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Ensayo Final Realidad Empresarial y Gobierno Peru


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2023  •  Ensayos  •  2.875 Palabras (12 Páginas)  •  29 Visitas

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MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN

TIEMPO PARCIAL 20 AREQUIPA

ASIGNATURA:         REALIDAD EMPRESARIAL Y GOBIERNO

PROFESOR:         Cesar Neves Catter

TÍTULO:         ENSAYO FINAL

El presente trabajo ha sido realizado de acuerdo a los reglamentos de ESAN por:

RODRIGO VARGAS SANCHEZ (1615476):

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Arequipa – 2023


LA REALIDAD EMPRESARIAL PERUANA Y MUNDIAL

Para entender cabalmente la realidad empresarial peruana (y también mundial), conviene primero dejar claros dos conceptos sobre los que se construirá el análisis posterior. Gerenciar es, como lo señalara el profesor Enrique Valdez Flores, “lograr resultados a través de la acción de otras personas”. Empresarialmente, este logro de resultados busca, como mínimo, que la empresa sobreviva y que, una vez alcanzado este objetivo, pueda prosperar, enfoque que pasó de centrarse únicamente en los stockholders (accionistas) a los stakeholders en general (grupos de interés). De otro lado, la competitividad, según se define por la RAE, es “ser capaz de competir”. Acotado al quehacer empresarial, debemos entender que la competitividad implica no solamente la mencionada capacidad de competir, sino también poder ganar y brindar resultados mejores al promedio de la industria. Una empresa competitiva será una empresa productiva, capaz de generar más valor explotando menos recursos. Queda claro, entones, que competitividad y productividad son dos caras de una misma moneda: así, la empresa más competitiva será la más productiva.

Introducido ya el concepto de competitividad, es menester considerar que este es relativo, debido a que se acota a diferentes estándares de medición. Así, mientras el Global Competitiveness del World Economic Forum tiene una visión que evalúa la competitividad a través de condiciones macro con 12 “pilares” como instituciones, macroeconomía, educación superior, eficiencias de mercados de bienes y trabajo, etc, el Ease of Doing Business Index del Banco Mundial considera un enfoque micro, centrándose en las regulaciones que afectan el ciclo de vida de una empresa y la facilitan, a través de 10 áreas a lo largo de su vida. Vale la pena resaltar que, en ambas mediciones, nuestro país se encuentra alrededor de la mitad de la tabla y que, a pesar de destacar por encima de nuestros pares regionales (Colombia y Chile) gracias a los fundamentos macroeconómicos sólidos con los que contamos y a la facilidad con la que las empresas pueden obtener créditos, estamos por detrás de ellos a nivel de score agregado. Por otro lado, podemos dar una mirada a la competitividad en las regiones que componen el Perú a través del INCORE propuesto por el Instituto Peruano de Economía, encontrándose que, uno de los grandes retos aún por superar en nuestro país, es el impulsar la diversificación económica a través de políticas gubernamentales efectivas. Es ahí donde entran en juego propuestas como el Plan Nacional de Diversificación Productiva de Piero Ghezzi, señalando la importancia de construir un ecosistema que fomente emprendimientos formales, para lo cual podemos apoyarnos, por ejemplo, en empresas “tractores” que “empujan” a que las pequeñas se formalicen.

Por supuesto, las políticas y estrategias que se puedan establecer para fomentar la competitividad empresarial peruana no actúan en el vacío, sino que operan en el contexto de la economía nacional y de su estructura productiva. De este modo, dando un primer vistazo a la evolución de nuestro PBI, se distingue que este ha tenido un comportamiento inestable en el último medio siglo, habiendo podido superar el periodo de profunda recesión que tuvimos en la década perdida de los 80’s gracias al despegue económico a partir de la liberalización de la economía nacional en los 90’s, etapa que coincide con el ingreso de China a mercados mundiales como economía de mercado e importador masivo de commodities como el cobre. Los tratados comerciales también desempeñaron un papel importante en este sentido, facilitando el dinamismo comercial y teniendo como principales los firmados, precisamente, con China y también con Estados Unidos. En cuanto a la estructura empresarial peruana, no debemos perder de vista que el tejido empresarial peruano tiene un componente abrumador de microempresas (95% del total), de las que alrededor de la mitad operan en la capital. También tenemos una serie de conglomerados económicos que se formaron a lo largo de los años y que han llegado a la actualidad sabiendo superar las políticas estatistas del gobierno del general Velasco e, incluso, convirtiendo amenazas graves como la del terrorismo en oportunidades de crecimiento. Estos grupos económicos utilizan estrategias heterogéneas que se dieron, en varios casos, a partir del intercambio generacional, desde la gran diversificación en múltiples rubros de negocio puesta en práctica por Intercorp hasta la internacionalización temprana a mercados emergentes que ha empleado Aje. Sin embargo, en el contexto mundial, no encontraremos a estas empresas en las primeras posiciones de rankings globales, teniendo a Credicorp, por ejemplo, en el puesto 950 de Forbes.

En este análisis de la realidad empresarial, no podemos dejar de lado al Estado, quien es el árbitro que establece las reglas de juego y, en algunos casos, interviene directamente en la actividad empresarial. En nuestro país, el último siglo se caracterizó por la inestabilidad que generaban los sucesivos golpes militares, que no brindaban las condiciones necesarias para erigir un Estado moderno. Superada esta etapa, el Estado peruano actual desempeña un rol subsidiario y regulatorio, estando dividido en tres poderes constitucionalmente independientes uno del otro. El Estado dispone de un instrumento clave, el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional, que debe orientar su acción y esfuerzos del conjunto de la sociedad, incluyendo al empresariado, para lograr nuestros objetivos de desarrollo nacional. El Plan Estratégico de Desarrollo Nacional cuenta, a su vez, con una herramienta de gran importancia: el Presupuesto por pliegos, el cual decanta justamente del PEDN y, bien empleado, mostrará el avance de los objetivos planteados. Este presupuesto, formalmente denominado Presupuesto General de la República, refleja, en su evolución, el crecimiento que nuestra economía ha experimentado en las últimas tres décadas, de tal forma que, al 2023, se financia en un 74% por impuestos y destina el 52% de sus gastos al pago de planillas de la administración pública. Asimismo, los sectores con las mayores partidas presupuestales son Salud (18%) y Educación (17%), respondiendo a las prioridades y necesidades que el gobierno fija en el contexto actual. De otro lado y, como se mencionó anteriormente, el Estado peruano también desarrolla un rol empresarial, el cual evolucionó a partir del Consenso de Washington y de las privatizaciones de los años 90’s, teniendo en la actualidad a FONAFE como el holding principal de estas compañías, con el caso específico de Petroperú que no se encuentra agrupada allí debido a su complejidad. Estas empresas públicas tienen un marco legal muy restrictivo, diseñado para prevenir actos de corrupción y de malversación, como producto de las terribles experiencias que hemos tenido en décadas anteriores con compañías del Estado.

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