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Problemática Antropológica de la Salud

vautrin11Apuntes19 de Junio de 2018

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ENTRE RÍOS

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Problemática Antropológica de la Salud

Lic. Mauricio Rohrer

Concordia, 2014

El sujeto psicológico

  1. Las tareas de una ‘Psicología General’

Según Philipp Lersch[1], la Psicología General considera la vivencia del hombre,  en la total amplitud de sus funciones y contenidos psíquicos.

Este planteo implica para la disciplina tres tareas fundamentales:

  1. La sistematización y la clasificación: concierne a la diferenciación conceptual (clasificación) y a la distinción jerárquica (sistematización) de las formas básicas de los estados y procesos anímicos. Este problema ofrece grandes dificultades a la psicología por la peculiaridad de su objeto y le exige tener en cuenta la conexión integrativa en una totalidad del acontecer anímico y el entrelazamiento sujeto-mundo como constituyentes de una unidad existencial bipolar.
  2. La fenomenología: le incumbe la representación descriptiva de los procesos y estados anímicos cuya acción conjunta constituye la totalidad de la vivencia humana.
  3. La etiología: implica el abordaje de las condiciones, relaciones y causas de los fenómenos y dinamismos psicológicos.

  1. La vivencia psíquica como proceso

Los seres vivientes manifiestan determinadas características que los definen como tales: la nutrición, el crecimiento, la reproducción, el desarrollo, la capacidad de autoconservación, la adaptación al medio, entre otros.

Lersch introduce una diferencia clave entre los fenómenos vitales y la vivencia:

“…Lo psíquico no es idéntico a la vida…Lo anímico sólo se da cuando, en las formaciones vivientes, la vida queda, por así decir, iluminada desde dentro, por lo que nosotros designamos, con un concepto general como ‘vivencia’.

…La vivencia se produce cuando la comunicación del ser vivo con el mundo circundante se acompaña de un darse cuenta, de un percatarse, de un percibir…”[2]

En la vivencia puede distinguirse un aspecto de concienciación del mundo (conocimiento) que está orientado por las tendencias del sujeto. A partir de aquí es posible trazar un esquema básico bipolar dentro del cual transcurre la vida anímica. Uno de los polos es el horizonte objetivo de un ambiente, al que el ser viviente pertenece y con el que se comunica; el otro polo es un centro vital subjetivo del cual surgen las vivencias pulsionales.

La vivencia constituye así un circuito funcional que designa un curso, un proceso. En él podemos distinguir: las tendencias que orientan al sujeto hacia el mundo, la percepción o concienciación que se produce entre aquél y éste, la afectación del vivenciar como valor o no valor y la conducta activa en el mundo descubierto en la percepción. En el siguiente esquema puede, de alguna manera, representarse el proceso del círculo funcional de la vivencia:

[pic 1]

[pic 2]

[pic 3][pic 4][pic 5]

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[pic 8][pic 9]

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[pic 11]

Afirma Lersch:

“…Los hechos anímicos de la pulsión, de la percepción del mundo, del sentirse afectado y de la conducta activa no están aislados entre sí, sino que se interpenetran y forman en su concurrencia una totalidad que designamos como círculo funcional de la vivencia…[3]

A partir de esta consideración de la vivencia anímica como un proceso integrado y total entre el sujeto y el mundo, es posible distinguir los diferentes dinamismos psicológicos que intervienen en el mismo: los fenómenos que permiten el conocimiento –dinamismos cognoscitivos-, tales como la sensación, la percepción, la imaginación, la memoria, el pensamiento; y aquellos que permiten la dinámica tendencial y motivacional –dinamismos afectivos- de la conducta: las tendencias, las emociones, los sentimientos, los estados de ánimo y la voluntad.

  1. Los fenómenos psicológicos cognoscitivos

Los fenómenos cognoscitivos son aquellos que posibilitan el conocimiento. Éste puede entenderse como un acto vital, espontáneo en cuanto a su origen e inmanente en cuanto a su término, por el cual el sujeto se hace intencionalmente presente un aspecto de la realidad.

A partir de esta definición, pueden inferirse algunas de las características del conocimiento humano: es un fenómeno relacional, implica la actividad trascendente del sujeto a través de potencias que lo hacen posible, es sensible e intelectual, es inmaterial, limitado y sujeto a error, implica una asimilación y posee carácter representativo.

  1. La atención

En sentido estricto, la atención no es un fenómeno cognoscitivo, sino una condición necesaria para que pueda darse el conocimiento.

Puede definirse como la disposición de los órganos sensoriales y/o de la inteligencia para la percepción de un determinado sector de la realidad.

La atención puede distinguirse según diversos criterios: puede ser sostenida o fluctuante según su nivel de focalización;  espontánea o voluntaria, según que se desarrolle por la intensidad de un estímulo o por la decisión del sujeto, respectivamente.

A su vez, el fenómeno atencional implica, en sentido negativo, la inhibición; en sentido positivo, la intensificación de la percepción.

La inhibición es una propiedad según la cual la atención exige y realiza la exclusión más completa posible de todos los estímulos ajenos a su foco. Esta inhibición tiene sus grados y no es jamás total. Ejercida esta inhibición, la atención mantiene un carácter selectivo sobre su foco, que es percibido de manera más intensa.

La atención requiere de determinadas condiciones de parte del foco y del sujeto. Las primeras pueden denominarse condiciones objetivas y las segundas, subjetivas.

Entre las condiciones objetivas de la atención, puede destacarse: la presencia de estímulos vigorosos, el tamaño, posición y figura de los objetos, el carácter contrastante de los fenómenos y los cambios.

Entre las condiciones subjetivas algunas refieren a la dimensión orgánica –circulación, respiración, sistema muscular, adaptación de los órganos sensoriales- y otros a la psicológica – ausencia de procesos inhibitorios, relación del foco atencional con los intereses, ejercicio de la voluntad, educación-.

 

  1. La sensación y la percepción

Los estudios sobre la percepción se hicieron clásicos en psicología desde que la teoría de la Gestalt se dedicó a ellos.

        Es necesario distinguir entre la sensación, que es una respuesta fisiológica de determinados órganos sensoriales frente a la presencia de un estímulo, y la percepción que, sobre la base de dichos estímulos sensoriales, los organiza como una totalidad con significado. Se percibe a través de los sentidos estructuras totales, formas globales que el análisis puede fragmentar en las distintas cualidades sensibles.

        La sensación se produce con la participación de tres sistemas especializados:

  1. Órganos receptores: activados por estímulos físicos y/o químicos, externos o internos al sujeto;
  2. Órganos de transmisión: constituidos por una vía nerviosa aferente y un centro integrador que, en el hombre, es el cerebro;
  3. Órganos efectores: responsables de las reacciones específicas, que consisten en la liberación de sustancias químicas y/o en contracciones musculares por vías nerviosas eferentes.

Para poder ser experimentados como sensación, los estímulos deben alcanzar una determinada intensidad.  

Se denomina umbral absoluto a la magnitud máxima o mínima que debe alcanzar un estímulo para provocar una sensación. Por encima del umbral absoluto máximo y por debajo del umbral absoluto mínimo no hay sensación.

El umbral diferencial, por su parte, es la magnitud en la que deben diferir dos estímulos para provocar una diferencia mínima perceptible entre dos sensaciones.

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