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FISIOLOGÍA GASTROINTESTINAL


Enviado por   •  8 de Febrero de 2014  •  2.098 Palabras (9 Páginas)  •  335 Visitas

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FISIOLOGÍA GASTROINTESTINAL

El tubo digestivo es un conducto continuo que se prolonga desde la boca hasta el ano. Su principal función es hacer las veces de una puerta de entrada, por donde los nutrimentos y el agua pueden absorberse hacia el organismo. Al cumplir con esta función, la comida es mezclada con diversas secreciones originadas tanto en el propio tubo digestivo como en órganos que desembocan en el mismo, como páncreas, vesícula biliar y glándulas salivales. Asimismo, el intestino realiza diversos tipos de motilidad que sirven para mezclar la comida con las secreciones digestivas y desplazarla a todo lo largo del tubo digestivo. Por último, son expulsados del cuerpo los residuos de los alimentos que no pueden absorberse, junto con restos celulares y productos terminales liposolubles del metabolismo que son excretados en la bilis en vez de hacerlo en la orina. Todas estas funciones están reguladas, así como la ingestión de alimentos. Por consiguiente, el sistema digestivo ha desarrollado gran número de mecanismos reguladores con acción local y que coordinan la función del intestino, así como de los órganos que drenan sus secreciones hacia el mismo, a través de largas distancias. La luz del tubo digestivo tiene una contigüidad funcional con el exterior del organismo. El intestino también cuenta con un área de superficie muy sustancial, la cual es importante para su función de absorción. Por último, el intestino es un órgano extraordinario por cuanto es colonizado, casi desde el nacimiento, por grandes cantidades de bacterias comensales (sobre todo en colon o intestino grueso). Esta relación es mutuamente beneficiosa por cuanto las bacterias llevan a cabo varias funciones metabólicas que no pueden lograrse con las enzimas de los mamíferos y también proporcionan algún grado de protección contra infecciones subsiguientes por microorganismos patógenos que podrían causar enfermedad. No obstante, la presencia constante de bacterias y otros estímulos, al igual que la extensa área de superficie que debe defenderse contra sustancias potencialmente nocivas, sin duda contribuye al hecho de que el intestino tiene un sistema inmunitario local muy bien desarrollado, el cual comprende efectores inmunitarios tanto innatos como adaptativos (cap. 3). De hecho, hay más linfocitos en la pared del intestino en comparación con los que circulan en la sangre.

CONSIDERACIONES ESTRUCTURALES

Las partes del tubo digestivo a donde llega la comida o sus residuos son, en orden, boca, esófago, estómago, duodeno, yeyuno, íleon, ciego, colon, recto y ano. En toda la longitud del intestino, las estructuras glandulares descargan secreciones en la luz, sobre todo en el estómago y la boca. En el proceso de la digestión, también son importantes las secreciones del páncreas y el sistema biliar hepático. Asimismo, el tubo digestivo se divide funcionalmente en segmentos que restringen el flujo del contenido intestinal para optimizar la digestión y la obstrucción. Estos esfínteres comprenden los esfínteres esofágico superior e inferior, el píloro que retrasa el vaciamiento del estómago,

la válvula ileocecal que retiene el contenido colónico (incluido gran número de bacterias) en el intestino grueso, así como los esfínteres anales interno y externo. Una vez alcanzado el control de esfínteres, esta habilidad permite retrasar la eliminación de los desechos hasta un momento socialmente oportuno. El intestino consta de capas funcionales (fig. 26-1). Inmediatamente adyacente a los nutrimentos en el lumen, se encuentra una sola capa de células epiteliales cilíndricas, la cual conforma la barrera que los nutrimentos deben atravesar para entrar en el organismo. Por debajo del epitelio, existe una capa de tejido conjuntivo laxo que se conoce como la lámina propia, misma que a su vez está rodeada por capas concéntricas de músculo liso, de orientación circunferencial y luego longitudinal con respecto al eje del intestino (capas musculares circular y longitudinal, respectivamente). El intestino tiene, además, una rica dotación de vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas y vasos linfáticos, los cuales son importantes en su función.

El epitelio del intestino también se especializa más en una forma que maximiza el área de superficie disponible para la absorción de nutrimentos. En todo el intestino delgado, hay pliegues de prolongaciones digitiformes llamadas vellosidades (fig. 26-2). Entre éstas se encuentran las invaginaciones conocidas como criptas. Las células precursoras que dan origen tanto a las células epiteliales de la cripta como de la vellosidad residen hacia la base de las criptas e intervienen en la renovación completa del epitelio cada varios días.

De hecho, el epitelio del tubo digestivo es uno de los tejidos del cuerpo que se divide con más rapidez. Las células hija experimentan divisiones celulares en las criptas y luego se desplazan hacia fuera, rumbo a las vellosidades, donde con el tiempo se desprenden y se pierden en las heces. Las células epiteliales de la vellosidad también son notables por las microvellosidades extensas que caracterizan sus membranas apicales. Estas microvellosidades están dotadas de un glucocáliz denso (el borde “en cepillo”) que probablemente protege a las células en cierta medida de los efectos de las enzimas digestivas. De hecho, algunas enzimas digestivas también son parte del borde “en cepillo”, al constituir proteínas ligadas a la membrana. Estas “hidrolasas del borde en cepillo” realizan los pasos finales de la digestión de nutrimentos específicos.

SECRECIONES GASTROINTESTINALES

SECRECIÓN SALIVAL

La primera secreción con la cual tienen contacto los alimentos ingeridos es la saliva; ésta es producida por tres pares de glándulas salivales que drenan sus secreciones hacia la cavidad bucal.

Ella contiene diversos componentes orgánicos, los cuales inician la digestión (sobre todo del almidón, mediado por la amilasa) y protegen la cavidad bucal de bacterias (como la inmunoglobulina A y la lisozima). La saliva sirve para lubricar el bolo alimenticio (facilitado por las mucinas); además es hipotónica, en comparación con el plasma, así como alcalina; esta última característica es importante para neutralizar cualquier secreción gástrica que refluye hacia el esófago. Las glándulas salivales constan de porciones terminales ciegas (ácinos); éstas generan la secreción primaria que contiene los componentes orgánicos disueltos en un líquido, el cual básicamente tiene una composición idéntica a la del plasma. Las glándulas salivales son de hecho muy activas cuando reciben una estimulación máxima, al secretar su propio

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