Somos responsables de EDUCAR

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        Durante los últimos años se ha hecho frecuente escuchar que cada vez hay más niños con trastornos del espectro autista y en más de alguna ocasión han salido a la luz frases como: “el TEA esta sobre diagnosticado”, “el autismo es una enfermedad”, “ya se le va a pasar”,  “las vacunas causan autismo”, “todos los autistas se aíslan” entre varias otras.  Este ensayo tiene como propósito ir derribando algunos de estos mitos acerca de las personas que tienen autismo dando a conocer la importancia de comprender las necesidades de estas, así como también dejar de lado prejuicios e informar y sensibilizar para favorecer la inclusión de personas con TEA.

        Para comenzar debemos tener claro que los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son un grupo de alteraciones clínicas que incluyen deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social en diversos contextos, además de patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, causando deterioro clínico significativo en el área social, laboral u otras importantes para el funcionamiento habitual (^[1]).  El Trastorno del Espectro Autista se caracteriza por déficits persistentes en comunicación e interacción social, así como también, patrones repetitivos y restringidos de conductas, actividades e intereses. La evidencia científica disponible indica la existencia de múltiples factores, entre ellos los genéticos y ambientales, que hacen más probable que un niño pueda padecer un TEA.^[2] 

        Como se menciona en un comienzo, hoy vemos muchos más niños, y también adultos, diagnosticados con TEA, según un estudio realizado por la sociedad chilena de pediatría en el año 2020,  La prevalencia de TEA obtenida en la muestra fue de 1,96% (IC95% 0,81-4,63), es decir, 1 en 51 niños, con una distribución por sexo de 4 niños por 1 niña, dicho estudio proporciona evidencia de que en una zona urbana de Chile habría una alta prevalencia de esta condición, tal como ocurre en el resto del mundo, lo que la convierte en un problema de salud, con la inminente necesidad de tomar decisiones de políticas públicas en educación y salud para el estudio y abordaje multidisciplinario de estos pacientes y así responder a las necesidades de los niños chilenos con TEA^[3], de acuerdo a estos datos, sí, hay mayor prevalencia del TEA, pero no por un sobrediagnóstico, sino por la mayor cantidad de pruebas o test que se realizan actualmente, por el mejor acceso a la información por parte de los padres y familia y el acceso de estos a equipos multidisciplinarios correspondientes para su detección.

        Por otra parte tenemos a un grupo no menor de personas que señalan que las vacunas producen autismo, después de números trabajos de investigación a gran escala y a nivel internacional, la comunidad médica y científica de todo el mundo apoya de forma unánime la conclusión de que no existe evidencia que relacione la vacunación y el desarrollo de los TEA (^[4]) por lo tanto las vacunas no son las causantes del autismo. Los TEA son un trastorno de origen neurobiológico por tanto es una condición, no una enfermedad que se pueda contagiar en algún momento determinado de la vida, y por tanto como no es una enfermedad, no tiene cura, es una condición que acompaña por el resto de la vida.

        Otro de los mitos que más comúnmente se escuchan es que todos los autistas se aíslan, no tienen interés en las demás personas o no se comunican. Partamos de la base de que es un espectro; por lo tanto, todas las personas con TEA presentan diferentes características, desde las más leves a las más complejas, es por ello que no todos tienen los mismos patrones de comportamiento, pero si podemos decir que TODOS se comunican, no de forma recíproca, pero si cada uno de sus gestos, sonidos, palabras y acciones comunican sus deseos, intereses y/o malestares, por lo que debemos aprender a conocerlos e insertarnos en su mundo.

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