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Pedagogia Socialista

PaoHeidi13 de Octubre de 2013

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Pedagogías socialistas

Para educar para la comunidad humana

1. Principios sociales

El hombre es social por naturaleza. Lo reconocieron los antiguos filósofos al estilo de Aristóteles y Platón y lo dice la experiencia de todo ser humano desde que adquiere conciencia de su identidad. En sentido amplio hablar de pedagogía socialista es habla de una realidad humana, sin más. Pero en concreto, el con-cepto de pedagogía socialista alude a una persuasión prioritaria de la pertenen-cia social del hombre, cuya educación exige el planteamiento de objetivos y con-tenidos de conformidad con esa pertenencia.

No es conveniente restringir la pedagogía socialista a la originada por las re-voluciones sociales del siglo XIX, sobre todo las impulsadas por los movimientos sindicales de tipo marxista o anarquista. Esa línea dialéctica se desarrolló durante casi dos siglos en las Repúblicas afectadas por la gran revolución mar-xista primero y luego leninista en Occidente y maoísta en Oriente después. Sus postulados eran agresivos y aparentemente proletarios en la terminología pero resultaban dictatoriales y fanáticos en las formas y en el fondo.

Con todo el concepto y el término de socialismo desde principios del siglo XIX se asoció a aquellas teorías y acciones culturales que defienden un derecho, una economía y una política de signo intervencionista por parte del Estado. Se presenta como alternativa y oposición al capitalismo, sistema que reclama la libre propiedad y la prioritaria acción del individuo sin limitación estatal. En el terreno ético y pedagógico se centró en describir la necesidad humana de vivir en comunidad, recogiendo los antiguos afanes de los humanistas en su utopías para hacer los pueblos más libres, a los hombres más iguales y solidarios y a las sociedad más pacificas y armónicas y mejor gobernadas.

Es lo que latía en los humanistas del siglo XV y XVI al estilo de Erasmo de Roterdam, Luis Vives y Tomás Moro. Es también lo que luego recogieron los sociólogos llamados utópicos de un siglo después. Al menos esto aparece en los discursos de François Nöel Babeuf, (1760 - 1797), revolucionario francés que usó el término socialismo y promovió su difusión entre los intelec¬tuales. Incluso se quiere a veces relacionar la idea con determinados pensadores anteriores que hicieron planteamientos sociológicos originales.

El Conde de Saint-Simon (Carlos de Secondat), el escritor Charles Fourier y el empresario utópico Robert Owen, entre otros, fueron socialistas con propuestas significativas. A Federico Engels, compañero y amigo de Marx, corresponde el haberlos llama¬do con desprecio "socialistas utópicos" en su libro "Del socialis-mo utópico al socialismo”, para justificar el socialismo radical suyo, de corte hegeliano y dialéctico

Cualquier polarización sectaria del término "socialismo" no es correcta, pues la inquietud social y propuesta de acción justa ofrece todo sistema que respete y promueva el bien de la colectividad y armonice los derechos de cada individuo con los de la comunidad en la que vive. Tal acontece con el racionalismo, el na-turalismo, el positivismo, el liberalismo, el personalismo y cuantos sistemas es-tudian al hombre y a la socie¬dad en sus mutuas interrelaciones.

Incluso la doc¬trina social católica, con la defensa de los derechos huma¬nos y el respeto a la persona y a la sociedad, constituye un "sistema social" mucho mejor trabado y fundamentado que los pretendidos socialismos excluyentes naci¬dos en el siglo XVIII con la Ilustración y en siglo XIX con el marxismo y las filosofías dialécticas y materialistas

Para entender las pedagogías sociales y socialistas de la actualidad es pre-ciso explorar las raíces de las reacciones antiimperialistas y anticapitalistas de los dos siglos pasados. El socialismo decimonónico nació con rasgos reivindi-cativos, proletarios, polémicos y radicales y logró dividir el mundo en dos esti-los: el liberalismo capitalista y el totalitarismo estatista, pasando por abanicos amplios de sistemas más literarios que pragmáticos.

Engels y Marx se opusieron a tales utopías y sobretodo al socialismo cristia-nos un socialismo pretendidamente "científico", económico, biologista y mate-rialista, es decir basado en leyes empíricas y en hechos políticos y productivos, pero no en ideales éticos y naturales. Así nació el por ellos llamado "socialismo científico", convertido en marxismo como sistema filosófico y en comunismo como sistema económico. Luego se diversificó en múltiples modelos, como el de Lenin y Mao-tse-tung, que formularon y aplicaron sus ideologías radicales en sus países respec¬tivos.

El siglo XX conoció una proliferación de modelos socialistas convertidos en partidos políticos: obrerismo puro, laborismo, socialdemocracia, anarquismo, que entraron en crisis cuando se desintegró el soporte internacional de la URSS y sus aportes a los socialismos africanos, latinoamericanos y asiáticos.

Al iniciarse el siglo XXI los grupos políticos socialistas revolucionarios cam-biaron hacia un posibilismo pragmático. Los partidos políticos socialistas de Europa perdieron sus rasgos proletarios y, jugando con la demagogia, se hicie-ron simples liberalismos barnizados de inquietudes sociales. Los socialismos africanos se degradaron con tiranías tribales al servicio de las grandes multina-cionales ávidas de materias primas. Los socialismos árabes se convirtieron en murallas contra un integrismo islámico de futuro impredecible. Y los socialismos asiáticos evolucionaron hacia Estados colectivistas, más capitalistas con geron-tocracias dirigentes que socialistas al servicio de los pueblos

2. La pedagogía marxista y dialéctica

a) K. Marx (1818 – 1883) y F. Engels (1820 – 1895)

La filosofía de Marx parte de la materia, que es lo único que tiene realidad: todo lo demás son fenómenos de la misma. Este materialismo es práctico, histórico y ateo. La educación es un proceso de enfrentamiento del hombre contra aquello que le enajena de su función productora. Por eso Marx la vincula a sus alienaciones: económica, política, filosófica, religiosa y social.

El concepto “hombre” da un vuelco total. La nueva sociedad que producirá la nueva educación (antiburguesa, comunista, materialista, arreligiosa, proleta-ria, igualitaria), ha de partir de un hombre considerado como el escalón más alto de la materia, que no puede vivir solo porque alcanza plenitud cuando entra en comunicación igualitaria con los demás y, por lo tanto, vive en sociedad. El hombre es esencialmente activo y productivo.

Concepto esencial del hombre es la idea de ser capaz trabajo, su ser productor. El hombre sólo se regenera mediante el trabajo y, por lo tanto, se educa sólo con el trabajo. Pero no sucede del todo si sólo trabaja para explotadores que se quedan con el producto (plusvalía) conseguido, lo cual es propio del capitalis-mo opresor. El proletario tiene que trabajar para la sociedad, para la comuni-dad; y tiene que ser educador para la comunidad. Es de este postulado desde donde arranca la lucha de clases, la destrucción de la burguesía y la unión de los trabajadores para fundamentar el proletariado. No puede haber educación digna del hombre si no hay actividad seria y responsable de trabajo.

Sus principios educativos influirán durante dos siglos en un sector grande la humanidad, aquel que quedó en manos de las dictaduras hipócritamente llamada proletarias, pues en la realidad fueron dependientes de una partitocracia más explotadora y empobrecedora que el mismo capitalismo salvaje.

Los principios que entre Marx y Engels formularon en sus escritos como pro-puestas para la nueva sociedad, se pueden condensar así:

- El trabajo productivo (práctico) en la escuela debe unificar lo intelectual y lo manual, estudio y labor social, la ciencia y el taller. No es aceptable una es-cuela capitalista, sólo de aprendizajes teóricos

- Formación politécnica es para Marx lo mismo que igualitaria. Es una exi-gencia contra la división injusta del trabajo y, por tanto, es acción contra la diferencia de clases sociales. La igualdad sólo puede venir de una gestión comunista de la producción. Transcurre por tres vías:

1 La tecnológica (teórico-práctica), cuyo objetivo es preparar al individuo para satisfacer las necesidades industriales de la sociedad.

2 La científico-natural, que se ocupa del conocimiento de la naturaleza, el mundo, su evolución y su historia.

3 La práctica o de aplicación, referida al manejo y utilización de los instru-mentos de producción.

- La enseñanza en la escuela debe aspirar a reproducir la sociedad ideal: hace del trabajo escolar una forma de socialización. Por eso las estructuras académicas tienen que ser igualitarias, disciplinadas, con rentabilidad com-probable, en comunidad de bienes y con armonía entre todos.

- La escolaridad debe ser universal, gratuita, única y obligatoria. La escuela unificada quiere ser la escuela sin clases sociales, sólo posible cuando en la sociedad humana se hayan destruido las alienaciones: la económica de la pro-piedad privada, la social de las clases, la religiosa de las supersticiones, la polít-ica de los partidos y la filosófica de las teorías espirituales.

- En consecuencia todos

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