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Pedagogia Institucional


Enviado por   •  23 de Enero de 2014  •  1.430 Palabras (6 Páginas)  •  265 Visitas

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LA PEDAGOGIA INSTITUCIONAL

APORTACION DE LAS CIENCIAS SOCIALES

“Nuestra acción terapéutica es harto restringida. Somos pocos, nuestro rendimiento terapéutico es cuantitativamente insignificante y nuestras condiciones de existencia limitan nuestra acción a las clases pudientes de la sociedad, nada nos es posible hacer aún por las clases populares, que tan duramente sufren bajo las neurosis. Alguna vez habrá de despertar la conciencia de la sociedad y advertir que los pobres tienen tanto derecho al auxilio del psicoterapeuta como al del cirujano y que no puede ser abandonada su terapia a la iniciativa individual y por lo tanto el tratamiento debería ser naturalmente gratis”

1. LA PSICOLOGIA DE GRUPO

No esperábamos a que los psicólogos descubrieran las clases primarias para darnos cuenta de la existencia en nuestra clase-grupo, donde la vida cooperativa es permanente de fenómenos en apariencia misteriosos, irreductibles al análisis de las motivaciones personales y de los acontecimientos. Fenómenos ligados, sin duda, a la vida de la clase.

Una aplicación de las nociones de dinámica de grupo, del campo psicológico de juicio de pertinencia, tales como las definen k. Lewin y R. Pages, es más útil. Los trabajos, discusiones y los seminarios alrededor de la obra de Rogers y la preocupación permanente por la educación en grupo, nos invitan a examinar la aportación de la no directividad o en términos de Rogers de la Psicoterapia “centrada en el cliente” (client centered).

A. DEL INTERES SUBITO DE LOS PEDAGOGOS POR LA NO DIRECTIVIDAD

Las afirmaciones de Rogers acerca del carácter inútil y nocivo del profesor clásico, acerca de su función que es la de un facilitador de comunicaciones y de la importancia que atribuye a los intercambios de adquisiciones, provocan la sorpresa escandalizada de los educadores satisfechos de sí mismos, de sus métodos y de sus resultados. Por otra parte, tanta audacia conduce a los que dudaban de sí mismos a un asombro maravillado. La no directividad permite una psicoterapia no freudiana. Se concibe que los intelectuales y algunos universitarios, atraídos a la vez desde hace medio siglo por el psicoanálisis y asustados por las nociones del inconsciente y de sexualidad, se dejan seducir por el rogerismo.

Por otra parte, los pedagogos discípulos de Descartes y de Rousseau no pueden menos que dejarse seducir por el optimismo y la generosidad de la teoría rogeriana de la personalidad, que aparece en la forma de tres sentimientos íntimamente ligados, a saber: “un sentimiento positivo a propósito de sí mismo, el descubrimiento de sentimientos positivos de otros hacia nosotros, y de nuestros propios sentimientos positivos hacia algún otro”. Rogers escribe: “el núcleo íntimo de la personalidad es de carácter positivo”.

Esta teoría se basa en el hecho de que “el individuo es capaz de dirigirse así mismo, esta capacidad de autodirección, Rogers la llama growth, este growth, designa un conjunto de dos sistemas acoplados:un sistema motivacional unificado, esto es, la tendencia actualizante, y un segundo sistema de evaluación de la experiencia que funciona como regulador del primero”. Esta teoría supone la existencia de un yo coherente, racional, que propende naturalmente a la socialización. Es posible que la no directividad sea una técnica muy eficaz para personalidades de un super yo pronunciado. Los hipercivilizados, los hipermorales y los inhibidos sexuales o sociales no pueden menos que apreciar la permisividad del terapeuta, y esta basta, en muchos casos, para curar.

Los maestros que descubren que hablar no constituye el mejor medio de hacerse oír tienen experiencias interesantes. El niño, el estudiante y el adulto en periodo preparatorio, en una relación no directiva, ya no siguen siendo el “objeto” del maestro, sino que son considerados, de buenas a primeras, como sujetos capaces de despertar a la investigación. M. Lobrot escribe: “lo que podía yo decir se percibía al fin; R. Lourau: “la discusión exige un estudio detallado tal como yo nunca lo había detallado antes a propósito de esta fábula”, y Le Bon: “fue la necesidad de los alumnos de entregarse a un trabajo serio”.

El maestro abandona su papel de magister para ocupar en la clase su verdadero lugar, que es el de un adulto responsable de sus actos y maestro de técnicas. Podemos decir que se desenajena, que los tabúes desaparecen, y que se escucha más, a medida que habla menos.

La honradez y la generosidad de Rogers han de desarmar necesariamente

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