Calidad De Vida Laboral
Edrey22 de Noviembre de 2011
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La calidad de vida laboral implica superar una serie de nuevos riesgos en trabajadores en general y en docentes en particular. Se requiere disminuir la posibilidad de presencia de Burnout yMobbing en algunas organizaciones para mejorar el estado de salud físico y mental, disminuyendo el agotamiento emocional, la despersonalización y falta de realización personal con miras hacia una mayor productividad con considerables ventajas en la creciente competencia globalizadora.
La función de docente es depositaria social de una función determinante; contribuir a asegurar que los niños y jóvenes reciban una educación de calidad, que los forme como ciudadanos. Se trata de una profesión que requeriría entrega, idealismo y servicio a los demás.
La docencia, como puesto de trabajo, obliga a la realización, a veces simultánea, de un sinfín de actividades, que van desde el cuidado y mantenimiento de la escuela, planeación de actividades docentes, elaboración de materiales didácticos y al mismo tiempo mantener constantes relaciones con: padres de familia, autoridades, compañeros y alumnos, lo que implica un duro esfuerzo con una significativa carga psíquica (Aldrete, 2003).
Un ejemplo es que el maestro, con una limitada libertad para trabajar tras la puerta cerrada del aula, padece un cierto aislamiento para encontrar la solución a problemas que se presentan en su quehacer cotidiano. En estas condiciones es común que los docentes puedan desencadenar un cierto grado de estrés (Lortie, 1985), complicado generalmente con otros factores psicosociales negativos presentes en su actividad, como sería el trabajo en casa, el comportamiento de los alumnos, la falta de promociones, y las condiciones laborales insatisfactorias, entre otros (Travers, 1997).
Que el estrés es un factor que acompaña el trabajo docente ha sido desde hace tiempo ya fundamentado, en una revisión de 71 investigaciones realizada en 1984 (Hiebert y Farber, 1984) encontraron evidencias para considerar a la docencia como una profesión estresante. La prevalencia del estrés y la respuesta a éste varía de maestro a maestro, dependiendo de las estrategias de afrontamiento que utilice (Tunnelclife, 1986; Dunham, 1983; Pratt, 1978; Hawkes, 1983), pero en general se acepta una constante presencia de estrés.
Cuando se combinan prácticas organizacionales inadecuadas, ambiguas o autoritarias, con un bajo o mal funcionamiento de las estrategias de afrontamiento del docente, se hace crónica la presencia del estrés, y esta será la vía para manifestar diversos trastornos emocionales por el trabajador como los del estado de ánimo, de concentración y manifestaciones psicofisiológicas, como las palpitaciones, ansiedad, gastritis, etc; sin embargo, son menos conocidos otro tipo de trastornos que también es común encontrar en la práctica docente y aquí se presentan dos: el Síndrome de quemarse en el trabajo (Burnout) y el Acoso psicológico en el trabajo(Mobbing).
Burnout
El término (burnout) o "síndrome de quemarse en el trabajo" (Freudenberguer, 1974) designa a una serie de signos y síntomas que manifiesta el sujeto como respuesta al estrés laboral crónico. Se le considera como una patología moderna, resultado de la exposición crónica a factores estresantes originados en el entorno social, laboral y en el propio sujeto, caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal en el trabajo. Se presenta con mayor frecuencia en personas que trabajan con personas, siendo los profesionales de la salud y los docentes los más propensos a desarrollarlo.
El Síndrome del quemado ha sido estudiado desde dos perspectivas: la clínica (Freudenberguer, 1974), en la que el sujeto presenta pérdida de interés, agotamiento y decepción por la actividad laboral; el sujeto se traza una serie de perspectivas inalcanzables, lo cual se entiende como una combinación entre fatiga emocional, física y mental; sentimientos de impotencia e inutilidad; sensaciones de sentirse atrapado; falta de entusiasmo por el trabajo y la vida en general y baja estima (Fisher 1985, Pines y Oroson 1988).
Por otra parte, la perspectiva psicosocial asume la conceptualización del Burnout como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal en el trabajo, y que puede presentarse en cualquier tipo de actividad (Maslach y Jackson, 1981). Son numerosos los autores que abordan el síndrome desde esta perspectiva; Golembieswski y cols. 1983, Leiter 1988-1992, Schaufeli y Dierendonck 1993, Gil-Monte 1994, Peiró y Valcárcel 1995, Mireles 1999, Pando 2000, Aldrete 2003, y han mostrado las altas prevalencias de este síndrome entre diferentes grupos, que van desde el sector salud, costureras y, por supuesto, los docentes.
Paradójicamente, la vulnerabilidad mayor se encuentra en aquellos considerados como “buenos docentes”, es decir, quienes se involucran fuertemente en su trabajo, que viven y se identifican con los problemas de sus alumnos, y que van sintiendo la frustración cuando las condiciones organizacionales obedecen más al cumplimiento de metas y controles administrativos que al apoyo humanitario que implica este rol.
Este síndrome ocupa un lugar destacado dentro de los riesgos laborales psicológicos en personas que trabajan con personas (Maslach, 1986; Gil-Monte, 1997; Gil-Monte, 2002; Aldrete, 2003; Pando, 2003). Existen resultados contradictorios y no sistemáticos sobre la relación entre variables sociodemográficas y niveles de Burnout; sin embargo, algunos datos pueden ser interesantes.
La presencia femenina es muy común en las actividades docentes; el género ha sido considerado como un factor de riesgo a la presencia del síndrome de quemarse en esta profesión: “al realizar un análisis por género, encontramos que las maestras presentan índices más altos, tanto de agotamiento emocional como de baja realización en el trabajo en aquellas que están casadas. Lo que nos hace pensar que esta variable influye de una manera determinante en la presencia del Burnout, aunque no de una manera aislada, pues pensamos que lo que influye en el proceso de quemarse por el trabajo más que ser el estado civil son las responsabilidades que se tienen dentro del hogar y con frecuencia se realizan sin el apoyo emocional de parte de los familiares (esposo) o por la calidad de las relaciones conyugales y familiares” (Aldrete, 2003).
También se ha encontrado relación entre la presencia del síndrome del quemado y la antigüedad o el tiempo de ser docente, y con el grado escolar del docente, siendo mayor el riesgo en las escolaridades más altas (Aldrete, 2003); la teoría de Schaufeli (1993), en la que el docente, al estar más preparado académicamente, percibe que tendría más posibilidades de promoción profesional y al no lograrlo se vuelve más vulnerable.
Mobbing
Los nuevos procesos de producción van modificando los perfiles epidemiológicos en salud ocupacional, en donde en la mayoría de los casos las estadísticas existentes son pobres sub-registros de los riesgos del trabajo desde una visión “oficial” de los mismos que deja fuera los daños a la salud mental o las psicopatologías ocupacionales ocurridas.
La docencia no ha sido ajena a esta transformación, y poco queda de aquel trabajo romántico del maestro, que hoy en día es más bien un empleado al servicio de una (o varias) organizaciones que le marcan el ritmo de su trabajo, sus metas y criterios de calidad, que son controlados y medidos por la misma organización y que en muchas ocasiones el propio salario, sustento de su familia, depende del resultado de procesos, que responden más a la necesidad de un orden administrativo que a la consecución de una epistemofília o “erótica del conocimiento” (Castro, 2003).
En el terreno de la salud mental, los trabajadores (incluyendo a los docentes) están expuestos entre otros problemas, a lo que estudios recientes han diferenciado como una forma de violencia psicológica en el trabajo, que suele ser frecuente pero poco reconocida en este medio, denominada “Mobbing” o Acoso psicológico en el Trabajo (WHO, 1996).
Desde la etología, Konrad Lorenz describió el Mobbing como ataque de una coalición de miembros débiles de una misma especie contra otro individuo más fuerte que ellos. El término Mobbing del verbo inglés “to mob” significa asaltar o acosar (Piñuel, 2001).
En el ámbito laboral, el Mobbing señala el continuo y deliberado maltrato que recibe el trabajador; los otros se comportan cruelmente con intención de hacerle sentir mal psicológicamente y obtener su salida de la organización (Hirigoyen, 2001).
El Mobbing puede comenzar repentinamente con un cambio brusco en la relación entre el acosador, que frecuentemente es un superior en la jerarquía organizacional (un jefe), y el docente; una relación que hasta entonces ha podido ser neutra o incluso buena, de pronto, se torna negativa. Este cambio suele venir motivado por celos, envidia, o los niveles de competición o agresión que las condiciones de trabajo actuales exigen a empleados y directivos con tal de lograr una promoción, mantenerse en un puesto de mando o para provocar la “renuncia” del trabajador sin tener que asumir pagos que derivarían de un despido.
Este comportamiento ocasiona el deterioro de la confianza en sí mismo y en las capacidades profesionales, e inicia un lento y continuo proceso de desvalorización personal consistente en la destrucción de la autoestima.
La víctima (el docente) entra en un periodo
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