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Trabajo Final Integrador de PSC Rosa


Enviado por   •  5 de Junio de 2018  •  Resúmenes  •  5.669 Palabras (23 Páginas)  •  205 Visitas

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Consignas de  Trabajo

1. Observar las películas:

Film: Luna de Avellaneda

Director: Juan José Campanella

Resumen:

        En este trabajo se pretende mostrar a través del análisis de la película “Luna de Avellaneda”, que uno de los problemas transversales a la economía, la política y la cultura modernas es lo que llamamos “cuestión social”.

        Este análisis, con perspectiva histórica trata también de ordenar diversos aportes teóricos en torno del eje planteado de la cuestión social, sus características definitorias         y comprender su influencia en la historia moderna y reciente, y finalmente distinguir        las formas        y        dimensiones        de        la desigualdad (social, económica, cultural), y conocer los distintos factores que caracterizan hoy en día los fenómenos de la “pobreza” y de la “exclusión”, la “vulnerabilidad” social. Temas estos presentados en el Modulo del Postitulo de Pedagogía y Educación Social de la materia de Problemáticas Socios-Culturales,

        Uno de los problemas transversales a la economía, la política y la cultura modernas es lo que llamamos “cuestión social”.  En el Modulo del Postitulo de Pedagogía y Educación Social de la materia de Problemáticas Socios-Culturales, se la define como la tensión entre los ideales de la democracia y las desigualdades propias del capitalismo, problemática aún determinante para la vida moderna e ineludible en particular para analizar el marco en que se desenvuelven las instituciones. es lo que se ve claramente “Luna de Avellaneda”, plasma claramente esto con un argumento simple: que cuenta sobre un club social en quiebra por la crisis que no paga un impuesto, que se acumula con el tiempo la deuda, hasta que el Estado decide rematarlo. Una empresa quiere construir un casino en ese lugar, y la película cuenta la historia de los esfuerzos de sus miembros para que el club se quede en ese lugar.

        La parte que más me interesó de la película es la armonía entre dos personajes bien diferente. Román (Darín) que es la cara visible del club: el tipo que se la sigue rebuscando tras la crisis del 2001, que sostiene al club, que tiene problemas en la casa, un hijo que quiere irse a vivir a España, una mujer que se aleja de su elación familiar. Del otro lado está: “el político”( Fanegos), es el malo antes que empiece la película. Estos dos actores supieron ser amigos. Ambos militantes de los setenta: Román era un orador increíble, militante de la facultad, comprometido, activo. Pero ahora desencantado, y el dos mil uno fue la estocada final para ese desencanto.

        Cuando vi años atrás esta película, pensé que el maniqueísmo (los elegidos y los oyentes) era un lugar comodísimo: vista ahora, no cuesta tanto identificar al malo. La película muestra como se quiere reivindicar una clase de progresismo blanco: Ricardo Darín o Román no transó, es intachable. Sostuvo sus ideales, a través de un club social, haciendo política “por afuera de los partidos”, para no ensuciarse. Por eso muestra todo de su vida: que su hijo labura mil horas, juega al básquet en el club, ahorra para irse a España; se vio que su mujer mantiene una relación paralela con otro hombre  porque perdieron la pasión, y perdieron la pasión porque ambos laburaban  mil horas y no había  tiempo para nada.  

        La escena de la asamblea, muestra a: Fanegos tratando de convencer a los socios del club para que vendan. Que se diga que en vez del club van a poner un casino es una estrategia conscientemente propuesta: el maniqueísmo hubiese sido confuso si en vez de casino se tratara de una fábrica. Sostiene Román o Darín en esa asamblea que se le mire a la cara a una chiquita que vive en una villa enfrente, y que viene todos los días al club a practicar danza. Que sin ese club, en ese lugar, no va a poder bailar más.  

        Existe, como en todo, una carga valorativa de época, respecto del renacer de los grupos “de la sociedad civil”: el club, con sus clases de ballet, resulta más inclusivo para los sectores populares que lo que el trabajo informal, o la mano del Estado, puede brindar. Nadie interpela el discurso emotivo, romántico, de Darín refiriendo a la carita de la niña pobre, preguntándole si no sería mejor que el padre de ella tenga laburo en el casino-fábrica que se va a instalar en el club. Nadie se inquieta, nadie piensa si, tal vez, no resultaría eso un factor de inclusión más estable que un club social casi fundido. Si ese realismo exacerbado, conurbanista, pejotista hubiese chocado contra el progresismo blanco de Darín, su enaltecimiento de las clases de danza del club por sobre cualquier interés colectivo superior, entonces la película hubiese pasado de ser una historia romántica a una gran reflexión sobre el post-dosmiluno y los límites de la ideología dosmilunista de valorización de la ONG.

        El mensaje, tal vez, es que lo políticamente correcto es relativo, y a partir del dos mil uno en adelante, los derechos humanos y empleo son valores en sí mismos. La  película, ambientada en la resaca de la crisis del dos mil uno, daba cuenta del discurso del momento vinculado a la emergencia de los actores de la sociedad civil como superación de lo sucio, feo y malo de la política. Más Darines y menos Fanegos. En ese sentido, para bien el kirchnerismo fue un recupero de “lo político”: y tal vez por eso, viendo Luna de Avellaneda hoy, sea tan sencillo identificarse con los malos.

        Podemos ver en esta película, rápidamente bien graficado: en el accionar, la forma de vestirse y la relación de Román y Fanegos, que las clases sociales son construcciones teóricas pero se basan en procesos efectivos de diferenciación social y dialécticamente participan de dicha realidad social. Las clasificaciones e imaginarios y consignas clasistas se filtran en el sentido común de estos actores y “encarnan” en los sujetos orientando sus prácticas y direccionando las políticas de grupos e instituciones, factor subjetivo que revierte o constituye siempre la propia realidad social del club inserto en un barrio.

        La obra del filósofo alemán Karl Marx (1818-1883) constituye el marco teórico más influyente para el análisis del capitalismo y la “lucha de clases”: el paradigma del “materialismo histórico”, en esta película ya que en la asamblea del club se muestra el dilema teórico-político de la distinción entre clases “en sí” y “para sí”, y que resume las divisiones sociales al enfrentamiento entre burguesía (el político) y proletariado (los integrantes de la comunidad y el club). Esta situación objetiva configura todas las condiciones materiales de existencia y la pertenencia de ambas clases a verdaderos “mundos” socioeconómicos (y aun culturales) radicalmente diferentes y distantes entre sí.

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