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LENGUAJE Y PENSAMIENTO


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  1.804 Palabras (8 Páginas)  •  240 Visitas

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LENGUAJE Y PENSAMIENTO

La primera definición de lenguaje que nos da el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española es: “Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente”. Sólo con leer esta definición vemos que entre el lenguaje y el pensamiento existe una importante relación.

El problema de las relaciones entre lenguaje y pensamiento existe desde la antigüedad clásica. De hecho, los seguidores de Aristóteles no distinguían entre lógica y gramática. Hoy en día, en las relaciones de estos términos, se nos ofrecen dos puntos de vistas distintos: uno teórico y otro empírico. En el aspecto teórico, una postura afirma que el lenguaje y el pensamiento constituyen una sola realidad, un proceso único. Otra, defiende que son dos realidades diferentes, de forma que el lenguaje viene a ser la materialización del pensamiento. El aspecto empírico se basa, en cambio, en los datos de la Psicología del desarrollo.

Jesús Antonio Collado, en Fundamentos de Lingüística general, señala que “por lenguaje se entiende, ya la facultad de hablar, ya más estrictamente el sistema de signos fónico-acústicos en que consiste la lengua, instrumento al servicio de la comunicación creado por la comunidad hablante”. En cambio, para el citado autor “precisar la noción de pensamiento” es más difícil. Argumenta que “es un modo especial de captación de la realidad, propio y exclusivo del hombre, al que ya los griegos dieron el nombre de nóesis”. De la capacidad del hombre de conocer el mundo de los objetos externos se deriva el poseer idea de las cosas, es decir, sabemos lo que son las cosas.

Existen diversos planteamientos en lo que se refiere a las relaciones entre lenguaje y pensamiento:

El Monismo lenguaje-pensamiento es defendido por Humboldt, Marx y los filósofos materialistas, Saussure y Malmberg. Afirman la estricta dependencia del pensamiento respecto del lenguaje, sobre todo en su desarrollo y elaboración. Los filósofos materialistas señalan que pensar es siempre pensar en una lengua determinada. Este asunto ha sido estudiado por la Psicología del desarrollo, en la que se basan los monistas para argumentar que la humanización es un proceso social mediante el cual recibimos los medios para autoafirmarnos; el principal de los medios es el lenguaje. Así pues, el desarrollo del pensamiento humano se debe a las influencias culturales cuyo medio de transmisión es el lenguaje. Por lo que, ya que es la condición del pensamiento, es la barrera radical entre el animal y el hombre.

EL Dualismo lenguaje-pensamiento es defendido por Platón, Aristóteles y los representantes de la Ilustración y el Idealismo. Señalan que el lenguaje y el pensamiento son procesos independientes. Algunos lingüistas, como Buyssens, señalan que el pensamiento tiene primacía sobre el lenguaje, que el pensamiento es el que toma la iniciativa en el empleo de la lengua como medio de comunicación. Buyssens argumenta que la lengua impone límites a la comunicación, por lo que hay conocimientos individuales inexpresables, y que el pensamiento influye sobre la lengua modificándola.

Otra postura, en lo que se refiere a las relaciones entre lenguaje y pensamiento, es la de Sapir, antropólogo y lingüista norteamericano, que estudió el comportamiento lingüístico de varias tribus indígenas americanas. Para Sapir, el mundo real se construye sobre las costumbres lingüísticas de un grupo, por ello no existen dos lenguas que representen la misma realidad social. Whorf, que dio su contenido concreto a los principios formulados por Sapir tras compararlos empíricamente en la lengua de los hopi de Arizona- quienes desconocen las categorías de tiempo y espacio, empleando en su lugar las de subjetivo y objetivo, en las que lo subjetivo es lo futuro y lo objetivo es lo realizado, es decir, el presente y el pasado- llega a la conclusión de que el lenguaje es un producto social, señalando que, como hay diversos sistemas lingüísticos, forzosamente deben existir distintas formas de pensar y de concebir el mundo.

Estos fenómenos se han estudiado desde las Etnolingüística, que se ocupa de la influencia que las costumbres de los pueblos tienen en la lengua y viceversa. De hecho, en todas las lenguas hay ejemplos claros de cómo concebimos la realidad de forma distinta; por ejemplo, en español poseemos distintas palabras para designar lo que cortamos con un cuchillo: raja, rodaja, rueda, rebanada, filete, tajada, loncha…, mientras que en otras lenguas no tienen esta variedad de resultados. Otro ejemplo muy significativo es la variedad de palabras con que nombran los esquimales la nieve, para la que tienen cuarenta nombres diferentes, o su capacidad para nombrar el blanco de treinta formas distintas. También tenemos en cuenta la distinta manera de organizar las palabras en francés y en español en lo que se refiere a madera, leña, bosque y selva. Mientras que en español utilizamos estas cuatro, en francés, bois se traduce por madera, leña y bosque y forêt, se refiere a lo que entendemos por bosque y selva.

Peter Gordon, psicólogo de la Universidad de Columbia, en relación con el determinismo lingüístico, ha realizado un trabajo- publicado en Science en el año 2004- sobre la tribu amazónica Pirahã de Brasil, cuyos miembros utilizan un lenguaje muy peculiar, ya que es el que menos sonidos tiene de todos los conocidos (sólo tres vocales y ocho consonantes para los hombres y una consonante menos para las mujeres). Lo curioso es que esta tribu sólo tiene tres términos para referirse a los números: hói “uno”, hoí “dos” y aibai “muchos”, y, como consecuencia, los hablantes tienen dificultades para manejar cantidades superiores a tres. Además, no disponen de palabras para los colores, ni usan oraciones de relativo.

En relación con los colores, un caso curioso es el de los miembros de la tribu Dani de Nueva Guinea-Papua,

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