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Manejo Ecologico De Suelos


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  1.908 Palabras (8 Páginas)  •  482 Visitas

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UNIDAD 4. Manejo Ecológico de los Suelos y Cultivos

Acción sobre las propiedades biológicas del suelo

Sobre los microorganismos del suelo: la acción sobre las propiedades físicas y químicas enumeradas anteriormente, sí se realiza correctamente, puede favorecer la vida del suelo, lo que se traduce en un mayor número de organismos por unidad de suelo e incremento de su actividad.

También las labores permiten luchar eficazmente contra las adventicias y destruir numerosos parásitos, rompiendo los ciclos de los mismos y exponiendo a la acción de la intemperie larvas, huevos y esporas.

Sobre el desarrollo y actividad radical: la fisuración y la aireación del terreno, si están bien realizadas, favorecen el desarrollo de las raíces y su actividad. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la creación excesiva de macroporos puede dificultar la absorción de agua y elementos nutritivos, que la formación de suela de labor impide el crecimiento de las raíces por debajo de ella y que el laboreo puede dañar directamente algunas raíces.

Bases de planificación del laboreo

En el laboreo, como en las demás técnicas agronómicas, no existen recetas aplicables de forma general. Cada caso concreto debe ser estudiado en función del suelo, el clima, el cultivo y las otras técnicas empleadas. A partir de e stos datos y conociendo los efectos del laboreo sobre el suelo y las características del mismo que se desean tras la labor, es posible determinar el tipo de trabajo a realizar, la forma concreta en que se ha de llevar a cabo y el momento oportuno para ejecutarlo.

Concretando, las bases mínimas que nos permiten planificar adecuadamente el laboreo son:

Características que debe reunir el suelo tras la labor y profundidad en la que se han de lograr: debe quedar un suelo suelto en profundidad (patata, zanahoria, guisante), asentado (cereales), fuerte (prados, colza, abonos verdes), superficialmente bien disgregado (siembra), firme en profundidad y ligero en superficie (judías verdes).

Las características del suelo: en los suelos arcillosos, pesados, suele interesar disgregarlos y romper estructuras compactas. Mientras que en un suelo arenoso, suelto, interesará aumentar la cohesión (evitar labores en seco, aperos poco disgregadores, incorporación progresiva de la materia orgánica en profundidad).

Las condiciones meteorológicas actuales y previstas: debe prepararse el suelo para acumular agua, retener la existente, drenar el exceso de humedad, permitir un calentamiento rápido en primavera.

La evolución de la materia orgánica en el suelo: debe mineralizarse o, por el contrario, debe asegurarse un contenido suficiente.

El manejo de las plantas adventicias, tanto de las presentes en el momento actual como de las que pueden aparecer en el futuro.

Determinados intereses concretos, como puede ser incorporar un abono en profundidad.

La resistencia que ha de mostrar el suelo a los procesos erosivos.

La disponibilidad de tiempo y de material.

A la vez, el laboreo condiciona otras operaciones de cultivo. Por ejemplo, la necesidad de realizar una escarda nos puede obligar en un momento determinado a realizar labores repetidas, las cuales dejarán el suelo mullido. Estas labores condicionarán el cultivo siguiente y puede ser necesario variar la rotación que se había previsto anteriormente.

Para asegurar el éxito, debemos adaptar la elección del cultivo a las características del suelo, reduciendo al máximo las alteraciones necesarias.

Consideraciones generales

Sin ser normas estrictas, de forma general debemos procurar cumplir los siguientes principios:

- No labrar por rutina, sino cuando sea necesario, reduciendo al máximo el número de labores.

- Conservar el perfil del suelo o potenciar su formación si es necesario, evitando voltear el suelo o mezclar horizontes.

- No producir alteraciones bruscas en las condiciones del suelo: profundizar de forma progresiva.

- Potenciar el laboreo natural por las raíces y los organismos del suelo: rotaciones y asociaciones con diferente profundidad radical, aportes de materia orgánica, abonos verdes, etc.

- Trabajar el suelo en el momento adecuado (tempero).

- No incorporar en profundidad materia orgánica fresca.

- Mantener el suelo cubierto, mediante cubiertas vivas, con acolchados o con el propio cultivo.

Estos principios sólo debemos alterarlos cuando tengamos la necesidad de producir efectos concretos (incorporar en profundidad un abono, por ejemplo), aunque en muchos casos esa necesidad es síntoma de que algo se ha hecho mal.

Imagen

Escardas

Las hierbas adventicias pueden interferir con los cultivos, unas veces de forma negativa, compitiendo por los nutrientes, el agua, el espacio o la luz, y, en otros casos, positivamente, en el control de la erosión, mejora de la estabilidad estructural, mejora de la infiltración y retención de agua, refugio y alimento de insectos benéficos, creación de macroporos, intensificación de la actividad biológica del suelo, movilización de nutrientes bloqueados, indicación de las condiciones del suelo, etc. Por ello, cuando hablamos de escardas en agricultura ecológica no debemos pensar en la eliminación total de las hierbas, además de imposible y costoso es de efectos nefastos, sino en el manejo y control adecuado que impida que la competencia de las plantas adventicias perjudique el rendimiento económico de los cultivos, a la vez que potencie los efectos favorables.

Los métodos de lucha más empleados en A.E. para combatir las adventicias son su agotamiento, mediante labores repetidas en las que es aplicable todo lo referente a los abonos verdes, y dificultar su desarrollo mediante malhojos u otro tipo de acolchados. Sin embargo, las adventicias más comunes son plantas adaptadas a ecosistemas degradados y, por tanto, la forma más eficaz de evitarlas es que nuestro campo esté lo menos degradado posible (buena estructura y perfil, cubierta permanente).

Existen

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