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Mercantil II


Enviado por   •  19 de Enero de 2014  •  8.217 Palabras (33 Páginas)  •  212 Visitas

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UNIDAD 1. MONEDA, DINERO Y CRÉDITO

1.1 Origen y evolución de la moneda

La moneda mexicana

Cuando los romanos comenzaron a extender su imperio recogieron los frutos de las conquistas; entre ellos, los logros de la cultura griega, como la acuñación de moneda metálica. Las colonias romanas llevaron la tradición de la acuñación a toda Europa. España, que ya había sido conquistada antes por los griegos, continuó esa tradición y de ahí la trasladaron a las tierras americanas recién descubiertas.

La moneda virreinal

La moneda metálica acuñada empezó a conocerse y a circular en México en la tercera década del siglo XVI.

Durante la primera etapa de la conquista, los españoles que llegaron al Nuevo Mundo tuvieron que usar las pocas monedas castellanas que traían consigo y los medios de cambio que utilizaban los indígenas tales como el cacao, cuentas de jade o jadeíta conocidas como chalchihuis, mantas de algodón o patolcuachtli, cañones de pluma de pato rellenos de polvo de oro y hachuelas o tajaderas de cobre en forma de letra tau griega. De hecho, el cacao subsistió como medio de cambio en algunos lugares del sureste de México hasta principios del siglo XX.

Mientras se usaban los medios de cambio indígenas, los conquistadores reunieron una buena cantidad de oro y plata del nuevo continente. Posteriormente, con estos metales de hicieron los primeros intentos de imitar la moneda metálica europea. Se fundieron discos de una aleación de oro y cobre (pesos de tepuzque), cuyo peso correspondía al de un castellano (moneda española); de ahí se originaría, años después, la unidad monetaria de México y de otros países latinoamericanos, el PESO.

El descubrimiento de la riqueza minera del nuevo continente cambió las perspectivas coloniales. Muy pronto, el crecimiento del comercio en la Nueva España hizo necesario el establecimiento de una Casa de Moneda. En 1535, al tiempo en que se establecía oficialmente el Virreinato de la Nueva España, el Virrey Don Antonio de Mendoza recibió la cédula de fundación de la Casa de Moneda de México (la primera en América) con el siguiente mandato de los reyes Carlos I y Juana: "Y PÓNGASE EN LA PARTE DONDE HOBIERE LA DEVISA DE LAS COLUNAS UNA M LATINA, PARA QUE SE CONOZCA QUE SE HIZO EN MEXICO". Esto se convirtió en lo que ahora conocemos como ceca mexicana y que se representa con el símbolo:

Al parecer, las primeras piezas se troquelaron en abril de 1536.

Moneda de Carlos y Juana

Las primeras monedas que se acuñaron en México fueron las del tipo de Carlos y Juana, llamadas así porque en su anverso se leen los nombres de los reyes en latín (CAROLUS ET IOHANA REGES). Se trata de la reina Doña Juana (Juana la Loca) y su hijo Carlos I, quien realmente gobernaba por la imposibilidad de su madre.

Estas monedas fueron hechas a mano, a golpe de martillo. A pesar de su rudimentaria fabricación, son de grosor parejo, redondas y de buena apariencia. Se troquelaron monedas de plata en denominaciones de 4, 3, 2, 1 y ½ real; también se acuñaron monedas de cobre en denominaciones de 4 y 2 maravedíes para uso de los indios, cuya fabricación fue suspendida por el rechazo de los naturales a esas monedas.

Se conocen dos series: la primera tiene, frecuentemente, las leyendas en caracteres góticos, mientras que la segunda se distingue por el uso de caracteres latinos y, sobre todo, porque en el reverso lleva ondas marinas entre las columnas de Hércules. En el anverso aparece el escudo de Castilla, León y Granada (con cuadrantes divididos entre los castillos y leones, y una granada en el rosetón inferior), la leyenda se completa en el reverso y significa “Carlos y Juana reyes de España e Indias”; en el reverso aparecen dos columnas de Hércules coronadas, unidas por una cartela que ostenta la divisa PLUS ULTRA (más allá).

Moneda macuquina

Durante su reinado, Felipe II patrocinó varias expediciones científicas y geográficas que permitieron que en 1565 se descubriera la “ruta de tornaviaje de Filipinas hasta el puerto de Acapulco”. Con este descubrimiento, se estableció una importante ruta comercial con Oriente y se incrementó considerablemente la necesidad de monedas fabricadas en la Nueva España.

Gracias a la abundancia de metales, se pudo responder al aumento de la demanda de moneda pero a cambio se dejaron de acuñar las monedas de Carlos y Juana para iniciar la producción de un nuevo tipo. Ante la necesidad de disponer de mayor cantidad de piezas para satisfacer la demanda del Imperio Español, la calidad de acuñación disminuyó. Las nuevas piezas eran de factura y apariencia burdas, troqueladas a golpe de martillo en trozos de metal de forma y grosor irregulares pero con los contenidos prescritos de metal fino. Debido a que muchos países no tenían plata ni casas de moneda, adoptaron las piezas mexicanas como medio de cambio mediante un resello o recorte. Así, la moneda mexicana se convirtió en una divisa que reinó en los mercados internacionales por más de tres siglos.

La llamada moneda macuquina se acuñó desde el reinado de Felipe II hasta el primer reinado de Felipe V. Es probable que el vocablo proceda del árabe macuch, que significa aprobado o sancionado.

Durante el reinado de Felipe III se comenzó a fechar las monedas, siendo la fecha más antigua documentada en la Colección Numismática del Banco de México la de 1607. Aunque en un principio estaba prohibido acuñar oro, en 1679 se inició la producción de monedas de ese metal, también del tipo macuquino, durante el reinado del último Habsburgo, Carlos II, a quien sucedió por morir sin herederos, Felipe de Anjou (Felipe V), nieto de Luis XIV.

Con el cambio de casa reinante, Felipe V intentó mejorar la acuñación con avances tecnológicos. En el primer periodo de este monarca, se acuñaron monedas en tipo macuquino. Cuando se enteró de que su primogénito estaba por morir, abdicó a su favor y así, su hijo, Luis I, ocupó el trono durante unos meses de 1724. Al morir Luis I, su padre recuperó la corona y ordenó la acuñación póstuma de monedas a nombre de su hijo difunto, piezas de suma rareza que se encuentran entre las más escasas de la acuñación virreinal. Felipe V también ensayó la acuñación de piezas de transición muy bien fabricadas, pero todavía sin cordón protector ni redondas, conocidas como recortadas.

Moneda redonda: columnarios (1732-1772) y peluconas (1732-1759)

A partir de 1732, durante el segundo reinado de Felipe V, se fabricaron piezas redondas

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