector privado que promedian 270 puntos en el sector particular subvencionado y 335 puntos en el sector particular pagado, distan mucho de eliminar la brecha del nivel de la calidad de la educación que se ha mantenido casi por tradición entre ambos sectores, a tal punto que parece “misión imposible” de nivelar.

La labor docente se ha remitido a un trabajo regular y estático dentro del aula, en donde las dinámicas y estrategias pedagógicas se han mantenido inalterables por décadas, sin ser adecuadas a los tiempos y requerimientos de nuestra nueva sociedad. El trabajo pedagógico del profesor se caracteriza por ser una labor en solitario, sin sustento teórico que respalde su práctica, un trabajo que no posee una contextualización y una innovación de sus estrategias ya desgastadas, poco atractivas para los alumnos y alumnas y nada de motivadoras.

El informe Mckinsey, realizado por la compañía McKinsey&Compañy quien investigó un grupo importante de sistemas educativos alrededor del mundo, con el objeto de comprender cómo éstos habían alcanzado altos estándares de la calidad de los aprendizajes de sus alumnos, a pesar de sus diferencias sociales y culturales. Este informe apunta que, entre los tres factores identificados, el de mayor relevancia, para alcanzar resultados satisfactorios de desempeño, es el factor docente. Los sistemas educativos más eficaces tenían en común la implementación de medidas enfocadas a mejorar principalmente la calidad de sus docentes. Partían por la reclutación de los mejores estudiantes para la carrera de pedagogía; segundo, la formación de éstos estaba en total conexión entre la preparación que recibían en las universidades y lo que se iba a exigir de ellos en un aula; tercero, elevaban el estatus de la profesión en dos niveles, el social y el económico, y por último, la desvinculación del sistema del profesor si éste no cumple con las exigencias de buen desempeño profesional. Pero la más importante de todas estas medidas era la formación, y en segundo lugar de importancia para asegurar la calidad de la educación estaba en las competencias de liderazgo y gestión que tenían los equipos directivos.

Si bien en Chile se han estado implementando varias medidas en dirección a alcanzar mayores estándares de calidad de nuestra educación ( nombradas anteriormente), junto a otras, todavía en estudio, creo que la más importante, ha sido un aspecto débilmente abordado como política de educación, como es la formación docente que ofrecen las universidades e institutos. En nuestro país los docentes egresados, al ingresar a un aula se encuentran con que no solamente tienen que implementar estrategias para realizar una clase y enseñar ciertos contenidos a un grupo de estudiantes, sino que al poco andar cae en la cuenta de que cada uno de esos estudiantes tiene sus propia historia, su propia construcción sicológica, su propia verdad, que gatillarán en la adquisición de los aprendizajes. A partir de esto, los docentes deben entender rápidamente que cada uno de sus estudiantes es un pequeño mundo que debe descubrir e internarse en él. Para esta realidad es la que las universidades deben preparar los futuros profesionales de la educación, y por ello, creo que su formación debe tener un fuerte componente del desarrollo de habilidades investigativas, con lo cual se le estarían entregando al docente, potentes herramientas para conocer, entender e intervenir las distintas realidades que experimenta con su trabajo en aula y así transformarlas. Por lo tanto, creo que debemos pensar que la actividad investigativa es una estrategia importante para de resolver los problemas de calidad de la educación, porque se da solución inmediata a los problemas que se manifiestan en la formación de los estudiantes.

Las características de los estudiantes del siglo XXI que han nacido en una sociedad fluctuante, que exigen otras dinámicas pedagógicas, otros saberes, otras habilidades para enfrentar y responder a las exigencias sociales en las que están insertos, requieren necesariamente que éstas se innoven y que se adapten a sus particularidades. En este sentido la crítica de Jiménez es en los siguientes términos:

Las formas aisladas de realizar el trabajo, sin fundamentos claros, con formas arbitrarias de organización, realización y seguimiento, han ido creando un abismo entre los propósitos educativos y los alcances logrados cada vez más distantes de las expectativas de una educación de equidad, igualdad y calidad. Frente a esta realidad, es urgente e imperioso que el docente se empodere de su labor pedagógica, de su espacio, de las realidades de sus alumnos y alumnas generadas por esta sociedad que cambia constantemente, y se responsabilice además por las formas de las estrategias que implementa en el aula para estas trasciendan.

El docente debe poner su foco en la investigación de las dificultades con las que se encuentra en sus prácticas pedagógicas, de tal modo de conocer las situaciones de educación que obstaculizan lo que se propone conseguir, y con este conocimiento tomar las decisiones de cómo actuar y cómo mejorarlas. Cuando el docente asume su quehacer pedagógico como un objeto de reflexión y utiliza en este acto las herramientas propias de la investigación, le otorga a sus prácticas un nivel de calidad superior, que convertirá el aula en un espacio de aprendizaje real y no de tedio que solo genera infructuosidad, la institución educativa se verá beneficiada por estas decisiones de innovación y transformación de su labor pedagógica, lo que necesariamente repercutirán en la función educativa de nuestra sociedad.

Tal es la importancia que juegan los docentes en la obtención de una mayor calidad en educación a través de la investigación que es imperioso contar con profesores comprometidos con los procesos de cambio, los que se concretarán en el aula en donde se ven enfrentados a una diversidad de situaciones que deben resolver, como el qué y el cómo enseñar, hasta dificultades que tienen que ver con aspectos contextuales de los estudiantes, de la institución y del mismo profesor.

Normalmente el profesor intenta resolver situaciones problemática de acuerdo a la preparación recibida durante su paso por la universidad, o según recomendaciones de solución de algún colega, o a partir de lo hallado en alguna lectura, y muchas veces interviene apelando a sus instintos, omitiendo con estas decisiones toda referencia y justificaciones teóricas. Por otra parte, también, no se puede desconocer que existen realidades propias de los alumnos (as), como sus contextos familiares, muchas veces con experiencias de abandono, sus particularidades sicológicas, sus experiencias de vida, en muchos casos traumáticas, que generan situaciones que sobrepasan todos los recursos y herramientas de conocimiento de las que puede disponer el profesor para abordarlas, quedando así en un estado de incompetencia.

Observando este panorama vemos la tremenda necesidad de que el profesor adquiera las competencias para investigar en su entorno cercano la realidad con la que se enfrenta y con ello hacerle frente de manera efectiva, logrando dar respuestas satisfactorias a las necesidades en ella detectadas, y a partir de esta intervención avanzar hacia lo global. Resumiendo la importancia que adquiere la investigación en el ámbito de la educación y el gran aporte que puede significar para la tan anhelada equidad, igualdad y calidad en la educación municipal, revisaremos las diferentes acciones que ella facilita realizar:

La investigación educativa y las acciones que facilita realizar

1. Dar respuesta a la necesidad de conocer y mejorar una determinada realidad educativa.

2. Innovar en educación y analizar los resultados y eficacia de dichas innovaciones para avanzar en la mejora de los resultados educativos.

3. Formular juicios de valor sobre la situación estudiada (evaluación), y establecer las causas que inciden sobre ella (diagnóstico). Esto facilita poder intervenir para potenciar, modificar y mejorar las situaciones educativas.

4. Tomar decisiones y, en su caso, generalizar conclusiones que puedan estar afectando por igual a muchos sujetos o situaciones, lo que amplía la posibilidad de actuar sobre ellas y de rentabilizar los recursos y las inversiones que se hacen en tiempo, esfuerzo y presupuesto al investigar.

5. Valorar el grado en que se alcanzan determinados objetivos educativos.

Fuente: Raquel Amaya Martínez González.

Debemos ser conscientes de que el sistema educativo municipal alberga los estudiantes de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad y los acoge con toda su fragilidad de un ser humano que no ha tenido las oportunidades para desarrollarse de una manera integral, sino que ha sobrevivido en ambientes carentes de todo tipo, como puede ser privaciones en el ámbito afectivo, económico, cultural, lo que genera un amplio espectro de limitantes que dificultarían el desarrollo de sus potencialidades, actitudes y habilidades necesarias para la armonía y equilibrio de un ser humano.

Este es el contexto de realidad del que los docentes deben hacerse cargo y responsabilizarse por conseguir los mejores resultados que estén a un nivel competitivo, para lo cual no solo deben procurar intervenir de la mejor manera en el ámbito académico con sus diversas estrategias, sino que debe intervenir, además, en todos esos espacios de sus vida que han sido dañados por innumerables factores provocados por experiencias desafortunadas que les ha tocado vivir. Es así como el profesor también debe investigar para conocer a su alumno, a su grupo, en sus aspectos intelectual, sicológico, emocional, familiar, etc., que por supuesto, si estos aspectos no están en equilibrio o son deficitarios y débiles, afectaría negativamente en los resultados académicos de los alumnos, deseado tanto por la institución educativa como por el ministerio mismo.

A diferencia de lo que sucede con el profesor del sector privado, el profesor del sector público tiene una tarea mucho más ardua, un mayor compromiso, una mayor responsabilidad, debido a las características de vulnerabilidad y fragilidad de sus alumnos y alumnas en todas sus áreas, y por lo mismo debe existir en el docente un mayor profesionalismo.

Gloria Calvo en su artículo “El docente, responsable de la investigación pedagógica” recoge el concepto que han acuñado algunos teóricos, “reflexión en la acción” el cual explica la autora diciendo que alude al hecho de volver a pensar sobre alguna parte de nuestro conocimiento, en la inmersión consciente del hombre en el mundo de su experiencia. Reflexionar en la acción permite al profesor analizar los pasos que ha dado en su trabajo pedagógico, advirtiendo sus aciertos y sus falencias, de tal modo de que puede reorganizar lo que está haciendo para soslayar lo fallido, aún mientras está realizando la acción, sin que necesariamente tenga que llegar a interrumpirlo, transformando con su intervención la realidad, logrando un mejor funcionamiento y obtener los productos deseado.

Este es un punto bien interesante, pues vemos que la reflexión sobre la acción pedagógica que se lleva a cabo dentro del aula, no se limita solamente a realizarla en el momento en que ésta ha terminado, sino que el docente puede detenerse a pensar sobre la acción en el momento en que está en pleno desarrollo sin necesidad de detener el proceso, dando la oportunidad de cambiar ciertos aspectos que estarían obstaculizando el objetivo deseado.

Concretamente, estas acciones de intervención se traducen en la mejora de las prácticas educativas, de aprendizaje, de enseñanza, en las dinámicas de interacción en las familias, en las aulas, en los rendimientos de los alumnos y en la calidad de la educación a nivel local, regional y nacional. De ahí la importancia de que el docente se sumerja en el campo de la investigación y la aborde profesionalmente en paralelo con su labor pedagógica en el aula, entendiéndose como un complemento de ésta. Investigar, los aspectos que ocurren al interior y fuera del aula, le permitiría al docente tener una visión más amplia y profunda de las diversas situaciones educativas que en estos espacios ocurren, analizándolos con rigurosidad y objetividad.

El amplio abanico de situaciones educativas que se pueden investigar, abarcan desde los sujetos individualmente considerados hasta los efectos de las acciones e intervenciones educativas. Algunos de los aspectos que pueden ser analizados en una investigación educativa son:

• Un sujeto: alumno(a), docente, director, padre, madre, etc.

• Un Grupo de sujetos: un grupo concreto de personas, de alumnos(a), de docentes, de padres y madres, un equipo directivo, etc.

• Un método: de enseñanza, de aprendizaje, de dirección de centro, de convivencia, de disciplina, etc.

• Un programa: docente, de centro, de desarrollo de habilidades y competencias, de política educativa, etc.

• Un recurso: docente, tecnológico, personal, económico, institucional, etc.

• Un contexto ambiental educativo: un aula, un centro o institución educativa, una familia, una biblioteca, un centro social, un entorno comunitario, etc.

• Un cambio observado, espontáneo o como resultado de una intervención o innovación educativa: en el comportamiento de un alumno o de un grupo de alumnos(a), en el profesorado, en la dirección del centro, en el funcionamiento del centro, en las familias, en los padres y madres de los alumnos, etc.

• Relaciones y combinaciones de factores que operan en una situación educativa: por ejemplo, la relación entre el estilo directivo en un centro y la calidad de convivencia en el mismo, la relación entre los métodos docentes y los rendimientos académicos de los alumnos, la relación entre la organización del centro y la calidad de la participación de los agentes de la comunidad educativa en el mismo, etc.

• Los efectos a los que dichas combinaciones de efectos dan lugar: por ejemplo, grado de satisfacción en un centro por parte del profesorado, del alumnado y de los padres y madres, grado de conflictividad, niveles de rendimiento académico, etc.

Fuente: Raquel Amaya Martínez González.

Como se puede observar, el amplio espectro de posibilidades que poseen los docentes para investigar es variada y les permite abordar problemáticas específicas desde distintos frentes y adquirir así los elementos necesarios y fundamentados para tomar las mejores decisiones y con ello cambiar realidades poco favorables para el ejercicio docente y el logro de los objetivos, institucionales, locales y nacionales.

Los docentes que se comprometen en el ejercicio investigativo, además de necesitar cierta formación, requieren de ciertas habilidades para interpretar adecuadamente los datos y resultados de su investigación, así como mostrar una actitud investigadora, creativa, basada en la curiosidad, la persistencia, el gusto por aprender, descubrir e innovar, y caracterizada por la búsqueda del conocimiento con rigor, objetividad y precisión, pero, a la vez, con la convicción de que no es posible llegar a conocerlo todo de aquello que se investiga y que, por tanto, siempre existe un cierto margen para el error y la duda, lo que lleva implícita la idea y necesidad de seguir investigando. (Martínez, Raquel. 22).

Las nuevas realidades educativas requieren de un docente con un nuevo perfil profesional con las habilidades y competencia antes mencionada, por supuesto todas deseables en un profesional de la educación que pretenda investigar e intervenir en su ámbito. Muchos pensarán quizás que en este proceso investigativo, el docente pudiera descuidar y perjudicar su labor en el aula, pero la verdad es que se debe comprender que este proceso se lleva a cabo íntegramente en el interior del aula, porque el laboratorio de investigación está en él y sus alumnos, esos son los recursos fundamentales.

Con este proceso de investigación de la acción educativa se busca revisar, detectar las problemáticas, evaluar, definir posibilidades de cambio, transformar la práctica educativa desde la visión desde quienes intervienen en ella. Así, podemos ver que la intervención educativa es un proceso que responde básicamente a estrategias de cambio por parte del docente y que parte con la investigación de la práctica educativa. Recalquemos que la intencionalidad de la investigación de las acciones educativas tiene como primera finalidad establecer significaciones de las acciones del proceso y resignificar la práctica docente.

La intervención debe ser producto de la reflexión por parte del docente de sus propias acciones educativas; del resultado de la investigación sistemática de acciones y motivos para descubrir, explorar e interpretar críticamente los propios motivos, comprometiéndose en la búsqueda de la mejora educativa. Entenderemos por tanto que, la intervención educativa es un proceso muy ligado a la investigación, a la reflexión sistemática de las acciones, relaciones y significaciones de la práctica educativa y que tiene por objetivo principal detectar problemas propios del quehacer educativo, explicar las causas y encontrar las formas de transformarlas bajo una perspectiva innovadora.

El docente es el principal protagonista de las acciones que se desarrollan en el interior del aula, es él el que tiene que comprender sus complejidades para el análisis reflexivo de ellas y a partir de este resultado generar modelos de intervención escolar. Es por ello que el docente debe enfrentarse a la acción de su práctica bajo una actitud crítica, reflexiva y profesionalizante, lo que le permitirá ser competente en el dominio de conocimientos, habilidades y actitudes que le facilitarán el acceso a la comprensión y su análisis, de las situaciones desarrolladas en el aula y la institución de la que forma parte para generar una eficaz intervención educativa basada en la concepción teórica y la observación experencial de la práctica.

El docente requiere de ciertas competencias para llevar a cabo la decisión de intervenir en educación. En el artículo “Metodología de la intervención educativa….” de las autoras, Silvia Leonor Con Gómez y Virginia de los Ángeles Chávez Martínez, entregan una propuesta relacionada con las competencias que debe adquirir el docente que pretenda intervenir en educación para mejorar e innovar en sus prácticas educativas, las cuales deben estar en concordancia con una serie de conocimientos, habilidades y actitudes, que a continuación pasamos a revisar.

Competencias Genéricas

a) Identifica necesidades o problemáticas educativas en la práctica, formación, gestión e investigación educativa.

b) Describe situaciones y las caracteriza.

c) Reflexiona en torno de sus hallazgos a partir de sus esquemas mentales.

d) Hace uso crítico de la teoría.

e) Construye marcos interpretativos de su realidad.

f) Construye argumentaciones de la teoría educativa.

g) Interactúa con otras subjetividades.

h) Diseña método de intervención.

Competencias específicas

a) Manejo de la teoría educativa acorde a la problemática a intervenir.

b) Moldea la realidad para intervenirla.

c) Aplica sus propias construcciones teóricas.

d) Redefine a la luz de otras prácticas sus acciones.

e) Resignifica sus esquemas mentales y sus acciones.

f) Reconstruye su propia subjetividad.

Al mismo tiempo ellas exponen que estas competencias se desarrollan con base a un método específico de intervención que contempla una secuencia compuesta de:

planeación, diseño, aplicación, valoración, ajustes, re-aplicación, resultados, evaluación y aporte. Las autoras explican esta secuencia del siguiente modo:

La planeación consiste en identificar y describir el problema que se intervendrá; el diseño comprende la reflexión, interpretación y teorización del modelo de intervención; la aplicación abarca la interacción y reconstrucción de subjetividades y el modelamiento de la realidad que se interviene; la valoración es en torno de las propias construcciones teóricas y de las intencionalidades en las acciones; los ajustes incluyen la redefinición de lo realizado; la re- aplicación es el re-remodelamiento de lo inicialmente aplicado; los resultados son las resignificaciones logradas o bien los problemas resueltos; la evaluación la comparación entre los resultados y las fases iniciales del proceso de intervención; y el aporte la contribución a la teoría educativa.

(Gómez,S. Chávez Martínez M.)

De acuerdo a todo lo señalado podemos decir que el docente que investiga e interviene, y que relaciona la teoría con la práctica, deja de hacer un trabajo basado en el conocimiento de otros, y adquiere autonomía intelectual con la búsqueda de sus propios conocimientos. A partir de la reflexión de sus propias prácticas pedagógicas, el docente desarrolla habilidades investigativas, logra competencias y autonomía profesional, cuestiona y estudia su propio modo de enseñar e intercambia experiencias. Con el empleo de un enfoque etnográfico, observa diversas realidades para reconstruirlas y significarlas. Utiliza la investigación participativa, mira sus propias prácticas para generar procesos de transformación y de elaboración conceptual de ellas.

Para graficar lo importante que es la calidad investigativa de un profesor de aula y lo importante que son las competencias que debe adquirir para intervenir en educación, y en consecuencia todo el aporte que podría significar par un estudiante, el grupo, la institución y la educación en general, asimismo, todo lo nefasto y dañino que podría significar su presencia en el sistema si no ha adquirido las competencias de conocimiento, habilidades y actitudes que se requiere para realizar un trabajo eficaz que parte en el aula, es que quiero entregar una breve historia que me pareció muy interesante poder compartir, la cual lleva por nombre “El corcho” y que pertenece a Enrique Mariscal.

"EL CORCHO".

Cuando el maestro es bruto es bruto y cuando no tiene vocación o alma de maestro, nunca encuentra el corcho!!!! EXCELENTE!!!

Un Supervisor visitó una escuela primaria.

En su recorrida observó algo que le llamó la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio,los alumnos hacían un gran desorden; el cuadro era caótico.

Decidió presentarse:

-"Permiso, soy el Supervisor... ¿Algún problema?"

-"Estoy abrumada señor, no sé qué hacer con estos chicos...No tengo láminas, no tengo libros, el ministerio no me manda material didáctico, no tengo recursos electrónicos, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles..."

El inspector que era un "Docente de Alma", vio un corcho en el desordenado escritorio, lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:

-¿Qué es esto?

-“Un corcho señor "....gritaron los alumnos sorprendidos.

-"Bien, ¿De dónde sale el corcho?".

-"De la botella señor. Lo coloca una máquina...", "del alcornoque... de un árbol"... "de la madera...",respondían animosos los niños.

-"¿Y qué se puede hacer con madera?", continuaba entusiasta el docente.

-"Sillas...", "una mesa...", "un barco! ". Bien, tenemos un barco.

-¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito?

Escriban a qué provincia argentina pertenece.

¿Y cuál es el otro puerto más cercano?

¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región?

¿Alguien recuerda una canción de este lugar?

Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.

La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:

-"Señor nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias."

Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra.

Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...

-"Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?

-Sí señor ¡Cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?".

Enrique Mariscal

CONCLUSIÓN

Estamos insertos en una sociedad dinámica, cambiante, compleja, que transforma nuestra vida a tal velocidad que no nos da tregua para asimilarla y hacerle frente. Las organizaciones y las instituciones han debido cambiar sus estructuras y métodos para enfrentarse a las nuevas realidades de sus sistemas y sus individuos. El sistema educacional es una de los más afectados por esta vorágine de cambios, ya que él alberga toda la diversidad y complejidad que contiene el sistema social, por lo tanto el docente a debido y debe responsabilizarse por transformar sus formas de concebir la educación y lo que entregan en el aula, hacia un enfoque que considera la investigación de sus prácticas educativas y la intervención para transformar sus propias prácticas pedagógicas, elevando con ello la calidad de la educación y la calidad de sus trabajo profesional. Este nuevo escenario educativo hace necesario que el profesor adquiera las competencias para investigar e intervenir las prácticas educativas.

El sistema municipal de educación alberga a los alumnos más vulnerables de la sociedad, por lo tanto la realidad educativa se vuelve más compleja en este sector, en consecuencia el docente no debe intervenir solo a nivel académico e intelectual del alumno(a) y del grupo, sino que trasciende hasta la realidad psicológica de ellos, familiar y todas sus redes. Así la investigación permite al docente conocer su propio campo de acción dentro y fuera del aula y que la intervención educativa es un proceso que responde básicamente a estrategias de cambio por parte del docente y que parte con la investigación de la práctica educativa, considerándose todo este proceso como un alternativa viable para la mejora de la calidad de la educación del sector municipal, entendiéndose así que, quizás no se eliminará la brecha existente entre la calidad de educación del sector privado y la del sector municipal pero se apuesta a que por lo menos se volverá difusa.

BIBLIOGRAFÍA

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