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ÁNGEL ENRIQUE ALVARADO VILLASEÑOR: EL DERECHO Y LA MORAL


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2015  •  Ensayos  •  4.028 Palabras (17 Páginas)  •  157 Visitas

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                                                                                         ÁNGEL ENRIQUE ALVARADO VILLASEÑOR

 

                 

                                                             EL DERECHO Y LA MORAL

Parece mentira que después de casi 15 años de no haber ingresado a una Universidad, de vivir tan lejos del hogar donde me forme y  de que me encuentre en una comunidad tan aparta de tantos servicios; distractores, laborales, educativos entre otros, porque aquí en el municipio de Lázaro Cárdenas perteneciente a Quintana Roo, no hay pero no hay nada de nada: ninguna plaza comercial, no hay Wal-Mart,  ni cines,  no hay bancos e infinidad de servicios a los que uno está acostumbrado viniendo de una ciudad.  Que siendo parte de mí mismo México tienen costumbres, ideas y tradiciones aunque muy parecidas en esencia, me sean tan extrañas, al grado de hacerme sentir un raro en mi propia casa con frecuencia. A veces quiero salir y comprar unos sopes, quesadillas, huaraches, tostadas, carnitas, tacos de birria o tortas ahogadas. Ir al deportivo y jugar un gabacho (juego de baloncesto realizado entre 3 personas que compiten entre sí). Comprar los chocolates, panditas, gomitas, almendras y   meterlas a escondidas a un cine o a una obra de teatro. Olvidarme por un momento que me es tan necesario el dinero para vivir y que me es más fácil ganarme aquí porque la vida en el DF está más peleada.  Aparezca milagrosamente un Instituto que trae la oportunidad de aprender algo en una institución educativa a nivel licenciatura, ahora la disciplina del Derecho.  Dejando atrás todos esos discursos de escuche en las fiestas donde año con año engrandecían la máxima casa de estudios con nivel prepa y que sinceramente yo nunca creyera cambiará.

Después de tanto tiempo invertido en trabajo, ocio y nulo interés por la lectura, el estudio y el deseo de aprender algo nuevo, regresar es novedad completa para mí ya que me había hecho a la idea de vivir fuera lo educativo en lo que restara de mi vida por falta de tiempo, dinero, oportunidades y ganas. Pero bueno se ha dado el caso y acá estoy  con un tema nuevo; mucho que aprender y al mismo tiempo mucho por recordar porque también algunas cuestiones de conocimiento generales adquiridos en mi pasado se presentan en las asignaturas iniciales de mi primer ciclo escolar, resultado de mis estudios hechos en mi época de joven. Digo no me creo estar tan viejo pero ya sí acepto estar un poco distante del muchacho de 18 años cumplidos que tenía cuando inicie mi primer carrera. Recuerdo de aquel momento el deseo interno por conocer y sentirme importante dntro de mi familia (el hijo de mamita ya era todo un universitario jaja). La moda de cabello largo, mis playeras de Kiss, Beatles, UV2,  los pantalones rotos unidos con seguritos porque era lo “nice” y los tenis convers a los que mi hermanaᶤ decía “clásicos de rokerito fracasado” formaban el uniforme del alumno deseoso de aprender algo nuevo para poder apantallar a mi raza, mi familia, mi banda. Ese proceso de algunos años sentado en esas bancas de aulas, jardines, biblioteca y cafetería, leyendo y estudiando alguno de esos autores que como mi  maestro Carlos Gutiérrez de Historia Universal   llamaba “Gigantes” o simplemente matando el tiempo con los cuates por una clase que no hubo o que matamos (por hueva o por no hacer la tarea) me resultan difíciles de olvidar.

 Alguna vez vi en televisión una serie estadounidense de nombre “Los años maravillosos” donde la trama giraba en torno a un niño de nombre Kevin Arnold, su familia y sus mejores amigos enfrentándose al reto de crecer y seguir la vida, ver a su mundo niño, joven hasta adulto modificándose al compás de los días, semanas, meses luego años y me digo “claro que sí” esos fueron los años maravillosos. Tiempos llenos de bonitos recuerdos donde un balón de futbol era todo lo que “rifaba” en la calle, de esas tardes jugando turista mundial o de ir a ver a la novia para luego llegar a la casa y cenar algo caliente porque mi madre me esperaba a la hora que fuera con la clásica frase “ya cenaste”. O que decir de las mil chambas que si te pagaban con dinero o productos, como cuando trabaje con el Dr. Tito haciendo longaniza, el señor era muy buen medico pero odiaba su profesión por eso vendía en el mercado los embutidos que rellenaba en la semana y por los cuales me daba un kilo o dos según hubiéramos trabajado. Ir por con el suegro de mi tía ayudarle a pintar su casa a cambio de una monedas que siempre bien me sirvieron para los videojuegos y hasta recoger papel periódico viejo en mi avalancha en las casas de los vecinos que ya no ocupaban para luego llevarlo a vender al mercado (en ese entonces no había bolsas de plástico todo te lo vendían en conitos de papel periódico) y recibir a veces los huesos para la comida de mis perros.   No importaba había un techo seguro que no pagábamos los hijos pero si costaba un circo a mi padre. (Aclaro que hasta este momento con las responsabilidades a mi cargo de mi familia compartidas con mi esposa, más que vivir es subsistir lo que hacemos día a día).

 Infinidad de cosas, recuerdos e ideas se plasman en mi mente al retomar mis estudios. Digo es otra carrera muy diferente a la comunicación o a la sociología pero bueno, entiendo que la cursaré como las otras. Ciertamente con parámetros distintos y en situaciones distintas: tengo más años, ahora vivo en mi casa y no en la de mis padres, estoy casado y tengo 3 hijos, además del perro, el árbol y mi amada tarjeta de crédito con la que me siento muy ligado (digo mientras no pague lo que debo, estamos muy unidos), las cosas no pueden ser las mismas. De hecho aún si  saldré con el paquete de estudiar de nuevo, mi trabajo (vendedor de changarro) y mis ganas por mantenerme al tanto de mis conocimientos anteriores (ósea nulas) también han fomentado un nuevo vicio por no hacer nada cultural.

De hecho, son estos los principales cuestionamientos que me hago y que acertadamente me empieza a responder el Derecho ¿por qué estoy estudiando de nuevo? ¿por qué no me salgo y sigo mi vida con hasta ahora? si mis obligaciones con mi familia considero son de otra índole,  ¿por qué creo necesario continuar y no salirme? Hasta antes de unos días yo podía decir pues es porque no tengo nada que hacer o para que vean que si puedo ser como mis hermanos (digo son abogados todos), quizás porque medio loco o porque es lo que había. Simplemente mi esposa me dice ándale hazlo y sino pues déjalo, mi padre me dijo ganas más de lo que pierdes “de todos modos debes seguir trabando y no te vas a morir por entrar y salir, además de que si sigues de vendedor bueno el objetivo es muy particular si nuevamente no ejerces”. Realmente no existe una obligación como cuando uno es chico cuando tus padres te dicen estudias o nos arreglamos, papelitos y después haz lo que quieras o simplemente que va a ser de ti (en este caso ya lo es).

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