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ARTÍCULO 94: DERECHO A LA PROTECCIÓN EN EL TRABAJO


Enviado por   •  8 de Enero de 2020  •  Tareas  •  1.210 Palabras (5 Páginas)  •  163 Visitas

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ARTÍCULO 94: DERECHO A LA PROTECCIÓN EN EL TRABAJO

Un niño llamado Sebastián acaba de mudarse a una gran ciudad y un sábado por la mañana decide explorar un poco los alrededores de su urbanización. A unas cuadras de su nueva casa se encuentra con una zona muy concurrida de la ciudad en la cual existe una plaza, rodeada por dos avenidas principales y diversos comercios.

A lo lejos un niño solitario juega con una pelota de fútbol y Sebastián decide acercarse.

Sebastián: ¡Hola! Soy Sebastián, me acabo de mudar. ¿Cómo te llamas?

Simón: Mucho gusto, yo me llamo Simón.

Luego de eso entablaron una amena conversación sobre el partido de fútbol de la noche anterior, hasta que una señora sale de la puerta trasera de la panadería de la esquina y mira fijamente a Simón con los brazos cruzados y el ceño fruncido, quien al darse cuenta de que el muchacho no se percata de su presencia decide hacer algo más drástico…

Roxana: ¡SIMÓN, TE DIJE QUE SÓLO TENÍAS TREINTA MINUTOS! ¡VEN ACÁ EN ESTE MOMENTO O TE PONGO A FREGAR EL PISO CON TU CEPILLO DE DIENTES HASTA QUE PUEDA VER MI REFLEJO EN ÉL!

Simón se despide rápidamente y se acerca con el paso acelerado y la cabeza gacha a la entrada del establecimiento, donde la señora lo toma del brazo y lo lleva dentro. Luego de ese extraño acontecimiento, Sebastián decide volver a casa.

Al día siguiente, ambos muchachos se llevan una grata sorpresa al darse cuenta que ambos van a la misma escuela y estudian en el mismo salón.

Sebastián: ¡Hola! No sabía que venias a este colegio, ¿me puedo sentar contigo?

Simón: Claro, no hay problema. ¿Cómo te ha ido?

Sebastián: Todo bien. Mira, ¿quién era la señora que te gritó el sábado? Me asusté mucho, ¡pensé que te iba a hacer daño!

Simón: Sólo era doña Roxana, es mi jefa y amiga de mi abuela. Tranquilo, ella siempre es así, siempre está amargada cuando está en la panadería… Especialmente desde que empecé a trabajar para ella.

Sebastián: ¿Y eso?

Simón: Es que es mi primer trabajo, a veces cometo errores como no contar rápido el dinero, no saber cómo hacer un café cuando lo llaman por un nombre que no conozco o por llegar tarde cuando los profesores no me dejan salir del salón a tiempo. A ella le molesta mucho pero no me puede despedir porque me contrató como un favor a mi abuela.

Sebastián: ¡Pero si eso le pasa a cualquiera!

Su conversación queda allí ya que el profesor de matemática les pide que hagan la columna para entrar al salón y simón evita retomar el tema por el resto del día. El tema quedó en el olvido y ambos muchachos siguieron con sus vidas y sus encuentros de media hora en la plaza todos los sábados en la mañana. Pero unas semanas luego, Simón desaparece sin dejar rastro durante toda la semana y Sebastián comienza a preocuparse.

Sebastián: ¿Sabes por qué Simón no ha venido ni un solo día a clases?

Andrea: Ni idea, el a veces hace eso. Desaparece por varios días, a veces cuando vuelve tiene marcas de golpes o moretones, pero nadie sabe por qué. Él vive con sus abuelos y ellos son muy buenos, no creo que le peguen…

Sebastián: Qué raro… Al salir de clases voy a ver si por la panadería lo han visto.

Al sonar el último timbre, Sebastián fue el primero en salir de su salón y emprendió su camino hacia el lugar donde trabaja su amigo, tal vez alguien lo ha visto por allí. Una vez allí, se encontró a doña Roxana en la caja con una muy mala cara.

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