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Reconceptualización De La Pedagogía


Enviado por   •  28 de Febrero de 2013  •  2.464 Palabras (10 Páginas)  •  401 Visitas

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LA PEDAGOGÍA UN RETO A LA LABOR DOCENTE

Los educadores, más que cualquier otra clase de profesionales,

son los guardianes de la civilización."

Bertrand Russell

Son muchas las preguntas que podrían hacerse desde el campo educativo entorno al concepto y las implicaciones de la pedagogía, pero quizás tratando de resumir o buscando un punto de partida se puede formular: ¿Dentro del aula los educadores permiten la comprensión crítica del conocimiento, partiendo de la experiencia de los estudiantes y así interactuar, en la búsqueda del éxito o el fracaso?

Enseñar bien es un arte que exige tener claro para donde va, es darle sentido al que todo aprendizaje es intencional (Flórez Ochoa, Rafael. 1994). Al reconocer la problemática de la pedagogía desde la misma intersubjetividad de las disciplinas del comportamiento humano y su relación con el mundo y sus semejantes, nos lleva a la necesidad de no confundir la oscuridad con la profundidad (Vasco. 1996), así mismo a romper el modelo panóptico que aun se viven en la educación colombiana.

Es asumir una lectura crítica desde el pensamiento de Meirieu, en el afirmar que la pedagogía está conformada por un conjunto de nociones y prácticas que hablan del conocimiento del hombre, del lenguaje, de la enseñanza y/o aprehendizaje, del maestro y de la escuela; es una situación que hace pensar a la pedagogía en relación del conocimiento, la cultura y la sociedad.

Desde la modernidad Kant en su acto de maduración del hombre y otros como Rosseau, Montessori, Pestaolozzi y Comenio entre otros en la sociedad del conocimiento llamaron a la pedagogía como el lugar conceptual en donde pensamos al otro como persona total (holístico y heurístico); es mirar al otro axiológicamente; en su complejidad, en su afirmación como ser que construye su humanización, desde la expresión de la cultura y su perfectibilidad humana, como una ciencia del espíritu, es allí donde aparecen los aportes de Meirieu como un profesor deseoso de comprender el saber, un sujeto dispuesto a interrogar su propia práctica, un individuo disponible espiritualmente a comprender esa extraña relación humana y de saber que se instala entre un profesor y un alumno. Trabajar en la clase es a la vez reflexionar los aprendizajes, las relaciones entre los sujetos y los imperativos éticos que esta relación impone.

La pedagogía no se puede considerar como un círculo cerrado, sino una línea en fuga que cada maestro debe continuar, extender y prolongar (Quinceno, 2000). Implica colocar al centro del acto educativo al sujeto que construye su propia historia, al estudiante que dentro del aula aplica conceptos o experiencias y busca diversas estrategias para resolver los problemas que a diario lo afectan. La pedagogía es la fuente de reflexión e iniciativa sobre la persona que se desea formar: en su trascendencia, importancia y humanización.

Aquí se debe aclarar, que la enseñanza es la reflexión permanente de la pedagogía, no es un simple método o procedimientos para la transmisión de conocimientos; ni la administración de programas académicos que se reduce a la clase o al examen, va más allá de la normatización.

Meirieu dignifica que el aprender es a la vez la expresión de un momento de vida, de una experiencia interior, de un desafío del ser. Estudiar esta relación, analizarla y comprenderla impone, a largo plazo, medir la verdadera esencia de aquél que acompaña al otro. Un profesor es alguien que reflexiona la práctica y los fines de la educación de los sujetos. En Philippe Meirieu, la práctica se expresa por medio de los aprendizajes; lo reflexivo a través de la ética, la acción por medio de la política. La educabilidad es sobre todo un instrumento nocional cuyo objeto es explicar la incapacidad que tendrían ciertos profesores de administrar, a través del grupo, el acto de aprender; de hacer girar la palanca, de hacer girar la actividad hacia una intención positiva en función de las capacidades del alumno.

La pedagogía es un saber pedagógico (Vasco E. 1996), porque no debe entenderse como una práctica sobre leyes de hecho; es identificarla como múltiples narraciones sobre conceptos, diferencias y experiencias educativas: la pedagogía no es algo frío, no es una armazón rígida de definiciones o axiomas, tampoco es un listado de consejos o recomendaciones, proposiciones para la acción. Es el encadenamiento de experiencias sin ataduras, ni mundos que le impidan su movilidad (Zambrano. 2002).

Es a partir los niveles de interpretación, de la interacción de maestro y su discípulo que se busca la comprensión de los hechos humanos por construir mundos desde la diferencia y no desde la homogenización de las disciplinas, para dar cauce a mundos posibles de encuentros; en momentos y espacios de acciones complejas que se comunican entre sí, para alcanzar un nivel mayor de autonomía para dialogar con la mirada propia de los sujetos (subjetividad), y otras ciencias de la educación y la sociedad.

Entonces cabe preguntar como alguna vez lo haría Meirieu ¿A qué condición el profesor es capaz de sobrepasar su propio poder, establecer un trabajo pedagógico para hacer que el alumno alcance su libertad? ¿El alumno tiene la libertad de aprender? (Zambrano. 2008). Ahora se puede expresar, que la pedagogía es fuente de reflexión e iniciativa sobre el acto de formación de las personas. Es el encuentro humano entre profesor-estudiante, en donde el uno conoce y disfruta de la presencia del otro.

A partir de aquí entran en juego otros conceptos como la educabilidad del ser humano, la cual debe entenderse como la forma de aproximarse al conocimiento, a las vivencias propias de las dimensiones humanas dentro de los postulados de la persona y la cultura; alrededor del espacio de aprendizaje, formación y relación con los saberes (enseñabilidad); es casi una obligación despertar en el docente un espíritu reflexivo, más consciente de su papel cultural, es estimular desde el entorno social la búsqueda o solución de problemas; es sentir los principios filosóficos de la educación (fines de la educación) al servicio del desarrollo del ser humano, de manera integral en su formación académica, profesional y laboral.

Los imaginarios que traza la educabilidad del ser humano, obliga al profesional de la educación a mirarse a sí mismo, a evaluar y reflexionar sobre las prácticas pedagógicas, a formular preguntas que orienten la tarea

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