Lectura De Maestros, Por Debajo De La Media

Entonces se preguntó ella ¿si el motor del desarrollo es la afectividad, principalmente los primeros años de vida? ¿entonces que influye para que los niños no la hayan desarrollado o les cueste trabajo desarrollarla? Se enteró de que en las etapas tempranas de desarrollo influye el medio ambiente, que las etapas sensibles, son de máxima exigencia de calidad de la experiencia.

Pensó que el medio ambiente y la experiencia que los niños recibieran tanto en la escuela como principalmente en su hogar, es fundamental.

Nina seguía interesada por saber que generaba esas emociones o falta de ellas en los niños, así que leyó que la amígdala es un pequeño sistema neuronal encargado de asignar emociones a las experiencias, transformándolas en vivencias, que el hipocampo conectado a la amígdala, encargado de archivar, a modo de un kardex, todas las vivencias y todos los aprendizajes significativos que se llevan a cabo durante el ciclo vital. El hipocampo derecho archiva datos con alta carga emocional y no accede fácilmente a la conciencia. El hipocampo izquierdo archiva material verbal accediendo a la conciencia y por lo tanto al recuerdo. El hipocampo comienza a madurar desde el primer trimestre de gestación y recibe la información emocional que su madre le ofrece: rechazo al hijo, miedo a la maternidad, maltrato físico o psicológico del cónyuge.

Se quedó admirada de saber que incluso las experiencias vividas antes del nacimiento, desde la concepción afectan en el aspecto emocional de los niños. Que hay aspectos hereditarios que pueden contribuir en lo emocional, como el temperamento, el cual constituye el factor biológico de personalidad humana: heredado de sus antecesores, esta codificado en el programa genético.

Entonces, -dijo Nina- ¡el temperamento no se puede modificar de forma radical, puede ser moldeado por el ambiente, regularlo, estabilizarlo y dar un equilibrio! la armonía emocional interna como un estado de equilibrio, de homeostasis organistica, en el cual existe en un perfecto balance entre los distintos niveles de temperamento, el que permite la armoniosa integración de los fenómenos cognitivos y emocionales y que deriva en lo que podemos llamar “estado neurobiológico saludable”.

Entonces ya se- dijo- para trabajar con los niños este aspecto tengo que trabajar la armonía emocional, del aparato emocional básico del cual surgen tres sentimientos primarios, que van a constituir la base del complejo aparato cognitivo emocional humano y son la alegría existencial. la motivación y la serenidad.

También sé que debo trabajar, la autoestima y que se sientan bien dentro del salón, con sus compañeros, pero también debo hablar con sus papás, pedirles el apoyo en casa, pues la familia constituye el principal agente social promotor de armonía emocional en la niñez. Pero deberán saber que no basta que el niño posea una familia para estar equilibrado emocionalmente, se requiere que su familia sea sana y funcional, es decir, sistémicamente fuerte y cohesionada.

Con todo lo que aprendió ese día, Nina, ese día se fue a su casa, contenta de haber aprendido muchas cosas para poder ayudar a sus alumnos… y dijo –mañana regresare, necesito aprender mucho más…

CAPITULO 10

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Al día siguiente Nina regreso a la biblioteca, y se encontró con el término de inteligencia emocional, le pareció muy interesante y se puso a leer acerca del concepto de Inteligencia Emocional, que alude a un conjunto de habilidades al servicio de la adaptación como seres sociales. La Inteligencia Emocional se sustenta en diversas habilidades, tanto cognitivas como afectivas y en su desarrollo son determinantes las prácticas formativo- educativas, Nina se sorprendió Oh, entonces la “inteligencia emocional”, introduce elementos de las neurociencias, incorpora otras destrezas tales como la motivación, empatía, autorregulación y habilidades sociales.

Mmm, que interesante, pensó Nina, -si tres de cada cuatro niños poseen condiciones biológicas adecuadas para que germinen y se desarrollen habilidades cruciales para la adaptación y para el empleo creativo de sus talentos cognitivos- entonces creo que puedo lograr mucho con mis alumnos. Si los talentos biológicos primarios, que un niño inteligente emocional, desarrolla tempranamente estrategias cognitivas de autorregulación del temperamento que se suman al autocontrol innato; tempranamente da señales potentes de estar en armonía emocional.

Oh, esto es algo que me puede servir, dijo Nina, pues se refiere a la etapa en la que se encuentran mis alumnos: el texto que Nina leyó decía:

La edad prescolar como período sensible

El niño menor de cinco años está evocado a la tarea de conquistar una adecuada autorregulación de sus emociones. Debe luchar contra el poderoso miedo, la fácil frustración frente a los contratiempos, la ira que lo desborda, la euforia que lo inunda, es decir debe, aprender a esperar, a ceder, a perder, aprender a sintonizar sus demandas con el contexto humano y con su entorno.

Entonces mi

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