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Alimentación carcelaria

LuzAdrianaGGDocumentos de Investigación9 de Agosto de 2023

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Proyecto de investigación-Alimentación en los centros penitenciarios

Laura Gómez Gil

Brayan Camilo Chavarría

Laura Camila Niño Tamayo

Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia

Profesional en gastronomía y culinaria

Facultad de Administración

Medellín

2020

Planteamiento del Problema

Alimentación en los centros penitenciarios de Colombia.

     Todo esto es una normativa generalizada a nivel mundial como es el caso de los estados Unidos donde La Asociación de Servicio de Comida a Correccionales (ACFSA, por sus siglas en inglés) trata de organizar la alimentación de los presos en 4.500 cárceles aproximadamente de este país, pero no han conseguido resultados acertados y en donde las cosas cambien. (Guerrero 2016)

     Lo mismo pasa con otros países cuyos contratos de alimentación y entidades que participan va de acuerdo a los recursos que se manejen, y sobre todo a la calidad económica del lugar, pero de una forma siempre termina de ser igual, la alimentación de las cárceles forma parte fundamental del castigo y se las hacen sentir en todos los sentidos.

     La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) (2019) recomiendan las condiciones en las cuales debe desarrollarse la detención de las personas privadas de la libertad, incluyendo las referidas al suministro de alimentación. En Colombia, y en muchos otros países, los escenarios de producción de alimentación resultan insuficientes para los centros penitenciarios, entre las variables a considerar se encuentran la infraestructura física, el tipo de Proveedores, los hábitos alimentarios regionales por la procedencia cultural de la población interna, y muchas veces las patologías crónicas que se manejan, la seguridad en el ingreso de materias primas y el suministro de la alimentación al interior de estos centros. Guerrero, (2016)

     Colombia no es ajena a esta problemática ya que está ubicado como el décimo cuarto país con más personas privadas de la libertad. Guerrero, (2016)

     La alimentación carcelaria forma parte de los castigos que reciben los presos, es una tortura incluida en el menú único y necesario para todos los presos. También se encuentra otro aspecto y es el de cómo se hacen los contratos de alimentación y se incluyen además protocolos con entidades profesionales y hasta prestigiosas sobre no solo los alimentos adecuados y que cubran las necesidades básicas de los presos sino la calidad de los mismos y de cómo deben distribuirse y tener normas de higiene. Estas empresas buscan una manera de cómo mejorar y cambiar tanto la alimentación como los menús de las cárceles colombianas, logrando una alimentación de calidad. 

     En la alimentación carcelaria se dan contratos con empresas especializadas sobre alimentación por millones de pesos para alcanzar a cubrir todas las cárceles del país, en done algunos de ellos cumplen a media marcha, expresión que dicen los de las cárceles que presuntamente no reciben la alimentación adecuada (Redacción el Tiempo, 2016).

     En los contratos de alimentación penitenciaria se deben de tener en cuenta todas las normas de competencia y seguridad alimenticia, todo lo que tiene que ver con las condiciones de salud y derechos humanos de alimentación de los presos, es decir, una alimentación digna, con capacidad de cubrir a todos los presos sin discriminar o preferir a nadie. (Bejarano-Roncancio, Celedón-Dangond, Socha Gracia 2015).

     Presuntamente las reglas o condiciones de alimentación en torno al servicio de suministro de alimentos en los establecimientos carcelarios son deficientes y de acuerdo a las leyes si esto se da no solo defrauda el erario, sino que además genera la violación de derechos humanos, lo cual se tendría para una investigación por la gravedad del asunto. (Bejarano-Roncancio, Celedón-Dangond, Socha Gracia 2015).

     La realidad de acuerdo a la opinión de los mismos presos con respecto a la alimentación es: “Acá la comida es lo mismo, lo mismo…, siempre es lo mismo”, “arroz-papa-carne-arroz-papa-carne” ni una ensaladita. Redacción el Tiempo, (2016)

     En la actualidad los presos expresan y dan  a conocer abiertamente las falencias de la mala alimentación en las cárceles colombianas en las que se encuentran, de acuerdo a su opinión y como lo expresan no se ha hecho mayor cosa y las pocas cosas realizadas no han mostrado un resultado muy alentador, y el deterioro nutricional de los reclusos es cada vez más evidente, pero de todas formas es un tema delicado y que poco a poco debe tenerse en cuenta y producir de alguna manera una evolución que se note poco a poco, al menos algunas empresas de alimentos ya colocan etiquetas de vencimiento y trata de disminuir el nivel de azúcar en las bebidas.

     En la alimentación de los reclusos de acuerdo a las empresas de alimentación carcelaria hay que tener en cuenta los horarios y cambio de hábitos alimenticios, ya que esto sumado a los alimentos que traen las familias que son basados en proteínas, harinas y grasas, producen un deterioro nutricional importante, rápido y evidente.

     Adquiriendo una base de alimentación adecuada y una reeducación alimenticia en los reclusos y sus familias se mejorará notablemente la calidad nutricional de los reclusos y evidentemente se reducirá el nivel de enfermedades no transmitibles, reduciendo costos de salud pública en las cárceles y por consiguiente reclusos más sanos, fuertes y con mayor nivel de defensas para cumplir con su condena más adecuada.


Antecedentes Teóricos

     En la actualidad, las cosas no han variado mucho, pues, especialmente, se observan, a nivel mundial, fenómenos tan generalizados que, como el hacinamiento carcelario, impiden el desarrollo de una vida digna al interior de las prisiones, y que además constituyen una forma de maltrato mental y físico para la población carcelaria; también, y a pesar de las citadas declaraciones, que prohíben esta clase de conductas, continúan siendo frecuentes los casos de torturas y de discriminación al interior de casi todas las prisiones; lo propio sucede con los servicios de salud, caracterizados por su escandalosa deficiencia, que no en pocas ocasiones han dado lugar a la propagación de mortales epidemias al interior de las cárceles. (González, 2000).

     Fría, escasa, no balanceada; con frecuencia contaminada, y en tal sentido una amenaza para la salud y la vida; periódicamente causa intoxicaciones masivas entre los reclusos. La alimentación que se ofrece en muchas cárceles del país se prepara en instalaciones antihigiénicas; sus ingredientes se conservan en neveras oxidadas, sin asepsia. Personal no idóneo y presencia de insectos y roedores, completan el cuadro. (Universidad externado de Colombia 2010).

     Es preciso interpretar los hallazgos de este estudio en su verdadera dimensión, es decir, en un plano que excede el terreno de incumplimiento contractual o violación de las normas de competencia. Todo ello, dice, “tiene una relación directa con las condiciones de vida y los derechos a la alimentación, integridad personal y salud de las personas privadas de la libertad… La corrupción en torno al servicio de suministro de alimentos en los establecimientos carcelarios es sustancialmente grave, ya que no solo defrauda el erario, sino que además genera la violación de derechos fundamentales”. (Universidad externado de Colombia 2010).

Debe concluirse que el análisis por grupos de alimentos de los menús ofrecidos por el CIRE muestra que la alimentación necesita cambios, según el IASE, ya que la puntuación respecto al anterior estudio de 2014 ha cambiado muy poco, a pesar de las recientes mejoras de planificación de menús señaladas en el presente artículo y las nuevas técnicas culinarias introducidas. Sería recomendable, por tanto, que el Servicio de Nutrición y Dietética del CIRE revisara los menús, para corregir las pequeñas desviaciones detectadas. Entre estas, habría que disminuir el embutido y la bollería a diario, ofrecer más variedad en las frutas y verduras, aumentar la oferta de legumbres como opción de segundo plato, y revisar las técnicas de descongelado y cocción de alimentos como el pescado, huevos y carne, para que resulte más apetecible. (Varoucha 2017)

     Hay estudios que afirman que aumentar la variedad de oferta de fruta fresca en la comida, en el desayuno o en la merienda puede ser una buena opción para evitar el consumo de los productos de los economatos, que ocurre en más del 95% de los reclusos encuestados. En algún país latinoamericano, concretamente en Colombia está permitida la entrada de alimentos por parte de las familias, por lo general suelen ser comidas típicas; aunque en España, el reglamento penitenciario prohíbe esta práctica, probablemente con objeto de garantizar el control e higiene de los alimentos y mantener la equidad de la alimentación entre la población reclusa. (Varoucha 2017).

     Considerando que los menús proporcionados en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Mediana Seguridad de Yarumal no van muy acordes con los de una alimentación saludable, debido al exceso de calorías que se basan sobre todo en harinas y que a su vez por las limitadas oportunidades de realizar actividad física éstos sean más sedentarios; se espera que las personas privadas de libertad durante el seguimiento experimenten deterioros de su estado nutricional en mayor magnitud. Estos incluyen, un mayor incremento del IMC, de la circunferencia de cintura/cadera lo que conlleva a un mayor riesgo cardiovascular y a desarrollar enfermedades no transmisibles. (Franco 2016)

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