Proyecto Educación Comunicación Divulgación Insuficiencia Renal
pacol85Trabajo20 de Febrero de 2016
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INTRODUCCIÓN [pic 1]
La Asociación Salva Mi Riñón (ASALMIR) estructura en este documento un proyecto de EDUCACION, COMUNICACIÓN Y DIVULGACION DE LA INSUFICIENCIA RENAL EN EL SALVADOR con el objetivo desarrollar un programa de intervención educativa, de comunicación y divulgación a nivel nacional acerca de la insuficiencia renal como una enfermedad catalogada como la primera causa de muerte en los hospitales de nuestro país.
Este programa está dirigido a la población en general, teniendo como segmento objetivo principal a los centros escolares públicos de los 14 departamentos de El Salvador.
Se pretende obtener como resultado evitar y frenar el impacto que la Insuficiencia Renal tiene sobre los individuos, la sociedad y el sistema nacional de salud con la perspectiva de un modelo que involucra a las autoridades de salud del país, al sistema de educación nacional y las organizaciones sin fines de lucro.
Se han identificados variables internas y externas relacionadas con la Insuficiencia Renal, la falta de información de los individuos acerca de la enfermedad así como el análisis político-social del país. Una vez integrado el contexto situacional se concluyó que el desafío y la manera más eficaz de prevención es por medio de la EDUCACIÓN, COMUNICACIÓN Y DIVULGACION.
ANTECEDENTES
Adjunto el ejemplo de México de los datos revelantes que deben ser utilizados como antecedentes de la problemática pero basados en estadísticas mundiales y de El Salvador específicamente. La información anexa es bastante extensa porque es de un informe país pero considero que como el proyecto lo esta impulsando ASALMIR podemos basarnos en las estadísticas mas relevantes y en los logros obtenidos como asociación con las actividades que a lo largo de estos 10 años se han hecho efectivas de esta manera podemos dar a conocer los resultados de los cafetines saludables el recetario de pupusas etc. [pic 2]
El incremento mundial en la incidencia de la ERC la ha llevado a representar por si misma un serio problema de salud pública; dos de los factores que explican esta tendencia son entre otros: el envejecimiento de la población, en quienes la incidencia de ERC es más alta, y la segunda, la epidemia global de diabetes mellitus (DM)1 . Para el año 2025 la población con DM en el mundo, será más del doble con respecto al 2005, y esto será aún mayor en los países en vías de desarrollo (170% de incremento) como México2 , lo que implica un crecimiento en paralelo de la ERC. Nuestro país tiene una de las prevalencias más elevadas de DM a nivel mundial y, como sucede en la mayoría de los países, en México la DM afecta en mayor proporción a los adultos, sin embargo se estima que la incidencia de DM tipo 2 en niños (cuyo comportamiento es igual a la del adulto) se incrementará 50% durante los próximos 15 años3 . No menos importantes, como causas de ERC son otras enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) como hipertensión arterial sistémica (HAS), sobrepeso y obesidad, dislipidemias y síndrome metabólico. La prevalencia de DM, HAS y sobrepeso y obesidad ha aumentado notablemente en nuestro país de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2006. En la figura 1 se muestra que la población de 35 a 54 años de edad es quien tiene la mayor prevalencia con respecto a los otros grupos en estas tres enfermedades. En el caso del sobrepeso y la obesidad, es notable su aumento de 1993 a 2006 y llama la atención el grupo de 5 a 11 años, situación que predispone al desarrollo de hipertensión arterial4 y resistencia a la insulina (pre‐diabetes). Debemos considerar, que siete de cada 10 niños obesos, serán adultos obesos.
En México más del 70% de los casos de ERC en la población mayor a 20 años5 tiene su origen en alguna ECNT o en la coexistencia de dos o más de ellas. En un contexto conservador, se estima que el 12% de las personas con DM y el 7% de los pacientes con HAS se complican con ERC, y cuando coexisten, la posibilidad de daño renal se potencia en más del 40%. Existen reportes que documentan que hasta un 45% de los pacientes con DM y un 27% de los pacientes con HAS será nefrópata en algún momento de su vida6 . La ENSANUT 2006 permitió ver que el 61% de los pacientes hipertensos no se sabían enfermos, así mismo, sabemos que el 7% de la población mexicana puede tener ERC y la mayoría tampoco lo sabe7 . Lo anterior nos habla del pobre conocimiento y bajo nivel de conciencia que tienen las personas acerca del riesgo de enfermedad y, por ende, de hábitos higiénico dietéticos no controlados, que puede explicarse en gran parte por una comunicación inefectiva entre el sistema de salud y la población en su conjunto. En suma, no hemos logrado impactar en la promoción de la salud, prevención y detección oportuna de las enfermedades crónico‐degenerativas en nuestra población. La ERC se clasifica en 5 estadios o etapas de acuerdo a la filtración glomerular8 (FG), en las tres primeras etapas de la ERC la reserva renal remanente es suficiente para mantener la homeostasis y muy probablemente una buena calidad de vida, siempre y cuando se establezca un manejo estricto mediante ajustes de la dieta, ejercicio y fármacos conocidos como “nefroprotectores”, medidas que logran frenar el deterioro de las nefronas intactas e incluso recuperar nefronas semi‐dañadas (reversión de daño), disminuyendo la incidencia de letalidad o bien, demorando la evolución a las etapas 4 y 5 en las cuales se vuelve indispensable utilizar fármacos muy especializados y alguna modalidad de terapia renal de reemplazo (TRR) para prolongar la vida, las cuales son sumamente costosas. Un paciente en estadio 1 ó 2 sin co‐morbilidades, o bien, con otras enfermedades pero estrictamente controladas, y sin otro factor de riesgo, puede permanecer un tiempo considerable (años) en esas etapas; mientras que a partir de la etapa tres el deterioro es mucho más veloz (meses), aumentando el riesgo de muerte o bien la transición a insuficiencia renal crónica (IRC), es decir estadios 4 y 59 . Asimismo, el descenso de la función renal se relaciona de forma significativa con un mayor riesgo cardiovascular. Como se muestra en la figura 2, el riesgo de muerte en los pacientes nefrópatas se ve incrementado desde la etapa 2, es decir, cerca del 20% mueren por complicaciones asociadas, mientras que el 80% evoluciona a ERC‐3, donde el 24% muere y el 76% progresa al estadio 4; aquí, cerca del 46% de los pacientes mueren y el 54% llega10 al estadio 5, donde la posibilidad de sobrevida sin tratamiento es nula.
La falta de acciones coordinadas en torno a la atención de la enfermedad renal crónica entre las Instituciones públicas y privadas del sector salud, llevó a que los recursos se focalizaran en las últimas dos etapas de la nefropatía crónica (que requieren de costosos procedimientos de diálisis o trasplante) y que las tres primeras etapas (cuando el remanente renal de los enfermos es todavía suficiente para mantener la calidad de vida) quedaran sin una atención planeada. Históricamente en México la terapia de reemplazo renal ha estado enfocada en la diálisis y supeditado a condiciones socioeconómicas del paciente, lo que significa que solo han tenido acceso a cualquiera de sus modalidades (Diálisis Peritoneal –DP‐ y/o Hemodiálisis –HD‐) las personas que cuentan con seguridad social y minoritariamente, aquellas con capacidad de gasto de bolsillo.
Como ejemplo de lo anterior mencionamos el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quien de manera proactiva e individual, en 1980 estableció el primer programa de diálisis en el país, de ésta forma México tuvo su primer programa de diálisis (diálisis peritoneal), mientras que a nivel nacional en países como Canadá, Estados Unidos, España y Japón, el 80% de los pacientes eran ya tratados con modernos equipos de hemodiálisis. Es necesario mencionar que el Sistema Nacional de Salud (SNS) si ha llevado a cabo algunos esfuerzos para abordar a las enfermedades crónicas no transmisibles, y son los siguientes: • Hacia finales de la década de los 90’s se constituyó un grupo de trabajo en el que participaron nefrólogos de todas las organizaciones de salud, cuyo objetivo fue generar un documento fuente para favorecer el progreso de la Nefrología en México. • Se volvió posible el desarrollo de un Catálogo Universal de Servicios Esenciales de Salud (CAUSES) operado por el Seguro Popular, que cuenta con un presupuesto per cápita para garantizar la cobertura de los servicios, y un fideicomiso para cubrir los gastos que por su magnitud y naturaleza se califican como catastróficos (Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos –FPCGC‐). Así, para la IRC se encomendó al Consejo de Salubridad General (CSG) trabajar en la inclusión del tratamiento de la IRC en el FPCGC para otorgar servicios de diálisis y trasplante a la población cubierta por el Seguro Popular, lo cual generó una cédula para certificar la infraestructura y los procesos que un establecimiento público o privado debía cumplir para poder dializar a los enfermos. Esta inclusión entró en operación de manera piloto en 2006, pero fue cancelado por diversas razones; primordialmente por la insuficiente y deficiente infraestructura, heterogeneidad de los procesos de atención y por la falta de recursos humanos suficientes y capacitados para la atención adecuada, razones que lo volvieron insostenible económicamente en el corto plazo. • Durante el presente sexenio se revisó y actualizó la NOM para la práctica de la hemodiálisis y se preparó un anteproyecto para diálisis peritoneal, • Se formó el grupo “Fuerzas de tarea en ECNT” del CENAVECE, • Se establecieron las Unidades de Especialidades Médicas de Sobrepeso, Riesgo cardiovascular y Diabetes mellitus (UNEME SORID), • Se incluyó en la cartilla de salud nacional el registro de una determinación anual de micro albuminuria en los pacientes con ECNT, • Se desarrollo de la estrategia “Cinco pasos por tu salud para vivir mejor”. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, situaciones como el rápido crecimiento de la población con ERC y la evolución inminente a los estadios 4 y 5 han propiciado la siguiente realidad en México: • Hasta el momento no ha sido posible establecer los mecanismos que aseguren la sustentabilidad de un programa de atención que combata el problema de salud renal. • Los servicios existentes para atender a la población con éste problema, solo ofrecen TRR y no tienen mecanismos que aseguren su calidad y eficiencia, lo que resulta en una muy mala calidad de vida de las personas sometidas a diálisis peritoneal o a hemodiálisis. • Los servicios para administrar diálisis dentro de los Hospitales han sido rebasados y como consecuencia, se ha hecho necesaria la contratación de servicios privados (subrogación) sin control de la calidad de sus servicios, y como consecuencia, de la seguridad del paciente y la propia estabilidad institucional.
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