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Análisis económico-político de honduras durante tres periodos históricos

Jorge Luis GarciaEnsayo29 de Noviembre de 2017

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Análisis económico-político de honduras durante tres periodos históricos

Introducción

Honduras es un país que históricamente es conocido por ser uno de los principales exportadores de bananos en el mundo, aunque también exporta otros productos agrícolas, como; café, aceite de palma y azúcar de caña. Dentro del ámbito político se ha caracterizado por ser uno de los países con mayor inestabilidad e interferencia por parte de factores externos al país, como prueba de esto se puede revisar el más reciente golpe de estado en 2009 al entonces presidente Manuel Zelaya, el cual se sospecha fue promovido por fuerzas armadas pertenecientes a los Estados Unidos. La historia política y económica hondureña está llena de altibajos y en ocasiones es difícil precisar las causas de dichos sucesos; en un país relativamente pequeño poblacionalmente hablando muchos de los acontecimientos influirían en la vida futura del país. durante este trabajo se analizarán los sucesos políticos y económicos que influirán a  largo plazo en el país.

Para realizar el análisis se tomarán en cuenta tres periodos importantes y determinantes en la historia de Honduras: la reforma liberal que duro de 1876 a 1930 y da paso a una economía de enclave, el periodo de organización obrera que abarca las décadas de 1950, 60´s y parte de los 70´s, y por último la consolidación de la democracia ocurrida a partir de los años 80.

De la Reforma Liberal a la Economía de enclave

    A finales de la década de 1870 Honduras experimentaba un proceso llamado “La reforma liberal”, fue impulsada por Marco Aurelio Soto y desarrollada por gobiernos posteriores, tenía como fin modernizar las relaciones económicas, aprovechar el auge del mercado mundial promoviendo la inversión extranjera y las actividades agrícolas, así como estructurar el Estado hondureño para construir una identidad nacional. Para lograr la conformación de la nación y dejar atrás los rasgos coloniales que aún se podían observar, el régimen fomentó cambios en el sistema educativo, jurídico e institucional. Dichos cambios se vieron reflejados en la constitución de 1880, la cual entre sus ajustes más importantes se encuentran: la creación del código penal, código civil, código militar y el código de educación pública, así como la ley de minería. Bajo esta constitución, Honduras se desarrollaría como una nación con ejército propio, educación laica y gratuita, con libertad de culto y una economía capitalista naciente gracias a las concesiones otorgadas a empresas extranjeras fruto de la ley de minería.

    El “imaginario de la nación” fue encargado al ideólogo Ramón Rosa, quien estaba convencido que la sociedad necesitaba una serie de símbolos y representaciones de la nación que fueran internalizadas por el pueblo de manera colectiva para que coadyuvaran a fortalecer la identidad nacional (Amaya, 2014). De esta forma, Rosa emprendió un proyecto para crear el primer libro de historia de Honduras, el cual fue publicado en 1882 bajo el nombre de “Historia social y política de Honduras”, escrito por Ramón Antonio Vallejo. A su vez se forjo la figura de Francisco Morazán Quezada, como símbolo de identidad nacional, convirtiéndolo en una especie de “Pater Patriae”, gestor de ideales liberales y reformadores (Amaya, 2014).

    Las compañías bananeras, aprovechando la ley de minería, comenzaron a tener concesiones para utilizar recursos en el cultivo de banano, el éxito comercial que se tuvo provoco una mayor presencia y poder económico de las compañías bananeras en el país, esto dio inicio a un nuevo periodo, un periodo donde las compañías bananeras llevarían el control de la economía e interferían en la vida política del país. El “periodo de las concesiones” ocurre entre 1889 y 1930, se le conoce así debido a que durante este periodo se otorgaron cerca de 276 concesiones (Arancibia, 2001).

    Hacia la década de 1890 las exportaciones de bananos empezaron a tener más relevancia, pues habían suplido en gran medida las exportaciones de café, madera y tabaco que se creía en el tiempo de la reforma, iban a ser las actividades que permitirían el crecimiento económico del país. Las exportaciones bananeras llegaron a representar en 1892 el 11.3% del total de las exportaciones, 22.8% en 1996, hasta llegar a representar el 88% en 1925 (Euraque, 1991). La producción y comercialización estaba bajo control de compañías norteamericanas, que habían logrado asentarse en el país gracias a las concesiones otorgadas por parte del gobierno. Las concesiones tenían como condición construir vías férreas para comunicar el país, a cambio las compañías bananeras tenían ciertos privilegios, como derecho de explotación de los recursos naturales para la construcción, el libre uso de tierras, exención de impuestos sobre la construcción, aprovechamiento de los recursos naturales del país para uso de la compañía y una cláusula de exclusividad sobre la construcción de las vías (Arancibia 2013). Sin embargo, las compañías incumplirían en la construcción de las vías férreas, a tal grado que en 1929 la Standard Fruit Company (SFCO) solicitaría la liberación del compromiso para construir 26.66 kilómetros a cambio de 12 kilómetros con dirección a la ciudad de Yoro (Payne, 2001, p. 88).

     A principios del siglo XX, el país comenzaba a tener cambios en el sistema político, se empezó a desarrollar un sistema de partidos para competir con las fuerzas políticas opuestas de una forma democrática, anteriormente en 1891 el Partido Liberal había sido fundado por Policarpio Bonilla, y en 1902 Manuel Bonilla fundaría el Partido Nacional para competir en las elecciones de 1903. Ambos partidos estaban influenciados por las compañías bananeras, el Partido Liberal tenia estrecha relación con United Fruit Company, y el Partido Conservador con Cuyamel Fruit Company.

     En 1903 se disputaban las primeras elecciones con los partidos que se convertirían en los más importantes en el país, los candidatos eran Manuel Bonilla por parte del Partido Nacional, Juan Ángel Arias por el Partido Liberal y Marco Aurelio Soto que volvía de Paris con el respaldo del partido Club Unión Patriótica. Los resultados fueron favorables para Manuel Bonilla, ya que obtuvo 28,550 votos, Juan Ángel Arias 25,118 y Marco Aurelio Soto 4,857 (Rojas, 2014). Sin embargo, la constitución de 1894 determinaba que para la elección de presidente y vicepresidente se debía obtener la mayoría absoluta, en caso de no se logrará el congreso se encargaría de hacer la elección entre los dos candidatos más votados. El 16 de febrero de 1903 el congreso eligió como presidente a Juan Ángel Arias, lo que provoco el descontento de Bonilla, ya que había sido el que tuvo más votos en la elección popular. Bonilla con el apoyo del gobierno de Guatemala y El Salvador reinstaló un congreso con sus adeptos y lo declararon presidente (Rojas, 2014).

    No obstante, Bonilla duraría poco en el poder, ya que en 1906 un grupo armado apoyado por el gobierno nicaragüense se levantó contra él y lo obligo a huir del país (Rojas, 2014). En 1907 una junta de gobierno nombro presidente a Miguel R. Dávila, quien duraría en el poder hasta 1911. Dávila destaco por su honradez y su personalidad particular, dentro de sus acciones políticas se destaca el acuerdo de paz firmado en 1907 para la armonía entre los países centroamericanos y la abolición de la constitución de 1904 que aprobaba la reelección presidencial.

    En 1910 el país se veía envuelto en una crisis económica debido al endeudamiento originado en la construcción del ferrocarril nacional, para salir de esta situación Dávila solicito un préstamo a banqueros norteamericanos a cambio de la recaudación de los ingresos aduaneros mediante el control de las aduanas por parte del Gobierno americano (Laínez y Meza, 1973). Estas decisiones causaron el descontento de Manuel Bonilla y diferentes patriotas, ya que consideraban que violentaba la soberanía de la nación, por otro lado, a Samuel Zemurray, propietario de Cuyamel Fruit Company, le causaba descontento estas medidas, debido que en caso de que el Gobierno norteamericano recaudara los ingresos aduaneros la compañía no podría obtener más exenciones y dispensas (Laínez y Meza, 1973).

    Zemurray decidió contactar a Manuel Bonilla y proponerle una invasión para derrocar a Dávila, es así como en diciembre de 1910, Bonilla a bordo de un hornet y un ejército financiado por Zemurray comienza la revuelta (Laínez y Meza, 1973). A finales de octubre de 1911 Dávila renuncia y Bonilla se proclama presidente, sin embargo, moriría en 1913, dejando el poder en el entonces vicepresidente Francisco Bertrand. Las retribuciones para Zemurray durante el breve mandato de Bonilla, se vieron reflejadas en el otorgamiento de 10.000 hectáreas, habilitación en el puerto de Omoa, una concesión a H. V. Rolston (vicepresidente de Cuyamel Fruit Company) para la construcción de un ferrocarril, y el permiso para la plantación bananera cerca de Tela (Funes, 2000).

     Después de la muerte de Bonilla, Zemurray entablo buenas relaciones con Bertrand y siguió recibiendo diversos beneficios por su apoyo en la lucha del poder. En 1914 recibió por parte del gobierno exención del pago de faro, tonelaje y cualquier impuesto para entrar o salir de Omoa, en 1916 se le otorgó una concesión de 50 años para exportar productos naturales y maderas, en 1918 se le otorgo una concesión para construir el ramal del ferrocarril del interior de Puerto Cortés hasta Mata de Guineo y llevar a cabo la construcción de un muelle (Laínez y Meza, 1973).

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