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LA GERENCIA EDUCATIVA: COLUMNA VERTEBRAL DEL PROCESO EDUCATIVO


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2013  •  3.654 Palabras (15 Páginas)  •  714 Visitas

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LA GERENCIA DIRECTIVA: COLUMNA VERTEBRAL DE LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA

(Ensayo)

Introducción

Como consecuencia del análisis y estudio de la información consultada a través de diferentes fuentes y en torno al tema relacionado con la Gerencia Educativa, surge el presente ensayo en el que se expone un concepto alternativo de la misma, ajustado al entorno regional y basado en la experiencia personal, pero soportado en la normatividad y las diferentes teorías existentes acerca del mismo.

Para iniciar se puede afirmar que toda empresa u organización necesita de una gerencia que se encargue de dirigir todas sus actividades al cumplimiento de los objetivos, a través de la definición de las diferentes áreas y lineamientos, la toma de decisiones, en fin todas aquellas funciones propias del cargo, las cuales han de ser asumidas con absoluta responsabilidad, toda vez que de ésta depende el éxito o el fracaso de la misma.

Las Instituciones Educativas como quiera que constituyen empresas u organizaciones, exigen el cumplimiento de una serie de políticas, estrategias y acciones que permitan el logro de los objetivos establecidos o previstos, donde se hace necesaria la presencia de un ejecutor, más conocido en el ámbito educativo como Rector o Director, en quien recae la Gerencia Educativa, entendida ésta como una herramienta fundamental para el logro y funcionamiento efectivo de una Institución Educativa, como un proceso de organización y empleo de recursos tendientes a alcanzar el éxito.

Por lo anterior se puede determinar que el propósito fundamental de la Gerencia Educativa es procurar el mejoramiento continuo de la calidad educativa que viene a constituir el éxito de la institución como empresa, ya que permite vincular prácticas de organización de personal, y de los procesos de enseñanza y aprendizaje en el aula; hablar de gestión educativa es hablar, también, de acciones de los involucrados en la vida escolar.

En esta dirección y de acuerdo con la legislación educativa colombiana, el Capítulo IV del Dto. 1860 del 03 de Agosto de 1994 establece la conformación del Gobierno Escolar el que está integrado por el Consejo Directivo, el Consejo Académico y el Rector como representante ante las autoridades educativas y ejecutor de las decisiones del gobierno escolar.

Las anteriores razones amplias y suficientes demandan del Rector una formación integral que le permita responder de manera acertada con las funciones inherentes al cargo, ya sea frente a los órganos superiores establecidos o frente a las dependencias directas y/o indirectas de la institución como las que conforman el Gobierno Escolar, además de todas aquellas organizaciones y entidades que se relacionan con la institución como la Asociación de Padres de familia, las Juntas de Acción Comunal y demás , entre otras,, lo que le garantizará la buena marcha de su institución.

Así las cosas, procurar la buena marcha de una institución implica, como primera medida, el cumplimiento de la normatividad vigente así como la atención a una serie de aspectos entre los que cobran vital importancia: la planificación que constituye una de las funciones administrativas principales por cuanto permite la preparación de los diferentes planes y programas que se pretenden desarrollar de acuerdo con las necesidades y características del entorno escolar; el liderazgo democrático, tan necesario para crear el adecuado clima organizacional de la institución, de tal forma que los implicados se identifiquen con ella y por tanto se comprometan; la gestión participativa, como mecanismo que permite la participación activa de todos y cada uno de los miembros de la comunidad educativa en las diferentes actividades que se desarrollen en el seno de la institución; el clima institucional, como elemento fundamental e influyente en todo el proceso educativo, y el rol del director en las relaciones humanas; este aspecto, no menos importante que los anteriores, constituye uno de los factores que mayores inconsistencias presenta en el entorno institucional regional, donde la mayoría de Rectores, además de adoptar una actitud autocrática, promueven la creación de ambientes laborales hostiles que entorpecen el buen desempeño, no solamente de los Docentes, sino también de los Educandos, como consecuencia de la deficiente calidad en sus relaciones interpersonales.

Hablar, entonces, del rol del director, resulta un tema tan interesante como espinoso, pues es en el Rector en quien recae la función de la Gerencia Educativa, columna vertebral de la Institución. Para nadie es un secreto que la problemática que se genera en el seno de cualesquier centro educativo obedece a la falta de gerencia, la cual se manifiestan en procesos educativos de mala calidad, deserción escolar, apatía de los estudiantes y negligencia de los padres de familia frente al cumplimiento de sus funciones, entre otros aspectos que a su vez redundan en la mala calidad de educación.

Es un imperativo reconocer que la función del director escolar es bastante difícil, máxime cuando no se cuenta con la suficiente preparación tanto académica como cultural necesarias y con las herramientas propias para el caso, direccionar procesos administrativos en educación implica cultivar diversos factores que son clave para que el centro de educativo sea eficaz: el trabajo en equipo y la colaboración entre el personal, la sensibilización hacia las preocupaciones y las aspiraciones no sólo de los estudiantes sino también de sus padres, y la planificación y aplicación con visión de futuro de toda una serie de cuestiones administrativas relacionadas con el personal que labora en la institución, pedidos de equipamiento, organización de la escuela en general, entre otros.

Vale la pena destacar que a partir de la expedición del Decreto 1278 del 19 de Junio del 2002, en el que se da la oportunidad de ingresar a la carrera docente, mediante concurso, a una extensa gama de profesionales como Ingenieros, Veterinarios, Administradores de Empresas, Contadores, entre otros que, con todo el respeto que se merecen, no cuentan con los requisitos y experiencias exigidos en las rama de la docencia, sino que en oportunidades para su nombramiento ha pesado mucho la recomendación del político de turno, en el momento de la entrevista, y no las exigencias de excelencia contempladas en los códigos y reglamentos, y es así como llegan a ocupar estos importantes cargos sin la más mínima idea de la gran responsabilidad que ésta implica, además que ignoran la capital importancia que reviste la pedagogía, por cuanto la desconocen por completo.

Como quiera que el Rector nombrado no reúne todos los requisitos exigidos por las normas legales, por cuanto carece de la autoridad moral y profesional para el excelente desempeño de su labor frente al conglomerado docente, administrativo y el alumnado que trabaja en la Institución en la cual fue nombrado, se generan una serie de situaciones difíciles como las que vive la sociedad colombiana, pues decir verdad desde hace mucho tiempo en Colombia y en varios países del mundo especialmente de Latinoamérica, la educación de los niños y jóvenes está en crisis y se considera mediocre en algunos establecimientos educativos del sector público, debido especialmente a la falta de liderazgo, dirección, exigencia, supervisión y control no solamente de parte del Director o Rector, sino profesores, padres de familia y entes de control del estado. Situación que requiere de un cambio estructural y de una operación de alta cirugía si se quieren sacar adelante las comunidades estudiantiles y curarlas de las enfermedades de la mediocridad en el aprendizaje, de la alarmante deserción escolar de nuestros establecimientos educativos, del matoneo dentro y fuera de los recintos educativos y del ingreso de muchos de estos niños y jóvenes a las pandillas y grupos delincuenciales, principalmente de aquellos que pertenecen a los estratos bajos de la población y que en la actualidad deambulan por calles, barrios y veredas del territorio nacional cometiendo toda clase de desmanes y delitos que afectan en materia grave la seguridad, la vida y el bienestar de los conciudadanos.

¿Puede, entonces, un Director o Rector, en las condiciones anteriormente descritas, influir en la mejora de los resultados escolares de sus alumnos? La respuesta es muy obvia: No, pues no solamente no conocen de pedagogía, sino que además carecen de liderazgo escolar, el cual desempeña una función decisiva y debe ocupar un lugar prioritario en los programas de política educativa a nivel local, regional nacional y, por qué no, internacional.

Pero para que los líderes escolares ejerzan su papel con eficacia, se hace necesario redefinir sus responsabilidades, otorgarles más autonomía, mejorar su capacitación y hacer más atractiva la profesión.

Ostentar la representación del centro, dirigir y coordinar todas las actividades y ejercer la dirección pedagógica, son algunas de las principales competencias que la normatividad educativa colombiana, a través de la Ley 115/94, el Dto. 160/94, el Dto. 1278/2002, establece para la figura del director escolar en los Centros Educativos; sin embargo, su labor y la repercusión de su práctica van más allá, e implica la transformación del papel del director como administrador en un papel de líder.

Cuando el Rector o Director es un verdadero líder incide notoria y positivamente en los resultados académicos de los escolares, a través de su influencia en las motivaciones y formación de los docentes y en su capacidad para crear un clima escolar favorable que incremente la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

El director debe ser competente en la gestión de personas, recursos, tecnología e información; y sus habilidades personales deben permitir liderar e implicarse en equipos de trabajo y proyectos, tomar decisiones y relacionarse con la comunidad educativa; y deben permitirle también mediar en conflictos y proporcionar clima de convivencia (Caminero, 20012). Estas tres dimensiones son los pilares de la dirección escolar de calidad, y se apoyan y retroalimentan en la formación permanente y la calidad, siendo esta última competencia la que permite a la dirección autoevaluar su organización, impulsar la mejora continua, la innovación y el cambio; aún más, la calidad percibida por Docentes, Estudiantes, Padres de Familia y comunidad en general, constituyen el indicador máximo de una gestión eficiente.

Refiriéndose específicamente a las competencias del director escolar, Caminero, propone su "modelo competencial" en el que relaciona atributos personales del director y las tareas que debe realizar, según las características de la organización educativa que dirige y la cultura de la organización. Así mismo, considera que en estos atributos, de los que se tienen conciencia y se desarrollan de una forma singular, se mezclan múltiples aspectos, como ser: aptitudes y habilidades, rasgos de personalidad, conocimientos, concepto de uno mismo, motivaciones, etc.

El Director debe tener una visión clara del liderazgo administrativo, las teorías, los procesos y los principios que utilizará como base para atender todas las situaciones que se le presenten; su competencia mayor es la de implementar los planes operacionales para facilitar la labor de los docentes llevando a cabo todos los procesos necesarios para que se pueda mejorar la calidad de la educación (Castillo Ortiz, 2005).

La administración escolar tradicional está más asociada al concepto y práctica de eficacia, es decir tan solo al logro de objetivos; mientras que la administración escolar contemporánea está ligada a la eficiencia o logro de objetivos con menor inversión y con mayores ganancias en el sentido social o comunal. Por esto último, la excelencia directiva debe promoverse en el ámbito educacional, además de que el director es la piedra angular del desempeño institucional. Como líder de todos los ámbitos escolares, el director debe tener el conocimiento, las destrezas y atributos para entender y mejorar la organización, implantar planes operacionales, manejar los recursos fiscales y aplicar procesos y procedimientos administrativos descentralizados. (Gross, 2001)

En el mundo contemporáneo la administración se mueve continuamente hacia el logro de una mayor autonomía de las instituciones, y en educación el movimiento es hacia la administración o gerencia de base, este cambio produce una nueva forma de hacer las cosas en las instituciones, y muy en particular en la forma en que se toman las decisiones (Castillo Ortiz, 2005).

Por lo anterior, el director actúa como un director-gerente en el centro educativo, y como tal tiene funciones de planificar, organizar, dirigir, administrar, monitorear, evaluar y dar seguimiento, así como rendir cuentas a la comunidad educativa. Y esto deberá desempeñarlo con eficiencia, lo cual se demuestra cuando el director lidera los procesos de elaboración o revisión de su PEI (Proyecto Educativo Institucional) con la participación de los diferentes sectores de la comunidad educativa, pero además debe tomar decisiones sobre la planificación didáctica, promueve un clima de cooperación impulsando un modelo de toma de decisiones de carácter consultivo y participativo, se interesa por mejorar continuamente la comunicación que genere un clima institucional para favorecer el aprendizaje de los estudiantes, delega tanto las funciones como el poder con responsabilidad, para tomar decisiones enfocadas en el logro de los objetivos institucionales, dando suficiente autonomía para hacerlo, ejerce un liderazgo con propósito y centrado en la visión y misión de su centro educativo, el cual es reconocido por su comunidad educativa, sabe involucrar a los docentes en la definición y toma de decisiones pedagógicas, así como vincular los intereses profesionales con los objetivos escolares, busca mecanismos y estrategias para que los miembros de la comunidad educativa se comprometan con la evaluación y rendición de cuentas de los procesos pedagógicos y de gestión, de forma que los resultados obtenidos contribuyan a impulsar planes escolares encaminados a la mejora continua de los aprendizajes de los estudiantes, y organiza a la comunidad educativa así como el tiempo, la información, los recursos materiales y financieros en función de la mejora continua del aprendizaje de los estudiantes. (MEN, 2008).

El director como un verdadero líder contagia el entusiasmo por aprender, por lograr la excelencia académica e impulsa para que la comunidad educativa planifique, realice y evalúe acciones que apoyen la mejora de los aprendizajes. Él convierte la escuela en un espacio amplio del aprendizaje y no permite que se convierta en una suma de aulas desconectadas entre sí, más bien, integra recursos y acciones para lograr que su centro actúe como un todo planificado para generar aprendizajes (MEN, 2012).

Definitivamente es el Docente de aula el elemento primero que impacta en el aprendizaje de los discentes, y a continuación lo es la Dirección del centro. Por esto último, el Director deberá demostrar participación, eficiencia y eficacia en sus funciones, además de un apoyo fuerte y primario hacia las actividades pedagógicas y didácticas de su institución educativa.

La participación y eficiencia directiva comienza con conferencias con el docente, y luego con visitas al aula; "visitar las aulas debe convertirse en parte de la rutina de todo buen director, lo cual se realiza a través de caminatas breves, que permitan observar la experiencia de aprendizaje de los alumnos y alumnas con el fin de apoyarlos mejor. Y este monitoreo debe extenderse hacia los demás ámbitos escolares, pero con énfasis en el Pedagógico”. (Martínez Limache, 2012)

Un director efectivo es aquel que se involucra en las actividades diarias del centro, y dirigiendo desde su interior, pero que también sabe tirar una mirada hacia la comunidad educativa para dominar su entorno.

La dirección escolar efectiva "es aquella que transmite pasión, que contagia a su comunidad educativa para trabajar por los aprendizajes de los estudiantes, plasma los objetivos y el sentidos de lo mismo en todo, establece un clima de confianza y de trabajo porque todos comparten una intencionalidad pedagógica. Para que la dirección escolar de un centro educativo sea efectiva debe cumplir con las características siguientes: tener claridad de propósito; saber qué pretende alcanzar y adonde quiere llegar, por medio de un Proyecto Educativo Institucional (PEI) y un Plan de Mejoramiento Institucional (PMI) que unifique y articule los esfuerzos de todos en función de objetivos curriculares del centro educativo; ser participativa, involucrar a docentes, padres de familia y estudiantes, tomando en cuenta sus potencialidades en la implementación, monitoreo, evaluación del PEI y proporcionar espacios para lograr consensos que mejoren las condiciones para el aprendizaje; ser efectiva. La razón de ser de todo centro educativo es lograr que los estudiantes aprendan las competencias que les permitan desenvolverse con mayores probabilidades de éxito en la vida.

La función del director, como responsable de la gestión escolar, para que sea efectiva requiere no solo de contar con competencias técnicas, sino también de competencias humanas impregnadas de valores tales como el servicio, solidaridad respeto, responsabilidad, justicia, entre otros, con el propósito de dirigir y animar la gestión de su institución” (MEN, 2010).

El modelo de dirección participativo exige una mayor profesionalidad a quienes lo ejercen, pues pone en práctica una serie de habilidades interpersonales, de negociación y comunicación, muy superiores a las exigidas por otros modelos de dirección. La dirección participativa se basa en las capacidades de influencia, de convencimiento, de argumentación, y esto exige el desarrollo de capacidades profesionales específicas.

Según Stephen Anderson (2009), lo más difícil para un director es delegar: “los directores más eficaces no tratan de controlarlo todo, las responsabilidades de la escuela, en el camino al mejoramiento, son compartidas"

Por lo anterior, la coordinación de tareas entre los miembros del equipo directivo se hace indispensable y requiere diálogo y consensos previos; más tarde, aunar un grupo de profesionales o docentes en torno a proyectos de dirección, exige fijar metas comunes y acordar procedimientos de actuación. La creación de un equipo requiere la construcción paulatina de visiones, creencias y significados compartidos. La mayoría de los problemas experimentados por los directores y directoras en su primer año de ejercicio hacen referencia al ámbito relacional.

Además, el director tiene la responsabilidad de conocer profundamente todos los recursos disponibles en la institución, tarea que es una de las más difíciles, puesto que implica conocer bien el pasado, presente y futuro de la organización, conocer las fortalezas y debilidades de los recursos humanos y las necesidades e intereses tanto del personal como de los que reciben el servicio que se ofrece. En este punto, el equipo docente constituye el recurso a conocer mejor por parte de la dirección, puesto que representa la punta de lanza en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

De todos los procesos que ocurren en el centro escolar, el de enseñanza-aprendizaje es el más importante, pues mediante este proceso se logran la visión-misión institucional, que es lo mismo que los objetivos educativos. Y es aquí donde el personal docente toma preponderancia, pues tal proceso, al fin y al cabo, se desarrolla básicamente en el aula. El director y el grupo de maestros de una escuela necesitan una mentalidad abierta y proactiva, y que ante cada problema o situación que se presente vean una gran oportunidad de desarrollo institucional.

La motivación, como fuerza interna que impulse al hombre a realizar una actividad, es el punto importante en la relación dirección-docente. Con el fin de conocer las necesidades e intereses del personal docente en los planteles, es necesario que el director se vincule con él y, conforme a los resultados de sus observaciones motive su participación y voluntad en tareas de beneficio colectivo; e igual es necesario que mantenga el entusiasmo, creatividad e iniciativa en el trabajo de todos los elementos de la comunidad educativa. Como se observa, la motivación se convierte en un elemento común en todas las etapas de las relaciones de orden social y laboral; es decir, se transforma en un factor determinante e indispensable para favorecer y facilitar las acciones del director al frente de los docentes y todo el plantel.

Conclusiones

- La dirección o gerencia educativa es un proceso de ejecución de toma de decisiones relacionadas con la ordenada combinación y utilización de elementos, no exclusivamente pedagógicos que permitan la efectividad del sistema educativo como son la administración de bienes y servicios, así como la administración de personal.

- La gerencia educativa es el órgano específico y distintivo de las Instituciones Educativas, llámense escuelas, colegios o universidades.

- La dirección es el máximo órgano de gobierno escolar, que lidera los procesos de planificación, organización, control, supervisión, evaluación y de enseñanza - aprendizaje.

- La importancia de la gerencia educativa radica en el hecho de que nos permite elevar al máximo el nivel de eficiencia y obtener mayor dominio de la acción intencional de educar, basada en los principios comunes de orientación general, supervisión, control y evaluación.

- La importancia de la gerencia educativa radica en que pone en marcha las directrices establecidas en la planifican y organización para el logro de formas excelentes del recurso humano y, fundamentalmente, de los objetivos educativos.

- El director debe ser competente en los ámbitos de gestión, liderazgo, mediación formación y calidad, con la finalidad de lograr la excelencia académica de la institución. Dentro de estos ámbitos debe ejecutar competencias tales como autogestión, liderazgo, participación, compromisos, comunicación, trabajo en equipo, entre otros.

- El Director eficiente comparte las responsabilidades con su entorno escolar, lo que resulta difícil para aquellos que tratan de controlar todo. Aquel dialoga, consensa y fomenta las relaciones con los grupos, a los cuales aúna en equipo alrededor de proyectos educativos.

- El Rector o Director de una Institución educativa pública o privada debe ser el gran maestro, el gran pedagogo extraído de la cantera de las mejores figuras del escalafón de docentes, que sobresalga y se distinga por su carisma y don de gente, que infunda respeto y acatamiento voluntario a sus determinaciones por parte de profesores, alumnos y personal administrativo del plantel, que sea un modelo en su presentación personal, que se le admire y respete por su dialéctica y capacidad de convicción por parte del cuerpo docente y demás miembros de la Institución, es decir, que se convierta en el gran timonel que ha de llevar el barco de la Institución Educativa al puerto de la excelencia.

Bibliografía

- Castillo Ortiz, Alicia. "Liderazgo administrativo: Reto para el director de escuelas del siglo XXI”. Diciembre del 2005.

- Gross, Manuel. "Una Dirección Escolar para el Cambio: Del Liderazgo Transformacional al Liderazgo Distribuido”.

- Martínez Limache, Mery Jessica. "La dirección escolar centrada en lo pedagógico, clave para mejorar la calidad de la educación" 2012.

- Stepth Anderson. "Gestión escolar efectiva" (2009)

- El Liderazgo en la Dirección Educativa (MEN, 2012)

- Efectividad de la Gestión Escolar. (MEN, 2010)

- Ley General de Educación del 8 de Febrero de 1994.

- Decreto 1860 del 3 de Agosto de 1994

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