Pedagogía socialista

Pedagogía socialista

Con el paso del tiempo, con aciertos y errores se ha ido construyendo la historia de la pedagogía. A lo largo de los años han existido muchas corrientes pedagógicas, hasta llegar a la pedagogía que conocemos hoy en día. Las corrientes pasadas pueden parecer algo completamente opuesto o distinto a lo que se vive hoy en día, no obstante, la pedagogía del presente se construyó basándose en el pasado. Por más extraño que parezca, en efecto, la educación del siglo XXI está cimentada en otras épocas, incluso en aquellas que marcaron la historia, como es el caso del socialismo. 

Me atrevo a decir que la pedagogía socialista va mucho más allá que una corriente educativa, si no que también es una corriente ideológica. Como es bien sabido, la pedagogía y la sociedad son conceptos que no pueden ser separados o desvinculados, pues su interrelación, además de ser irrompible es necesaria. El movimiento socialista fue un movimiento político, social, y en este caso, educativo, que tomo lugar a mediados del siglo XVII. Este movimiento tenía como principal finalidad entregar un cierto poder a las clases obreras, con el fin de proporcionar a los ciudadanos una igualdad social. Esta doctrina empezó a estipularse a través de la educación, formando a los alumnos para y por el trabajo. La pedagogía socialista fomentaba el trabajo en todas las edades, desde los infantes hasta las edades adultas, sin embargo, las horas laborales no serían igual para todos, sino que se establecerían según la edad. Por otro lado, el profesor tenía el cometido de inculcar y fomentar esta vida de trabajo, sin embargo, no se le asignaba una edad en particular, ya que enseñaba a todas las edades según las necesidades de cada grupo de edad. La pedagogía socialista cultivaba a los alumnos en el saber hacer; “Los métodos escolares serían activos y vinculados al trabajo manual (trabajos domésticos, trabajos en talleres con metales y maderas, trabajos agrícolas, desarrollando la alianza ciudad-campo). Ya sea en el trabajo agrícola, o en el trabajo industrial, el alumno tenía que sentirse participativo del progreso de la producción, según su capacidad física y mental” (La Historia de las Ideas Pedagógicas, p. 124). Por último, todos y cada uno de los estudiantes debían alcanzar el mismo nivel educativo, pero los hijos de los trabajadores más pobres tendrían un cierto grado de preferencia.

Anton Makarenko, maestro ruso basó sus planteamientos pedagógicos en las ideas socialistas, creyendo que el trabajo es la vida ideal del ser humano. Este educador “sostiene que el trabajo en la industria asegura una formación multilateral, al ser la fábrica un espacio educativo” (Pedagogía, 2016). Al igual que en el socialismo, el trabajo productivo es un elemento esencial de la enseñanza.

Otra corriente política que tuvo, y sigue teniendo una gran influencia social es el capitalismo. Esta ideología comparte muy pocas similitudes con el socialismo, pues sus ideales de vida son muy opuestos. Quizás la diferencia más significativa entre ambas es el concepto de propiedad privada. En el capitalismo el sistema económico se rige en el pensamiento de que los medios de producción pertenecen a la propiedad privada, mientras que en el socialismo esto sucede en la propiedad colectiva. Por otro lado, como se mencionó con anterioridad, en el socialismo se toman en cuenta a todos los individuos de la sociedad de manera igualitaria, es decir, las clases sociales no existen. Una frase que puede describir esto es la siguiente: “todo para todos, y todos igual que todos”: Estos estatutos son los que rigen la educación de ambas corrientes, pues en una se educa para y por el trabajo y la igualdad, y en otra por el éxito y realización individual. En resumen, en la educación capitalista prepara al ser humano para un sistema de “consumo-demanda”, mientras que el socialismo forma en las necesidades de la sociedad. 

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