¿Educamos en Calidad? Una realidad viviente de Colombia

¿Educamos en Calidad?

 Una realidad viviente de Colombia

Admitamos que la pregunta más común que no solo los maestros, si no padres de familia y hasta los mismos estudiantes colombianos  se hacen es ¿educamos en calidad?, inicio con esta reflexión porque es triste partir desde la idea que no solo los profesores son los preocupados pero si es en quien recae toda la responsabilidad de porque el niño no está bien preparado o porque en la educación privada los estudiantes tienen más oportunidades que nosotros los de las públicas. Pues bien, es aquí el origen del problema, el colombiano como bien lo dijo Jaime Lopera Gutiérrez, “La culpa es de la vaca”, vivimos pasando la cuerda y no somos capaces de asumir como sociedad una problemática que no es del profesor que no se prepara, del gobierno que no gestiona y desvía los recursos o simplemente del niños que los padres no han inculcado un hábito de lectura y terminan siendo permisivos con todo aquello que ellos quieres hacer a la hora que lo quieren hacer, sino de todos como país.

Alrededor de esta variedad de excusas se ha enfrascado la derrota en la educación, pero no se hablan de soluciones, del cómo entre todos se puede hacer un equipo y sacar adelante la educación de una persona,  de un ser que tiene todas las capacidades de aprender y con grandes habilidades emprendedoras por naturaleza. Somos una sociedad tan capaz a mi modo de ver pero terminamos haciendo las mismas cosas y cometiendo los mismos errores; desde mi punto de vista como maestra de básica primaria y estudiante actual de psicología, el error es ese, porque los contenidos están puestos para la creación de estrategias, no podemos decir que los lineamientos curriculares nos limitan, si ellos están precisamente para ser una transposición didáctica que funcione para cada estudiante; existen las formas de crear hábitos desde casa y como padre de guiar y dar ejemplo. Es necesario entender que debemos aprender a utilizar lo poco que el gobierno de ahora nos aporta para la educación, digo el gobierno de ahora porque si el problema está en el descontento con las formas de gobernar, está en nosotros promover un cambio desde la educación y hacer que los gobernantes del mañana sean mejores, sean más conscientes, mas éticos, más educados y no solo desde la diplomacia sino desde la humanidad para el crecimiento como sociedad y no solo en educación sino en todos los aspectos que claramente están abandonados y tienen raíces desde la mala preparación no solo para ejercer un oficio profesional, también para la vida, para ser persona.

Con lo que llevo dicho hasta aquí,  me parece que debemos despertar frente a las cifras que nos arroja un examen como son las pruebas Pisa, (programa internacional para estudiantes) que entre la participación de 65 países, Colombia con vergüenza queda en un puesto 61, dejando por debajo a países como Indonesia y emiratos árabe que nos supera el millón de habitantes; ¿cómo es posible? Y no porque esté de acuerdo que se deba medir así a la inteligencia, pero si castigo la disciplina que estudiantes de los 15 años y nos castigo a todos como colombianos por tan bajos promedios, si somos capaces de dar más ¿que estamos haciendo con nuestro futuro? y la ambiciosa misión de quitarnos de encima las cicatrices de violencia y de ignorancia.

La invitación seria  a estudiar más a fondo las posibilidades de recuperar lo que no está perdido porque aun así seguimos funcionando como sociedad, aún quedan las ganas de seguir adelante pero debemos poner como pilar la investigación y este concepto no solo resumido para maestrías o doctorados,  porque es tan simple sembrar la semilla en un preescolar, créanme es quien más está interesado por el mundo y le da nombre a cada fenómeno que observa, pero es desconsolador si malgastamos el tiempo con hacer rellenar círculos con papel o aprender directrices de maestras lineales que no se dejan llevar por la imaginación y cortan las alas desde tan temprana edad. Como ya lo había mencionado, la solución está en aprovechar  los pocos materiales; escuchaba una vez una historia de una maestra que hizo una clase con una moneda de cuero, donde integro las matemáticas, el lenguaje, las ciencias, entonces no hay que quedarnos con el “no hay material para trabajar”, desde cada escenario se puede hacer una gran clase, el hogar como primera escuela, el salón de clase con algo tan sencillo como un lápiz y un campo abierto como un gimnasio cerebral. En el campo por ejemplo los niños no cuentan con la tecnología necesaria, pero hablando como alguien quien vivió la experiencia de educar en ruralidad, ellos encuentran ahí todo lo necesario para aprender y es desconcertante que alguien de la ciudad no sabe qué hacer con los  libro, un computador y toda la lista de útiles que le pidan y aun así no alcanzan para el año escolar.

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