Psicolgia Del Mexicano En El Trabajo
Yonab13 de Noviembre de 2014
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PSICOLOGÍA DEL MEXICANO EN EL TRABAJO”
Actualmente no hay nada más importante que la constante preparación de los empresarios, administrativos y estudiantes para poder enfrentar los grandes retos y problemáticas que se avecinan en nuestro país. Cualquier proceso de desarrollo requiere de grandes esfuerzos y compromisos en las actividades productivas para llegar a ser más eficientes, mejores empresarios y satisfacer las necesidades del mercado interno. Todo esto también se logra a través de las herramientas necesarias como la tecnología, la sofisticación de los servicios que deben de estar en una actualización permanente en cuanto a técnicas y métodos para administrar los procesos de desarrollo y crecimiento.
Los altos funcionarios de las empresas deben saber que el buen funcionamiento y mejor productividad radica en el trabajo no sólo en la administración sino en el elemento básico y potencialmente más dinámico de la empresa mexicana: el mexicano, es decir que la fuerza de toda empresa es el factor humano, por ello, se debe analizar la psicología del mexicano, ya que, a pesar de que somos de la misma naturaleza humana no somos iguales como seres humanos ni como trabajadores, lo que nos hace diferentes es nuestra herencia biológica que nos dieron nuestros padres, el medio ambiente en el que nos desarrollamos y las reacciones y actitudes que tenemos que son parte de nuestra personalidad. Sin embargo, si queremos entender al mexicano debemos conocer y entender su historia, sobre todo la mexicanidad como vocación y estilo de vida, aunque no siempre fue así, ya que durante la dominación española hubo muy poco interés en definir lo mexicano como tal.
Dentro de la búsqueda y entendimiento de la historia del mexicano, comenzamos por comprender su naturaleza, es decir, que a pesar de que constituimos una sola especia biológica llamada raza humana debemos adaptarnos tanto a la naturaleza (medios naturales y físicos) como a la cultura (psicológicos y sociales) y la personalidad será resultado de la herencia biológica y su historia personal, además de las diferencias raciales y de nacionalidad. En la historia personal se incluye la influencia del medio en el que se desarrolla, ya que es donde se adquiere las costumbres, estilos, normas sociales, ideologías, valores, etc., que son elementos que constituyen la cultura, en especial los valores, que son los elementos dinámicos que definen una cultura en los diferentes campos como la familia, la escuela, el trabajo, el gobierno, la religión. Por supuesto, el primer transmisor de la cultura es la familia.
El mexicano del siglo XXI, es una combinación de tres factores: el indígena, el hispano cristiano y el anglosajón.
El componente indígena se caracteriza por la cultura dominante: el autoritarismo teocrático, centrada en la religión, guerra y comercio. El elemento dominante fue reprimido a partir de la conquista y actualmente es el inconsciente silencioso de nuestra personalidad social. Se caracteriza también por una creencia en lo místico, en los dioses como Huitzilopochtli, en lo mágico.
El factor hispano abarca la cultura de los conquistadores, con el absolutismo real español y bajo la ideología católica tomista que defendía e imponía la unidad ideológica como valor social y político. Sin embargo, en la sociedad de la colonia no se trata de los indios y los españoles, en la Nueva España se mezclaron el catolicismo español y la cultura azteca.
Cabe destacar el inicio de la colonización y conquista, donde los soldados conquistadores lo que buscaban era poder, aventura, riqueza, explotación y evangelizar, destruyendo su estructura social como su arte y folklore.
…“Decir “encuentro” o “conquista” o “evangelización” son eufemismos para designar lo que en realidad fue un choque violentísimo y una guerra despiadada. El resultado no podría ser otro que un sincretismo, que no fue ni funcional ni conformó una buena síntesis de dos culturas, sino cuyo resultado fue una mala mezcolanza, como la que se obtiene del agua y el aceite o de la sal con el azúcar”…[1]
El fruto de esa unión, de esa mezcla fue el mestizo, hijo de la india violada (chingada), por lo tanto era rechazado.
Todos estos acontecimientos han sido de gran impacto para el mexicano, creándole traumas durante toda su historia desde la conquista, pasando por la represión religiosa y militar durante el periodo de independencia, donde los mestizos no tenían una identidad, es decir, que no eran ni españoles, ni indígenas, durante la época de Maximiliano de Hasburgo y la pérdida de nuestro territorio, el Porfiriato, donde los ricos eran más ricos y los pobres más pobres, la revolución de 1910, la dependencia con Estados Unidos en todos los aspectos y más recientemente las devaluaciones y la pérdida de el poder adquisitivo.
El mexicano, a pesar de los traumas obtenidos, va adquiriendo una identidad, un sello que lo caracteriza, y un estilo de vida por ejemplo, con la mezcla de razas, el mestizo, se considera hijo de puta o de la chingada, es decir de la mujer violada, pero el niño recibía la protección y la cultura a través de la madre indígena y no conocían a su padre criollo, de ahí es donde surge la falta de padre y el tener “mucha madre”, pero también el mexicano tiene un sentimiento hacia la mujer de respeto y rechazo a la vez, por ello demuestra conductas machista atribuyéndose otras conductas que las utiliza como máscaras, como mecanismos de defensa para cubrir la debilidad, el miedo, le desconcierto y la confusión como el “valemadrismo”, un lenguaje que lo caracteriza, menosprecio hacia los indios (“nacos”), rebeldía contra el patrón. El mexicano es un hombre enmascarado y con dolor que se le ha adherido a través de siglos de manipulación, de mentira política haciéndole creer que es incompleto e inferior.
A través del tiempo el mexicano ha adquirido actitudes ante diversas esferas como la religión, llegando a ser católico (guadalupano), pero cree en rituales mágicos, tiene un espíritu penitencial masoquista, hasta incluso el exhibicionismo, en el sentido de una religión que no es forma habitual de vida, sino eventos sociales; bodas, bautizos, fiestas patronales. Y a su vez, su actitud ante la vida es ser un individuo frágil e inseguro pero quiere convencer de que es duro, ya que tiene necesidad de expresar y demostrar que es “muy hombre”, es así que para elevar su “yo”, desafía el orden y las normas sociales establecidas (leyes) siendo machista con el sombrero, los bigotes, la pistola, la botella de tequila, con ese leguaje peculiar, etc.
Por si no fuese poco, el autor menciona aspectos de la personalidad colectiva del mexicano en el que (según éste) nosotros sufrimos una autoevaluación que se ve presente de forma muy sutil en expresiones muy comunes en las que se tienen arraigados muchas ideas que se nos fueron formando como resultado de una colonización agresiva y siglos de represión y humillación hacia ciertos sectores de lo que conformaba nuestra sociedad. En nuestra opinión personal éste punto tiene mucha importancia ya que es información que tenemos registrada de una forma inconsciente y que para nosotros es correcta esa forma de actuar de pensar (esto es porque son patrones de comportamiento los cuales hemos visto repetidos generación tras generación). Nosotros pensamos que las evidencias más contundentes de la autodevaluación de un mexicano son: la envidia, el miedo, impuntualidad (que conlleva una problemática al pensar que el otro no es importante y no merece de nuestro respeto), la basura y el abuso de diminutivos (para hacernos meneos a nosotros mismos, lo que hacemos y lo que pensamos, trayendo con esto una inseguridad que se va agravando). Otro aspecto que nos pareció relevante es el de la doble cara que solemos presentar, una ante la sociedad en donde todo esta bajo control y por el otro lado, realidad es distinta y deja de ser un problema personal a uno sociocultural.
Al tocar el punto clave que son las clases sociales podemos encontrar la misma desigualdad que se encontraba en la época de la colonia, unos cuantos son los que defienden a capa y espada el poder que han logrado conseguir y no están dispuestos a compartir, una minoría que tiene el control de toda la masa y que así seguirá y otro grupo (que conforma casi la mayoría) que se encuentra bajo el yugo incansable de trabajar para vivir al día y no lograr conseguir algo más, porque no se los permiten. Siguiendo con los clases sociales también encontrábamos la base de la sociedad, siendo la familia el principal contacto social que un individuo tiene y que será marcado para toda su vida según como haya sido educado y en que dinámica familiar se encontró, por ejemplo, las familias tradicionales en las cuáles “el papá es el dueño la mujer y de los hijos y no tienen valores de unión sino de sometimiento” [2], la mujer toma un papel de madre protectora a la expectativa de lo que indique el esposo y al servicio en cuerpo y alma a la familia sin tomarse en cuenta a ella misma como otro ser humano con problemas y necesidades y los jóvenes que viven constantemente inquietudes y conflictos internos por el mundo que los rodea, pero terminan aceptando lo que les conviene en el momento.
Al saltar a la etapa laboral, encontramos que es un mundo completamente complicado, con muchas dificultades, como la excesiva demanda que va en crecimiento, hasta el ambiente en el que el mexicano esta acostumbrado a desenvolverse en ésta. Al comparar ciertos aspectos de la forma de ser del mexicano en la vida laboral con otras culturas (principalmente la anglosajona), encontramos una necesidad por ser reconocido por los altos mandos y sólo lo consigue con una actitud
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