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De Keynes al neoliberalismo - El desarrollo del capitalismo durante el siglo XX

Nicolas GuanziniMonografía10 de Septiembre de 2017

5.353 Palabras (22 Páginas)339 Visitas

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Universidad Tecnológica Nacional[pic 1]

Facultad Regional Avellaneda

Licenciatura en Comercialización

Trabajo monográfico

De Keynes al neoliberalismo. El desarrollo del capitalismo durante el siglo XX hasta la actualidad

Asignatura: Sociología I

Profesor:

Alumno:

11/03/2017

Índice

        

Introducción        2

Breve reseña histórica – Los ciclos económicos        3

El tiempo de Keynes        6

Retorno del liberalismo económico        9

La crisis del paradigma económico actual        11

Conclusión        13

Bibliografía        15


Introducción

En las sociedades capitalistas de la actualidad, las ideas de individuo, competencia y libertad están tan naturalizadas y globalizadas que representan una verdadera hegemonía en el plano ideológico actual. Sin embargo, esta forma de explicar la realidad que nos rodea no apareció de un día para el otro. Proviene de cambios que se fueron dando en años anteriores en lo económico y en lo social. Principalmente en el choque de dos modelos económicos que se desarrollaron en el capitalismo durante el siglo XX.

El siguiente trabajo monográfico tendrá como objetivo dar un pantallazo general de los puntos clave que identifican a las escuelas económicas ortodoxas y heterodoxas junto con las causas y consecuencias de su aplicación a lo largo de la historia. El período a desarrollar abarca desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Sin embargo se hará especial foco en los sucesos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la consolidación del Estado de Bienestar y luego el resurgimiento de las escuelas ortodoxas al plano global.

Finalmente, como cierre se analizarán algunos puntos clave que caracterizan la crisis del paradigma económico actual.

Breve reseña histórica – Los ciclos económicos

Desde mediados del siglo XIX, algunos países, como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Estados Unidos y Japón, iniciaron una etapa de gran crecimiento económico. Los adelantos tecnológicos en el sistema de transportes, comunicación e industria, como por ejemplo la máquina de vapor en los ferrocarriles, permitieron un importante aumento de la producción, sobre todo en la siderurgia, en la química y la electricidad.

Este desarrollo económico no fue parejo en todos los países de Europa. Gran Bretaña, Francia y Bélgica tenían un importante desarrollo. Sin embargo España, Italia, Rusia y Austria todavía eran países agrarios en los que la industria no crecía en la misma proporción a la de los otros países. Alemania es un ejemplo interesante, ya que a pesar de haber iniciado más tarde el proceso de industrialización había alcanzado un desarrollo muy importante superando incluso a Inglaterra en algunos sectores de la economía. Sin embargo no tenía un imperio colonial tan importante como las otras potencias.

Esta fase de desarrollo se mantuvo hasta aproximadamente el año 1900. Tiempo en el cual comienza a verse un estancamiento en la economía que culmina en una primera crisis económica. Esta crisis se produce -como todas las crisis originadas por el capitalismo-  por superproducción. Es decir la acumulación excesiva de stock en las reservas.

Para salir de esta crisis había dos opciones. 1 – Detener la producción 2- Colocar la producción en otros mercados para desagotar los stocks. La solución fue finalmente la segunda, lo cual desembocó en una gran expansión de las potencias capitalistas que se lanzaron a la conquista de nuevos territorios, especialmente África y Asia

Poco a poco, los países se fueron organizando de acuerdo con lo que se producía en el mercado internacional. Mientras que los países Europeos, Estados Unidos y Japón se especializaban en la producción de bienes industriales, el resto de los países se dedicaron a la producción de materias primas y alimentos. Así, el mundo quedó dividido en dos áreas: La de los países industriales y  la de los países de producción primaria o periféricos.

Debido a esta expansión y la absorción de nuevos mercados, para 1910 se empieza a recuperar la economía. Sin embargo esta expansión había generado una puja entre las grandes potencias, Inglaterra, Francia, Bélgica, Estados Unidos, Holanda y Alemania. Sobre todo las rivalidades entre Alemania e Inglaterra hicieron surgir un sistema de alianzas militares y políticas entre países que tenían como objetivo posicionarse estratégicamente en este “mercado colonial”. Formándose dos bloques. Uno estaba conformado por Alemania, Austria-Hungría e Italia; mientras que el otro se componía de Francia, Inglaterra y Rusia. El roce entre estos dos bloques se hizo cada vez más insostenible, hasta que finalmente desemboca en la Primera Guerra Mundial entre los bloques de la Triple Alianza y la Triple Entente.

Si bien el saldo de esta guerra fue catastrófico en vidas humanas. Desde el punto de vista económico, la Primera Guerra ayudó a salir completamente de la crisis a los países Europeos, como se expresó anteriormente, la crisis se debía al exceso de stock debido a la superproducción. Con la Primera Guerra la industria reconvierte este stock en armas produciendo un desagote del mismo.

Después del fin de la Primera Guerra comienza un auge muy grande del consumo, la producción y la valorización financiera. Es decir, comienza nuevamente la acumulación de capitales y de stock.

Al mismo tiempo el Marxismo empieza a avanzar por Rusia. El proletariado y el pequeño campesinado, cansados de las condiciones en que vivían y convencidos de que había llegado la hora de la revolución proletaria de la que hablaba Marx, comienzan una revolución que culmina con la toma del poder de la clase obrera, la dictadura del proletariado y  luego la industrialización forzosa de Rusia.

Por primera vez en la Historia llegaban al gobierno un partido socialista representado por organizaciones de obreros y campesinos. Sin dudas este fue uno de los acontecimientos más importantes e influyentes de la historia, casi todos los hechos históricos que sucedieron luego a lo largo del siglo XX estuvieron relacionados, de una u otra forma, en apoyo u oposición, con esta revolución.

De esta forma, en el período de entreguerras se mantuvo un crecimiento económico en el cual se pueden vislumbrar tres líderes: Estados Unidos, Alemania y la recientemente industrializada Rusia.

En Estados Unidos, a medida que los empresarios obtenían ganancias importantes, buscaron nuevos negocios en que invertirlas. Prestaban dinero a otros países, sobre todo a Alemania; instalaban sus industrias en el extranjero, como en Argentina y Brasil. También invertían en maquinarias que permitían aumentar la producción. Sin embargo, la demanda comenzó a ser insuficiente, tanto en el interior de los Estados Unidos como en el exterior, producían mucho pero no vendían lo suficiente. Nuevamente se da el primer indicio de que una crisis se avecinaba. La demanda no era suficiente para soportar la superproducción que se estaba generando. Sin embargo en esta ocasión sucedió algo más.

Cuando los empresarios se dieron cuenta de que tendrían dificultades para vender tanta mercadería, dejaron de invertir en sus empresas y comenzaron a comprar bienes de lujo y a especular en la bolsa. En conclusión, se obtenían más ganancias especulando que produciendo.

Esta forma de obtener beneficios mediante la especulación se terminó en 1929, cuando se desató la peor crisis de la economía norteamericana, la Gran Depresión.

Como se dijo anteriormente, la revolución Rusa tuvo un gran impacto en todo el mundo, algunos sectores simpatizaban con ella y otros temían la expansión comunista. Esta conflictividad social se profundizó sobre todo con la crisis económica. En Europa eran frecuentes las manifestaciones y huelgas en reclamo de mejores condiciones de vida y de trabajo. Este clima de polarización política y alta conflictividad favoreció el surgimiento de ideologías dictatoriales como el fascismo y el nazismo, que terminaron poniendo fin a las democracias liberales en Europa. Una de las consecuencias de este conflictivo momento histórico es el ascenso de Hitler al poder en 1933.

El objetivo de Hitler era convertir a Alemania nuevamente en una gran potencia mundial. Para esto, el Estado intervino fuertemente la economía controlando importaciones e invirtiendo grandes sumas de dinero en la industria química. Dio prioridad a la industria pesada y, sobre todo a la de armamentos, violando las disposiciones del Tratado de Versalles. Además estableció el servicio militar obligatorio por dos años.

Estas medidas, junto con la construcción de grandes obras públicas permitieron eliminar la desocupación.

A partir de 1936 las relaciones internacionales se volvieron más tensas, formándose dos bloques principales. Uno era el bloque del eje, con Alemania e Italia, el otro el bloque de los Aliados, formado por Gran Bretaña, Francia y otros países de menor poderío.

En 1939, Hitler invade Polonia, iniciando de esta forma la Segunda Guerra Mundial. Nuevamente, desde el punto de vista de la producción, al igual que había pasado con la Primera, la Segunda Guerra ayudó a salir de la depresión económica que se encontraban a países capitalistas.

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