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La Psicomotricidad


Enviado por   •  15 de Marzo de 2013  •  4.057 Palabras (17 Páginas)  •  296 Visitas

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La actividad motriz del niño de 1 a 2 años

Especialista en motricidad infantil

(Cuba)

Dra. C. Catalina González Rodríguez

forteza@inder.co.cu

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 40 - Setiembre de 2001

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Cuando el desarrollo del niño transcurre sin ningún tipo de alteración, al arribar a los 12 meses debe dominar la marcha erecta, la que le proporciona un mayor intercambio con el medio, posibilitándole enfrentarse a este con una mayor independencia. En este proceso de intercambio se enriquece la actividad con los objetos produciéndose la asimilación de la lengua materna.

Estos dos logros del desarrollo que alcanza el niño en esta segunda etapa de su vida: el dominio de la marcha y el desarrollo del lenguaje, le permiten la ejecución de los movimientos con una participación más activa de su pensamiento. Esto se debe a que en el nivel mental del desarrollo en estas edades, los niños logran hacer más efectivas sus acciones por medio de las representaciones sensoriales, ejemplo: cuando el niño salta, lo realiza pensando en el animalito que conoce.

Esta potencialidad se debe aprovechar para el desarrollo motor e intelectual del pequeño, de ahí la necesidad de que el adulto estimule la actividad del niño, sin interferir en sus iniciativas. En este sentido las tareas motrices se le deben proponer evitando la demostración de las mismas mediante modelos, a fin de lograr la activación del pensamiento.

Las tareas motrices en estas edades pueden ser sugeridas al niño mediante representaciones de objetos, animales conocidos, factores de la naturaleza, relatos de cuentos, cantos y rimas. En la medida que avanzan en este grupo de edad, las respuestas motrices se relacionan cada vez más, con el cuerpo y el espacio donde el niño se mueve, Ejemplo: Se le pregunta al niño: dónde están las manos, él es capaz de mostrarlas y realizar determinado movimiento que puede o no ser sugerido por el adulto.

En el desarrollo motor del niño de 1 a 2 años se incorporaran habilidades primarias que permitirán la ejecución de movimientos cada vez más complejos, ejemplo: a partir de la marcha surgen los primeros intentos de carrera y en la medida que aumenta la fase de vuelo de la carrera, aparece un incipiente Saltillo.

La actividad motriz del pequeño se torna más activa e independiente. Las informaciones que el niño adquiere en torno al conocimiento y manejo de su cuerpo y a los desplazamientos en el espacio, hace que él se apropie progresivamente de las vivencias necesarias para avanzar en su desarrollo.

Estudio realizado por la autora (Tesis doctoral: Caracterización motriz del niño de 1 a 6 años, 1998) permitió arribar a un criterio aproximado de la evolución del desarrollo motor del niño en cada año de vida.

Con relación al grupo de edad que nos ocupa, según el resultado de las observaciones realizadas en dicho estudio, la motricidad evoluciona como sigue:

Al arribar el niño a los 12 mese se aprecia una marcha en una sola dirección, con movimientos coordinados de brazos y piernas. Son capaces de caminar por tablas anchas o sendas separadas a nivel del piso. Al final de este grupo de edad también caminan por líneas trazadas en el piso

Manipulan los objetos antes de lanzarlos al frente y en dirección hacía abajo,. Estos lanzamientos lo realizan sin orientación.

El éxito de caminar sustituye al gateo, no obstante en muchas ocasiones realizan desplazamientos en forma de gateo para alcanzar objetos a nivel del piso y otras veces lo realizan para subir y bajar de obstáculos a pequeñas alturas.

Les gusta mucho subir peldaños de una escalera, este movimiento lo realizan aún sin coordinación en los movimientos de brazos y piernas: colocan un pie, a continuación el otro y después suben una y otra mano.

Se manifiestan los primeros intentos de carrera ya que la realizan en la punta de los pies, con pasos rápidos y cortos.

El salto como tal no se aprecia en este grupo de edad, pues solo intentan dar Saltillo en el lugar con poco despegue de los pies del piso.

Esta caracterización motriz, como ya hemos explicado en el artículo anterior: La actividad motriz de 0 a 1 año, solo constituye una aproximación, pues en el criterio de valoración del desarrollo del niño debe tenerse en cuenta que existen diferencias individuales que requieren ser consideradas.

No obstante si la vida del niño transcurre en un ambiente donde se le ofrezca posibilidades de movimiento, brindándole la seguridad, confianza y afectividad necesaria, la evolución del desarrollo motor ocurre de forma consecuente y los movimientos se logran con mejor coordinación, orientación, equilibrio y ritmo en su ejecución, lo que solo es posible por la vivencia práctica.

En muchas ocasiones escuchamos a los padres decirle al niño: No corras que te caes o le interrumpen bruscamente una tarea motora como: Subir las escaleras, por el peligro de un accidente. Es necesario que se tomen las medidas de cuidado y seguridad para facilitar la actividad del niño, pero nunca frustrarla o limitarla, pues de esa forma frenamos el desarrollo.

Los ejemplos citados constituyen logros motores alcanzables por el niño cuando los mismos pueden ejecutarse con libertad de acción.

Se debe facilitar al pequeño un lugar seguro (césped, arena, alfombra), con suficiente espacio donde el niño pueda correr y hasta amortiguar sus inevitables caídas en esta etapa de adquisición de habilidades. De la misma forma se deben propiciar el acceso del niño a diferentes objetos, obstáculos, recursos naturales al aire libre, donde él pueda (bajo nuestra observación), realizar diferentes desplazamientos: saltar, arrastrarse, deslizarse, rodar su cuerpo, lanzar objetos, conducirlos, rodarlos, en fin, todas las actividades necesarias para su organismo en esta etapa de crecimiento y también para su desarrollo cognitivo y estado emocional.

El niño que tiene la posibilidad de jugar al aire libre o en un lugar ventilado y sus movimientos no se limitan, sino por el contrario el adulto participa con él, sin interferir en sus acciones, sino estimulándolo y brindándole la ayuda y orientaciones necesarias,

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