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Movimientos de clase obrera


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2015  •  Trabajos  •  3.527 Palabras (15 Páginas)  •  65 Visitas

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CAPITULO I

INTRODUCCIÓN

Las uniones obreras, definidas por los Webb como “una asociación permanente de jornaleros con el propósito de mantener o mejorar sus condiciones de vida” constituyen un fenómeno menor relativamente reciente en la historia social (González, s.f.).

También en el estudio de Cordero (2009) se define a los sindicatos como asociaciones permanentes, autónomas y sin fines de lucro, de trabajadores ligados por intereses sociales y económicos comunes y cuyo objetivo es la representación, defensa y promoción, tanto colectiva como individual.

 Según Jiménez (2009), algunos historiadores establecen que para los años 1760-1770 se vieron los primeros movimientos de la clase obrera en contra de las industrias en Inglaterra. Para América el estallido espontaneo y de huelgas mineras está registrado para 15 y 16 de agosto de 1766, protagonizada por los mineros mexicanos de Real del Monte, Pachuca, Hidalgo, que se sublevaron por las pésimas condiciones de trabajo que el patrón español Pedro Romero de Terreros les imponía.  En la revuelta, resultó muerto el minero Manuel Barbosa y el alcalde mayor, Miguel Ramón de Coca. No fue hasta 1833, que un inglés llamado Robert Owen participó en la fundación de sindicatos ingleses (Trade-Unions). En 1834, la Gran Unión de Sindicatos, adopta la transformación social mediante cooperativas, pero se disolvió más tarde (Jiménez 2009).

Bajo el régimen español, que se prolonga hasta el cambio de soberanía en 1898, las asociaciones obreras, más bien clandestinas, llevaban una difícil vida en medio de las restricciones, que al derecho de asociación ponía el régimen entonces vigente (Jiménez, 2009).

Las leyes de asociación solo permitían ciertos tipos de clubes sociales bajo el control de las autoridades militares. En ciertas condiciones permitían a los gremios obreros bajo la supervisión de un representante de las autoridades eclesiásticas o  militar (González, s.f.).

Según la Junta de Relaciones del Trabajo de Puerto Rico [JRTPR] (2013),  a  principios del siglo XX  Puerto Rico era un país subdesarrollado con una economía pobre, donde esta se basaba primordialmente en la agricultura, específicamente la caña de azúcar. La explotación en las fábricas de niños, mujeres y hombres provocó una serie de luchas obreras, aunque no estuvieran organizadas (Jiménez, 2009).

Además Roche (2014) indica que durante los años del colonialismo español, las asociaciones de trabajadores, las cuales conformaban el motor de los cambios en el ámbito laboral, eran considerados como actividades conspirativas. En este momento histórico, no existían leyes en Puerto Rico que protegieran a los trabajadores (JRTPR, 2013).  Según Trujillo (S.F), los obreros eran obligados a trabajar de sol a sol en situaciones extremas.  

La JRTPR (2013), indica que es ese momento indefenso de los obreros, que permitía que la clase privilegiada estableciera niveles de compensación sumamente bajos y condiciones de trabajo altamente riesgosas, discriminatorias, denigrantes y en muchas ocasiones infrahumanas.

Según Trujillo (S.F.) el salario de los jornaleros se mantenía a un límite de subsistencia. De acuerdo a Roche (2014), desde la  era de la abolición de la esclavitud se pueden identificar inicios de lucha de los trabajadores por mejores condiciones de trabajo en la isla.

 Roche (2014), comenta que al iniciarse el auge azucarero en la isla, aumentaron las confrontaciones entre obreros y hacendados en demanda de mejores salarios y menos horas de trabajo.

Según la JRTPR (2013), la historia sobre las uniones laborales comienza con los obreros de la caña de azúcar a finales del siglo XIX.

Luego de los obreros de la caña de azúcar, entre los años 1918 al 1932, más de 40,000 trabajadores se unieron a las 125 uniones establecidas, quienes de ellas 25 eran de trabajadores agrícolas y 16 eran de despalilladores de tabaco (JRTPR, 2013).

 Según Trujillo (s.f.), en 1848 se realizó la primera huelga en San Juan  y duró una hora. Las industrias de caña de azúcar se distinguieron porque para lograr mejoras en sus condiciones de trabajo y salarios promovieron grandes huelgas (JRTPR, 2013). En 1849 el Capitán General Don Juan de la Pezuela dispuso el decreto llamado Bando de Policía y el Buen Gobierno, mejor conocido como Libreta de Jornaleros (Surrillo, 2014). Esta Libreta de Jornaleros busca imponer un reglamento para controlar y reglamentar las actividades de los trabajadores (Trujillo, S.F.).

Según Surrillo (2014), con la Libreta de Jornaleros, el Estado finalmente logró complacer a los hacendados, quienes tuvieron a partir de ese momento, un nuevo instrumento de control laboral.

Según Surrillo (2014) este control laboral permitía que el empleador dictará a su juicio, cuando el jornalero terminaba una labor. De acuerdo a Trujillo (S.F.), la “Libreta de Jornaleros” declara jornalero a toda persona de 16 años de edad o más, que no tuviese profesión o capital. Esta medida beneficia a las clases propietarias y consolida el sistema de haciendas (Trujillo, S.F).  Según Roche (2014), los jornaleros continuaron las luchas por el reconocimiento de los derechos laborales. Un intento de estas luchas lo fue el documento conocido como “Los Diez Mandamientos de los Hombres Libres” de Ramón Emeterio Betánces donde se incluyeron las demandas de la abolición de la esclavitud y la eliminación del régimen de la libreta de jornaleros (Roche, 2014). Como consecuencia, a finales del siglo XX se comienza a aprobar medidas legislativas para garantizar mejores condiciones de trabajo a la clase obrera de Puerto Rico (JRTPR, 2013).

Según Trujillo, (S.F), a principios del siglo XX existían tres tipos de asociaciones obreras autorizadas por el gobierno español. En 1899 Santiago Iglesias Pantín creo un sindicato llamado Federación libre de Trabajadores (Roche, 2014). Este sindicato lideró las huelgas cañeras de 1905, 1915, 1934 y 1942, así como las de tabaco en 1919 y la de los muelles en 1938.  Según Gómez (2006), en los años del 1997 y 1998 se caracterizó por las grandes manifestaciones y huelgas, entre ellas una muy importante en la telefónica. En el año 2004 se realizaron huelgas en los puertos, por un estudio de clasificación y una famosa huelga de 5,000 trabajadores del acueducto que duró alrededor de tres meses, por una contratación colectiva y el plan médico (Gómez, 2006).

Planteamiento de Problema

Este trabajo tiene como propósito describir las ventajas y desventajas de las uniones laborales en Puerto Rico. Según Gómez (2006), el 10.6 % de toda su la fuerza trabajadora de Puerto Rico pertenece a una unión o sindicato del sector gubernamental, solo el 1 % pertenece a la empresa privada. Actualmente la JRTPR (2012), están registradas 43 uniones, de las cuales 36 son de agencias gubernamentales.

De acuerdo con Correas (s.f.), “no nos preocupa para nuestro trabajo, las causas que llevan a los ciudadanos a ejercer su legítimo derecho a la huelga, sino los efectos, en ocasiones desmedidos que soportan los terceros, en particular cuando nos referimos a las huelgas en servicios públicos, como los transportes, la sanidad, la educación, etc; que colocan tanto a los ciudadanos que decide no secundar pudiendo hacerlo, como, en especial, al tercero ajeno a la propuesta, en una compleja.” Desde una perspectiva sociológica las huelgas se analizan como manifestaciones de inconformidad laboral y como realidad más conectada a lo jurídico, lo social y lo económico (Navarrete & Puyal, s.f.).

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