Pensamiento Y Lenguaje
rafaelnahum26 de Noviembre de 2013
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Quisiera iniciar con esta frase de Sócrates que describió el pensamiento como “un discurso que la mente desarrolla consigo misma” y que hace un importante énfasis en el papel del lenguaje en el pensamiento.
Quizá la forma más acertada de conceptualizar el “lenguaje del pensamiento” es en describir los estados y procesos mentales tanto propios como los de otros. Sin embargo, las teorías que responden a la pregunta de si primero está el lenguaje o el pensamiento se pueden sintetizar así: tomando en cuenta la teoría de Neam Chomsky, para quien existe un mecanismo idiomático innato, que hace suponer que el pensamiento se desarrolla como consecuencia del desarrollo idiomático (propio de un idioma que se diferencia de otros). Por lo tanto, si se considera que el lenguaje es un estado interior del cerebro del hablante, independiente de otros elementos adquiridos del entorno social, entonces es fácil suponer que primero está el lenguaje y después el pensamiento; más todavía si se parte del criterio de que el lenguaje acelera nuestra actividad teórica, intelectual y nuestras funciones psíquicas superiores (percepción, memoria, pensamiento, ect.)
Es importante mencionar que las palabras y los pensamientos viven los unos a través de los otros y el campo que examina cómo sucede esto es aquel que trata de una clase especial de palabras que utilizamos cuando hablamos acerca del pensamiento. Por ejemplo, utilizamos el lenguaje del pensamiento cuando hablamos acerca de procesos de pensamiento involucrados en el desarrollo de una teoría, al examinar un postulado, al tomar una decisión o al crear una obra de arte. Utilizamos el lenguaje del pensamiento cuando caracterizamos los estados mentales de otros al decir cosas como: Laura piensa que todos deberíamos votar; Martín decidió que no le gustan las papayas; sospecho que no estás diciendo la verdad.
Y podemos ver que el lenguaje es rico en términos que específicamente y con frecuencia técnicamente describen estados mentales y procesos.
Pero algo que definitivamente llamó mi atención es que el lenguaje del pensamiento también expresa el lado afectivo de la cognición; las pasiones, emociones, motivaciones y actitudes que hacen parte integral de la experiencia de pensar.
Qué interesante pregunta: ¿realmente el pensamiento involucra sentimiento? Totalmente. El pensamiento produce el sentimiento del mismo modo a como lo produciría un acontecimiento externo. Pero no es el pensamiento el que necesita ser procesado sino el sentimiento, más aún, lo que se necesita liberar es la emoción, que surge a causa del sentimiento. Incertidumbre, confusión, inquietud y consternación son sentimientos que acompañan el pensamiento, así como los sentimientos de alegría, deleite, tranquilidad, emoción y apreciación estética.
Sin duda y en definitiva, somos responsables de los sentimientos y pensamientos que generamos y alimentamos. Y esto es una gran noticia, ya que en cuanto a qué se genera en nuestros pensamientos, tenemos en nuestras manos la posibilidad de gestionarlos. En el momento en que somos capaces de identificar cuál es el tipo de pensamiento que nos genera una y otra vez las mismas emociones, utilizando las técnicas adecuadas, seremos capaces de cambiar nuestro pensamiento y evitar alimentar emociones negativas para nosotros.
Pero, ¿cuál es realmente la función comunicativa del lenguaje del pensamiento? Y de esta misma pregunta se desprenden otras dos similares: ¿Para qué sirve el lenguaje del pensamiento? ¿Por qué hemos desarrollado formas tan extensas y sutiles para hablar de la vida de la mente? El propósito claro es la comunicación. Usamos el lenguaje del pensamiento para comunicar información acerca del carácter o la intención de nuestros estados y procesos mentales dentro tipo de contextos cotidianos. Cuando le explicamos a un amigo el proceso de pensamiento que
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