Museo Soumaya CDMX
KarfrancoReseña10 de Febrero de 2019
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Definitivamente cuando de arte se trata el museo Soumaya, fundación de Carlos Slim es una de las mejores opciones para visitar, he corroborado personalmente que su importancia para la Ciudad de México es legítima, ya que aporta un enriquecimiento cultural a cientos de visitantes diariamente. Desde su estructura y bienvenida, hasta el piso más alto de la edificación, donde se puede uno percatar de que el intercambio intercultural está presente en cada rincón, es decir, sus exposiciones son tan cautivadoras que dejan atónitos a cada visitante, sin exagerar, de cualquier parte del mundo.
Habría que decir también que la cantidad de obras diversas del recinto son todo un viaje temporal y regional; teniendo en cuenta que en la primera sala podemos observar casi instantáneamente no sólo una réplica vetusta de La piedad, obra de Michelangelo, sino también El pensador de Auguste Rodín, después, la sala viaja hasta el lejano oriente para presentar a China y sus bellas artes que en mayoría están hechas de marfil tallado que expresan sabiduría, valor y costumbres del tiempo en el que fueron elaborados (tallados), también la distintiva vestimenta y pintura de aquel continente, posteriormente se ambienta con temas más religiosos y arquitectónicos, una de las obras más llamativas de esta sala, es probablemente la manifestación en madera del palacio de minería que se ubica casi a un costado de El palacio de Bellas Artes, elaborado a gran detalle y con uso de una perfecta escala podemos apreciar muy de cerca la estructura tridimensional que a veces parecería azaroso en una visita al mismo. Por otro lado, los objetos como monedas, copas y bocetos religiosos ocupan gran presencia artística que refleja la dedicación de una generación muy conservadora.
En el complejo interior, habría que mencionar también, que en cierta área predominaba la aparición de pinturas dedicadas a los mares, paisajes y la vida campesina representada en variedad de técnicas de distintos autores.
El siguiente aspecto trata del pragmatismo que carece el museo, si bien es un edificio llamativo y de gran capacidad, no soslaya que su visita y total recorrido no tienen un orden secuencial, pues no está organizado de forma que resulte ser apreciado al 100% por los usuarios.
Comenzando por el exceso de blancos en algunas áreas, por ejemplo. Pues llega a resultar difícil distinguir los dinteles que limitan el paso como en los escalones, preocupante de algún modo, ya que podría causar accidentes; el desorden creciente que resulta del mal posicionamiento de las obras de arte hace complicada la vista total, pausada y ordenada de cada obra.
Después de investigar un poco acerca de la opinión en la falta de armonía estructural con los usuarios, concluyo que, a pesar de resguardar una gran cantidad de obras significativas y valiosas, algunas personas incluso resultan molestas del desorden ya mencionado.
Lo peor del caso, es definitivamente que al buscar el título y/o autor de una obra, llámese escultura, pintura, tejido, etc. No es del todo eficiente la colocación de dicha información, se puede hallar a un costado, en partes superiores, inferiores o lejos del apartado correspondiente.
Sin embargo, en un ambiente tan carente de orden, podemos encontrar a dos tipos de personal, por supuesto los malinchistas que actúan con gran deferencia hacia cierto público, y aquellos que reciben de la más grata manera a todos y cada uno de los visitantes, me parece importante mencionar ya que estas actitudes marcan el preludio y afectan directamente el disfrute de una visita a un recinto cultural y de retroalimentación
Finalmente, como en cualquier otro lugar, Soumaya tiene el objetivo de comunicar y transmitir nos algo al momento de salir por la puerta, por supuesto cada uno interpreta el mensaje de acuerdo con la axiología personal. No obstante, lección
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