Economía Internacional

La especie humana es relativamente joven en el planeta. Aun así, gracias al potencial intelectual que ha venido desarrollando a lo largo de su existencia, ha logrado evolucionar y sobresalir entre las otras especies haciéndose sobre el uso de todos los recursos naturales modificando de manera sustancial el curso natural de la vida en la Tierra. Gracias al desarrollo de la agricultura y los excedentes de producción que este oficio (indispensable para la vida) genera, empezó a formar ciudades cerca a las costas y a los caudales de los ríos principales alrededor del planeta generando una mayor concentración de personas en estos centros urbanos.

El desarrollo de nuevas técnicas de producción y la creciente interconexión entre los países permitió el surgimiento del comercio a nivel internacional, con el cual se generaron grandes industrias y grandes beneficios para ciertos sectores de la población apoyadas por las teorías nacientes de libre comercio de los clásicos. La revolución industrial marco un punto de inflexión en el “equilibrio natural” que se tenía hasta ese momento, acelerando el proceso de crecimiento económico de algunas naciones dándole satisfacción a las necesidades básicas de sus habitantes y permitiéndoles hacerse con el dominio cada vez más progresivo de los recursos naturales a medida que aumentaba el volumen de la población.

El descubrimiento de la energía de los recursos no renovables como el carbón, gas natural, los minerales, los metales y el petróleo. Marcó el proceso de crecimiento económico más acelerado que la sociedad jamás ha visto, el petróleo en especial, permitió el desarrollo de nuevas tecnologías y productos que mejoraron la calidad de vida humana, convirtiéndose en la medida del tiempo y de la riqueza, así como la maldición de los que la poseen en otros casos. Es así como Dubái, un pequeño estado dentro de los emiratos árabes unidos llego a convertirse en un icono de desarrollo y crecimiento económico gracias al petróleo (su factor más abundante).

El modelo Heckscher-Ohlin básico arguye que la base de la ventaja comparativa en la producción de ciertas mercancías radica en la diferencia de las dotaciones de los factores de producción, estas ventajas desembocarían en unas mayores ganancias mutuas derivadas del comercio. Sin embargo deja sin explicar una parte significativa del comercio internacional actual por sus premisas, que si bien, facilitan el análisis de la teoría, ignoran muchos comportamientos reales tales como: la diferenciación tecnológica en los procesos productivos entre países, los rendimientos crecientes a escala, la no igualación de los precios relativos de las mercancías con los precios relativos de los factores, la competencia imperfecta, la movilidad internacional de los factores, el no cumplimiento del pleno empleo, el comercio internacional desbalanceado. Esto genera la necesidad de la ampliación del modelo Heckscher-Ohlin pasando de ser un modelo estático de comercio internacional a un modelo más dinámico.

Las economías de escala son una realidad, en la cual se reducen los costos medios de producción a medida que se expande la producción de una empresa en determinados productos, generando rendimientos crecientes a escala debido a que a mayor producto habrá mayor división del trabajo y por tanto un mayor nivel de especialización, aumentando de esta manera la productividad y los beneficios. Por otra parte se están generando economías externas, en las cuales se reducen los costos medios de producción debido al incremento del producto de toda una industria. En un mundo actual tan globalizado y competitivo es común ver economías de escala internacionales en donde los productos manufacturados contienen partes y componentes fabricados en diversos países con el objetivo de generar menores costos de producción. Es así como gran parte de las economías en desarrollo se dedican a exportar bienes primarios o intermedios basados en sus recursos naturales con un proceso productivo muy limitado tratando de consolidar

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