LA GERENCIA EDUCATIVA: COLUMNA VERTEBRAL DEL PROCESO EDUCATIVO
16 de Noviembre de 2013
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LA GERENCIA DIRECTIVA: COLUMNA VERTEBRAL DE LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA
(Ensayo)
Introducción
Como consecuencia del análisis y estudio de la información consultada a través de diferentes fuentes y en torno al tema relacionado con la Gerencia Educativa, surge el presente ensayo en el que se expone un concepto alternativo de la misma, ajustado al entorno regional y basado en la experiencia personal, pero soportado en la normatividad y las diferentes teorías existentes acerca del mismo.
Para iniciar se puede afirmar que toda empresa u organización necesita de una gerencia que se encargue de dirigir todas sus actividades al cumplimiento de los objetivos, a través de la definición de las diferentes áreas y lineamientos, la toma de decisiones, en fin todas aquellas funciones propias del cargo, las cuales han de ser asumidas con absoluta responsabilidad, toda vez que de ésta depende el éxito o el fracaso de la misma.
Las Instituciones Educativas como quiera que constituyen empresas u organizaciones, exigen el cumplimiento de una serie de políticas, estrategias y acciones que permitan el logro de los objetivos establecidos o previstos, donde se hace necesaria la presencia de un ejecutor, más conocido en el ámbito educativo como Rector o Director, en quien recae la Gerencia Educativa, entendida ésta como una herramienta fundamental para el logro y funcionamiento efectivo de una Institución Educativa, como un proceso de organización y empleo de recursos tendientes a alcanzar el éxito.
Por lo anterior se puede determinar que el propósito fundamental de la Gerencia Educativa es procurar el mejoramiento continuo de la calidad educativa que viene a constituir el éxito de la institución como empresa, ya que permite vincular prácticas de organización de personal, y de los procesos de enseñanza y aprendizaje en el aula; hablar de gestión educativa es hablar, también, de acciones de los involucrados en la vida escolar.
En esta dirección y de acuerdo con la legislación educativa colombiana, el Capítulo IV del Dto. 1860 del 03 de Agosto de 1994 establece la conformación del Gobierno Escolar el que está integrado por el Consejo Directivo, el Consejo Académico y el Rector como representante ante las autoridades educativas y ejecutor de las decisiones del gobierno escolar.
Las anteriores razones amplias y suficientes demandan del Rector una formación integral que le permita responder de manera acertada con las funciones inherentes al cargo, ya sea frente a los órganos superiores establecidos o frente a las dependencias directas y/o indirectas de la institución como las que conforman el Gobierno Escolar, además de todas aquellas organizaciones y entidades que se relacionan con la institución como la Asociación de Padres de familia, las Juntas de Acción Comunal y demás , entre otras,, lo que le garantizará la buena marcha de su institución.
Así las cosas, procurar la buena marcha de una institución implica, como primera medida, el cumplimiento de la normatividad vigente así como la atención a una serie de aspectos entre los que cobran vital importancia: la planificación que constituye una de las funciones administrativas principales por cuanto permite la preparación de los diferentes planes y programas que se pretenden desarrollar de acuerdo con las necesidades y características del entorno escolar; el liderazgo democrático, tan necesario para crear el adecuado clima organizacional de la institución, de tal forma que los implicados se identifiquen con ella y por tanto se comprometan; la gestión participativa, como mecanismo que permite la participación activa de todos y cada uno de los miembros de la comunidad educativa en las diferentes actividades que se desarrollen en el seno de la institución; el clima institucional, como elemento fundamental e influyente en todo el proceso educativo, y el rol del director en las relaciones humanas; este aspecto, no menos importante que los anteriores, constituye uno de los factores que mayores inconsistencias presenta en el entorno institucional regional, donde la mayoría de Rectores, además de adoptar una actitud autocrática, promueven la creación de ambientes laborales hostiles que entorpecen el buen desempeño, no solamente de los Docentes, sino también de los Educandos, como consecuencia de la deficiente calidad en sus relaciones interpersonales.
Hablar, entonces, del rol del director, resulta un tema tan interesante como espinoso, pues es en el Rector en quien recae la función de la Gerencia Educativa, columna vertebral de la Institución. Para nadie es un secreto que la problemática que se genera en el seno de cualesquier centro educativo obedece a la falta de gerencia, la cual se manifiestan en procesos educativos de mala calidad, deserción escolar, apatía de los estudiantes y negligencia de los padres de familia frente al cumplimiento de sus funciones, entre otros aspectos que a su vez redundan en la mala calidad de educación.
Es un imperativo reconocer que la función del director escolar es bastante difícil, máxime cuando no se cuenta con la suficiente preparación tanto académica como cultural necesarias y con las herramientas propias para el caso, direccionar procesos administrativos en educación implica cultivar diversos factores que son clave para que el centro de educativo sea eficaz: el trabajo en equipo y la colaboración entre el personal, la sensibilización hacia las preocupaciones y las aspiraciones no sólo de los estudiantes sino también de sus padres, y la planificación y aplicación con visión de futuro de toda una serie de cuestiones administrativas relacionadas con el personal que labora en la institución, pedidos de equipamiento, organización de la escuela en general, entre otros.
Vale la pena destacar que a partir de la expedición del Decreto 1278 del 19 de Junio del 2002, en el que se da la oportunidad de ingresar a la carrera docente, mediante concurso, a una extensa gama de profesionales como Ingenieros, Veterinarios, Administradores de Empresas, Contadores, entre otros que, con todo el respeto que se merecen, no cuentan con los requisitos y experiencias exigidos en las rama de la docencia, sino que en oportunidades para su nombramiento ha pesado mucho la recomendación del político de turno, en el momento de la entrevista, y no las exigencias de excelencia contempladas en los códigos y reglamentos, y es así como llegan a ocupar estos importantes cargos sin la más mínima idea de la gran responsabilidad que ésta implica, además que ignoran la capital importancia que reviste la pedagogía, por cuanto la desconocen por completo.
Como quiera que el Rector nombrado no reúne todos los requisitos exigidos por las normas legales, por cuanto carece de la autoridad moral y profesional para el excelente desempeño de su labor frente al conglomerado docente, administrativo y el alumnado que trabaja en la Institución en la cual fue nombrado, se generan una serie de situaciones difíciles como las que vive la sociedad colombiana, pues decir verdad desde hace mucho tiempo en Colombia y en varios países del mundo especialmente de Latinoamérica, la educación de los niños y jóvenes está en crisis y se considera mediocre en algunos establecimientos educativos del sector público, debido especialmente a la falta de liderazgo, dirección, exigencia, supervisión y control no solamente de parte del Director o Rector, sino profesores, padres de familia y entes de control del estado. Situación que requiere de un cambio estructural y de una operación de alta cirugía si se quieren sacar adelante las comunidades estudiantiles y curarlas de las enfermedades de la mediocridad en el aprendizaje, de la alarmante deserción escolar de nuestros establecimientos educativos, del matoneo dentro y fuera de los recintos educativos y del ingreso de muchos de estos niños y jóvenes a las pandillas y grupos delincuenciales, principalmente de aquellos que pertenecen a los estratos bajos de la población y que en la actualidad deambulan por calles, barrios y veredas del territorio nacional cometiendo toda clase de desmanes y delitos que afectan en materia grave la seguridad, la vida y el bienestar de los conciudadanos.
¿Puede, entonces, un Director o Rector, en las condiciones anteriormente descritas, influir en la mejora de los resultados escolares de sus alumnos? La respuesta es muy obvia: No, pues no solamente no conocen de pedagogía, sino que además carecen de liderazgo escolar, el cual desempeña una función decisiva y debe ocupar un lugar prioritario en los programas de política educativa a nivel local, regional nacional y, por qué no, internacional.
Pero para que los líderes escolares ejerzan su papel con eficacia, se hace necesario redefinir sus responsabilidades, otorgarles más autonomía, mejorar su capacitación y hacer más atractiva la profesión.
Ostentar la representación del centro, dirigir y coordinar todas las actividades y ejercer la dirección pedagógica, son algunas de las principales competencias que la normatividad educativa colombiana, a través de la Ley 115/94, el Dto. 160/94, el Dto. 1278/2002, establece para la figura del director escolar en los Centros Educativos; sin embargo, su labor y la repercusión de su práctica van más allá, e implica la transformación del papel del director como administrador en un papel de líder.
Cuando el Rector o Director es un verdadero líder incide notoria y positivamente en los resultados académicos de los escolares, a través de su influencia en las motivaciones y formación de los docentes y en su capacidad
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