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Mujer, Infidelidad Y Muerte En Grecia Antigua


Enviado por   •  18 de Agosto de 2014  •  4.549 Palabras (19 Páginas)  •  658 Visitas

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Introducción:

Este trabajo se propone explorar en las tragedias clásicas el cruce de tres temas: la mujer, la infidelidad y la muerte. Las obras que conforman el corpus de análisis, Las Traquinias de Sófocles, y Medea de Eurípides, abordan las temáticas y presentan ciertas similitudes en cuanto al argumento. Dos mujeres, Deyanira y Medea, esposas de grandes héroes, tienen el protagonismo. El conflicto es el mismo: los héroes abandonan a sus esposas por otras mujeres, y estas llevan adelante acciones, valiéndose de la magia para evadir el destino humillante del que las hacen víctimas sus maridos con sus infidelidades. En las dos tragedias los modelos heroicos masculinos, Hércules y Jasón, concluyen arruinados: Hércules muere sacrificado, por el terrible dolor que le infunde un manto embebido con un filtro amoroso por Deyanira en un intento desesperado por retenerlo; Jasón sufre la venganza de Medea, ve morir a su prometida, su futuro suegro, y sus propios hijos.

Los estudios actuales sobre el género proponen una revisión de las maneras pensar la femineidad y masculinidad. La literatura griega clásica es un corpus muy interesante para el análisis del género porque en las obras subyacen dentro de una cultura claramente patriarcal discursos de resistencia que emergen de las figuras de ese viejo orden.

Sobre la mujer

Estudios acerca de la mujer

Los estudios sobre la relación de la mujer y la literatura han sido ampliamente abordados en los últimos años como efecto de los movimientos feministas. El término se encuentra revestido de diferentes significaciones que le han asignado quienes lo han utilizado. Nos interesan las reflexiones que se han dado en el ámbito critico del posestructuralismo, que revisaron y generaron nuevas definiciones del ser mujer. Ante las múltiples formas sociales e históricas de lo femenino se ha dejado de creer en la idea de una esencialidad en ella, para abordarla como una construcción que moldea subjetividades en el ámbito de una cultura, otorgando a los sujetos una conciencia de sí mismos y con relación a los demás.

En esta línea de pensamiento, Judith Butler nos habla del carácter performativo del género.

“Decir que el género es performativo significa decir que posee una determinada expresión y manifestación; ya que la “apariencia” del género a menudo se confunde con un signo de su verdad interna o inherente. El género está condicionado por normas obligatorias que lo hacen definirse en un sentido u otro (generalmente dentro de un marco binario) y por tanto la reproducción del género es siempre una negociación de poder”.

Es importante comprender que el lugar y la representación de la mujer funcionan dentro de un marco de sistema de poder, regulando las identidades y las acciones de los sujetos y resulta significativo iluminar la interpretación de las obras con esos conceptos.

La mujer en el mundo antiguo.

La cultura griega antigua está enraizada en una mitología que sustenta un orden patriarcal. El mito al explicar el mundo y las cosas, vehiculiza un mensaje legitimador del orden social.

Las imágenes femeninas potencialmente en todas las mujeres griegas eran las diosas y las mujeres de la sociedad heroica, sujetos vulnerables y relativamente débiles frente a los hombres. Una supuesta naturaleza monstruosa y animal en la mujer que la volvía irracional y potencialmente destructiva para la sociedad, justificaba que permanecieran bajo estricto control masculino, pasaban de la tutela del padre, a la del esposo. El matrimonio era la institución que garantizaba la autoridad de los hombres sobre las mujeres y las reducía al hogar, lo privado y la crianza de los hijos .

Los rasgos paradigmáticos de los personajes prototípicos femeninos son: sometimiento a la legalidad masculina; incapacidad de reflexión a menos que se las auxilie o aconseje; sujeción a la emoción y al terror irracional; carencia de dominio racional de la argumentación; debilidad física; maternidad como instinto insoslayable y; el ejercicio de una sexualidad reprimida en permanente peligro de desbordarse.

La tragedia, al elaborar un nuevo relato, tiene la posibilidad de generar una nueva “lectura” del mito que discuta los sistemas éticos. En las obras encontramos personajes femeninos que se ajustan en mayor o menor medida al estereotipo de mujer dominante antes descripto, pero que realizan intentos por reivindicar su lugar, y logran hacer una crítica a los hombres y al sistema matrimonial.

Argumentos de las obras

Las Traquinias

Las Traquinias es la segunda de las tragedias conservadas de Sófocles, y la tradición la sitúa en los años 40 del SV. Tiene una estructura doble, es la tragedia de los celos de Deyanira y del derrumbamiento de Hércules.

La obra se inicia con una descripción de la desgraciada vida de Deyanira, que vive apenada por la prolongada ausencia su marido Hércules. Siguiendo el consejo de su nodriza envía a Hilo, su hijo, en busca de novedades. Luego le comenta al Coro los motivos reales de su preocupación: Se ha cumplido el plazo del oráculo que va a determinar la muerte de Hércules o el resto de su vida libre de sufrimientos.

Llega Licas, el mensajero oficial, junto a un grupo de cautivas, confirma el regreso y comenta las hazañas del héroe durante su ausencia. Deyanira se compadece de las esclavas y llama su atención Yole, hija de Eurito, el rey de Escalia. Aunque Licas le niega información la reina descubre por otro mensajero que la pasión de Hércules por Yole lo ha llevado a arrasar la cuidad para tomarla por amante.

Deyanira está acostumbrada a las infidelidades de su marido, pero esta vez teme ser reemplazada sexualmente, porque Hércules lleva a Yole en calidad de concubina, y trama un plan para evitarlo. Decide atraerlo mediante un filtro amoroso otorgado por el monstruo Neso antes de morir herido por una flecha disparada por Hércules. Cuando Deyanira era aún una doncella el monstruo le había hecho creer que su sangre tendría la mágica virtud de devolverle el afecto de su marido si alguna vez le fuera infiel. Deyanira impregna esa sangre en una túnica que envía a Hércules, él la viste durante un sacrificio y se siente abrasado por un fuego que va consumiendo su cuerpo. Deyanira, que ya sospechaba el fatal desenlace decide suicidarse clavándose una espada cuando su hijo se lo confirma y le expresa su rencor. Finalmente un Hércules totalmente feminizado, se lamenta, comprende cómo han obrado las moiras y da instrucciones a Hilo para su muerte.

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