ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

PIA DE LITERATURA ETAPA 2 CUENTO POLICIACO


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2017  •  Tareas  •  4.651 Palabras (19 Páginas)  •  214 Visitas

Página 1 de 19

El derrumbe

“No ha sido un buen año para el país. Tras la llegada de 2 huracanes y un terremoto de magnitud 8.5 en la escala de Richter, los mexicanos no tuvieron ni siquiera tiempo de reaccionar ante el desastre. Los estados más afectados de la república fueron Tabasco, Chiapas y Oaxaca donde la cifra de muertos ascendió a casi 100, con más de 250 heridos y miles de personas que perdieron sus hogares tras el sismo. Los centros de acopio para la ayuda a estas personas son los siguientes...”

María apagó el televisor. Las noticias se habían esparcido rápidamente a través de internet. Los vídeos que circulaban en la red captaban la cruda realidad de miles de mexicanos. No podía seguir viendo sin hacer nada al respecto. Rápidamente le dio un último mordisco a su dona de fresa, bebió un último trago de café, tomó sus cosas y salió disparatada hacia su auto. Al ser agente de policía no era común que estuviese en el mismo lugar por mucho tiempo sin embargo, conocía tan bien Oaxaca como si estuviese en Monterrey. Conforme transitaba por las calles acercándose a su destino, los lamentos de dolor se intensificaban. <<—Vivir lo que viven ellos no es fácil—Se dijo. >> Una vez llegado al punto de reunión, bajó de su auto, se puso sus guantes de látex y se dirigió hacia donde estaba su superior. Al verla, inmediatamente le extendió una tabla con el número de los fallecidos tras el derrumbe, y le pidió de favor que identificase a todas las víctimas, y que de ser posible, saliera en busca de más.

Cada vez que se acercaba a una familia rodeando a un ser querido ya sin vida, se le partía el corazón. El proceso demoró un par de horas debido a la confusión y el estado de shock de los familiares, los cuales necesitaban tranquilizarse antes de poder brindar el nombre, y la descripción de sus actividades antes del terremoto. Pero María no podía mostrarse débil. No podía por el simple hecho de ser agente de la policía. Alguien tenía que estar cuerdo para poder brindarle a la gente una oportunidad de salir de su situación. Hacia un par de días atrás había vaciado su despensa con la intención de donar todo a los centros de acopio.

Ese mismo día, aproximadamente a las 3 de la tarde, escuchó los gritos de un joven que suplicaba por ayuda. Sin dudarlo, corrió de inmediato a socorrerlo. Al llegar ahí, el pobre hombre lanzaba ladrillos y escombro fuera de su camino, buscando desesperadamente sacar a su madre de ahí. Era más que evidente que la pobre señora no pudo haber sobrevivido, pues la casa constaba de 2 pisos y se vino totalmente abajo. Entre gritos de desesperación del hijo, María pidió auxilio a sus demás compañeros, quienes terminaron de quitar los escombros y finalmente sacaron el cuerpo de la madre. Tras ver a su mamá ya sin vida, el joven hombre Luis Jiménez Guzmán comenzó a llorar desconsoladamente sobre su pecho, hablando incoherencias

—Usted no entiende. Todo esto ha sido mi culpa. Siempre dormía con ella bajo el mismo techo. No se que me dio por irme a la hamaca en el pasillo. Si hubiera estado ahí ¡Mi pobre madre seguiría con vida! —

—Si usted hubiera estado ahí, también habría muerto—Le interrumpió, tratando de sonar lo más amable posible— Se ha salvado de puro milagro, debería estar agradecido—

Aquellas últimas palabras que le dijo habían sido muy severas, pero no se dio cuenta hasta el momento en que las dijo. Independientemente de lo que hubiera pasado, una cosa estaba clara: seguirían habiendo nombres de víctimas por identificar. Y cualquier información que proporcionara Luis Jiménez era de vital importancia. Así que no podía seguir perdiendo más tiempo a pesar de las circunstancias.

—Señor Jiménez…Necesito que me diga el nombre de su mamá…—Pidió amablemente María, con pluma y papel a la mano.

—Se llama…se llamaba Teresita…Teresa Guzmán— Declaró el joven controlando el llanto y la desesperación.

Entonces, María anotó el nombre y los datos correspondientes que solicitaba, cogió sus cosas y fue a casa. Desde ese día, juró que nunca volvería a trabajar con casos como ese, en el que hay víctimas a montones en una catástrofe que nadie habría podido evitar. Envió por correo electrónico los datos de las víctimas al departamento forense.  Después, arrojó todo lo que tuviera que ver con el trabajo, apagó su celular y se aventó a su cama, anhelando despertar y que todo aquello haya sido solo un terrible sueño.

A la mañana siguiente, despertó un poco más temprano de lo usual. Revisó minuciosamente su celular, donde encontró un correo y llamadas perdidas del departamento forense. Al parecer, requerían de su presencia inmediatamente. Por lo tanto, se alistó rápidamente y salió rumbo hacia la morgue.

Al llegar allá, fue recibida por su medio hermano, el médico forense José Javier López, mismo que había solicitado su presencia en el lugar.

—Te he llamado por que ha surgido un caso distinto—Dijo caminando hacia la mesa donde se encontraban algunos de los cuerpos, víctimas del sismo.

María procedió inmediatamente a colocarse los guantes de látex

—Verás, mientras me encontraba haciendo la autopsia a los cuerpos, verificando que las causas de muerte sean golpes por parte de los escombros, me encontré con algo muy peculiar—Entonces, se dirigió a una mesa en específico, con el cuerpo de una señora de mediana edad sobre él. De una pequeña vasija, recogió un material singular

— ¿Una bala? —La tomó entre sus manos para analizarla mejor— Calibre 22 me supongo.

—Sí, la encontré alojada en la parte media del cerebro, en el bulbo raquídeo.

—Eso significa que sus sistemas colapsaron prácticamente al instante ¿No es así?

—En efecto. Existe la posibilidad de que antes de que incluso si eso no hubiera pasado, habría muerto por una hemorragia cerebral en cuestión de minutos. —

Tras soltar la bala, María procedió a descubrir el rostro de la víctima, y a la par, Javier trajo el expediente de la mujer. Pero María no necesitó leer el expediente para saber de quien se trataba. Era la mujer que habían sacado de los escombros, la madre de Luis Jiménez.

—Teresa Guzmán... —Pronunciaron sus labios al verla. Javier asintió.

—Fue encontrada bajo los escombros de su propia residencia en la calle Juárez, de la Cuarta Sección de Ixtaltepec. Se le atribuyó en primera instancia la muerte debido a traumas ocasionados por el derrumbe, pero más tarde se descubrió que la verdadera causa de muerte fue una herida de bala, calibre 22, de lo que debió un arma de largo alcance. Por la profundidad con la que penetró el proyectil, el asesino debió haber estado a una distancia de aproximadamente 300 metros.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (27.7 Kb)   pdf (162.6 Kb)   docx (31.2 Kb)  
Leer 18 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com